Cuando Bryan Mills entro en el piso donde vivía desde su divorcio se paralizo. Había alguien allí, sentado en un sillón, esperándolo. Una cara que nunca había esperado ver otra vez.

"Hola, Bryan"dijo el hombre, una masa de musculo con el peno canoso y los ojos fríos. Llevaba puesto un abrigo de cuero negro que le llegaba hasta las rodillas, unas botas de combate y unos pantalones adecuados para correr. Sus rasgos eran duros y su cara tenia gran cantidad de cicatrices. Pero su rasgo más característico era su camiseta negra con el dibujo de una calavera humana, que hacia que incluso él se sintiese un poco nervioso.

"Hola, Frank"respondió, sorprendido al ver a uno de sus antiguos compañeros de escuadrón de cuando aún estaba en Vietnam"No esperaba tener el placer de verte"

Tras un silencio incomodo Bryan volvió a hablar"¿Que estas haciendo aquí?"

"¿No puedo visitar a un viejo compañero de fatigas?"pregunto con una ceja levantada.

"Teniendo en cuenta tus...actividades recientes, dudo que sea una visita de cortesía"respondió, rememorando las noticias que provocaba cada vez que hacia una aparición pública"¿Has dejado de tener enemigos en Nueva York y has venido aquí a buscarlos?"

"No"

"¿Me vas a matar por lo que hice a esos traficantes?"

"No, aunque te habría echado una mano si me lo hubieses pedido"respondió con el esbozo de una sonrisa. No ayudaba el hecho de que parecía solo mostrar sadismo cada vez que sonreía"Solo quería advertirte"

"¿Advertirme?"dijo Mills confuso"¿De que necesito advertencia?"

"De ti mismo"respondió Frank rotundamente"Yo comencé igual que tú, con unos mafiosos dañando a mi familia. No pude dejarlo a pesar de saber que es inútil. Yo estoy perdido en esto, se que no tengo ninguna forma de redimirme por las muertes de las que sinceramente no me arrepiento y no quiero que nadie más salte la misma pendiente resbaladiza que yo, mucho menos una de las pocas personas que considero un amigo. Mátalos si te atacan de alguna forma, defiende lo tuyo y no sigas mi camino, ya que vas a perder todo. Ten, al menos, una razón para eliminarlos antes"

Por un segundo, mientras Frank Castle se despedía y salia por la puerta, Bryan Mills habría jurado que era casi un ruego lo que él había dicho. Despejando su cabeza se dio cuenta de la verdad en sus palabras. Todos los que habían intentado imitarlo habían muerto, ya sea por su mano o por las de las mafias y policías. Muchos de ellos tampoco tenían una razón como la de Frank, con al menos dos de los que había oído hablar matando "delincuentes" basándose en cosas como el color de la piel y la religión.

Con todos esos ejemplos previos incluso él veía que el mundo solo necesitaba un Punisher para tratar con sus criminales.