Ascot…
Se que hace mucho tiempo dejamos de vernos y aún más dejamos de hablarnos, luego de mi decisión de terminar nuestra relación no tengo derecho a cruzarme en tu camino nuevamente, se bien que has iniciado otro estilo de vida y no soy quien para interrumpirlo, sin embargo, hay algo que necesito decirte aunque sea demasiado tarde para ello.
El terminar contigo fue una de las peores elecciones que he tomado, ahora lo sé, lamentablemente comprendí las cosas muy tarde; las razones que te di en esa ocasión son muy distintas a las reales… mi mayor motivo fue el miedo.
Tuve miedo de entregarte mi corazón, no porque fueras inadecuado, al contrario, nunca había conocido a alguien más perfecto que tú y por eso mismo estaba aterrada, asustada de no ser digna de merecer ese amor tan grande que me profesabas.
Solías decirme que era tú ángel, que no podías pedir nada más, pero día tras día me preguntaba si yo merecía tal felicidad; soy arrogante, orgullosa y egoísta, como pedirte estar a mi lado si eres todo lo contrario.
Nunca me había enamorado, no entendía que era depender de otro ser para sentirse completo, desde que nos separamos comencé a comprenderlo.
Para empeorar las cosas involucre a una tercera persona, que solo provocó una mayor discordia, me deje llevar por un deseo, cegada de confusión y miedo; algo que aprovechó para crear aquella ilusión de amor en la que me envolvió.
No quise lastimarte y oculte el inicio de otro romance, quería protegerte pues sabía que te haría demasiado daño más al haberte "cambiado" por alguien tan cercano a ti… sin embargo, logre todo lo contrario, no solo me negué a corresponderte, sino que desprecie tus sentimientos, olvidando tus palabras, decidí alejarme evitando de ti enamorarme… algo que en el fondo bien sabía ya había ocurrido.
Y pese a ello me deje deslumbrar por aquél hombre, a quien tú llamabas maestro… su seguridad, su fuerza y convicción, aquella voluntad implacable me cegó; creí erróneamente necesitar alguien más fuerte que yo… que tarde descubrí mi error, y pague un precio muy alto, pues había perdido a quien realmente me amó.
Nunca fui demasiado expresiva, algo en lo que nunca concordamos, a mi no gustaba ir dando "espectáculos", aunque en realidad no quería mostrarme vulnerable, estaba acostumbrada a ser fuerte y jamás doblegarme ante nada ni nadie; mucho menos a depender de alguien.
Preferí atacarte primero y restaurar así mi ego, pero tras esa máscara de crueldad que te mostré se encuentra una chiquilla aterrada de amar, aquella que no quiere sufrir por alguien más.
Soy la guerrera del agua, y como el océano puedo ser tan calmada pero imponente, y de un momento a otro tan agresiva y despiadada… creando una coraza de hielo a mi alrededor para poder proteger lo que existe en mi interior.
Recordar aquellos momentos que pasábamos juntos lastima demasiado y aún así no puedo evitarlo, son demasiado importantes para olvidarlos.
Se que es demasiado tarde, pues te has vuelto a enamorar, de alguien dulce y que no teme demostrarte lo que siente por ti, tan diferente a mí…
Debo entender que ya no eres para mí, aquel alma de niño que yo deje ir, aquellos ojos verdes que me miraban con calidez, no podré probar tus labios una vez más, se que es mi castigo por haberte lastimado… darme cuenta de cuanto de amo, ahora que ya no estas a mi lado.
Te deseo lo mejor, espero seas enormemente feliz, y una vez más te pido perdón por todo lo que te cause y por no tener el suficiente valor de decirte todo esto de frente ni despedirme, no es cobardía, simplemente se que si lo hago... si te miró a los ojos una vez más terminare suplicándote que te quedes a mi lado.
No puedo hacerte eso, no lo mereces, quiero dejar de ser egoísta por una vez y pensar en aquel que en verdad amo y a quien lastimé… finalmente quiero decirte que lo que pasó solo me confirmó que tú mereces algo mejor que yo, cuídate mucho y trata de ser feliz.
Atte. Marina Ryuzaki.
