Hola espero que les guste mi historia. Los personajes de Sailor Moon no me pertenecen, son de Naoko Takeuchi pero la historia es de mi completa imaginación

Creo que las cosas que suceden en la vida, cada ves nos hacen mas fuertes, hasta que llegamos a ser insensibles al dolor que nos rodea, o simplemente es una fortaleza innata que nos hace inquebrantables, y ya, preguntas como ¿porqué a mi? ni siquiera pasan por nuestros pensamientos.

Esta es la historia de mi vida de como llegue a ser quien soy, las cicatrices que llevo y no se si algún día se borrarán.

Nací en Japón, pero no recuerdo nada, ni siquiera se el idioma, mi madre se vino a América conmigo, siendo yo un bebe recién nacido, ella es mitad gringa y mitad japonesa. Cuando mi abuelo Kenji Tsukino falleció, mi abuela se trajo a mi madre de vuelta a su tierra natal.

Creo que no fue capaz de adaptarse a una cultura tan diferente a la de allá, y así, como madre soltera crió asu pequeña Ikuko.

Mi madre, Ikuko Tsukino, fue una gran persona, muy digna de mi admiración, a quien mas quiero en este mundo. Muy destacada en los estudios, y siendo descendiente de un japonés, ganó una beca para ir de intercambio a aquel país, cuando sólo tenía 18 años.

Y fue allí donde comienza mi historia, conoció al hijo de una importante familia, ella se enamoró ciegamente, confió y se entregó a un hombre que sin miramientos la dejo a un lado.

Aquel hombre le juró el universo, y solo, la dejo con una semilla en el vientre, y se olvido de ella. Creo que él ya tenía la vida resuelta siendo tan joven, un matrimonio, una empresa que dirigir, en fin, heredero de una gran futuro.

Mi madre al verse fuera de ese mundo tan diferente decidió silenciosamente volver sin mirar atrás.

Crecí en el ceno de un hogar de mujeres, mi abuela y mi madre me criaron con mucho amor.

Me encantaba salir a jugar en el barro con mis muñecas y mi perro el Negro que siempre me seguía, recoger flores y perseguir a insectos y pajaritos, saltar en los charcos de agua y cualquier cosa que considerará divertida.

Tuve una infancia feliz, salíamos al lago en verano, comíamos al aire libre visitábamos las ferias artesanales, comíamos helados y las frutas de la estación nos sentábamos en el sillón los domingos, con el ventilador a toda potencia, a ver televisión.

En invierno comíamos cosas dulces con chocolate caliente, cuando llovía, me gustaba escuchar el ruido que producía. Las noches de tormenta, me acostaba con mi madre o mi abuela, con la excusa de que tenía miedo, y dormía abrasadora a ellas. Y los domingo veíamos televisión al calor de la chimenea encendida. Cuando caía la nieve jugábamos a hacer ángeles o "amigos de nieve", en más de una ocasión salía una guerra por ahí, lanzándonos bolas de nieve hasta caer exhaustas de riza por los gestos o caídas producidas.

Otoño y primavera también eran mágicos. Disfrutar del cambio de clima, de colores y ropas. Paseábamos por las tardes después de la escuela. Era mi propia utopía. Mi mundo mágico, dentro de una burbuja que es la infancia, hasta que cumplí los 10 años.

Ese año un cáncer, se llevó sin darnos ni cuenta, a mi abuela.

A de decir verdad, yo no entendía mucho, creo que la sobreprotección de ellas hizo que fuera muy inmadura en ese ámbito. Recuerdo a mucha gente que nos vino a ver, ella siendo una destacada artista y artesana, se gano el cariño de mucha gente. El alcalde de la ciudad, le dio a mi madre un galardón, en memoria a mi abuela, por el aporte cultural y social que dejó como legado. Claro un montón de gente iba y venia durante los primeros meses, pero como siempre el interés fue menguando, hasta vernos las dos solas.

La abuela hacia ropa tradicional, ella preparaba desde la lana recién trasquilada hasta que tomaba la forma de una hermosa prenda con diseños únicos, su trabajo era de alto valor y mi madre le ayudaba a comercializarlas. Muchos de sus trabajos de fueron al extranjero y /o comprados por personas con bastante dinero. Gracias a su trabajo vivimos cómodamente hasta que ella se fue.

Mi madre nunca fue muy diestra con sus manos, la verdad era muy torpe, por eso cuando ya no estaba la abuela, se nos hizo muy difícil la situación.

Como bien dice el dicho que, lo que se hereda no se hurta, yo seguí su legado. Recuerdo que muchas veces sentada en sus piernas tejíamos en el telar. Me dejaba hacer pequeñas piezas de tela para mi propio muestrario, mas bien como juego para mi, pero creo que ella de esa manera me enseñaba, como lavar, teñir e hilar la lana, entre juego y juego. Siempre me decía que dejara volar mi imaginación, y nunca tuviera miedo de nada, al plasmar algo que estuviera en mi imaginación.

Así a los 12 años, hacía pequeñas cosas como bolsos, estuches, mantas y cosas de fácil confección, en comparación a lo de mi abuela, para poder comercializar y seguir viviendo.

Después de la escuela y hacer mis tareas me dedicaba al telar, mi madre me ayudaba lavando y tiñendo la lana, algunas veces a hilar, pero esa ya era mi tarea. Yo confeccionaba y ella las vendía.

Durante las mañanas, ella salía antes de amanecer, a diferentes pueblos a probar suerte, había ocasiones donde vendía todo, en solo la mañana. Pero en otras que llegaba muy tarde sin vender ingresos eran muy inestables, pero aprendimos a vivir y ser feliz de esa manera, la verdad amaba mucho ese oficio que herede de mi abuela.

A los 15 años un nuevo golpe llego a nuestras vidas. Mi madre, repetía la historia de mi abuela. Un cáncer de mama la estaba consumiendo silenciosamente, por primera ves en mi vida experimente el miedo. Si bien, extrañaba mucho a mi abuela cuando ella se fue, no había dimencionado en su momento que era el cáncer y menos la muerte. La extrañaba y quería verla, escucharla, sentirla cerca mío, pero mi madre siempre estuvo ahí para no sentir dolor.

Ahora todo era diferente, no había nadie que me apañara, debido al trabajo no tenía mucha vida social, solo una amiga, Molly Osaka, que de ves en cuando me ayudaba con las labores, y mi madre le pagaba por el esfuerzo. Al principio no quería aceptar, hasta que mamá logró convencerla de que lo tomara, como un pequeño trabajo, para sus gastos personales. Ella estaba conmigo en ese momento.

Ese año comenzó a transformarme en una maquina, a fortalecer mi corazón. No podía darme el lujo de ser débil, decaer y dejar sola a mi madre en su dolor. En las mañana iba a clases, ella no quería que por nada dejara de estudiar, las tardes me dedicaba a confeccionar mis productos o dejar la lana lista para usar y en las noches me quedaba a cuidar a mi madre. Los fines de semana me dedicaba a venderlos y cuidar de mi í, fue la primera ves que pensé en el hombre que me engendró. Un hombre que sin escrúpulos tomo a una joven, y luego la dejó a un lado junto con su propia hija.

No podía entender como no se había enamorado de ella, tan bella, buena, sincera y transparente. Simplemente un ejemplo a seguir como mujer. Nunca la vi con un hombre, solo se dedicó a mi. En otras palabras nunca olvido al hombre que simplemente la dejó.

Eso hacia que lo comenzará a odiar, si tan solo lo hubiera olvidado, se hubiera enamorado y rehecho su vida, ahora no tendría que esperar la última hora del día para tener compañía. Se que en más de una oportunidad me dijo que descansara en casa, pero sus ojos me suplicaba que no la dejara sola.

Había días que su estómago no resistía nada, todo lo vomitaba. Otros donde hasta los párpados le dolía. Lo peor era cuando se descompensaba, o un simple resfriado hacia estragos en su cuerpo. Fueron los meses mas largo de mi vida, agotadores y desgastantes que viví hasta entonces.

Cuando estaba en casa trataba de regalonearla en la medida de lo que podía. Siempre tenía que atenerme a lo que dictará el médico, lo que podía comer los horarios de los medicamentos, la higiene y así un sin fin de medidas para ayudar al tratamiento.

Realmente se habían invertido los papeles, éramos yo la madre y ella, mi madre, la hija.

Los periodos con corticoides eran horribles, todo le molestaba, nada estaba bien, hasta quería morir de una ves. Recuerdo que en una oración fue a ver mis trabajos y encontró, entre mis cosas, mi informe de notas, discutimos absurdamente. Me reprochaba el que tuviera tan malas calificaciones y que elaborara productos de tan mala calidad, me trato de estúpida y mediocre, que aunque ella se este muriendo yo debía ser la mejor, por algo era la hija de...y así, aquella fue la primera vez que escuche el nombre esa persona, mi padre, si es que, lo podía llamar así.

Aquella discusión termino muy mal, que podíamos esperar de una adolescente con tan tremenda carga y una mujer con una terrible enfermedad bombardeada con medicamentos que alteraban su verdadera personalidad.

Tenía ganas de abandonar todo y escapar lejos, salí de casa y corrí sin rumbo fijo, mil ideas estallaban en mi cabeza. Me sentía agotada, abatida, sin fuerzas para nada. Agotados todos los recursos de los que disponíamos, ya no quedaba nada y mi madre no me comprendía, no me apoyaba, estaba siendo muy egoísta conmigo, sabiendo que no dormía ni comía por estudiar, trabajar y cuidarla. Fue cuando me detuve, sin darme cuenta, que estaba frente a la tumba de mi abuela. "Se nuestro ángel desde ahora y para siempre, nunca te olvidaremos y cada cosa que nos enseñaste, siempre estarás en nuestros corazones querida madre y abuela" recordé como me decía, que siempre teníamos que apoyarnos, no importaba lo fuerte que sea la tormenta, nosotras estábamos hechas de buena madera, resistiríamos lo que sea apoyándonos.

Caí de rodillas y llore como no lo había hecho hasta entonces. Grité, chillé como una niña perdida buscando un refugio, hasta que sentí que una gran presión que había dentro de mi había dado tregua. Me apoyé en la tumba, ya cansada de llorar y solo esperaba encontrar paz, sentía la suave brisa del viento en mi rostro como si me estuviera acariciando, el sonido de las aves, bichos y arboles que se mecían al viento. Podía percibir ir el aroma de la tierra húmeda, la suavidad de las flores y casi sentía que si abría los ojos ahí estaría mi abuela esperándome con los brazos abiertos. Y no se si fue mi imaginación o fue real, pero escuche, claramente, la voz de ella diciendo, que yo era más fuerte que lo que creía.

Creo que ninguna sesión con psicólogo o psiquiatra fue tan provechosa que esa experiencia.

Mi cabeza, después de mucho tiempo, la sentía despejada. Podía ver mil imágenes colores y formas y corrí a casa tenía que hablar con mamá de decirle que todo estaba bien, que me podría esforzar aun mas, que nunca dudaría de que podía ser la mejor y sobre todo me perdonara por portarme tan inmadura y egoísta.

Al llegar la encontré hecha un mar de lagrimas y en su rostro pude ver angustia y dolor. Nos abrazamos y juntas encontramos la paz que necesitábamos. Sin palabras desatamos ese nudo que se hizo producto del dolor y cansancio de aquella situación que vivíamos.

La acompañe a recostarse para descansar y le fui a preparar algo de comer. Al volver me di cuenta que hablaba por teléfono, seguramente sería la madre de Molly que estaría preocupada por lo ocurrido, eran las únicas personas, que estaban pendiente de nosotras.

Después de haber comido algo, me fui a mi taller y comencé a hacer bosquejos de todo lo que venia a mi cabeza, estuve toda la noche dibujando, trazando y descartando las ideas que venían a mi. No me di cuenta cuantas horas pasaron, solo sentí que había llegado un nuevo día cuando Molly y su madre estaban junto a mi viendo mis dibujos.-

ahora te vas a dedicar al dibujo? – me sorprendió la voz de mi amiga.

-Molly!. No te sentí entrar- le respondí- no solo son bosquejos de lo que quiero hacer

-wow! Son hermosos estos dibujos, pero a que se lo aplicarías?

-aun no lo sé, solo que debo incluirlos en bolsos o mantas o lo sea... Mmm... Tal ves un cuadro hecho de lana en ves de pintura... No lo se! – mi cabeza era un mar de ideas que tenía plasmar rápidamente antes de perderlas.

-pero todos los colores y formas crees que lograras materializarlos a la perfección?-

-por supuesto... Creo...- suspire- tengo que hacerlo, tu sabes ya no nos queda nada.

-Serena...amiga...que paso ayer?

La mire durante varios segundos, me sentí avergonzada por mi comportamiento, baje la cabeza y respondí -no lo se- sentí el abrazo de la mamá de Molly envolverme y me dice.

-pequeña, aun eres una niña, que lleva una tremenda carga, no sientas vergüenza por que sientes desfallecer. A todos nos pasa, es parte de crecer. Lo principal es que volviste y seguirás con tu madre peleando. Verdad?- me dijo con mucha ternura.

- claro que si! No podría dejarla sola, nunca, jamás!- respondí con convicción.

-nunca, digas nunca- me dijo mi amiga- pero yo te creo-

-necesitabas desahogarte, lo principal es que estas de vuelta. La verdad Ikuko tenía miedo que desaparecieras para siempre, nos llamo pensando que habrías ido a nuestra casa, y estaba muy mal. Llegamos aquí de inmediato y nos pidió que te saliéramos a buscar, bueno ella quería salir y la convencimos de quedarse por si volvías, después nos llamo que ya estaba aquí. No quisimos venir de inmediato porque nos dijo que ya estabas tranquila y como era tan tarde preferimos venir hoy tempranito para saber como estaban... Y te veo bien... Me deja un poco mas tranquila.- me dijo la señora Osaka mientras tomaba mis manos con mucha ternura.

-tía muchas gracias por la preocupación... Creo que nunca se lo podré pagar como corresponde.-casi al borde de las lagrimas le respondía a su preocupación.

-tontita... Cuando hay cariño las cosas se hace porque si, no mas... Bueno si quieres puedes hacerme un bolso con uno de esos hermosos diseños.. Que tal?- me dijo tomando al asar un dibujo y logro sacarme una sonrisa.

-mamá! De esto vive Sere, así no son las buenas inten...-

-si! Trato hecho!...el primer trabajo que haga se lo regalare a usted y otro para Molly.- dije levantándome sintiendo una tremenda motivación naciente.

-amiga no le hagas caso...-

-no! Claro que tiene razón, ustedes viajan mucho a todas partes dentro del país y fuera también, seria una forma de mostrar mi trabajo... Quiero trabajar en grande... Ser como mi abuela... Imagínate podríamos vivir sin problemas- le decía agarrando las manos de mi amiga que me miraba con cara de sorpresa.

-hagamos un trato! Si haces un trabajo digno de ser la nieta de Serenity Moon. Yo muevo cielo mar y tierra para poder conseguir un crédito que cubra los gastos de tu abuela y capital inicial para tu trabajo, pero! Con una condición...- me dijo digna de una mujer de negocios que es.

-cual?-

-tienes que tener a lo menos una sesión de psicólogo a la semana- me dijo tajante, sin posibilidad de refutar.

-pero en que momento?

-tendrás que hacerte el tiempo

-amiga acepta! Cuando mamá encuentra un potencial negocio sin duda no se equivoca.

-es mas... No te lo doy como crédito... O sea no me lo devuelves, seamos socias... Tu eres la artista y yo tu promotora... Que mejor?- me dice tomándome de los hombros. – te doy una semana.. Si eres capas de estudiar y realizar esos hermosos diseños- mientras hojea mis bosquejos- y obvio de ir a las sesiones- mirándome de frente como retándome si es que era capaz de lograrlo

-bueno yo aceptaría de buen agrado, pero también tengo que cuidar a mamá y...-

-de eso no te preocupes... Dentro del trato estará una persona que la cuide... Y Molly puede trabajar contigo... A ella le gusta la idea de ganar su propio dinero... Piénsalo... Y es sin letra chica...- creo que mi cara demostró que no entendí lo último- sin cláusulas abusivas ni sorpresas en el futuro... Solo el compromiso de cumplir.-

- es demasiado tentador... Yo...-

- acepta hija!- escuche la voz de mi madre, y me regalo una sonrisa que hace mucho no veía. Venia entrando a mi taller, con una bandeja con refrescos, Molly fue de inmediato a ayudarla.- yo confío plenamente en tu trabajo y cuando yo me recupere seguiremos trabajando las dos-

En ese instante rompí a llorar, hace mucho que no veía a mi madre con esperanzas de vivir, y decir que se recuperaría para trabajar conmigo me removió todo mi ser. La abrase fuertemente y sentía que el cielo se despejaba diciendo que ya terminaría esa tormenta.

Seguimos viendo mis dibujos y hablando de ideas nuevas e innovadoras, me sentía muy motivada y sobre todo quería y protegida por esas mujeres.

-entonces yo me retiro y cualquier cosa me avisan inmediatamente, ok?- dijo la Sra Osaka- Serenity piénsalo bien. No te vas a arrepentir si aceptas mi oferta.-

-solo una pregunta!- le dije cuando ya se retiraba, ella solo se dio media vuelta esperando la pregunta.-usted conoce a algún psicólogo?- ella levanto una ceja y me miro fijamente. – si me recomienda a alguien de confianza... Acepto ahora mismo!-

Mamá y Molly se llevaron las manos a la boca y la Sra. Osaka solo afirmó con la cabeza y en sus labios se dibujó una sonrisa.

-quiero mi bolso en... 10 días y ahí firmamos el contrato... Pero mañana te confirmo la hora con la psicóloga... Te quiero sana en todos los aspectos... Y tu Ikuko también... Ok?- dio media vuelta y se retiró.

Desde ese día comenzó una nueva vida para mi.

espero que les guste mi primer capítulo, si consigo aunque sea unos pocos adeptos puedo seguir feliz