Era una noche común y corriente; salvo a que estaba lloviendo a cantaros, muy inusual ya que era noviembre.
Eran algo así como las doce de la noche, tiempo en que los engendros de la noche salen hambrientos de sangre fresca y sedientos de roja sangre.
Sonic se encontraba en su casa despierto, realmente no podía conciliar el sueño. Tenia un mal presentimiento y el quedarse dormido lo hacia pensar que seria presa fácil para lo que vendría pronto. Sacudió la cabeza dándose cuenta que era estupido mantenerse despierto por nada; pero cuando decidió irse a dormir el sonido de varios tubos de metal cayendo llamo la atención al erizo.
-¡Mierda!- Exclamo el causante de los ruidos, ya que había tumbado los fierros que le Tails le había pedido a Sonic guardar.
-¿Quién está ahí?- Preguntó el erizo celeste asomándose por la ventana, el intruso estaba a punto de escapar sin ser visto pero un repentino rayo alumbro el patio trasero permitiendo ver claramente la imagen del que estaba bajo la lluvia.
-¡Shadow, que sorpresa!- El erizo azabache vio sus planes un poco frustrados, quería tener el factor sorpresa de su lado.
-Ve a la puerta de enfrente, yo te abriré-
Cuando Sonic le abrio la puerta el otro entró todo mojado por la lluvia.
-Ven, yo te presto ropa- Sonic lo llevó a su cuarto, estando ahí sacó un cambio de ropa del closet.
-Ten, si quieres también darte una ducha el baño es ese de ahí- Apuntó una puerta verde el erizo negro sólo asintió.
-Te estaré esperando abajo, ordenaré una pizza-
El erizo azul, ya que no sabía las verdaderas intenciones del obscuro, estaba contento de tenerlo cerca. Primero porque ya no se sentía desprotegido si ese extraño sentimiento fuera el anuncio de algo malo acercándose. Segundo porque hace mucho que no veía a su contraparte y tercero le ocasionaba mucho gozo estar junto a el, aunque casi no hablara ni se expresara.
-¡Te ves bien!-Comento el erizo mas joven cuando vio bajar al mayor.
-Ya ordené la pizza, mientras llega podemos charlar un poco- El otro nunca abrio la boca solo asintió, siguió al azul a la sala y se sentó junto a el sofá.
-Me alegra mucho que estés aquí. Te habías desaparecido por un rato; realmente me extrañó tu visita, pensé que te caía mal-
-No me caes mal- Fue su única contestación, lo único que quería en ese momento era realizar su propósito y largarse muy lejos de ahí.
-Siempre pensé eso ya que todas las veces que te hablaba tú solo me ignorabas o huías- Dijo con una voz algo triste, realmente no estaba convencido de no caerle mal al erizo sentado junto a el.
-No me gusta la compañía de nadie-Ya quería que el repartidor llegara, no porque tuviera hambre; sino porque así nadie interrumpiría sus planes para el joven erizo.
-¿Entonces porque viniste a…?- Fue interrumpido por el sonido del timbre de la puerta, el repartidor había llegado.
-Espera aquí, iré por la pizza- Sonic fue por la pizza, cuando la pagó la llevó al comedor y llamó a Shadow para que comiera.
Aunque el deseo del obscuro era ir al grano y concluir su tarea, decidió esperar a que el erizo cobalto tuviera un momento feliz antes de ser violado.
-¿No vas a comer?- Preguntó el azul con comida en la boca.
-No tengo hambre, y ver tu comida dentro de tu boca no me abre el apetito-
El ericito tragó para luego disculparse.
Cuando terminó dejó dos pedazos en la caja por si al otro le daba hambre, quería dejar mas pero su estomago no se lo permitió.
-Sigue lloviendo fuerte ¿porque no pasas aquí la noche?-Shadow asintió, el esperaría hasta que Sonic estuviese totalmente dormido.
Eran ya las dos en punto, era la hora. Subió sigilosamente por las escaleras, se dirigió a su cuarto y abrió la puerta. Cuando entró, se acercó lentamente al cuerpo yaciendo bajo las blancas sabanas. Sin darse cuenta, ya estaba encima de él, respirando fuerte y repetidamente. Quitó las sabanas encontrándose con un cuerpo azul totalmente desnudo lo que lo hizo excitarse rápido. Decidió quitarse la ropa para sentir su cuerpo contra el de él, lo que ocasiono que el joven despertara muy confundido.
-¿Shadow?- Cuando lo vio despierto besó sus labios hambrientamente, explorando con su lengua cada espacio de su boca hasta atragantarlo cuando alcanzó la garganta.
Continuará…
