BUENAS NOCHES CHICAS, HE VUELTO CON UNA NUEVA HISTORIA...

PLANEO QUE NO SEA UNA HISTORIA MUY LARGA... AÚN NO SE CUANTOS CAPÍTULOS SERÁN.

LES COMENTO, ESTA HISTORIA ES DE TIPO UNIVERSO ALTERNO Y ES UN POCO DIFERENTE A LO QUE HE ESCRITO ANTES.

PARA ESCRIBIR ESTE FIC ME INSPIRE EN UNA PELÍCULA LLAMADA "SWEET HOME ALABAMA"

*AL PRINCIPIO PARECE UN ALBERT FIC... PERO NO LO ES.

OJALÁ LE DEN UNA OPORTUNIDAD A ESTA HISTORIA

NOS LEEMOS PRONTO.

SALUDOS.

KATY


CAPÍTULO 1

Candy salió del hospital totalmente rendida, había sido una operación bastante complicada, pero al final había logrado sacar adelante al paciente y ahora se encontraba recuperándose satisfactoriamente.

Subió a su auto, pero antes de arrancar revisó su celular… tenía tres llamadas perdidas de Albert…

Inmediatamente marcó su número.

-Hola cariño, ¿cómo fue tu dia?

-bastante agotador… pero estoy bien…

-Me alegra, porque necesitarás toda tu energía, te recogeré a las 8…

-¿A las 8?

-¿No te habrás olvidado de la cena de esta noche con mi madre verdad?

-Oh… no… claro que no…

-bien, te veré entonces… te amo. -dijo, y Candy colgó sin responder.

Luego arrancó el vehículo, y condujo a toda prisa por las calles de Manhattan, tenía que apresurarse o no estaría lista a tiempo… Se había olvidado por completo de la cena con la madre de Albert…

Llegó a su departamento y quedó con la boca abierta.

En el centro de la mesa estaba el ramo de rosas más impresionante que jamás hubiese visto, y eso no era todo… Había pétalos por toda la habitación que conducían al dormitorio…

Sobre la cama, había una caja de Armani…

Candy se acercó y pudo ver la nota…

-Sabía que lo olvidarías… espero que te guste…

Candy abrió la caja y sacó el lujoso vestido… era de un tono azul muy oscuro que contrastaba perfectamente con la blancura de su piel.

Emocionada, Candy fue a ducharse y arreglarse, mientras pensaba en lo afortunada que era de tener a su lado a un hombre como Albert… él era tan dulce, tan perfecto… llevaban poco más de medio año saliendo… se habían conocido en el hospital… Albert había tenido un accidente y Candy había sido la doctora designada para encargarse de su caso.

En aquel entonces, Candy estaba molesta porque le habían relevado de todos sus pacientes sólo para que se ocupara de aquel hombre…

Además habían cerrado toda un ala del hospital debido a su presencia… y todo porque era el heredero de una de las familias más ricas de los Estados Unidos.

Sin embargo, al correr de los días, Albert había demostrado ser un hombre sencillo y amable, e inevitablemente Candy se hizo su amiga…

Sin embargo, Albert que había quedado prendado de la hermosa rubia, no descansó hasta que ella accedió a tener una cita..

Eliza, su mejor amiga a menudo decía que Albert no tardaría en proponerle matrimonio… Candy sabía que eso podría suceder, pero en el fondo había algo que hacía que se resistiera a la idea…

A las ocho en punto llamaron a la puerta.

-Señorita Britter, el señor Andrew me ha enviado a recogerla… surgieron algunos pendientes y…

-Está bien George. -dijo ella, y tomó su bolso y su abrigo.

-Luce muy hermosa…

-Gracias. -dijo y subió al auto sin saber cómo preguntar lo que deseaba saber.

-George… me gustaría saber… ¿cómo es la señora Andrew?

George hizo una mueca casi imperceptible.

-La señora Elroy… bueno, ella es una mujer muy especial, es bastante quisquillosa, especialmente cuando se trata de Albert, pero no hay nada de lo que deba preocuparse, estoy seguro de que estará encantada de conocer a la mujer que tiene a Albert tan enamorado.

Candy sonrió, aunque su sonrisa no llegó a iluminar su mirada, todos comentaban lo enamorado que estaba Albert, pero ¿ella realmente lo amaba?

Pocos minutos después el auto se detuvo frente a un elegante edificio.

-¿qué sucede George?

-El señor me pidió que lo recogiera aquí…

-Oh… por supuesto. -dijo Candy, con cierto alivio en la voz, pues no tendría que llegar sola a la mansión Andrew.

Pasaron algunos minutos y Albert no aparecía por ninguna parte…

Entonces el celular de George sonó.

-Señorita… el señor tardará más de lo esperado, me pidió que la hiciera pasar a la sala de reuniones.

Candy asintió y siguió al fiel asistente.

-George… ¿dónde estamos?

-Éstas son las oficinas principales de las empresas Andrew.

-Ya veo…

-Señorita, por favor venga conmigo. -le dijo una mujer, y la condujo por un largo pasillo, hasta que llegaron a lo que parecía ser una sala de juntas.

-Por favor pasé…

Candy avanzó con paso inseguro temiendo interrumpir algo importante.

Sin embargo al poner un pie en la entrada vio a Albert en el centro de la habitación con dos copas de champaña…

-Albert… que es…

-Candy… te ves preciosa…

-gracias… yo… creí que iríamos a casa de tu madre…

-Y así será, pero antes de ir a la dichosa cena de caridad, hay algo que debo hacer. -dijo colocando las copas sobre una mesa.

-ven conmigo. -le dijo, y entraron a una pequeña sala donde una mujer les esperaba con el escaparate de anillos más impresionante.

-Candy… ¿serías mi esposa?

Candy se quedó sin habla… aquello era más de lo que jamás hubiera atrevido a soñar…

-¿Candy?

-Yo… no sé qué decir…

-Sólo di que me aceptas… -dijo él.

-Candy asintió, luego Albert la besó y después la mujer del mostrador procedió a mostrarle decenas de anillos para que eligiera el que más le gustara.

Minutos después salieron con rumbo a la mansión Andrew dónde Elroy, la madre de Albert ya les esperaba.

-Albert, querido ha pasado un largo tiempo… me has tenido en total abandono… sí yo no hubiera venido a Nueva York, no sé cuánto tiempo más habría pasado antes de que te dignaras a visitarme...

-Mamá por favor…

-Sí, sí… veo que has estado muy ocupado… -dijo dando a Candy una mirada despectiva.

-Señora Andrew es un placer conocerla. -dijo Candy extendiendo la mano para saludar a su futura suegra, sin embargo la mujer la ignoró deliberadamente hasta que notó el brillo de la joya que Candy lucía en su mano izquierda.

-William Albert Andrew… ¿quieres explicarme qué significa esto? -dijo tomando con brusquedad la mano de Candy.

-Bueno yo… quería que fuera una sorpresa, pero en vista de las circunstancias…

-Tú… ustedes no pueden… es decir, han salido por tan solo seis meses…

-Y ese tiempo es suficiente para saber que Candy es la mujer con la que quiero estar el resto de mi vida.

Elroy suspiró… y… ¿cuando planean casarse? -preguntó Elroy aún esperanzada.

-Esta navidad en Escocia…

-Es muy pronto, pero si no hay remedio… -Ahora, será mejor pasar al comedor… los invitados ya deben estar angustiados.

La cena estuvo repleta de invitados ilustres que incluía a políticos, empresarios y algunas celebridades del medio artístico.

-Disculpen la demora anunció Elroy. -la fiesta puede comenzar, mi hijo ha llegado.

Albert saludó a cientos de personas que Candy jamás había visto en su vida, a pesar de que Albert no la dejó sola en ningún momento, y la presentó debidamente, ella se sintió cohibida al escuchar las murmuraciones.

-Es la nueva novia de Albert…

-No es muy bonita…

-La heredera de los O'brien hacia mejor pareja con él… llegué a creer que se casarían…

Esos eran los comentarios que Candy había captado en su estancia en la mansión, por lo que en la primera oportunidad que tuvo, escapó al tocador para guardar la sortija que llevaba, era evidente que se armaría un escándalo si alguien se daba cuenta…

Además por primera vez noto lo diferentes que eran sus mundos… él era toda una celebridad, mientras ella era solo una chica pueblerina que había llegado a la ciudad con la firme decisión de enterrar su pasado…

Candy volvió a la fiesta unos minutos más tarde, sin imaginar el daño estaba hecho… Al parecer Elroy le había dicho a alguien acerca del compromiso y el rumor se había corrido como pólvora... además uno de los fotógrafos encargados de cubrir el evento, había captado a Candy luciendo el costoso anillo en el momento en que saludaba a alguien.

Así que Albert no tuvo más remedio que confirmarlo ante la prensa. Después de la fiesta, Albert y Candy se retiraron, habían acordado ir al departamento de Albert, dónde podrían estar tranquilos…

Durante el camino ella permaneció muy callada y Albert no quiso preguntar nada hasta que estuvieron cómodamente instalados en el sofá.

-¿qué sucede cariño?

-Estaba pensando… quizá tu madre tiene razón y es muy pronto para pensar en matrimonio... Además creo que no le agrado mucho… y esta noche… con todas esas personas observándonos yo… -dijo Candy cuando por fin estuvieron a solas

-No hay nada de qué preocuparse… mi madre puede ser algo difícil, pero estoy seguro que te amará tanto como yo… y los demás… bueno… ellos pueden irse al demonio. -dijo para luego besarla.

Ahora… ¿por qué no llamas a tus padres y les cuentas la buena noticia…?

-¡No...! Quiero decir… Ya es muy tarde, y además, mi madre es una mujer muy dramática, no quiero que la escuches hacer un alboroto…

Será mejor que yo le cuente… de hecho… creo que lo mejor es que vaya a Michigan… y le dé la noticia personalmente.

-Perfecto, haré algunas llamadas y podré ir contigo…

-preferiría hacerlo sola…

Albert la miró fijamente… -escucha Candy, algún día voy a conocer a tu madre… y sé que la querré mucho, así que no hay nada de qué preocuparse.

-Lo sé, y sé que tú también le gustarás a ella... te querrá mucho, pero en verdad… te pido que me dejes hacer esto sola… -dijo Candy mientras se sentaba en las piernas de Albert y comenzaba a depositar besos en el cuello masculino, para luego darse a la tarea de desabotonar su camisa y comenzar largas y lentas caricias en una clara invitación sexual.

Albert sabía que Candy estaba tratando de hacerlo olvidar el asunto de su familia… y también era consciente de que Candy no lo amaba tanto como él a ella… y de que guardaba secretos de su pasado, pero quién no los tenía? Además en ese preciso momento no podía pensar en nada que no fuera arrastrar a Candy al dormitorio y hacerle el amor toda la noche…

Adoraba ver su rostro perlado de sudor, sus pupilas dilatadas por el deseo y la manera en la que pronunciaba su nombre cuando estaba a punto de llegar al clímax… era tan dulce… y pronto sería solo suya…

Los primeros rayos del sol se colaron por la ventana e hicieron que Candy despertara…

Poco a poco recordó la noche anterior y buscó en vano a Albert…

Él se había ido ya, pero le había enviado un texto.

"No creas que conseguirás todo lo que deseas recurriendo siempre a la seducción...Nos veremos en cuanto vuelvas de Michigan"

Siempre tuyo Albert.

Candy reflexionó en las palabras escritas por Albert… aunque sabía que para él era un juego… era verdad… No podía recurrir al sexo cada vez que había una dificultad… sin embargo, por ahora eso era lo único que tenía… al menos hasta que pudiera encontrar a aquel hombre… ese que aún ostentaba el título de "marido" y consiguiera que finalmente le firmara los papeles de divorcio, sólo entonces sería libre de ese pasado que la atormentaba y quizá podría ser feliz.