Nota: Esta es mi primera historia, fue hace algún tiempo que la había escrito pero fue de un solo capitulo y además demasiado larga por lo que decidí dividirla en capítulos más cortos.
No tengo más que decir que espero que disfruten de mi historia, y pedirles que si tienen alguna corrección o critica constructiva que hacerme por favor háganmela, después de todo soy nuevo y los consejos son muy útiles.
EL Guerrero Interior
Capitulo I
La Historia De Dos Amigos
El sol se levantaba por el Este dando la bienvenida al amanecer en un espeso bosque de la región Hoenn. La figura particular de un extraño pokemon de color azul oscuro y negro resaltaba entre la espesura, la apariencia del raro individuo era como la de un humano solo que un poco mas pequeño, en la parta posterior de cada una de sus manos poseía una especie de pincho al igual que otro en el pecho, sus orejas eran grandes y rectas además que su rostro parecía como si estuviese cubierto por un antifaz negro que resaltaba sus ojos amarrillos, por alguna razón cargaba en su espalda una mochila, algo muy extraño para un pokemon. El ser bípedo caminaba tranquilo por el bosque hasta que se topo con cierto árbol y levantando la mirada, comenzó a buscar entre las ramas hasta que encontró lo (o mejor dicho a quien) buscaba.
En una de las ramas más gruesas se encontraba dormido un Kirlia. El pequeño pokemon tenía el cabello verde y la piel de su rostro era completamente blanca, el color de sus ojos no se distinguía porque aun estaba dormido, tenía la cabeza recostada sobre sus delgados brazos. Lo demás de su cuerpo estaba cubierto por una gruesa capa de piel tan blanca como su rostro la cual se abría formando una especie de falda, sus delgadas piernas eran del mismo tono de verde que su cabello.
"¡Arthur, Despierta!" Grito el pokemon azul al otro que aun dormía, sin embargo el Kirlia hizo caso omiso de esas palabras y continuo durmiendo. Al ver que sus palabras no lograron el cometido frunció el ceño intentando buscar una mejor forma, pero al no ocurrírsele nada decidió hacer lo primero que se le vino a la mente.
La palma del extraño pokemon comenzó a brillar mientras la utilizaba para dar un fuerte golpe al árbol haciéndolo temblar.
El Kirlia despertó de golpe al sentir como la rama en la que se encontraba comenzó a tambalearse frenéticamente asiéndole caer de la misma, afortunadamente logro concentrarse a tiempo para usar Tele transporte, pero aun así, termino sobre su espalda en el suelo y con un dolor leve.
"Al fin despiertas" Dijo el pokemon azul mientras reía.
"Muy gracioso" Contesto enojado el Kirlia, "¿No pudiste pensar en una mejor forma de despertarme?" Prosiguió el pequeño pokemon psíquico mirando a su amigo con sus brillantes ojos rojos.
"Oh vamos, cálmate, solo fue una pequeña broma" Volvió a hablar el pokemon azul pero aun con una sonrisa burlona en su cara. "Además tenemos que ir a buscar algo de comer, las bayas no se encuentran solas" dijo nuevamente el raro pokemon.
"Tu y tu estomago" Suspiro en la derrota. "Al menos me hubieras dejado dormir un poco mas Lucas" Dijo nuevamente el Kirlia mientras se ponía de pie.
"Vamos, no seas holgazán, has tenido suficiente tiempo para dormir" Dijo Lucas con una sonrisa.
Arthur y Lucas eran grandes amigos, se conocieron cuando solo eran un Ralts y un Riolu en una fiesta de despedida en la que ellos eran un regalo para un joven llamado Antonio de la región Sinnoh que quería iniciar su viaje pokemon aun cuando ya era muy mayor para hacerlo, pero sus padres no querían desanimarlo así que cada uno busco un pokemon para darle a su hijo. Su madre consiguió a Lucas, y Arthur fue un regalo de parte de su padre. Ambos amigos aun se acuerdan de la gran sonrisa en el rostro de su entrenador mientras los nombraba, sus ojos no ocultaban las ansias de salir en busca de la aventura al lado de sus nuevos compañeros. Al terminar la fiesta su entrenador se despidió de sus padres y amigos mientras colocaba a Arthur y Lucas en sus respectivas pokeball, pero raramente estaban dentro de ellas porque su entrenador prefería caminar al lado de ellos. Ambos amigos aun recordaban el viaje al lado de su entrenador, un periodo de su vida lleno de aventuras, victorias y derrotas. Pero lamentablemente no duro más de unos tres años.
Un día su entrenador recibió una llamada de un familiar que vivía en Hoenn diciendo que si le interesaba le podía conseguir un trabajo en una de las compañías más importantes de esa región. Antonio lo pensó por mucho tiempo, era una gran oportunidad para él, pero dudaba al recordar que ya solo estaba a dos medallas de llegar a la Liga Pokemon, reto que no era imposible considerando que aunque solo tenia dos pokemon estos acababan de evolucionar en un Kirlia y un Lucario, pero el hecho de solo contar con dos pokemon fue lo que lo hizo tomar una decisión aun cuando no le agradaba. Aunque ganara sus ocho medallas era incapaz de poder competir en batallas que constan de seis pokemon no solo dos, además del hecho que ya tenia veinte años tenia que pensar en su futuro, por lo que decidió aceptar la propuesta de su familiar aun cuando eso significara abandonar su sueño de la niñez.
Arthur y Lucas partieron junto a su entrenador, no querían dejarlo solo, sino permanecer siempre a su lado. Se instalaron en la ciudad que le indicaron a Antonio, una ciudad llamada "Ciudad Férrica" donde se encontraba la compañía. Con el tiempo Antonio se dio cuenta que pasaba muy poco en su casa y no le gustaba la idea de ver a sus dos amigos siempre aburridos en su casa, aunque había una escuela para entrenadores primerizos en esa ciudad con pokemon con los cueles ellos podían interactuar, a Lucas y Arthur no les gustaba estar en cerca de ella, Lucas había atraído la fascinación de casi todos los niños del lugar, incluso en una ocasión un niño que pertenecía a la escuela se encontraba tan fascinado con Lucas que le lanzo una pokeball dándole fuertemente en la cabeza, esto solo le provoco al pobre pokemon aura una fuerte jaqueca. Los amigos no podían salir de casa sin que algún niño "inocente" intentara capturar al pobre Lucas.
Un día visitaron una floristería que quedaba a afueras de la ciudad y conocieron a una joven que trabajaba ahí, ella extrañamente no se sorprendió al ver a Lucas como la mayoría lo hacia, en cambio lo hizo por Arthur. Ella le conto a Antonio que en un bosque entre Ciudad Petalia y Pueblo Escaso vivía un pequeño clan conformado por toda la línea evolutiva de Ralts y que conocía a muy pocas personas que tuvieran uno. Antonio se sorprendió, asta el momento no tenia conocimiento que la especie de Arthur también existía en esa región, pero aun así no le prestó mucha atención a esa información.
Antonio tenía cada día más problemas, no podía pasar un fin de semana tranquilo en casa con sus amigos sin que fuera interrumpido por algún niño escabulléndose en ella con el fin de convencer a Lucas para que fuera su pokemon, cosa que ya era muy tediosa para los tres amigos, los niños no podían entender que Lucas no quería tener un nuevo entrenador. Pensó en mandar a sus Pokemon con sus padres pero Lucas y Arthur se negaban a estar tan lejos de su entrenador y amigo. Esto llevo a Antonio a tomar una dura decisión. Recordando lo que le dijo Ana (la chica que conoció en la floristería) sobre el clan pokemon conformado por la misma especie de Arthur, pensó seriamente en liberar a sus amigos con la esperanza que pudieran formar parte de ese clan tan escondido que casi nadie tenia conocimiento sobre el. Al Principio la idea no fue del agrado de sus pokemon pero después de pensarlo los tres decidieron que seria lo mejor, Antonio podría ocuparse de su trabajo sin preocuparse de que sus amigos estuvieran todo el día encerrados en su casa, además Arthur y Lucas podrían estar tranquilos sin que fueran sorprendidos por algún niño intentando inútilmente de capturar al Lucario, y también Antonio prometió visitarlos siempre que tuviera la oportunidad.
Al día siguiente visitaron a Ana, cuando ella escucho los problemas que tenían decidió ayudarlos. Ana viajaba mucho a ese bosque en búsqueda de nuevas flores silvestres y hiervas medicinales para su abuela que tenia un herbolario en la ciudad, debido a sus constantes viajes a ese bosque había ganado la confianza del clan, incluso les dijo que una pequeña Kirlia le ayudaba siempre que llegaba.
Partieron al día siguiente junto a Ana aprovechando que era sábado y Antonio no tenía que trabajar. El viaje fue rápido gracias al nuevo ferrocarril que conectaba a Ciudad Ferrica y Ciudad Petalia, por lo que estaban en el bosque mucho antes del medio día. Antonio, Arthur y Lucas se dieron cuenta del porque casi nadie conocía acerca de ese clan de pokemon, Ana los llevo a un punto tan apartado del camino principal que a lo mejor la mayoría de los entrenadores nunca habían siquiera pensado en llegar hasta ahí. Cuando llegaron a cierto punto Lucas sintió que algo o alguien se acercaba, Arthur también pudo sentirlo pero no tan fuertemente como su amigo, sin embargo ambos vieron que lo que sentían era a una joven Kirlia que a diferencia de Arthur se le notaba que era una mujer. La pokemon Psíquica corrió asía Ana para abrasarla lo que hizo comprender a los demás que era la Kirlia de la que ella les hablo antes de salir. Ana le conto a su pequeña amiga Mary (como llamaba a la Kirlia) sobre el problema de Antonio y sus pokemon, la joven Kirlia entendió y se dirigió asía Arthur y Lucas con una gran sonrisa y asiéndoles una seña para que la siguieran. Antonio quería ir pero Ana lo detuvo diciéndole que ellos tenían que ir solos, por lo que ambos humanos tuvieron que quedarse esperando que todo saliera bien. Cuando Arthur y Lucas llegaron con el clan de Mary vieron que no era muy grande, había muchos Ralts, así como algunos Kirlias y muy pocos Gardevoirs de los cuales la mayoría eran mujeres. Ambos amigos siguieron a Mary asía el lugar donde se encontraba el Gardevoir mas anciano y líder del clan. Al llegar fueron recibidos por un muy viejo Gardevoir macho que miraba con reojo a ambos pero en especial a Lucas. Después de hablar con el y explicarle su situación el anciano se reunió con otros Gardevoir para decidir que hacer, al parecer no tenían ningún inconveniente con recibir a Arthur pero dudan mucho de hacer lo mismo con Lucas un pokemon que nunca habían visto, pero al final Mary los convenció de recibir a ambos por lo que Arthur y Lucas siempre estuvieron en deuda con ella.
Antonio se sentía muy angustiado pensando si todo marchaba bien, sabía que Arthur no tendría problemas pero no estaba seguro de como le iría a Lucas. Al poco tiempo vio como sus amigos aparecían entre la maleza acompañados por Mary y se alegro al saber que ambos fueron aceptados aunque al mismo tiempo se sentía triste por tener que estar lejos de ellos, sentimiento que también era compartido por sus dos amigos pokemon.
Después de las despedidas Antonio ayudo a Ana con unas hierbas que ella quería llevar a su abuela, pero no se fue sin antes prometer nuevamente a sus amigos que los visitaría siempre que pudiera.
