Rick se acerca a mi mesa con su aire fascinante, pareciese que el universo le sonríe al pasar, así como en las películas su pelo se desmorona con el viento desprendiendo una fragancia que me desconcentra de cualquiera que fuese la tarea que estaba realizando hasta el momento. Me oriento rápidamente en el papel tratando de ignorarlo pretendiendo que notase lo poco que me importa su existencia, le he dicho un promedio de mil veces que no es mi tipo, que no me va el rebelde de la moto que maneja en contra del mundo sin hacerle ni puto caso a la gente que se empeña en darle ordenes, no sé qué clase de interés tiene conmigo, no tengo nada especial, solo una chica con mil sueños que cree en los cuentos de hadas ciegamente, le rechazo hasta el cansancio pero sigue ahí alrededor sin intención de marcharse, se ha vuelto imposible alejarme de él. Es mi vecino como prescindir de su presencia si cuando mi mirada se escapa hacia la ventana de enfrente allí esta mi pesadilla arrancándose la camiseta para tomar una ducha. Mis pupilas se frisan en la acción, no reaccionan a mis advertencias, se quedan perdidas admirándolo. ¡Por dios está tan bueno! No es ni muy musculoso ni muy delgado, es indudablemente insuperable para mis ojos.
Yo se que lo hace a propósito para provocarme y vaya que lo logra, me lo imagino riéndose de mi debilidad y las cosas empeoran. Mi padre me quiere a millas de distancia de él, a quien le puede gustar que su hija esté interesada en un loco que anda regularmente metido en problemas. Mi madre lo admira, dice que le puede la aventura y que es normal en su edad. Ella como buena idealista disfruta su capacidad de hacer lo que desea sin preguntárselo a nadie. La verdad es muy sexy su manera de ser, su carácter bromista en ocasiones misterioso. Esa es la parte que me inquieta, cuando se sienta alejado perdido en sus pensamientos quisiera entrar un segundo en su mente para saber que le apasiona. Se puede decir que tenemos una historia pasada que nunca resultó. Nos hemos quedado con la duda, yo me he quedado con la duda. Fue el autor de mi primer beso cuando era lo suficientemente inexperta como para saber reaccionar. Pero me dejé guiar aquella noche en el campamento. Todo fue muy extraño, acepté sus labios sin saber que lo hacía. Me enseñó a dejarme llevar en un beso que duró una vida y que si no salgo huyendo termina en algo mas. Aún recuerdo su soplo en mi garganta, mi saliva surtida con la suya, fue muy intenso en general. Sentí que convulsionaba por dentro, superior a mis fantasías de "Walt Disney". Luego hicimos como si no hubiera pasado, seguimos discutiendo como siempre. Yo sé que repito constantemente que él no es el hombre de mi vida, pero algo superior a mis ganas perdura tatuado en mis venas y cuando despierto lo veo en todas partes
- ¿Todavía ignorándome?- Rick pregunta girando una silla y quedando cerca de mí. Acorralándome como tanto le gusta
- Ya ves. En casa me tienen prohibido dialogar con delincuentes. Nada de lo que digas me interesa, así que lo mejor es que no gastes saliva conmigo- respondo sin mirarlo por su culpa todo logra molestarme le miro y exploto de una manera que yo no puedo controlar
-Ya sé yo donde te gustaría a ti que dejase mi saliva. ¿Qué te hice? – Él me grita aprovechando que nadie está en el salón a estas horas.
- Se que le robaste el teléfono a Daniel. ¿Para que lo quieres? - indico con el mismo tono amenazador
- No te debo explicaciones de ningún tipo pero igual te lo voy a decir porque me da la gana. Ese idiota que defiendes tiene fotos privadas de alguien que me importa. Así que le robé su teléfono para borrarlas. Si tienes un problema debiste delatarme. O es que te gusto demasiado como para intentarlo- Rick sigue en posición de retarme es un experto en hacerme sentir como una chiquilla perdida
- Tu no me gusta. No te denuncié porque no soy una chivata. Hace mucho que aprendí que lo mejor que hago es ignorarte- mencionas jugando con una seguridad que no posees lo que sientes por él no está a tu alcance.
- Di lo que quieras. Yo sé cómo te pones cada vez que me vez. Disimulas muy mal. Solo quería darte esto- Él menciona depositando una rosa blanca en mi mesa y olvidándose de la mala leche que tantas veces le ocasiono
- ¿Y esto que significa?- tiemblan mis palabras porque me enfrento mejor a sus broncas que a sus detalles
- Significa que a pesar de nuestras peleas, a pesar de que no te soporto, que eres la última persona del mundo con la cúal me enrollaría. A pesar de todo eso eres la única persona que me importa en esta vida además de mi madre- asegura mientras me observa recalcándome la veracidad de sus palabras y recordándome que nunca estará lo suficientemente lejos de mi.
- ¿Por qué haces esto?- simplemente me quedo patidifusa
- Lo sabras cuando estes lista para escucharme- me reafirma muy despacio- Por ahora estamos bien con las peleas- sonríe siempre
K- Ya. Lo de pelear no se nos da nada mal. Me sacas de quicio- contesto agachando la mirada
R- Pues anda que tu a mi- esa sonrisa que me mata y me vuelve loca
K- Gracias por la flor. Trataré de recordar la próxima vez que tenga ganas de matarte- le devuelvo la sonrisa en un estado de derretimiento puro.
R- Estaré por ahí- me guiña el ojo y me acaricia el pelo
K- Ya lo sé- me digo a mi misma suspirando.
Increíble como pasamos de discutir a sonreír así sucesivamente. No lo puedo evitar, es que en el momento en que lo veo no soy responsable de mis actos. No sé como comienzo ni mucho menos como voy acabar. Lo que pasa es que cierta tensión entre nosotros me remueve las retinas. Él lo ve, yo lo siento. Todos murmuran que estamos liados, que soy una más del montón. Eso me molesta, si hay algo que detesto en esta vida es estar presa de rumores, pero la culpa no es de nadie. ¿Como criticar a la gente por lo que dice si yo misma lo estoy pensando?, Si no dejo de creer en él y de buscarlo entre la multitud descaradamente.
Como de costumbre se sienta al final de la clase como si quisiese escapar de cualquier lugar. No es muy amante de la escuela, bueno realmente es admirador de pocas cosas. He notado que no le gusta estar rodeado de niños de colegio que juegan con palabras inmaduras. Tal vez olvida que son de su misma edad. Pero él es diferente, es muy adulto. Sabe lo que hace o lo que dice. No haba mucho desde su morada hay que hacer magia para hurtarle los vocablos. Uno diría que con su aspecto salvaje sería el mas idiota de todos. Quizás el payaso de la clase, pero aunque me cueste aceptarlo solo se hace el graciosillo conmigo. Aquí es el salvador de la humanidad, el héroe de los indefensos. Ayuda a todos sin pedir nada a cambio, es sencillamente especial.
La clase de Literatura es mi preferida, me encanta el mundo de la escritura. Leer poemas y desgastar páginas de libros es mi pasatiempo favorito. El profesor es muy buen consejero, sus clases son educativas para todos. De momento le pide a Rick que lea el poema de la tarea pero él se niega. No es apasionado de expresarse en público, unos dicen que por vergüenza otros que por que le da la gana y le aplauden su actitud. Ryan, el profe, hubiese expulsado a cualquiera que se le hubiera negado a la primera pero con él es diferente. Le tiene cariño, es su mentor particular y lo apoya en esa clase de situaciones que le esconde al resto del planeta. Pide un voluntario pero luego se para junto a mí y me ordena la lectura directamente. Ahora soy yo la que me quedo en silencio pero tomo su libreta en mis manos avergonzada de mi nerviosismo.
-En voz alta por favor- me indica Ryan dándome mas miedo que confianza
Su sigilosa verdad me escribe un verso
Repaso en la arena su retrato
Pienso que aquello fue un sueño
Que no he besado sus labios
Mi alma roza un sentimiento
Que ha ganado con los años
Desde aquel tierno momento
Se que no puede olvidarlo.
Me quedo en blanco, se que se refiere a mi, quiero creer que es pensó en mi. Un calor agota mi frente. El sudor me llega a los pómulos, estoy demasiado muy pálida. ¿Como puede ser que el chico de los peores insultos ahora escriba algo así? Algo que a mi entender él ya no recordaba. Creo que mis compañeros se han dado cuenta de lo que me provoca. Bueno eso ya lo saben de antes. Fantaseo con su reacción pero no puedo mirarlo. Eso sería la gota que derrame el vaso. Estoy segura que si le veo ahora mismo me desmayaría. El timbre suena salvándome. Salgo corriendo para no verlo.
El resto del día transcurre normal. Yo con mis amigos en el patio, él fumando a solas. Regreso a mi casa en la tarde y de repente lo siento venir. Me salpica el agua del aguacero de ayer con su moto. Quiero matarlo, siempre me hace lo mismo a propósito.
- Te ves muy sexy mojada- me toma una foto con el móvil para burlarse de mí
- Eres un estúpido, eres un imbécil. Eres el mayor gilipollas que conozco - grito con desesperación quitando la felpa de mi pelo mojado
- Ya cansan los mismos insultos- sonríe fijándose en las transparencias de mi camisa blanca
- No hay palabras en el diccionario para describir lo que eres- menciono irritada tapándome cuanto puedo
- Cuando recitaste ese poema no pude evitar desearte- declara poniéndome muy colorada
- No sabia que tenías sentimientos - afirmo realmente extrañada
-No los tengo. Lo copié online- se justifica un poco dolido de que lo creyese un desalmado
- Yo sé que no- sostengo con una sonrisa yo le conozco desde chico y se de sus detalles mas lindos
- ¿Recordaste algo? Te vi muy blanca- me provoca
- No sé por que lo dices- pretendo una indiferencia muy falsa para que él la compre
- Ya. Anda que te llevo- propone en tono de suplica
- Sabes perfectamente que mi padre te odia. Llegar en tu moto seria lo último que haría en esta vida- respondo con dignidad
- Pues nada. Como quieras. De todos modos te acompañaré- decide seguirme como escolta
- No te cansas- pregunto fingiendo indignación pero sintiéndome mas segura que nunca con su compañía
- Ahora que lo dices no. No me canso. Te seguiría hasta el fin del mundo.
