Sin importar como le daba vueltas a la situación todo estaba pasando justo como temía. Se quejó con violencia cuando su cuerpo fue lanzado bruscamente al interior de una celda dejando que todo su peso se apoyara sobre su muñeca. Al caer una nube de polvo se levantó y le provoco una que otra toz, pero tan rápido como estaba lejos de las manos de sus captores se incorporó y se lanzó contra la reja. Gritó contra sus captores: esos asquerosos exorcistas que lo miraban divertidos, como si apreciaran a un tigre de circo haciendo su acto de gracia en la jaula. Los maldijo e insultó con palabras que él nunca se imaginó decirle antes a una persona.

-¡Por el amor de Dios! ¡¿Qué acaso no entiendes que gritando y berreando todo lo que quieras las cosas están hechas ya?! ¡Asqueroso bastardo de Satanás!- gritó un exorcista muy peculiar, para ser más precisos el Paladín con su brillante melena rubia.- ¡Un demonio como tú no debería siquiera levantarme la voz, como si fueras humano! ¡¿Quieres hacerme sentir que estamos a la misma altura?!

-Soy mitad humano también- reprochó el joven encarcelado. La cara del paladín se contrajo al ver que le respondía; su cara señalaba fastidio y frustración.- Además, a nadie le importa cómo se sienta una puta como tú. Y por si no lo sabias…- Rin pensó bien la manera de hacer enojar al rubio. Si, era cierto que podría causarle consecuencias muy graves, pero el solo quería buscar una manera de no sentirse totalmente atrapado-tu eres más mierda que yo en escala social.

-¿Qué estas insinuando?

-Yo soy un príncipe humano mitad demonio mientras que tu… ¡simplemente eres la gata con jaula de oro de los perros del vaticano! – y el chico se forzó a reír en un intento de hacerlo molestar más.

-¡Demonio asqueroso!- Angel desvaino su espada amenazante contra Rin. Él retrocedió, no por miedo, si no para preparase para el ataque. Pero el ataque nunca llegó, en cambio solo se escuchó una risa sádica.

-¿Qué es tan divertido, gata puta barata?

El hombre solo bajó su espada lentamente sin dejar de reír.

-Solo reía de lo mucho que vamos a hacerte sufrir. Y créeme ser un príncipe bastardo no te ayudara en nada en lo que les pasará a ustedes.

Rin dudo sobre qué decir, pero al final dijo lo que se le ocurrió.

-¿A sí? Yo ya he sufrido suficientes cosas en esta corta vida.- Se reclinó contra la reja con una sonrisa retadora y tambaleando su cola peluda.- ¿Qué piensan hacerme? ¿Torturarme? Ya he sentido mucho dolor de todo tipo y créanme no creo que sean capaces de igualar el dolor que me causan los demonios contra los que lucho ¿Lastimar a mis amigos? Eso es imposible, ellos no están involucrados con mi criadero o nacimiento, además que tienen derechos humanos y están bajo protección ¿Matarme? Creo… que eso estaría bien: fin para mi existencia, pero también fin para la humanidad cuando Satanás se dé cuenta y decida aprovechar la oportunidad para apoderarse de Assia. O… ¿Acaso será que piensan encerrarme contigo todo el santo día para soportar lo gata puta que eres? Mierda eso sí que sería una tortura.- Rin lanzo una risita de satisfacción. Los otros exorcistas simplemente estaban un poco confundidos y dudosos de lo que estaba pasando.

Pero al parecer la risa sádica del Paladín se atenuó más.

Eso le incomodó a Rin. Algo estaba mal, pero no lograba ver que era. Ya le había dicho todas las maneras en la que podía hacerle daño, todas menos…una. Sus ojos se abrieron de repente y sintió su respiración ser cortada. No, no podía estar pasando.

-Jajaja. ¿De verdad pensaron ustedes tres pedazos de mierda que no nos daríamos cuenta?

Rin se perturbó. Shura le prometió que no se lo diría a nadie, y le creía; además él no se lo había dicho a nadie y dudaba mucho que incluso el mismo Yukio le hubiera dicho a alguien más, a parte de ellos dos, lo de su situación.

-Así es bastardo, tenemos al asqueroso mentiroso de tu hermano.

-No…- Rin estaba espantado. Esa era su otra manera de torturarlo y sin duda era algo que realmente le afectaba.

Una persona más entró al calabozo.

-Vaya, vaya, pero si es la otra mitad.

Sin duda era Ligthning, ese olor que indicaba falta de ducha por algunos días lo delataba. Sus dientes blancos que adornaban su sonrisa y su cara relaja no le permitían determinar si venía a ayudar o simplemente a empeorar las cosas.

-Lightning, ¿Qué haces aquí?-le preguntó el Paladín.

El otro hombre solo le lanzó una mirada divertida y le palpó la espalda un poco más de fuerza de lo necesaria.

-Angel, los Grigori me enviaron a tomar las riendas de la situación y además tienes una misión muy importante. Pero no es nada complicado.

Angel se veía sorprendido.

-¡¿Qué?! Pero…

-Tranquilo yo me encargaré que esto salga tan bien como sea posible, a fin de cuentas los Grigori me dejaron todo lo necesario para iniciar con este trabajo de los gemelos.

-Bien de acuerdo. Haré esta misión tan rápido, que en menos de lo que imaginas ya estaré de vuelta.- El caballero de gran porte salió de la habitación sin antes darle una mirada de despreció al joven demonio.

-Y bien hijo de Satanás, creo que ya te dejaron bien en claro que los tenemos a ambos.

-¿Dónde…? ¿Dónde está Yukio? ¿Qué mierda piensan hacer con él? ¡Él es humano!- Rin estaba ardiendo de furia y al mismo tiempo sus piernas estaban temblando.- Ustedes no pueden hacerle nada, el no heredó las llamas ni nada.

-Shh…- en un parpadeo Lightning estaba frente a él, a uno pocos centímetros de su cara.-Tranquilo. Sé que tratas de mentir para salvarlo, pero te aseguro que a ti no te haremos ningún daño.

-¿Qué? Entonces…- la voz de Rin se calmó un poco.

-Yukio es un demonio como tu.- El hombre alejo su rostro de él. Y se acercó a un exorcista y le susurró algo en el oído.- Ya basta de mentirnos, ya no se puede ocultar más, yo mismo fui el que se dio cuenta antes que todos.

Rin estaba confundido y enojado. Entonces fue Shura, ella conoce a este tipo y de seguro se lo dijo cuando estaba ebria. Pero al parecer Lightning se dio cuenta de lo que pensaba.

-No, no fue la señorita Kirigakure, ella jamás abriría la boca. Los ama a ustedes como si fueran sus hermanos, hijos, amantes… ¡¿yo que se?! Pero ella no lo hizo. Solo fui yo.

-¡Déjame ver a mi hermano ahora mismo!

-Tranquilo ya pedí que lo trajeran para su celda.

-¿Nos van a encerrar como animales?

-Bueno es algo temporal hasta que ambos cooperen con nosotros.

La puerta se abrió. Rin se quedó sin aliento cuando un par de exorcistas cargaban con el cuerpo desnudo de su hermano totalmente inconsciente. Fijó más la mirada y el odio se incrementó en su interior: el abdomen, cuello, brazos y piernas tenían marcas de inyección y miles de hematomas. Lightning se acercó al cuerpo de Yukio y tomo algo de la parte trasera. Entre sus dedos tomo la cola larga y café de Yukio.

-Entonces…-le lanzo una mirada con burla ridícula a Rin.- es humano. Tan humano que tiene una maldita cola y unos ojos demoniacos capaces de destruir lo que sea.

Rin se quedó boquiabierto. Bien sabía lo de los ojos de Yukio y todos lo que había pasado con Toudou, con Lucifer y los experimentos suicidas de su hermano, pero él no se había dado cuenta de su cola… incluso el día anterior antes de ser atrapado por el vaticano lo había visto vestirse, lo que implicaba ver su cuerpo desnudo y no tenía nada como una cola. Entonces ¿Cómo fue que apreció de repente y en esta situación? Miró a Lightning en busca de respuestas.

-¿Te sorprende lo de la cola?- preguntó si dejar de juguetear con el apéndice peludo de su hermano.- Si eso fue un detalle de mi parte. Veraz… siempre tuve la idea de que era una estupidez pensar que uno de los gemelos fuera totalmente humano y el otro no, es absurdo. Si uno estudia un poco de genética humana y demoniaca, podría entender claramente que hay genes dominantes y digamos que Satanás ha de estar cargado de miles de ellos, por lo que era imposible que Yukio fuera un humano. Así que me di la tarea de ayudar a tu hermanito a florecer. ¿Yukio siempre ha sido así de lento y débil? Creo que Satanás debería de avergonzarse de su hijo más pequeño.

-Maldito-gruñó entre dientes.

-Le inyecté unas hormonas estimuladoras del crecimiento y un tanto de otras sustancias secretas para acelerar su desarrollo y… ¡TADAN!- dijo con voz ridícula a la vez que levantaba la cola café frente a Rin, como si se tratara de un truco de magia.

-Están demente todos ustedes.

-Oye, ya te dije que a ti no te haremos ni un rasguño.

Soltó la cola de Yukio. Los exorcistas que lo cargaban abrieron una celda justó a lado de la Rin y arrojaron a Yukio sin cuidado. Rin se alarmó y se acercó a la otra celda. Solo estaban separados por una hilera de tubos metálicos. Creyó que sí extendía su mano lo suficiente podría alcanzar el cuerpo inconsciente de su hermano menor.

-Yukio… ¿Yukio puedes oírme?

-Mira Okumura Rin. Los Grigori me lo dejaron bien claro y te lo diré una sola vez.

Rin no quería apartar la mirada de su hermano, pero tenía que prestar suma atención a lo que podría ser la sentencia de muerte de ambos.

-Lo exorcistas de alto mando tenemos la importantísima misión de mantener oculto al hijo mayor de Satanás para lograr usarlo como una herramienta para vencer a Gehenna, lo que implica no lastimarlo para tener una herramienta efectiva.

-Y… ¿Yukio?

-Ah, bueno, veraz, necesitamos conocer como funcionas Rin, lo ideal son las pruebas psicologías, pruebas físicas, de resistencia, dolor y supervivencia e incluso disecciones.-Rin estaba temblando, sabía que quería insinuar con eso. Estiro su mano a través de las rejas en busca de su hermano en un intento de protegerlo, pero sus dedos solo le rozaban la piel.- Pero como ya te dije no podemos hacerte daño, pero el destino es grande y no tenemos solo un medio demonio, sino dos.

-No te atrevas- gruño Rin dejando escapar saliva como un perro rabioso.

-Lo siento pero la cosa es así. Yukio es un demonio también… pero a diferencia tuya, él es más débil, frágil, incluso sus heridas tardan mucho más que las tuyas en curarse. Además que es un miedoso nato, e incluso su cobardía es su principal mecanismo de defensa. Uf… simplemente sería un error usarlo como un arma para luchar contra Gehenna. Imagínate, lo usamos como arma contra Satanás y en el primer segundo terminaría orinándose del miedo.

-Entonces déjalo ir.

-No me estas prestando atención. Lo usaremos a él para los experimentos hasta donde su capacidad lo deje vivir, y con base a ello podremos inferir que tu tendrías una resistencia incluso 20 veces superior a la de él. Así de fácil funcionan las cosas. Ah pero claro, todavía está el detalle de sus peculiares ojos. Aún estamos pensado que hacer con ellos.

Lightning, le hizo una seña a sus acompañantes, uno de ellos entró a la jaula de Yukio. De inmediato Rin se estiró lo más que pudo pero era inútil. El exorcista sacó una botella, la abrió y derramó todo su contenido sobre Yukio. De inmediato el chico se despertó gritando y tocándose la zona del ardor. A Rin le salpicó un poco de la sustancia y le ardió como nunca le había ardido el agua bendita.

-Bien es hora de retirarnos. Mañana empieza el trabajo de verdad, así que por hoy descansen demonios Okumura.-Los exorcistas comenzaron a salir, incluso el que le había arrojado agua bendita a su hermano. –Nos vemos.

La puerta se cerró y solo los alaridos de dolor de Yukio resonaban en el calabozo. Se retorcía y arrastraba contra el suelo.

-Yukio…-Rin lo llamó, pero el otro no dejaba de gritar.- ¡Yukio tranquilo! Sé que duele pero solo deja que tu cuerpo lo cure.

El menor no parecía escuchar. Rin siguió diciéndole cosas, pero era inútil. Desesperado por el dolor de su hermano intentó agarrarlo a pesar de las rejas. Estiró la mano pero todo se le resbalaba, hasta que logró tomar la cola café y tiró de ella con cuidado (el más que nadie sabe cómo es de sensible la cola de un demonio y no estaba dispuesto a jalársela con fuerza para no dañarlo). Al parecer funciono porque en un instante ya tenía los ojos de Yukio posados en los suyos. Las lágrimas resbalaban con elegancia sobre sus mejillas y los sollozos fueron un buen sustituto de sus alaridos. Pero algo era diferente. Yukio no portaba sus gafas, obviamente se las quitaron para tener más control sobre él (que mejor que tomar el control de un demonio que ve todo borroso), pero eso no era, sus pupilas estaban dilatadas y tenía un rubor rojo muy marcado en su rostro como si estuviera ebrio. "Eso es, lo drogaron".

-Yukio… ¿Puedes escucharme o verme?

Y sin esperárselo, Yukio se había lanzado desesperadamente contra las rejas en busca de los brazos de su hermano. Rin de inmediato supo que estaba asustado, pero no lo suficiente como para mostrar sus ojos demoniacos. Tal vez la droga era la responsable de mantener sus ojos bajo control.

-¡Nii-san! ¡Nii-san! ¡Nii-san!-comenzó a llorar. Rin trato de acomodarse lo mejor que pudo para pasar sus brazos por las rejas y abrazar a su hermano menor que tanto lo necesitaba. De repente Yukio comenzó a decir algo pero lo dijo como un balbuceo.

-¿Qué sucede Yukio?- dijo Rin con la esperanza que el menor lo repitiera.

-No me dejes solo Nii-san. Tengo miedo, mucho miedo.-Rin sintió como la cola café de su hermano le estaba apretando el abdomen con desesperación, aferrándose como si en cualquier momento algo podría llegar y llevarse a Rin lejos de él para siempre. El gesto le hizo sentir rabia. Jamás imaginó que vería de nuevo a Yukio llorar y suplicar su nombre en busca de ayuda, y esperaba que no volviera a pasar nunca, pues él sabía que cuando Yukio hacia eso, era porque estaba desesperado por el miedo y la única cosas en el mundo que consideraba que podía salvarlo era su hermano mayor. Y Rin no estaba seguro si esta vez podría salvarlo como antes.

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En algún momento Rin se había quedado dormido. La noche había sido agotadora. Se la pasó inspeccionando todo el lugar, en busca de cualquier cosa que le diera un indicio de salida, pero era inútil. Lo único que había era un balde con agua, las rejas, un retrete en cada una de las celdas, otras jaulas y la puerta por donde se habían marchado sus opresores. En algún momento intento pedirle a Yukio que le ayudará a pensar en un plan, fin de cuentas su hermano es un genio de los más genios del mundo de los genios. Pero fue inútil. La droga lo mantenía en estado de pánico y asustado, eso en un principio, después estaba más sumiso que nunca, se acercaba a las rejas en la espera de que Rin lo abrazara y sacudiera su pelo, como un perro. Eso le irritó, no porque no quisiera consentir a su drogado hermano, si no que eso le dejaba claro que con esa droga lo podían manipular muy fácil. Además, era de noche y solo la luz de la luna que se fugaba por una ventana le permitía ver, ahora ¿cómo demonios le iba a ayudar su hermano drogado con problemas de la vista a encontrar una salida? La verdad no tenía ni idea de que hacer. Momentos después Yukio le había suplicado a Rin que lo abrazará porque tenía frío. El mayor había olvidado que Yukio estaba, además de drogado y semi ciego, desnudo. Por supuesto que a Rin ya no le sorprendía ver el cuerpo sin ropa de su hermanito, fin de cuentas siempre habían estado juntos y él más que nadie había visto a Yukio desnudo un centenar de veces; conocía a detalle donde estaban todos los lunares de su hermano que eran posibles de ver. Sin pensarlo dos veces, Rin se quitó la chaqueta y la camisa e intentó vestir a su hermano. Solo le pudo poner la chaqueta, ya que la camisa le quedaba un poco apretada y le podía incomodar. Aun así Rin le dio uso a sus camisa colocándosela sobre las piernas para brindarle un poco más de cobijo. Fue así que más tarde Rin se acurrucó lo más que pudo con él para dormir.

Entonces fue cuando se despertó al sentir una brisa de aire frio posándose sobre su piel. Se incorporó adolorido por su culpa de su incomoda cama de piedra y cemento. Se talló los ojos y bostezo. Una vez que su vista estaba un poco más limpia de lagañas, sus ojos como un imán se posaron de inmediato en el joven demonio que miraba analíticamente el calabozo.

-¿Yukio?- se incorporó.

-Nii-san…-Yukio comenzó a decir. Sus palabras eran tan firmes que Rin estaba seguro que el efecto de las drogas ya estaba lejos.

-Te escucho Yukio.

-¿Cómo es que estamos encerrados aquí? Y… ¿Por qué tengo el aspecto de un… demonio?- esto último lo dijo con un notable temblor en la voz. Sin darse cuenta, Yukio estaba enroscando su cola alrededor de su pierna: Señal clara de miedo. Rin dio un profundo suspiro.

-Los Grigori, Angel, Lightning, ¡todos los putos exorcistas han perdido la cabeza y quieren matarnos! -"En realidad quieren experimentar contigo hasta matarte y a mi usarme para matar a Satanás y. probablemente, después… me mataran" pensó incómodamente- De alguna manera nos capturaron a ambos y a ti te hicieron un montón de cosas para forzarte a expresar los genes demoniacos.

-¿Y…?

-Bueno, pues te dejaron desnudo y drogado en esa celda.- Rin se sentía apenado de haber dicho que lo drogaron.

-Ya entiendo…- Yukio se reacomodo la camisa que había amarrado a su cintura para evitar exponer sus partes privadas. Extrañamente hizo el gesto de acomodarse los lentes, pero se sintió estúpido al darse cuenta que ni siquiera los traía. Rin solo sintió un poco de ternura, pues ya era tanto el hábito de traerlos para su hermano, que se había convertido en una acción tipo reflejo intrínseco.- Ya había notado que estaba desnudo y también que me habían drogado.

-¿Qué? ¿De verdad? ¿Cómo?- Rin estaba sorprendido de su hermano.

-Pues cuando me desperté sentía un terrible dolor de cabeza y sentía que el mundo me daba vueltas. Además que estaba abrazándote como a un osito de peluche y eso me dejo más que claro que estaba mal de la cabeza.- Rin se sonrojó y sonrió ante la broma.

Yukio igual se sonrojo y sonrió. De repente ambos ya estaban riéndose infantilmente.

-Entonces ¿Cómo vamos a escapar de aquí, Yukio?

Yukio lo miró con desaliento. Ya ninguno de los dos tenía la sonrisa de antes y el ambiente era incómodo.

-No puedo ver bien las cosas. Sin mis lentes mi vista es demasiado borrosa, bueno, puedo distinguir un poco menos borroso los objetos cercanos, pero aun así me empiezo a sentir mareado.-Yukio se cruzó de brazos.- Tengo una idea.

-¡¿De verdad?!- la cola de Rin comenzó a agitarse como la de un gato alegre.

Sin embargo, Yukio no parecía tan alegre con lo que iba a decir.

-En realidad es la idea más estúpida que se me puede ocurrir, pero la otra opción es un poco más ridícula. Pero bueno, con un poco de imaginación y una buena actitud este plan puede funcionar. Si funciona puede que arreglemos todo esto y volvamos a estar como antes.

La cola del demonio mayor se detuvo y ahora cruzaba los brazos con el ceño fruncido.

-Basta de parloteo y dime de una vez el plan.

Segundos más tarde, ambos demonios ya estaban sentados el uno frente al otro, solo estaban separados por las barras de acero. Yukio le pidió que hablara en voz muy baja y que lo escuchara sin interrumpir, cosa un poco complicada para el demonio mayor. Rin se sentía bien por la cercanía que tenía de nuevo con su hermano, además que le encantaba ver sus ojos verdes sin esos molestos anteojos, pero sobre todo le encantaba visualizar sus lunares. Era obvio que Yukio era más guapo que él, probablemente por su mayor tendencia a ser humano, eso justificaba por que el noventa y nueve por ciento de las chicas de la escuela eran su ejército de admiradoras, fangirls enamoradas. A él no le molestaba que su hermano fuera popular, más bien había notado que Yukio se sentía un poco acosado y nervioso. Permitiría que Yukio saliera con cualquier chica, siempre y cuando no sea Shiemi.

Rin no se había dado cuenta que mientras pensaba todo lo anterior seguía mirando el rostro de su hermano, con cara de retrasado mental. Normalmente Yukio ya lo estaría regañando con algún comentario sobre privacidad o modales, pero no lo hizo, probablemente la falta de sus lentes si le afectaba mucho su visión.

-Bien, el plan A…-comenzó el menor en susurros- consiste en no quebrantar las reglas y hablar con los exorcistas de alto mando.

Tan pronto como cerró la boca Rin le lanzó una mirada sorprendida.

-¿El plan es esperar a que vengan los locos que nos encerraron y rogarles que nos dejen salir así como así?-preguntó enfadado y gritando, tanto así que su voz hizo eco a lo largo de todo el lugar.

-Shh… Nii-san, te pedí que no me interrumpieras y no grites. No trates de poner las cosas peor de lo que están.

El mayor se enfadó un poco por el último comentario y estaba a punto de iniciar una discusión, pero si lo hacía solo le daría toda la razón a Yukio. Se disculpó y pidió a su hermano continuar.

-Mira, sé que suena tonto y poco realista, pero si no lo intentamos puede que hayamos desperdiciado una pequeña esperanza.-Yukio parpadeó repetidamente y se talló los ojos. Probablemente le ardían los ojos su esfuerzo a enfocar.- Solo necesito que cuando yo hable con ellos tú te mantengas callado y no hagas nada imprudente.

El otro dio un sonido que señalaba su molestia ante la idea.

-Bien. Yo solo seré puro oído-dijo. De pronto Rin recordó que su hermano había mencionado un plan b.-Entonces, Yukio, ¿Cuál es el susodicho plan B?

El menor enarcó las cejas y cuando abrió la boca para responder, la puerta de la sala se abrió repentinamente.

Ambos se miraron inseguros y con miedo de lo que iba a pasar. En un segundo el lugar estaba lleno de al menos unos ocho exorcistas. Entre ellos estaban tanto el Paladín Angel como Lightning. Rin se sorprendió de la presencia del Paladín, pues creía haber oído que estaría en otro lugar. Los exorcistas se posicionaron frente la celda de Yukio. El demonio más joven aprovechó la cercanía para comenzar a tratar de llegar a un acuerdo con ellos.

-Angel-san, Lightning-san…-comenzó a decir con un tono de calma profesional. Sin embargo Rin notaba que tenía miedo, su cola aún estaba enrollada con fuerza a su pierna.- Es un alivio verlos aquí presente…-los exorcistas comenzaron a sacar unas llaves- me es necesario hablar con ustedes sobre esta circunstancia, creo que no es necesario todo esto que se está haciendo; es posible que como el exorcista que soy y mi herma… alumno a aquí presente podemos cooperar con el vaticano sin necesidad de uso de violencia.-Rin se puso nervioso y alerta cuando se dio cuenta que ninguno de los exorcistas le respondía nada a su hermano. Los exorcistas abrieron la celda y comenzaron a entrar formando un círculo alrededor del menor. Yukio no se movió ni un centímetro. Angel entró a la celda y Lightning solo se limitó a recargarse sobre la puerta.- Estoy seguro que podemos ayudarles de muchas maneras. Paladín, Angel-san, nosotros no pondremos resistencia si lo hacemos diplomáticamente y…-antes de que pudiera añadir algo más, los exorcistas comenzaron a golpearlo hasta dejarlo en el piso.

-¡Hijos de mierda!- gritó Rin en la ira total. Las llamas azules comenzaron a rodear la celda de Rin, pero de inmediato los barrotes comenzaron a absorber el fuego.

-¡Cállate hijo legítimo de Satán! ¡No ves que el demonio exorcista dijo que no pondrían resistencia!- le espetó Lightning casi riéndose de manera maniaca.

Rin trató de alcanzar a su hermano al pegar lo más que podía a los barrotes. Pero imposible. Los golpes se habían incrementado para Yukio. Los exorcistas sacaron bastones de exorcismo, los Aria presentes iniciaron un sutra y de inmediato una nueva lluvia de golpes calló sobre el demonio. Pero esta vez con cada golpe la piel se quemaba.

-¡Basta! ¡Por favor! ¡Él no ha hecho nada malo!- gritó Rin histéricamente.

Los gritos de dolor de Yukio eran tan intensos que hacían eco en todo el lugar. Su rostro era un mar de lágrimas.

-Demonio bastardo. ¿Por quién nos tomas? ¿Crees que somos el estúpido de Shiro que fácilmente cedió a las mentiras de los demonios? Nosotros no caeremos en sus tentaciones- dijo el Paladín. Con su mano tomo el pelo de Yukio y lo obligo a incorporarse. Su cuerpo estaba destrozado y totalmente desnudo nuevamente; la ropa que Rin le había dado ya no era más que unas tiras de tela rotas. Sin soltar el pelo del joven, Angel lo obligó a verlo a la cara.- Sabes, tienes razón. Puedes ayudarnos. Y puedes empezar siendo un buen chico y permitir que hagamos lo que sea contigo hasta que te pudras en esta celda como el cerdo que eres. Poco a poco te darás cuenta del error que cometió Shiro, del error fatal que eres. No eres más que el pecado en vida.

-¡Yukio! ¡Defiéndete! ¡Has algo! ¡Utiliza tus ojos!- suplicaba el mayor. Era obvio que Yukio no podría solo contra seis exorcistas, Lightning y un Paladín, pero no soportaba verlo desecho contra ellos. Pero si Yukio utilizaba su poderes demoniacos talvez había un poco más de oportunidad. El problema era que Yukio nunca los había usado y no tenían ni idea de que hacían sus poderes.

A pesar de todo Yukio estaba en shock. Temblaba, con la cola entre las piernas, bañado en lágrimas y parecía ya no escuchar nada. "Luce como un niño indefenso…no, Yukio es un niño indefenso" pensó en angustia.

-Ancio ver los ojos de su hermano, Okumura-kun- habló una vez más Lightning. Con unas enormes cadenas en las manos se dirigió al menor. Otro exorcista tenía una jeringa en mano y se la dio a Angel.- Sin embargo aún no podemos arriesgarnos a que su hermanito demonio nos acabe con sus ojos malditos.

Angel busco el lugar adecuado y le inyectó el contenido de la jeringa. El liquidó era frío.

-Nii-san…-oyó Rin casi como un susurró.-Me equivoque… por favor… ayúdame.-Su voz era un llanto total.

-Yukio, aguanta, saldremos de esta. Solo resiste.

-No hablen bastardos.

-Hermanos Okumura, les prometo que mientras menos resistencia pongan la muerte será menos dolorosa… esperen, lo siento, mis órdenes son que su muerte sea dolorosa.- Lightning dijo como si fuera un chiste y se rio. A Rin le dio coraje eso.- Pero no se preocupe Okumura-Kun, usted vivirá y no sufrirá, ya sabe, para eso tenemos al desgraciado de su hermano. Otra cosa. Ataque todo lo que quiera esos barrotes, lo único que lograra será perder su poder.

-¡Hijos de perra!

Lightning tomo las muñecas de Yukio y les colocó las cadenas tan apretadas, que probablemente no tardarían mucho en empezar a cortarle la circulación.

-Regresaremos en un momento más y traeremos tú comida niño. Bye, bye.-Se despidió Lightning.

-Camina basura.

Empujándolo a patadas, Yukio salió de la habitación y con ello dejando solo a Rin. Una vez solo, el muchacho gritó y maldijo a todo lo que tenía vida en la tierra con la esperanza que el infierno acabara con todos menos con su hermano.