Disclaimer: Nada de esto me pertenece. Todo es de Kishimoto.

I want to be naughty

Capitulo 1: I cant resist you

Namikaze era el nombre de muchas cosas, de una de las familias más prestigiosas del país, de una poderosa corporación japonesa, simplemente un apellido…

Namikaze Deidara corría como si lo persiguiera un asesino, y más o menos así era.

Corrió por los terrenos del instituto reprendiéndose mentalmente por no poder darle la cara a los bastados que lo seguían.

Divisó un lugar detrás de los jardines que estaba desolado y decidió que ese seria su escondite temporal o tal vez su tumba.

Recargó su espalda de la pared casi sin respirar y esperando que los chicos se hubieran perdido….

-Allí estas nena…

Los Namikaze no tienen tanta suerte.

Tres chicos lo miraban amenazadoramente y con sonrisas sarcásticas en su rostro.

-Vamos Namikaze –dijo uno de los chicos enfrente de él poniendo sus manos alrededor del rostro de Deidara acorralándolo mas a la pared.-Una semana sin ti y mira como te extrañamos. –El chico amplió aun mas sonrisa mientras los otros dos detrás de él reían abiertamente.

Deidara fijo sus ojos zafiro en él desafiante.

-Empezaba a preocuparme que encontraran a alguien con quien remplazarme. Me moriría de celos –sonrío sarcásticamente haciendo que el otro chico entrecerrara los ojos.

–Dime, ¿tu jefe es tan cobarde no pudo venir a darme mi visita diaria o tal vez es que comprándoles los collares para sacarlos a pasear?

El chico le golpeó en el estomago fuertemente haciéndolo escupir un poco de sangre mientras un jadeo ahogado salía de su boca.

-La nena al parecer no sabe cual es el significado de "peligro" –Se burló otro de los chicos mientras veía a su amigo utilizar al rubio de saco de Boxing.

ItaDei

-No pasa nada. Estoy bien, Haku.

El chico castaño solo sonrió ante el comentario.

-Claro, si con estar bien te refieres a tener dos costillas rotas y el rostro tan irreconocible que ni tu padre te podría identificar entonces si, estas increíblemente bien.

Deidara frunció los labios y volvió el rostro a la entrada de la enfermería en donde la enfermera entraba trayendo consigo un par de vendas, algodón y alcohol.

-Tsk, no es como si quisiera la ayuda del consejo estudiantil.- musitó enojado apretando los puños.

Haku se balanceó en el la silla al lado de la camilla en donde estaba Deidara sentado y rascó la mejilla en un gesto apacible.

-Ya sabes que el presidente esta pendiente de todo el alumnado y sobretodo de los artitas y atletas que lo conforman, así que él no permitirá que todo esto quede impune. Es imposible que le pidas no meterse. –explicó sin perder su sonrisa.

Siempre había sido así. Desde que entró en el instituto el se fijó que el presidente estaba pendiente de todo y de todos resguardándolos a toda costa. Deidara suponía que esa era la razón por la cual al castaño le simpatizaba tanto esa persona, en fin, eso no le interesaba mucho. Para Deidara el presidente del consejo estudiantil no era más que un bastardo camuflado de muy buenos modales.

Deidara sonrió ante el comentario.

Claro, el presidente…

-Yo no lo pude haber explicado mejor. Muchas gracias por tu intervención, Haku –felicitó una persona que acababa de entrar causando que el castaño se pusiera de pie sonriendo ampliamente y saludando con una ligera reverencia.

-Como vicepresidente del consejo estudiantil mi deber es prestar apoyo, presidente –fue su respuesta y Deidara maldijo dentro de si.

Esa tarde no había sido muy buena para él. No había tenido ganas para su arte, unos imbéciles lo golpeaban y de entre todas las personas que pudieron rescatarlo de una muerte lenta por una hemorragia tenia que ser el vicepresidente del consejo estudiantil que lo viera en los jardines en un estado precario que haría llorar a una roca… si, y para terminar el día tenia que venir el presidente a verlo sin poder moverse y con tantas vendas que fácilmente podrían compararlo con una momia.

Chasqueó la lengua molesto llevándose la mirada reprobatoria de Haku y la mirada del presidente en él.

-Namikaze, voy a creer que te encanta estar en la enfermería. –siseó seriamente con sus penetrantes ojos negros en Deidara. –Bien, espero que puedas explicar esto. Este semestre has estado aquí por lo menos… ¿quince veces?

Deidara apretó los labios con los ojos fijos en el recién llegado antes de volver a hablar.

-Señor presidente. Esta usted muy bien informado. Aunque solo han sido veintitrés veces. –la voz de Deidara estaba cargada de pura furia.

Y es que, joder, como le molestaban esos ojos.

Bueno, los ojos no eran lo único, también ese porte rígido y elegante, su tez endemoniadamente blanca, su cabello liso extremadamente negro, su rostro carente de expresión y su voz grave que solía derretir icebergs.

Todo contrastaba terriblemente con él.

-¿Esta vez dirá quien es el causante? –enarcó una ceja mientras esperaba una respuesta.

El rubio se encogió de hombros.

-Ya se los he dicho. Son duendes, me golpearon porque tenía su oro y… -Haku ahogó una risita a espaldas del presidente que frunció el ceño con algo de molestia.

-Namikaze, temo que debes decirme la verdad a menos que quieras que tu padre crea que tienes problemas con drogas. Eso seria muy perjudicial para el club de arte. –expresó calmadamente.

-Francamente, eso no es tu problema, Uchiha. –murmuró con puro odio viendo al pelinegro lanzarle una mirada altiva.

-Deidara, el presidente solo se interesa por atrapar a los culpables. Por favor, ten mas respeto.

-No necesito ayuda, ni tuya, ni de tu combo de entupidos. –replicó mirando al Uchiha intensamente como queriendo desgarrarlo con los ojos.

El Uchiha le lanzó una mirada de advertencia.

-Cuando quieras te acercas al salón del consejo estudiantil, es nuestra responsabilidad velar por tu seguridad, y esta situación es alarmante. Le avisaré a tu padre. Si necesitas ayuda ya sabes donde estamos. –dijo cordialmente lanzándole una mirada evaluadora y saliendo del lugar.

La enfermera que había permanecido todo el rato distante se acercó a terminar de colocarle los vendajes y ayudarlo con algunas heridas de su rostro que gracias a Dios no eran profundas y no dejarían marcas.

Haku se quedó en silencio contemplando al rubio que tenía la mirada perdida.

-Entonces… -comenzó a decir.

-¡Son duendes, maldición! ¡Déjame en paz!

El castaño asintió retirándose también, sabiendo que no lograría ningún avance con el ojiazul.

Cuando salió de la enfermería las cosas realmente no iban mejores para él. Ni siquiera podía caminar correctamente debido a los múltiples daños que tenia. Afortunadamente para él el día de clases había culminado y recibió la noticia de que su padre lo esperaba en la entrada del instituto, sin embargo en el estado que se encontraba salir parecía la tarea más difícil que hubiera hecho antes.

Caminó por los pasillos del instituto bajo las miradas nada disimuladas de sus compañeros. Algunos lo miraban con angustia y otros simplemente inquisitivamente, queriendo saber por qué el estado del chico y sinceramente, la mayoría tenían la misma duda. No entendían como Deidara Namikaze, heredero de una de las fortunas mas codiciadas de toda la región, miembro del club de arte y de paso terriblemente atractivo (por que casi todos pensaban que sus rasgos extranjeros eran demasiado atractivos) tenia que visitar la enfermería al menos dos veces a la semana en un terrible estado.

Aunque pareciera increíble Deidara no era una persona problemática.

El rubio gimió de dolor apoyándose con una mano a la pared. Ya faltaba poco para la salida, era solo de bajar una escalera, un pasillo y estaría afuera. Sabía que el desafío más grande era la escalera.

Puso una mano en el barandal pero al intentar bajar el dolor se hizo mas intenso.

-Tsk, damn… -maldijo por lo bajo en su idioma natal llevándose una mano al abdomen.

-Así no lograras salir nunca, Namikaze. –escuchó a sus espaldas.

Ignoró el comentario y siguió bajando por las escaleras, gimiendo bajito en más de una ocasión.

Le molestaba la presencia de aquel individuo.

¿Por qué no solo ignoraba su presencia y seguía de largo?

Cuando sintió una mano en la cintura se volvió violentamente para ver como Itachi Uchiha lo ayudaba a bajar las escaleras.

Apretó los dientes con molestia y frunció el ceño sin decir nada.

-Deberías ir al hospital. –dijo sin ningún tipo de expresión el pelinegro mirando al frente y mirando de vez en cuando a los chicos que estaban alrededor.

-Se lo comentaré a mi padre, presidente –fue su única respuesta pronunciando enfáticamente la ultima palabra.

No se dirigieron más la palabra por un momento.

Itachi divisó a lo lejos un elegante auto plateado dentro del cual resplandecían dos cabelleras rubias y con pasó algo lento fueron hacia allá.

El rubio miró a ambos lados y se fijó en que ya no había gente a su alrededor, bueno, al menos no lo suficientemente cerca para escuchar su conversación.

-Ya me puedes soltar, bastardo. –ordenó perdiendo todos sus modales al hacerlo y tratando de quitar la mano de su cintura sin embargo esa mano se afirmó mas en ese lugar.

Uchiha le lanzó una mirada llena de altivez y odio puro.

Deidara tragó con dificultad y un escalofrío lo recorrió.

-No seria muy cordial que te dejara aquí en este estado. Mi deber es llevarte sano y salvo. ¿Qué diría tu padre si no lo hago?- susurró a su oído.

Deidara se estremeció al sentir el tibio aliento rozar con su oreja. Su corazón latió con rapidez al instante. Itachi sonrió malignamente en cuanto notó el estremecimiento del chico.

-Maldito. –murmuró afectado soltándose del agarre y caminando lo mejor que podía mientras el Uchiha lo seguía de cerca.

-Namikaze-san –saludó cordialmente al padre de Deidara que se apresuró a ayudar a su hijo a subir al auto del lado del copiloto y de inmediato vio como otro rubio unos años mas joven se alzaba desde los asientos posteriores a ver como se encontraba su hermano.

-Itachi, gracias por tu ayuda. – agradeció Minato incorporándose y poniéndose en frente del pelinegro. Puso una mano en su hombro. –Siento las molestias que te ha causado Deidara, generalmente él no suele revoltoso.

Itachi asintió solemnemente.

-Es mi deber, como presidente del consejo de estudiantes.

El pelinegro siguió con la mirada a Minato hasta que este se subió en el auto y de soslayo observo como Deidara lo mirada haciendo una mueca infantil como un puchero. Un reproche silencioso.

ItaDei

El rubio miró la hora en su reloj.

Estaba preocupado. Esperaba a Sasori hace largo rato en una de las bancas del instituto y al muy bastardo le daba por no aparecer. Tenían que hacer un proyecto juntos y era para el día siguiente. Estaba haciendo un esfuerzo sobrenatural por permanecer allí. Aun le dolía todo del día anterior.

-Muy pronto para vernos, ¿no, Dei-chan?

El rubio se volvió sobresaltado para encontrarse con una persona que no quería ver en lo que restaba de vida.

-Hola, Kisame. Si, muy pronto para otra visita. Aun no me recupero, como puedes ver. –Contesto encogiéndose de hombros.

El chico más alto se relamió sonriendo malignamente.

-¿En serio? Es una lastima. –Se acercó rápidamente y lo tomó por el cuello de la camisa estrellándolo en una pared cercana.

-Bastardo. – dijo poniéndose de pie con dificultad y respirando entrecortadamente.

El otro se e acercó nuevamente con intenciones de golpearlo pero el rubio fue mas rápido y le golpeó fuertemente el rostro. Eso desato la furia de Kisame que lo volvió a tomar por el cuello y alzó el puño. Deidara cerró los ojos esperando el impacto pero no pasó.

-Déjalo, Kisame. Es suficiente. –La voz alertó a Kisame que se apartó rápidamente dejándolo caer al piso.

-Hasta que por fin apareces, maldito. Después de la última vez que te dejé esa marca ya no quieres enfrentarme. ¿Me tienes miedo? –Desafió sin medir bien su posición en el asunto.- Bastardo, Uchiha.

Itachi lo miraba con una ceja enarcada.

-Que débil eres, Namikaze. Con esto me imagino que te das por vencido.

-Ya quisieras.- siseó con odio.

Uchiha rió.

-Bueno, no me dejas otra alternativa. –Miro a Kisame –Otro día continuas esto. Si sigues hoy lo mataras.

Dio media vuelta y se marchó seguido de su fiel perro (como le decia Deidara).

-Esto no se queda así, Uchiha.

Deidara no saldría del juego tan fácil.

¡Fin del capitulo!

Muchas gracias por leer!

Mi segunda historia en esta categoria! si alguno lee Excentrico literato debo decirles que subire el nuevo capitulo mañana (eso espero)

Me encanta contribuir a esta pareja, veo que no hay muchos fics, aunque los que he leido me han encantado. Este es mi nuevo vicio aparte del MinaIta. Esta historia esta inspirada en el manga del mismo nombre, pero no plagiada! solo inspirada, no tienen nada que ver pero les recomiendo el manga es muy bueno.

Aclaratoria: Es un ItaDei solo que me gusta divagar mucho, en el proximo capitulo incluire un poco de Sasunaru. En este fic como lo habran notado los Namikaze (a pesar del apellido) son estranjeros.

De este fic tendran muy pronto actualizacion.

Nota: Un fic es mucho mas que reviews, pero recuerden que a los autores nos hace feliz.