Cuando Nana era pequeña su madre le decía, muy seguido, que una madre siempre miraba cosas que los demás no podían ver, que era como si ellas tuvieran un tercer ojo que podía ver todo por lo que pasaban sus hijos. Aunque Nana trataba de comprender lo que su madre decía nunca lo logro, no hasta que su pequeño Tsunayoshi nació.

Cuando este nació la vida de Nana e Iemitsu se llenó de alegría y felicidad, que decir que el jefe de Iemitsu le había dado vacaciones a este para que estuviera con su esposa y recién nacido hijo, no se podía ser más feliz en el punto de vista de Nana, fue días después de que su hijo naciera que comprendió a lo que su madre se refería con tener un tercer ojo para los hijos.

Iemitsu estaba sentado en el sofá de la sala jugando con su hijo, este era una cosita pequeña llena de alegría que no paraba de reír por las caras tontas que ponía su padre, y empezó a alzarlo por encima de su cabeza, Nana los miraba desde la puerta de la cocina, cuando las pequeñas subidas y bajadas del bebe empezaron a hacerse más grandes Nana juro que pudo ver como a su esposo se le resbalaba su niño de las manos y se caía al piso con un sonoro golpe, fue como una ilusión o predicción del futuro porque cuando parpadeo su bebe seguía riendo por las subidas y bajadas, fue corriendo a donde se encontraba su esposo y le quito a su hijo de las manos, cuando este le pregunto el porqué de esa acción ella dijo, como excusa, que le acababa de dar de comer y eso le iba a provocar dolor de estómago, su esposo sonrió y le creyó.

Al tiempo su esposo tuvo que regresar al trabajo diciendo que volvería lo más rápido que pudiera, como Nana podía ver más cosas que los demás supo de inmediato que ese "lo más rápido" seria como mínimo un año y no se preocupó porque así podría cuidar de tiempo completo a su hijo.

En una salida se dio cuenta de que no solo podía ver lo que le ocurriría a su hijo, si no también lo que las personas pensaban de él, por eso cuando su hijo creció no le permitió jugar con muchos niños porque miraba como se burlarían de el en un futuro cercano y como lo maltratarían y como madre ella no lo podía permitir. También se dio cuenta de que no todas las madres tenían ese tercer ojo y que algunos padres si lo tenían, un ejemplo de este último era Yamamoto Tsuyoshi, el dueño de un restaurante de sushi en namimori, al ser padre soltero la tenía difícil con su primer y único hijo Takeshi, que era pura risa y energía era la definición de un niño hiperactivo pero mucho más risueño, bueno un día a Nana se le ocurrió llevar a su pequeño Tsuna a comer ahí, era el mejor sushi de todo nanimori, y pudo ver dos cosas antes de que pasaran, una: su hijo no mascaba bien y se ahogaba con un pedazo de sushi y dos: Takeshi corría, resbalaba y chocaba contra la mesa de su padre asiendo que un cuchillo le hiciera un corte profundo en la pierna, si bien no quería que ninguna pasara solo tenía el tiempo para detener una y por mucho que le doliera su hijo era su mayor prioridad, pero por lo visto Tsuyoshi también lo vio y lo evito, cundo su hijo iba a chocar hizo dos cosas, quitando los cuchillos de esa mesa a una velocidad prácticamente sobre humana y antes de que su hijo chocara agarrarlo como costal de papas y llevarlo a otro lado.

Era curioso el ver como todo podía causarle un daño a su hijo y como todos podían juzgarlo apenas echándole una mirada, pero también podía ver quienes se volverían sus amigos y lo cuidarían, Yamamoto Takeshi era uno de ellos, no sabía exactamente cuando él y su hijo se volverían amigos ya que solo pudo ver en un pequeño flash a su hijo, claramente más grande calculaba que tendría unos 14 o 15 años, y Takeshi riendo junto con otro chico de pelo plateado al cual ella no conocía, pero esperaba con ansias ese día.

Esto me llego a las 10 de la noche mientras me estaba bañando, espero que les haya gustado

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