Llegó a lo que él decía ser su cuartel secreto, tirando sus Jackbots sin compasión por el suelo, todos rotos. Estaba cansado, otro día más, otro shengon wu perdido, odiaba su vida ¿era mucho pedir no fracasar tan estrepitosamente? Se sentó en la mesa de trabajo, harto de todo, se quitó sus gafas naranjas con espirales rojas y restregó su cara contra sus desnudas manos, al poco las dirigió a su pelo, frotándolo sin compasión y con rudeza, estaba cansado de toda esa mierda, apoyó las manos en la mesa bruscamente, las cruzó sobre ella y posó su cabeza, intentando contener los sollozos de rabia y frustración, en ese momento, odiaba ser tan enclenque.

-Mierda… -quería gritar, llorar, y mandar todo a la mierda, no aguantaba más, si al menos mejorase cada vez que perdía… ¡¡pero es que él sentía que a cada pérdida iba a peor!!

"¿Estás harto de todo?"- oyó en su mente una voz, le parecía conocida pero no sabía de qué… estaba seguro de que la había oído antes.

-Si… -contestó Jack intentando contener sus lágrimas, pero ya no podía más y como resultado, eso dio a lugar que su cuerpo se convulsionase, pero nunca dejando oír un sollozo de su parte, pues sus dientes mordían los labios sin importarle que sangrasen, sintiendo un nudo en la garganta que deseaba ser desatado.

"¿Te gustaría poder demostrar tu valía y que dejen de menospreciarte?"- siguió hablando esa extraña voz tan conocida.

-¡oh Dios SI!...-gimió de dolor, ya no podía contenerse, sentía las lagrimas teñidas de negro por su pintura correr por su cara y se escondió aún más en ese extraño refugio creado por sus brazos.

"¿Quieres que los demás dejen de tratarte como un enclenque y que paren sus risas sobre ti?" –cada vez le sonaba más esa voz, pero aún no la terminaba de reconocer.

-Si….-susurró con angustia.

"¿Deseas demostrarles a todos lo que eres capaz de hacer?" –esa voz se hacía más fuerte en su cabeza… parecía que estuviese al lado de su oído, pero ahí estaba solo él, y sus Jackbots.

-No lo sabes tú bien… -dijo con rabia en la mirada.

"¿No te gustaría descansar de tantas peleas, darte un tiempo y volver más fuerte que nunca?" –ofreció.

-Si… estaría bien… -dijo con una sonrisa débil, casi forzada.

"Entonces… ¿Dejarías que te releve un tiempo, para que descanses?" –Un relevo no estaría mal… pensó, alguien que hiciese su trabajo mientras el ponía en claro sus ideas…

-Si –aceptó, con los ojos cerrados.

"Si es así… entonces déjame paso, y yo conseguiré todo lo que deseas." – esa voz cada vez le convencía más.

De pronto se vio en un lugar blanco, y al fondo una cárcel. Corrió hacia ella y vio el candado, pero lo que había dentro estaba oscuro, oyó una risa, exactamente igual a la de la voz que le hablaba antes, quería ver al dueño de esta, pero no sabía dónde estaba la llave. Algo en su cuello brilló, lo alzó y vio una cadena, con una llave dorada, se quitó la cadena y dirigió la llave hacia el candado, abrió la cerradura y quitó las cadenas de las rejas, y entonces, cuando consiguió abrir la puerta una luz le cegó.

Su cuerpo se convulsionaba, le dolía todo, era un dolor increíblemente grande, punzante, algo dentro de él se había desatado y no podía controlarlo, no sabía lo que era pero lo que más le preocupaba era que no podía aguantar ese dolor. Gritó, con todas sus fuerzas intentando así que el dolor no fuese tanto, siendo ello en vano. Le dolía todo, no podía más, sintió sus ojos brillar, su pelo crecer raudo y su cuerpo hacerse algo más alto, los huesos, músculos y las venas crecían a paso de gigante, no podía más, sintió un dolor tremendo en su cuerpo, y por fin decidió dejar de luchar contra el dolor y abandonarse, siendo encerrado en una celda oscura, fría y a la vez acogedora y entonces fue cuando se acordó.

Fuera de su interior, el cuerpo terminó de convulsionarse y se balanceó, hasta quedarse encorvado hacia delante, sonriendo fríamente.

-Y Jason Spicer hace acto de presencia –sonríe sardónicamente el chico, con el cuerpo de Jack cambiado, el pelo más largo, de forma que le caía hasta la altura de los ojos, tapándole el izquierdo y dejando el otro a la vista, brillando con un rojo fuego que intimidaba, sus rasgos afilados eran atractivos a la vista, sus ojos ahora más pequeños tenían un brillo rojo furia desconocido, su piel blanca como siempre se hizo más fuerte, su cuerpo más alto y más formado, ya no era Jack Spicer el dueño de ese cuerpo, ahora era él, su contraparte, Jason.

"Y la leyenda dice, aquellos que nazcan con los ojos rojos y el pelo rojo están malditos, puesto que son hijos de demonios y humanos."- escuchó en su ahora mente Jason la voz de Jack, dándole a entender que ahora si le reconocía.

-Vamos a jugar un rato, ¿qué te parece, Jack? –una risa malvada se apoderó de la estancia, las cosas iban a cambiar por ahí y por fin demostrarían de una vez qué era capaz de hacer el medio demonio.

Tsuzuku…