*Nota Autora: Este esmi primer Fic, de veras espero que os guste. Los personajes de One Piece no son de mi propiedad pero la historia sí es de mi invención. Intentaré publicar uno o dos capítulos por semana. Gracias por leer, espero reviews, negativos o positivos! *
- ... -
En una cafetería de Whasington D.C...
-No sabes lo que dices Nami.- Vivi no disimulaba su desacuerdo.
-Digo lo que realmente pienso.-Ya cansada de discutir con Vivi, Nami no cedía en su empeño.
-No puedes hablar en serio, ¿Vas a dejar de estudiar piano para empezar a tocar la guitarra?
-Sólo tocaba el piano porque a Bellemere le gusta. Ya estudié lo suficiente cómo para contentarla y no pretendo hacerme profesional. Me gusta la guitarra. Me gusta el rock. ¿Crees de veras que lo apropiado para mí es el piano?
-Vale vale. Yo daría lo que fuera por aprender a tocar el piano... sabes lo torpe que soy y Bon Clay no me tiene paciencia.. además el cello pesa tanto..
En ese momento la conversación de las chicas cesó. En la cafetería entraban tres chicos, pero sólo pudieron ver al primero. Era alto y realmente atractivo. Tanto llamaron la atención de las chicas, que hasta que estos se sentaron,- justamente en la mesa de al lado-ellas no formularon palabra.
-... Y verás... ¿De qué hablabamos?
-Mmm, creo que de chicos o de chocolates- dijo una distraída Nami mientras se llevaba la taza de café a los labios.
-Sí, sería eso..-Vivi trataba de no mirarles, pero era arduamente difícil ahora que los tenía tan cerca.
El chico más alto, el primero que habían visto, vestía unos vaqueros ceñidos, una sudadera negra -salpicada por llamas en la parte inferior- y calzaba unas Convers bajas, negras. Tenía unos ojos negros, almendrados. Tenía pecas en las mejillas y apariencia seria. Tenía el pelo negro, algo largo pero no demasiado y mojado, al parecer fuera seguía lloviendo.
Junto a él se sentaba un chico rubio, bueno, no tan rubio, más bien cobrizo. Este vestía más formalmente; Calzaba unas deportivas negras, un pantalón beige, una camisa azul cielo y una americana negra. Adornando su pelo que no era ni corto ni largo, tenía unas gafas de sol negras, algo raro para esa época del año. Sus ojos eran marrones, de un marrón oscuro. Sonreía de lado, era una sonrisa algo inquietante. Era casi tan alto cómo el primer chico, pero no acababa de alcanzarle.
El tercer chico se sentaba frente a ellos. No dejaba de sonreír. Sólo le llevaría cinco o seis centímetros de altura a Vivi. Vestía unos vaqueros holgados, una camiseta roja y calzaba unas Vans negras. Llevaba una chaqueta negra en el regazo y colgando de su cuello y apoyado en la espalda, tenía un sombrero de paja. Sonreía con los ojos cerrados y bajo el ojo izquierdo tenía una cicatriz. Su pelo era negro, cómo el del primer chico, sólo que más corto.
Las chicas pudieron escuchar algo de su conversación mientras guardaban silencio y se dedicaban miradas cómplices la una a la otra.
-Oi Luffy... ¿No fuiste muy brusco rechazando de esa manera a Hancock? Es decir, es muy persistente. Me extraña que le gustes tanto. Precisamente tú.- El chico rubio parecía defraudado.
-Sabo ,deja al chaval tranquilo. Si no le gusta esa chica, ya está. El mero hecho de que sea atractiva no la hace especial.- El chico de la sudadera flameante ni les miraba, simplemente bebía café y hablaba sin darle mucha importancia al asunto.
El chico del sombrero de paja hasta el momento sólo sonreía y asentía pero decidió tomar palabra- Ace tiene razón. Quiero tener una novia que sea... que sea... ¡Da igual cómo sea! Sólo quiero quererla- hizo un mohín cuándo el chico rubio iba a replicar.
El teléfono de Nami sonó y esta puso cara de fastidio.
-¿Será Sanji de nuevo? -Vivi dejó de prestarles atención a los chicos, sin darse cuenta de que ahora las obsevadas era ellas.
-Seguramente, no puedo saberlo si no respondo, tengo que llevar a arreglar este maldito teléfono. Si es él va a empezar a amenazarme de nuevo para que vuelva con él. Y todo porque se siente solo desde que me dejó.
-Deberías coger, podría ser Bellemere o Nojiko. Quizás Robin o Kaya. Y si es él, dejale claro que ya no le quieres.
-Veamos. -Nami descolgó el teléfono- ¿Diga?
- Oh Sanji, déjame en paz. Si estoy con un hombre o no, es mi problema.
-¿Perdona? No te debo absolutamente nada, soy dueña de mis decisiones. Y si no quiero ir ahora mismo a tu casa, soy libre de quedarme donde estoy.
- ¿Cómo...?- Nami palideció.
- ¡Eres una maldito bastardo! ¡No vengas! ¡Déjame en paz!- Nami esperó una respuesta, pero ya habían colgado.- Vivi ,¿cómo inutilizamos el teléfono?
-¿Porqué quieres hacer eso? Aún tiene arreglo.
- Al parecer antes de que no pudiese usar las aplicaciones, ese cerdo activó la aplicación GPS y lo sincronizó con su móvil. Viene para aquí.
-Vamos, tranquila. Algo podremos hacer. No servirá sólo apagándolo, tendremos que desmontarlo.
Las chicas comenzaron a desmontar el teléfono bajo la atónita mirada de los tres chicos pero no lo hicieron a tiempo.
- Al menos no estás zorreando por ahí- dijo un empapado Sanji una vez estuvo delante de la mesa de las chicas- ¿Una amiga? Oh vamos, ¿Dónde escondiste a tu amante? Eres mía, joder Nami.
Nami se levantó, totalmente ofendida. Menos mal que a esas horas la cafetería estaba desierta exceptuando a los tres espectadores y a dos camareros.- ¡Lo que me faltaba!.
Vivi observaba la escena con los ojos cómo platos. Sanji era un mal tipo, un acosador y, para colmo, maltrataba a las pocas chicas que lograba conquistar. Y Nami buena cuenta tuvo de ello.
-¡Vete! Sanji ,no somos nada. ¡Tengo mi vida! Yo no te qui..- Nami dejó de hablar en el momento en el que Sanji levantaba su mano, a cuatro segundos de abofetearla.
