Título: Los colores de Rikkaidai
Autor: Reiven
Rating: General
Conteo de palabras: 449 palabras (en inglés, soy demasiado floja para contar XD;)
Resumen: Sanada medita sobre crayones, sus compañeros y Yukimura.
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A Sanada nunca le interesaron mucho las metáforas.
Había crecido en un hogar ligado a un código estricto de conducta en la que todos eran lo que representaban. Los fuertes eran fuertes, los débiles eran débiles. En una existencia donde uno era juzgado por el prestigio social, Sanada se aferraba firmemente a la creencia que sólo los fuertes sobrevivían. Así que¿por qué habría alguna razón para compararse uno mismo con algo más?
No supo por qué o cuando esa creencia comenzó a flaquear.
Quizás fue durante ese periodo de almuerzo en el que se la pasó mirando fijamente hacia fuera desde la ventana del tercer piso de su sala, pensando con profundidad y detención algo que por primera vez no tenía nada que ver con el tenis.
Crayones.
Había estado meditando sobre ese día soleado. Lo curioso era que su mente comparando el colorido de las cosas con varios de los compañeros de su propio equipo no parecía tan ridículo como podría haber creído. En su mente, en energético equipo de tenis, temido y respetado en las canchas por sus rivales, era como un dibujo; un simple dibujo de un árbol contra el fondo de un cristalino cielo azul.
Yukimura sería el árbol, el bosquejo, el contorno de cada objeto que componía el dibujo. Era un árbol hermoso, un roble. Un símbolo común de fuerza y resistencia. Todo lo que Yukimura encarnaba.
Sanada era su corteza. Coloreado en un fuerte marrón; símbolo de tranquilidad y fiabilidad que el mismo Sanada era.
Renji era el azul, el color del cielo en verano. Siempre estaba ahí, siempre confiable. Cuando se volvía gris, los cielos lloraban lluvia y nieve. Renji era la estación, en el balance natural de la vida en que todo parecía rotar de acuerdo a ello.
Akaya era las hojas de Yukimura. El verde de la agresión, inexperiencia y envidia, pero al mismo tiempo de juventud y sinceridad.
Aunque el árbol y el cielo ya eran perfectos y hermosos de por sí, el dibujo no estaría completo sin los detalles; la maleza y piedras y flores cubriendo el suelo.
Niou y Yagyuu, la maleza y su piedra. A la gente nunca le gustaba la maleza, pero de alguna manera, nunca fallaban en incluirla en sus dibujos. La maleza creciendo desde debajo de la piedra.
Marui y Jackal, las flores y el suelo. La brillante flor que nunca estaba ausente y el suelo que la sostenía firmemente en su lugar.
Era evidente que sin Yukimura, sin el árbol, el dibujo no estaba completo. Los elementos se entrelazaban y los colores chocaban.
La caja de crayones se volteó, botando el verde sobre los lápices de colores y el rojo en el basurero. Lo único que pondría a todo de vuelta a donde se suponía que tenía que estar era su recipiente.
Sanada esperó que ese día llegara mientras salía del salón del tercer piso, la imperfecta caja de crayones haciendo ruido estrepitoso dentro del bolsillo delantero de su bolso. Yukimura había pedido prestado el verde y el marrón durante una clase de arte un par de semanas atrás. Sanada esperó pacientemente a que los regresara.
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Uhm. Me gustó. Lo encontré lindo. Ah, a propósito, este fic está restringido a 500 palabras en inglés, porque me parece que la autora estaba en un reto, pero tengo la versión original traducida… que por cierto, voy a ponerla aquí en también. La versión original es más detallada… y un poco más extensa, así que traduje los dos. Más tarde la pongo, por si les interesa.
