Despierta la Guerra

Por Catbite12--Traducción por Tirpan Kiryu

Esta historia sucede durante los eventos del comic de IDW, Megatron Origins, y es mi visión sobre los orígenes de los Seekers. Está escrita en su mayoría desde el punto de vista de Thundercracker. El título fue sugerido por mi hermano; la cita de von Clausewitz surgía en mi mente cada vez que leía ese comic. Algunas reglas de la guerra son universales.

Gracias a Octaneglow y Taipan Kiryu por su apoyo. Por favor déjenme sus comentarios. ¡Gracias!

Los Transformers son propiedad de sus respectivos dueños.


Capítulo Uno

Krieg als Fortsetzung der Politik mit anderen Mitteln/ La guerra no es más que la continuación de la política por otros medios. Carl von Clausewitz.

Los tres se pararon uno al lado del otro, juntos pero a la vez solitarios. Mientras cada uno contemplaba el campo de batalla, perdido en sus propios pensamientos, Thundercracker se preguntó qué sería de ellos. A diferencia de Starscream, que de inmediato se aferró al potencial del poder ilimitado, y de Skywarp, cuya motivación era la venganza, Thundercracker era movido por el ultraje.

La aterradora escena frente a sus ópticos empezó a hacerle asimilar la idea de que él había sido uno de los que habían salido victoriosos. Los seguidores de Megatron habían dejado de ser una variada colección de criminales y gladiadores ilegales, y empezaban a tomar la forma de un ejército. La orden de Megatron de saquear y quemar Kaon había sido cumplida, y ahora se ofrecía un alto precio por las cabezas de los agresores. El humo y el fuego le daban al cielo un brillo sobrenatural que había servido para incitar a los mecanoides a nuevos niveles de rudeza.

Thundercracker miró a sus compañeros aéreos y se sorprendió de ver sus rostros casi estáticos mientras él entendía que sus acciones habían contribuido a destruir y traer la miseria a esa ciudad. Donde para él sólo había muerte, destrucción y libertinaje, Starscream y Skywarp veían únicamente la victoria. Un sentimiento de envidia palpitó fugazmente en Thundercracker. Por un momento deseó poder sentir esa misma convicción y confianza.

Pero no era así. La duda ensombrecía sus pasos y no podía sacudirse el presentimiento de que pronto tendrían que pagar por haber desatado esa terrible desolación, sin importar qué tan justa o inevitable había sido.

Sus pensamientos se fugaron hacia sus primeros recuerdos, cuando conoció por primera vez a sus compañeros aéreos. Recordaba claramente la academia a donde los habían llevado poco tiempo después de haber empezado a funcionar. Todos los estudiantes eran Seekers, aunque sus modos alternos variaban. Asentados en el mismo dormitorio, los tres habían vivido, estudiado y trabajado juntos en la misma habitación escasamente amueblada.

Thundercracker recordó cómo los profesores solían tratarlos de manera diferente que al resto de los estudiantes. Con todas las cosas que estaba pasando al mismo tiempo, había tenido muy poco tiempo para reflexionar al respecto. Fue más tarde, mucho más tarde, que entendió el porqué. Aunque los otros estudiantes eran Seekers, ellos tres eran únicos; los únicos Seekers construidos por los mismos creadores. Sus especificaciones, componentes y materiales eran casi idénticos; la única diferencia eran sus componentes de personalidad. Considerados como hermanos, poseedores de una relación única debido a sus estructuras y orígenes, parecían comunicarse silenciosamente, cada uno anticipando las acciones y palabras de los otros.

Sus creadores, que habían construido incontables Seekers a través de los milenios, eran los únicos que poseían tal conocimiento, y lo guardaban ferozmente. Con el paso del tiempo, habían formado un clan, pasando sus conocimientos entre ellos mismos y asegurando la permanencia de los de su tipo.

La extrema velocidad, agilidad, fuerza y habilidades inusuales del trío de Seekers eran muy apreciadas por la milicia. Sin embargo, fueron enviados a la misma academia que el resto de los de su tipo para forjar en ellos los valores clave de un guerrero. Se esperaba de ellos que funcionaran como un equipo de combatientes aéreos dentro de un ejército mucho más grande, así que fueron guiados cuidadosamente por sus guardianes.

El individualismo no era fomentado, al punto de que incluso sus propios orígenes les fueron arrancados. Sólo fue hasta que probaron ser dignos de convertirse en guerreros que les informaron quiénes eran y quién los había creado. Para entonces, ya habían aceptado que pertenecían a la milicia y, aunque el conocimiento sobre sus raíces les fue útil, ya no hizo ninguna diferencia en lo que se esperaba de ellos. El nexo que necesitaban para funcionar como una unidad en el ejército ya estaba formado. Su función era ser guerreros y la aceptaron sin ninguna queja.

La aceptaron, con una excepción: Starscream.

Thundercracker recordaba cómo Starscream cuestionaba todo, probando la paciencia de sus profesores. El problema era que tenía la razón con bastante frecuencia. No importaba cuántas veces le explicaran, le gritaran o incluso lo golpearan, él seguía exigiendo respuestas.

Las preguntas no estaban prohibidas. De hecho, se esperaba que los Seekers fueran curiosos pero el problema con Starscream era la manera como demandaba respuestas. Si no estaba satisfecho, retaba y ponía en duda abiertamente la capacidad de un profesor.

Además de eso, había algo que diferenciaba a Starscream de los demás estudiantes, algo que Thundercracker y Skywarp no entendían pero lo aceptaban. Peleaba constantemente con los otros. Dichas peleas se prolongaban hasta que un profesor intervenía y siempre los rivales de Starscream terminaban en el área de reparaciones. Cualquier opinión en su contra, por mínima que fuera, provocaba su ira, como si su autoridad estuviera siendo cuestionada.

Una de sus profesoras, finalmente, exasperada por tener siempre que disciplinarlo, le preguntó por qué no simplemente trataba de alejarse de los conflictos. Starscream simplemente la miró como si ella estuviera disfuncional y le dijo: -El conflicto es el principio de la consciencia.

Ella lo miró pensativamente. Thundercracker y Skywarp observaron el tranquilo intercambio de palabras entre su hermano y la profesora, y vieron cómo ella lo llevó ante la autoridad suprema de la academia.

Tuvieron que regresar a sus clases y a su dormitorio sin saber el resultado de dicha entrevista. Al finalizar el ciclo, era obvio que Starscream estaba desaparecido. Nadie pudo informarles sobre su paradero.

-¡Su hermano ha sido expulsado!- se burló uno de los estudiantes.

Skywarp lo empujó con violencia. –Y tú eres el siguiente,- le dijo, preparándose para una pelea.

Thundercracker avistó a una profesora acercándose y alejó a Skywarp de ahí. –Qué pasó? En verdad fue expulsado?- susurró mientras el grupo que se había juntado para ver la posible pelea se dispersaba.

-No lo sé. Tenemos que averiguarlo.

Thundercracker estaba preocupado. Estaba tan acostumbrado a ser parte de un trío que la falta de Starscream lo hacía sentirse incompleto, como si le faltara un brazo o una pierna. Nunca se habían separado. Al mirar a Skywarp, pudo percibir que se sentía igual.

La profesora que se acercaba notó el abatimiento de los dos Seekers y le dijo a Thundercracker lo que quería escuchar.

-Starscream está bien, nada malo le ha sucedido. De hecho, deberían estar orgullosos- dijo, mirando las expresiones confundidas de Thundercracker y Skywarp. –Su hermano ha sido enviado a la Academia de Ciencias para que finalice sus estudios. Volverán a verlo.

-¿Cuándo?- Thundercracker no pudo evitar presionar para obtener más información.

-Cuando vayan a la Academia de Guerra.

-¿Significa que he sido aceptado?

La profesora sonrió. –Supongo que no hago ningún daño diciéndolo. Sí, has sido seleccionado.

-¿Y Skywarp?

-Él ha sido aceptado también.

La tristeza de los dos Seekers fue reemplazada por la alegría. Abrumaron a la profesora con su agradecimiento y corrieron a informar las buenas noticias a sus compañeros. Pero no volvieron a ver a Starscream hasta que se instalaron en la Academia de Guerra.


Thundercracker leía, sentado en una tarima de recarga. Su concentración fue rota por la emocionada voz de Skywarp, que se escuchó por todo el corredor en dirección a la habitación que ambos Seekers compartían. A pesar de las innumerables advertencias, el sonriente Skywarp fue incapaz de resistir y se tele transportó adentro, cayendo encima de Thundercracker, cuya tableta de datos voló de su mano.

-¡Quítate de encima, idiota!- gritó Thundercracker mientras empujaba a Skywarp. -¿No te han dicho que dejes de hacer eso?- gruñó mientras se levantaba y trataba de recuperar su tableta de datos. Preocupado como estaba por un próximo examen, estaba desesperadamente tratando de estudiar historia, una materia en la que no tenía el mínimo interés. Pero con Skywarp rondando, sabía que toda posibilidad de estudiar se había evaporado.

Skywarp sujetó el brazo de Thundercracker y evitó que se levantara.

-¡Esta aquí, acabo de verlo!- gritó.

-¿De qué estás hablando?- preguntó Thundercracker.

Algunas veces, Skywarp carecía totalmente de sentido. Siempre se estaba metiendo en problemas. Como todavía no dominaba totalmente su nueva habilidad de tele transportarse, era común que no calculara bien sus trayectorias. Ya había sido advertido de limitar sus transportaciones al campo de ejercicios o enfrentaría una audiencia disciplinaria. Y apenas llevaban tres ciclos solares ahí…

-¡Screamer!- exclamó el Seeker púrpura. -¡Vamos!- Empujó a Thundercracker hacia la puerta.

-¿Dónde vamos?

-Nos reuniremos con él en la taberna. ¡Vamos!

Se alejaron mientras los otros cadetes los miraban, preguntándose en qué andarían metidos. Aunque Skywarp y Thundercracker eran recién llegados, ya habían adquirido una reputación de creadores de problemas.

Thundercracker lo vio inmediatamente, a pesar de la multitud y de las luces de baja intensidad. Estaba parado junto a la barra con los brazos cruzados, sonriendo afectadamente mientras una fémina trataba inútilmente de entablar conversación con él.

Starscream vio llegar a sus hermanos y su mueca se transformó en una sonrisa auténtica.

-¿Por qué tardaron tanto?- preguntó, incapaz de ocultar su felicidad por volverlos a ver.

Se sentaron en la parte trasera del lugar y bebieron el energon fortificado que era la especialidad de la taberna. Starscream ordenó otra ronda para los tres.

-Dinos qué te pasó,- dijo Thundercracker.

-Sí¿por qué desapareciste sin decir nada?- añadió Skywarp. Su voz sonó herida.

-No tuve opción. Era la Academia de Ciencias o la calle, y en cuanto dije que sí, fui escoltado hacia afuera.

Los ópticos de Skywarp se abrieron en asombro. -¿Quieres decir que en verdad te amenazaron con expulsarte?

Thundercracker estaba igualmente sorprendido. -¿Qué hubieras hecho?

Starscream tuvo que pensar. La idea de tener que estar por su cuenta nunca se le había ocurrido.

-No lo sé. ¿Qué podría haber hecho¿Convertirme en una nave de carga?

Los tres rieron; la sola idea era graciosa. Las naves de carga eran lo más bajo a lo que un Transformer volador podía caer y nunca se había sabido de un Seeker que se convirtiera en una.

Starscream hizo una seña al tabernero para que les sirviera otra ronda. Thundercracker y Skywarp se miraron. Los estipendios que recibían eran muy reducidos y apenas podían pagar lo que ya estaban bebiendo. Starscream notó su mirada de incertidumbre.

-¿Qué?

-Screamer, no podemos pagar…- empezó a explicar Skywarp.

El Seeker rojo alzó la mano, desechando el argumento. –Oh, eso. No se preocupen. Tengo bastantes créditos.

-En verdad? Cómo?

-Estoy trabajando como asistente de exploración en la Academia de Ciencias.

-Bien...- fue todo lo que Thundercracker pudo decir. A menos que aprobara sus exámenes, no finalizaría el período escolar y mucho menos podría encontrar un trabajo.

-Es grandioso. Casi no hago nada. La nave de carga para la que estoy trabajando se encarga de todo.

Skywarp estaba súbitamente interesado. -¿Y cómo lograste eso?

Starscream lo miró con cierta picardía. –Fácil. Siente demasiada atracción por mí.

Thundercracker casi se atragantó cuando escuchó eso. Skywarp parecía impresionado.

-¿De verdad?

-Mmmhh, sí. Por supuesto, no se atrevería a hacer nada al respecto. No sería ético.

-¿Crees que podrías encontrarme un trabajo como asistente de investigación?

Starscream volvió a reírse. –Escuché que ni siquiera puedes trazar tu propia trayectoria cuando te tele transportas.

-Necesito práctica, eso es todo. Al menos me las arreglé para aprobar mis exámenes,- dijo Skywarp mirando directamente a Thundercracker.

-Qué pasa¿Tan pronto y ya estás teniendo problemas?

El rostro de Thundercracker era bastante hosco. Starscream sintió lástima por él y le puso la mano en el hombro.

-Ven a la Academia de Ciencias y te ayudaré a estudiar para tus exámenes.

-¿Y qué hay del profesor para el que trabajas? No le importará?

-¿Skyfire? No dirá nada.

El tabernero llegó con sus bebidas.

-Ya fue suficiente de Academias, exámenes y naves de carga. ¡Estamos aquí para pasar un buen rato y celebrar!- declaró Starscream.

Skywarp alzó su vaso. –¡Por nosotros!

Starscream y Thundercracker lo imitaron y bebieron todo su energon antes de dirigir su atención a la multitud.

Fin del Capítulo Uno.


N/A: El Segundo capítulo estará listo pronto. Por favor díganme si disfrutaron el primero. ¡Gracias por leer!