Rurouni Kenshin y sus personajes son propiedad de Nobuhiro Watsuki

A wolf in officer's clothing es propiedad de SiriusFan13, disponible en este mismo sitio.

La traducción es propiedad mía.


Un lobo en ropa de oficial

Escrito por SiriusFan13

Traducido por Lau

Hacían una extraña pareja, solos en una oficina de la estación de policía de Kyoto. Okubo Toshimichi, uno de los tres grandes revolucionarios del Bakumatsu, y actualmente oficial de alto rango del gobierno Meiji, y Goro Fujita, una vez conocido como Saito Hajime, uno de los lobos de Mibu que había peleado para mantener intacto el anterior gobierno que Okubo y sus aliados habían derrocado.

El alto y delgado lobo estaba parado junto a la ventana, mirando afuera al claro cielo azul. Su normalmente agradable máscara se había caído tan pronto como este hombre había entrado en la habitación. En su lugar estaba la mortal mirada ámbar de uno que había vivido la revolución... uno que todavía la vivía, incluso diez años dentro de la época Meiji. Y su expresión oscura se volvió aún más fría al escuchar la petición de Okubo. Y su explicación.

Finalmente el hombre más viejo se calló, esperando la respuesta de Saito, sabiendo que el futuro de Japón podía muy bien depender en las acciones de este hombre... y de otro.

El silencio duró un largo momento antes de que Saito finalmente volviera su espalda a la luz de la ventana. Muy casualmente, sacó un cigarrillo de su bolsillo y lo encendió, colocándolo entre sus labios y aspirando lentamente el humo. No le ofreció uno a Okubo. Finalmente Saito habló. "Entonces, déjeme ver si entendí," dijo suavemente. "¿Usted quiere que yo cace a hitokiri Battousai, uno de los más grandes enemigos del Shinsengumi, y vea si peleará a mi lado contra uno de sus antiguos camaradas quien se ha vuelto loco?"

La fría ironía no pasó desapercibida a Okubo, quién simplemente asintió y respondió, "Sí."

El alto oficial de policía se inclino hacia el antepecho de la ventana, dándole otra chupada a su cigarrillo. "Porque su gente, más de sus camaradas, condujeron a este Shishio Makoto a la locura."

"Sí."

Los ojos ámbar de Saito resplandecieron. "¿Qué le hace pensar que Battousai no se ha vuelto loco también?"

Okubo miró a lo lejos, frustrado. No era como si ese pensamiento no hubiera cruzado su mente. Pero si fuera cierto... entonces Japón estaba perdido... "Él no está aniquilando regimientos," dijo Okubo finalmente con algo de convicción. "Si Battousai se ha vuelto loco de sed de sangre, entonces Shishio Makoto es un problema menor en comparación."

"Es justo," Saito respondió, acercándose al pequeño escritorio de madera. "Pero ese no es su único problema. ¿Qué le hace creer que él es todavía el Battousai¿Qué tal si se ha ablandado¿O si está en alguna prisión en algún lado¿O peor? Es un asesino. ¿Qué tan fácil cree que fue para él dejar la espada?"

Okubo frunció el ceño al espía de la policía ante él. "Himura Battousai no era cualquier asesino, si eso es lo que estás tratando de implicar. Él era un soldado peleando por nuestra causa."

"Todos nosotros luchamos por una causa entonces," replicó Saito. "La pregunta es si él esta peleando o no por una causa ahora." Le dio una chupada a su cigarrillo. Entonces, alzando una ceja, preguntó, "¿Qué le hace pensar que Battousai todavía está vivo diez años después en la era Meiji? Y más importante..." El lobo se inclinó hacia delante con un brillo rapaz en sus ojos... "¿qué le hace pensar que yo no lo mataré tan pronto como lo encuentre?"

Si Saito había intentado preocupar a Okubo con ese último comentario, entonces fue decepcionado profundamente. El líder únicamente sonrió con frialdad al antiguo líder del Shinsengumi. "Aku soku zan."

Saito se paralizó en un momentáneo silencio. "¿Qué fue lo que dijo?"

"Ya me oíste," contestó el hombre más viejo. "Aku soku zan. Elimina al mal inmediatamente. El código del Shinsengumi. No matarás a Battousai mientras él no haya tomado el camino de Shishio, porque va en contra de tu propio código. Y un lobo es siempre un lobo –sin cambios¿no es así, Saito? Shishio debe ser destruido, y nosotros necesitamos las habilidades de Himura Battousai si queremos tener éxito. Tú lo sabes tan bien como yo."

"¿Y si él ha seguido el camino de su sucesor?"

Okubo inclinó su cabeza. "Entonces tendrás que salvar a todo el Japón solo... de Shishio Makoto y Himura Battousai. No envidiaría tu tarea entonces."

Saito se quedó en silencio. Le dio la espalda al viejo revolucionario, y fumó lo que quedaba de su cigarrillo mientras miraba afuera de la ventana. Finalmente terminó, aventando la colilla a la calle, e inmediatamente prendió uno nuevo. "Si aceptara," dijo lentamente, "¿cómo sé que no le harán al Battousai lo que le hicieron a Shishio¿Una bala en la cabeza y una miserable tumba? Él debe tener su propia cantidad de secretos."

La ira se reflejó en los ojos de Okubo, mientras que trataba visiblemente de mantener su temperamento bajo control mientras trataba con este hombre irritante. "Himura Battousai sabe más de nuestros secretos que otros. Pero él siempre fue un caso aparte. Nada de lo que hizo lo hizo para él mismo. Peleó solo para proteger a otros. Ahora que el gobierno Meiji ha sido establecido, si él todavía es el Himura que recuerdo, no se arriesgará a debilitar el gobierno por un problema personal." Frunció el ceño. "Ahora dime, Saito. ¿Por qué te interesa?"

"Porque enemigo o no, Battousai era un hitokiri que merecía mi respeto, así como el respeto de muchos de mis hombres. No rebajaré eso alimentando con él a una jauría de débiles perros del gobierno incapaces de limpiar su propio desastre."

Saito dejó eso asentarse antes de mirar finalmente a Okubo. "Encontraré al Battousai por usted. Veremos en que clase de hombre se ha convertido."

Okubo cerró sus ojos, su cara mostrando alivio, y se levantó, inclinándose hacia Saito. "Gracias."

Saito inclinó su cabeza brevemente como respuesta, y se volvió. El hombre de la barba dejó silenciosamente el cuarto. Saito observó desde su ventana como el oficial entraba a su carruaje, y se alejaba. "Parece, Okubo Toshimichi, que estaba equivocado acerca de usted. No puedo respetarlo por lo que ha hecho, pero puedo respetar al hombre que es usted ahora." Le dio una última chupada a su cigarrillo antes de arrojarlo por la ventana y cerrarla. "Sólo espero que al final pueda decir lo mismo de ti, Himura Battousai. Himura... Kenshin..."