Esos Momentos
One Shot
Harry
Todo había terminado. El castillo en silencio se lo decía a gritos, su pesadilla había terminado pero aun sentía ese nudo en la garganta, esas ganas de llorar y maldecir al cielo su suerte, esas ganas que antes no sentía de correr al bosque prohibido y buscar hasta encontrar la piedra y decirles el mismo que todo había terminado, aunque estaba seguro de que ellos los sabían. Remus, Tonks, Fred, Sirius, James y Lily descansarían al fin sabiendo que la pesadilla había terminado. Aun sentía su cuerpo temblar por el sollozo que no quería dejar escapar aunque con las lagrimas que caían sin control no podía hacer nada. Desde la torre de astronomía, la más alta del colegio, veía el devastador escenario producido por la guerra.
La sonrisa de Fred antes de morir y el cuerpo sin vida de Colin en brazos de Oliver eran imágenes que no querían salir de su cabeza, se repetían una y otra vez haciendo que su cuerpo convulsionara aun más. Se sentó en el frio suelo abrazando sus rodillas y escondiendo su rostro entre ellas. Lloro, lloro por todo y por nada, lloro todo lo que no se había permitido llorar. Lloro por sus padres, por Cedric, por Sirius, por Dumbledore, por Dobby, por Colin, por Fred, por Tonks, por Remus. Lloro porque su vida había sido muy injusta pero el aun seguía vivo y de todo corazón esperaba que todo mejorara.
Sintió la cabeza pesada y la boca pastosa por el llanto, sus ojos verdes estaban rojos por tanto tiempo de dolor acumulado y dejado salir en unos minutos; observo el horizonte donde un brillante sol iluminaba todo "… en tu vida hay sufrimiento pero ¿al final vas a ser feliz?..." sonrió cuando las palabras de un Ron de trece años llegaron a su mente, esperaba que el ojo interior de su amigo estuviera en lo correcto. Se coloco de pie y paso sus manos por el rostro para eliminar todo rastro de lágrimas.
Ginny
La pelirroja lo miraba desde la puerta con el cabello recogido, la cara muy limpia pero sus ojos chocolates manchados por la tristeza
Harry – dijo en un susurro, una voz cargada de dolor, débil, nada comparada con la enérgica y feliz que él conocía. Los ojos de ella se abnegaron de lagrimas pero no las dejo escapar, cerró los ojos y suspiro – vamos a casa, Harry
El se acerco a ella lentamente, acaricio su mejilla y noto como su labio temblaba. Sabía que Ginny lo había dejado solo hasta ahora porque necesitaba desahogarse, porque Ginny lo conocía demasiado bien ella sabía que el necesitaba terminar todo como lo había comenzado. Solo. Pero ella nunca había estado sola aunque ella siempre fuera la fuerte, la que le daba ánimos, el conociéndola muy bien sabia que ella en esos momentos necesitaba quebrarse, llorar la muerte de su hermanos y sus amigos como no lo había hecho frente a sus padres, por eso la atrajo hacia el abrazándola con fuerza, Ginny no reacciono enseguida, se quedo estática hasta que poco a poco sus brazos se aferraron a el
No me dejes sola – murmuro con la voz quebrada por el llanto, Harry se aferro a ella a su vez, con miedo de que fuera al contrario, de que Ginny se evaporara entre sus brazos, de que desapareciera como lo habían hecho todos a los que había amado
Nunca – respondió contra su cabello, aspirando su delicioso aroma a flores.
George
Silencio.
Su mente estaba en silencio. Ninguna voz contándole un chiste o susurrándole una buena broma. Un silencio perturbador que lo abrumaba cada segundo más recordándole que esa voz se había ido, que ya no reiría de sus chistes porque esa voz había muerto, porque aunque no lo reconociera en voz alta, porque en silencio dolía como mil crucios provocándole una sensación antes desconocida pero que ahora reconocía como tristeza le confirmaba lo que sus ojos habían visto pero su mente se negaba a creer. Fred estaba muerto. ¡Maldita sea! Tomo un florero que estaba sobre la mesa de noche y lo aventó contra la pared, este estallo en cientos de pedazos que cayeron sobre la cama que hasta hacia 48 horas ocupaba su hermano y en la que ya jamás dormiría de nuevo. Escucho tras el unas carcajadas rítmicas y estruendosas, unas carcajadas desquiciadas y tristes que reflejaban todo el dolor de una persona marcada. Giro sobre sus talones dispuestos a mandar a la mierda a quien fuera pero la imagen lo dejo callado y estático. Percy con una mano sosteniéndose de la puerta y la otra sobre el estomago, estaba encorvado por la risa incontrolable que se apodero de él. No podía parar pues simplemente la imagen de Fred cayendo no salía de mente, no salió durante la guerra y ahora en la madriguera lo atormentaba aun mas y al ver al gemelo vivo no había tenido otra reacción que reír sin coherencia
¡¿quieres callarte?! – grito George fuera de sí, pero eso solo ocasionó que Percy riera con más fuerza - ¿Qué demonios te pasa? – George ya había notado las lagrimas de su hermano pero que no dejara de reír estaba disipando su tristeza y dando paso a la furia; agarro a Percy por el cuello de la camisa y lo sacudió con violencia - ¡¿te has vuelto loco?!
Percy no lo miraba, tenia lo ojos desenfocados y el rostro deformado por la risa histérica que se adueño de su cuerpo. George lo soltó bruscamente y aunque escucho los pasos que subían por la escalera por sobre la risa de su hermano igual le propino un puñetazo en el mentón que tumbo a Percy pero no dejo de reír. Los primeros en aparecer fueron Charley y Bill que observaron la escena sin saber qué hacer
¿después de todo tienes las pelotas de reírte? – George se sentó sobre su hermano y le dio otro puñetazo
¡Bill haz algo! – exclamo Fleur – tu madre no tarda en llegar
Charley negó con la cabeza
Lo necesitan - dijo
Déjalos desahogarse – añadió Bill
El antiguo prefecto tenía la boca y la nariz rota pero aun con la cara llena de sangre tenía fuerzas para seguir riendo
¡eres un puto desgraciado!
¡fue mi culpa! – dijo por fin Percy – fue mi culpa – repitió dejando a George congelado. Su hermano dejo de reír pero sus ojos centelleaban de furia
¡por una broma mi hermano murió! – con un rápido movimiento escapo de George y se incorporo dando una imagen de pena pura - ¡una broma que yo hice! ¡fue mi culpa! – repitió dejando escapar un sollozo
Ya basta – Fleur con dos brillantes en sus mejillas camino por entre Bill y Charley enfrentándose a Percy y George - ¿creen que a Fred les gustaría verlos así? Señores siento recordarles que esto era una guerra, cualquiera de nosotros podía morir…
¿y por que fue Fred? – pregunto George con rabia
¿hubieras preferido que muriera Bill o Charley? ¿Ron? ¿Ginny tal vez?
Debí morir yo – dijo Percy, George lo miro
Claro que no
La muerte de Fred no fue culpa de nadie – Fleur elimino la sangre del rostro de Percy con un movimiento de varita y lo abrazo con delicadeza – el murió defendiendo lo que creía como todos los que murieron en esta guerra y estoy segura que donde quiera que este se está burlándose de ustedes por no darse cuenta por sí mismos.
Ron
¿estás bien? – pregunto la voz de Hermione a sus espaldas pero no se giro a mirarla, ni respondió. No tenía ánimos para ninguna cosa. Estaba cansado, hambriento, sediento y con unas increíbles ganas de vomitar. Hermione lo tomo del mentón y lo obligó a mirarla, la tristeza que transmitían esos ojos azules le hicieron entender que su pregunta era estúpida. Por supuesto que Ron no estaba bien.
Él lo prometió – murmuro entonces el pelirrojo con voz firme, contrario a la expresión de su rostro –luego de que convirtiera mi oso de peluche en una araña, yo tenía pesadillas, soñaba que se los llevaban a todos, una noche baje a la cocina y Fred estaba ahí, tenía miedo y le conté mi sueño; me dijo que era un tonto, que las arañas no se llevarían a nadie, me prometió que él siempre estaría para mí; creo que fue la única vez que se comporto como un hermano mayor. Lo prometió Hermione, pero ahora no está y no estará nunca ¿Quién va hacerme bromas ahora? – Ron apretó los puños impotente – el cadáver del maldito de Voldemort está en el gran comedor, está muerto pero Fred también lo está, lo está Colin, Remus y Tonks; están muertos solo porque un hijo de puta no encontró otra cosa mejor que hacer con su vida que jodernos la nuestra
Ron…
Desde nuestro primer año Voldemort estuvo sobre nosotros, cada uno de nuestros movimientos tenía que ver con él. Harry no tiene familia por culpa de él, tus padres no recuerdan que tienen una hija para que pudieras venir a ayudarnos, mi madre perdió a sus hermanos, yo perdí a un hermano y a muchos amigos. Voldemort está muerto y siempre creí que cuando llegara este momento estaría feliz pero no es así, tengo ganas de…de… no lo sé Hermione, ni siquiera sé lo que siento… la única de mis amigos en no perder a nadie en manos de Voldemort fue Luna y sin embargo estuvo con nosotros siempre, porque hasta Neville que aunque sus padres no estén muertos es como si no estuvieran con él igual
Hermione sonrío con tristeza acariciando el cabello de Ron con suavidad
Estaremos bien ¿lo sabes, no? Ya todo termino y aprenderemos a vivir así, todos juntos estaremos bien – el pelirrojo la miro por primera vez desde que había comenzado a hablar
Gracias Hermione
¿Por qué?
Por siempre estar para mí – respondió abrazándola con firmeza, con fuerza, transmitiéndole todo lo que aun y a pesar de todo no se atrevía a decirle
Yo también te quiero Ron
Draco
Los rayos del sol invadían cada centímetro de la tierra pero en la habitación de Draco Malfoy no se colaba ninguno, todo estaba en una oscuridad sórdida y su cabeza llena de una niebla espesa y fea que llenaba todos sus recuerdos con un solo nombre que no se atrevía a pronunciar, como si en su vida nunca hubiera tenido un momento feliz, como si solo existieran muertes y torturas, gritos de personas se colaban en sus sueños convirtiéndolos en pesadillas que lo mantenían con los ojos grises abiertos, con la pupila dilatada buscando un poco de luz entre tanta oscuridad, abrazando una almohada para atrapar un poco de calor porque sentía un frio intenso que se colaba por cada poro de su piel aunque estuviera hecho un ovillo con muchas mantas sobre él.
Tenía miedo, ese miedo que había estado dentro de si durante los últimos tres años, era estúpido pero era cierto, tenía miedo de que no fuera verdad, de que cuando se atreviera a salir de allí, esa persona aun estuviera sentada en el salón y lo mirara con sus escalofriantes ojos rojos. Todavía lo sentía en las paredes, susurrándole al oído con esa voz silbante y oscura.
Draco había visto el rayo rojo y verde chocar entre sí, vio su cuerpo caer, el jaqué mate al rey negro por un simple peón blanco, el peón que el rey había querido eliminar durante todo el juego. Vio su cuerpo quemarse junto con el de los mortifagos que su familia no reclamo, las llamas lo consumieron como un pedazo de papel pero no podía evitar sentirlo, oír sus pasos en los pasillos y ocultarse bajo las sabanas como un niño asustado. Draco Malfoy nunca se había considerado un cobarde pero comenzaba a creer que lo era.
Neville
El sonido de los claxon y los motores de los autos eran constantes en la concurrida calle de Londres pero para el solo era un molesto zumbido que sofocaba sus oídos. Los dos maniquíes blancos ya lo miraban con recelo pero sus pies se negaban a avanzar, sabía lo que quería hacer pero no sabía cómo hacerlo y era estúpido porque sabía que ellos no entenderían nada, aun así era difícil decirles que todo por lo que ellos había luchado había terminado al fin.
Neville suspiro y metió ambas manos en los bolsillos de su pantalón, con la derecha apretó el envoltorio de caramelo que lo había acompañado durante su último año, ahora serás nuestro líder ¿lo sabes no?, en ese momento en el tren camino a Hogwarts, las palabras de Ginny lo habían llenado de temor ¿un líder? ¿El? ¡Tenía que ser una broma! Sin embargo, hizo muchas cosas para que los mortifagos supieran que la resistencia seguía, se opuso firmemente a la tortura de niños inocentes apretando siempre ese envoltorio de caramelo que lo llenaba de coraje.
Cuando su cabeza tuvo precio, se escondió en la sala de menesteres, ya ni Luna ni Ginny estaban para ayudarlo pero seguía siendo el líder de un grupo de estudiantes que se negaban a ser los ratones de experimento de los Carrow. Allí Neville se dio cuenta que no valía por diez Malfoy, el valía por mil. Se convirtió en un líder durante la guerra en la que sus padres también lo habían sido y vio el orgullo en los ojos de su abuela, defender en lo que crees, lo que valía la pena, porque lo había visto con sus propios ojos cuando entro a robar la espada de Gryffindor, lo había visto sobre el escritorio de Snape
Neville Longbotton, hijo de Alice y Frank Longbotton reconocidos miembros de la orden del fénix. Traidor a la sangre. Ese título traidor a la sangre, lo había llenado de orgullo propio porque el defendía lo que de verdad valía la pena.
Los fríos pasillos de San Mungo que él conocía tan bien estaban llenos de personas heridas y familiares de estos que a su paso lo miraban fijamente y no lo entendía. En Hogwarts, al finalizar la guerra lo había notado, ahora todos lo miraban fijamente y aun no sabía si le gustaba o no.
Al entrar en la habitación de sus padres los encontró como siempre. Su padre sentado al borde de la cama mirando el vacio. Su madre parada frente a la ventana apretando firmemente un periódico entre sus manos, frunció el ceño y se acerco primero a ella
Hola – murmuro a su lado, ella lo miro un momento para luego volver y mirar la ventana, giro y miro a su padre que los observaba como lo haría un niño perdido – hola papá – dijo sacudiendo ligeramente una mano pero la expresión de Frank Longbotton siguió igual – este año fue difícil, por eso no vine para navidad ni en primavera – siguió hablando aunque sabía que era inútil pero por alguna razón no podía parar – en navidad unos mortifagos secuestraron a Luna porque su padre apoyaba a Harry y en primavera todos se enteraron que en realidad Ron no estaba enfermo por lo que Ginny no pudo volver al colegio y tuve que hacerme cargo solo. Ayer todo término ¿saben? Voldemort por fin esta muerto y esta vez no volverá ¡ja! ¡pude decir el nombre!
Sintió una débil caricia en el brazo y giro para encontrarse con su madre, ella no lo miraba seguía con los ojos perdidos en la ventana pero le extendía el periódico. Extrañado tomo asiento y lo abrió, allí en primera plana había una foto y recordó perfectamente ese momento después de la guerra. Luna, Ginny, Harry, Hermione, Ron y él sentados, débiles y exhaustos pero juntos, uno al lado del otro ¿Quién había tomado esa foto si solo fueron cinco minutos? Bajo la foto, en letras grandes y negritas se leía "Héroes de Guerra, nuestros líderes en la resistencia". Vio la sombra acercase y solo un segundo después el rostro de su padre estuvo junto al suyo observando el periódico. Su cara inexpresiva como siempre pero extendió el dedo índice hasta señalarlo en la fotografía. Neville sonrío con nostalgia
Soy yo, ayer después de la batalla. Estaba destrozado pero valió la pena – dijo aunque su padre como había llegado se había incorporado y observaba junto a su esposa la ventana
Neville cerró el periódico y se unió a ellos, no sabía cuando tiempo estuvieron así, solo observando los carros ir y venir pero fue mucho tiempo hasta que sintió la mano de Alice Longbotton apretar la suya y la miro, ella lo miraba a su vez con una débil sonrisa y le ofrecía un nuevo envoltorio de caramelo.
Luna
El sol brillaba con fuerza aquel tres de mayo imprimando reflejos en el cabello rubio de Luna Lovegood. Sus ojos azules ya no tenían esa expresión de eterna sorpresa, habían visto demasiadas cosas pero su sonrisa soñadora seguía intacta en sus labios, incluso renovada, pues tenía toda una vida para cumplir sus sueños.
Siempre supo que todo estaría bien, aunque no sabía si viviría para verlo pero ahora estaba segura de ello, soñaba con la mirada perdida con los snorkacs de cuernos arrugados que su padre y ella encontrarían o en lo bien que se lo pasaría en su último año de colegio, sin mortifagos o batallas al final del año. Todos sus amigos estaban bien, tristes por las perdidas, ella también lo estaba, extrañaría la eterna euforia de Colin y al buen profesor Lupin pero tenía claro que estarían bien…con el tiempo.
¡Luna ayúdame a mover este sofá! ¡al parecer los Mymbis no vendan a ayudarnos! – su padre, su único familiar vivo, la única persona aparte de sus amigos que la quería tal y como era y por eso entendía lo que había hecho porque el miedo a perder lo que amas es más grande que cualquier cosa y lo comprendía porque había sentido ese miedo durante todo el año pero a lo mejor que todos sus amigos fueran Gryffindor se le había contagiado algo o amar como la había enseñado su padre era lo que la había motivado, porque defender lo que amas y en lo que crees es lo único por lo que vale la pena luchar hasta la muerte. Ella amaba y creía ciegamente en sus amigos
¡Luna!
¡ya voy papá!
Y esperaba que ningún Nargle se robara su amistad.
