Los juegos del hambre y sus personajes pertenecen a Suzanne Collins, yo solo juego con ellos. Esta historia participa en el reto "una pareja para..." del foro El diente de león. Mes de noviembre: Cinna


Capítulo 1: El despertar del amor.

Fuego. Por un momento solo puedo ver fuego. Las llamas recorriendo todo su cuerpo... Me captaron desde el momento en que surgieron en el cuerpo de la voluntaria de este año, Katniss Everdeen.

Cuando la vi ocupar el sitio de su hermana en la tarima del distrito doce, no pude sentirme más dichoso de haber escogido ese distrito en mi debut. Fue un flechazo instantáneo, la modelo perfecta para mi traje estrella. El traje del coraje, la rebeldía, la ira incluso. Todo eso me recordaba al fuego que mi principal maestra, Lyra, me enseñó a crear mientras adiestraba para estilista. Un traje incendiario que no dañase, fue mi gran logro y, como le ocurrió a Lyra en su tiempo con un traje que imitaba a las olas del mar, algo que me permitió elegir distrito. Escogí el doce porque del carbón nace el fuego. Me lo dejaron por ser el distrito con peor suerte del mundo. Y hasta ahora con los peores tributos...

Portia sonríe a mi lado mientras me dedico a observar a mi tributo. Cuando vi su peinado en la cosecha quedé maravillado, le quedaba tan bien... Le aporta una imagen regia y esbelta, una imagen de guerrera. Por eso prohibí tocarlo. Me permito recorrerla mientras ella advierte lo hermosa que está en las pantallas de la plaza del desfile. Una hermosa idea, definitivamente, de estar en la tribuna de Capitolinos bien podría acabar pagando por verla más a menudo. El maquillaje fino resaltando sus finos rasgos, junto con su figura marcada por lo estilizado del traje, hace que pueda apreciarla casi tan bien como cuando la vi desnuda en la sala de estilismo. Quedándome perplejo.

Desde que comencé a estudiar mi principal pasión ha sido siempre la moda. Cuando no estaba diseñando, dibujaba, y cuando no lo hacía confeccionaba mis creaciones. Mi mente desbordaba de ideas que me absorbían al completo. Obviamente no todas eran buenas pero por cada error me sentía más impulsado a seguir adelante, a mejorar. Nada me había atrapado tanto hasta que vi aquel dotado cuerpo de guerrera. No solo vi que era simple y sencillamente perfecta para mi creación, sino que había algo en ella, no sé el qué, que no paraba de llamar mi atención.

Aprieto los puños al ver como alguien le lanza una rosa, sé que debería sentir respeto por mi gente, incluso familiaridad, pero en lo único que pienso es que esa multitud que ahora misma la adora podría estar clamando por su sangre en unos días. Es todo tan efímero...

– "La chica en llamas". Sin duda ha sido una excelente idea. – Mi compañera estilista, Portia, sonríe maravillada. – Mira como los aman ¿Cinna?–Los nombres retumban en la sala, "Katniss, Peeta". El chico parece encantado, aunque demasiado nervioso, ella intenta aflojar su agarre pero él la disuade. Frunzo el ceño, quizás unirlos así no fue la mejor idea, solo quería sorprender. Pero, tal vez con las llamas fuera suficiente.

– ¿Ocurre algo?–Me viro hacia mi compañera intrigado, ella se ríe.

– Nada, es solo que la observas demasiado ¿Te gusta katniss?–Es solo un segundo, una palabra, que me detiene nombrando un hecho, gustar... ¿Sería posible? Quizás por eso no puedo parar de observarla y de idear ideas para ella. Quizás por eso yo...

Deseo que sobreviva.

Y aun así se siente tan incorrecto, mi primer tributo, una joven condenada más. Todavía me cuesta creer lo crueles que son mis semejantes. La primera vez que vi los juegos del hambre, siendo apenas un niño, me asusté, eran todo violencia y sangre. Cuando supe que todo eso era real, que esos niños a los que ridiculizaban y mataban en televisión existían de verdad fue peor, literalmente me dio asco.

Siempre he vivido en una onda distinta a los demás, sintiéndome extraño, repugnado por no amar la violencia gratuita. Pretendiendo que este mundo es injusto, siendo nosotros los malos de la historia. Y los chicos de los distritos unos pobres desgraciados. Katniss no tiene nada de desgraciada, es una autentica guerrera, una rebelde. Y aun así lo siento injusto.

– No lo sé, quiero ayudarla, pero... Esto...–Articulo volviendo a observar a Katniss, ahora callada mientras el presidente da su discurso. Me gustaría poder protegerla de lo que le espera en la arena, pero es imposible.

– Está mal. – Me interrumpe Portia, comprensiva. – Pero tú nunca has sido conocido por seguir las normas, Cinna. – Me recuerda con una ligera sonrisa y yo me río. Tiene razón, pero Katniss no se merece una preocupación más en la cabeza. Bastante tiene con regresar a junto de su hermana. Entonces se me ocurre una idea.

– Puedo hacerlo. – Murmuro. – Ayudarla, hacerla brillar... Basta con hacerle trajes tan memorables como este. Cuidar su imagen hasta que todos se prendan de ella. Si lo consigue tendrá patrocinadores y entonces, quizás...

– Pueda ganar los juegos. – Portia completa la frase por mí. – ¡Es perfecto!–Yo por mi parte solo sonrió más tranquilo. Mi plan es bueno, varios tributos han ganado gracias a los patrocinadores. Volviéndose increíblemente famosos después. Sé que su futuro no es muy alentador pero será mejor que verla morir en pantalla. No sé si lo soportaría.

Tal vez mis sentimientos estén mal, ella sigue siendo un tributo, pero mientras no lo muestre no tiene porque ocurrir nada. Puedo hacerla ganar sin revelar mi secreto. Y eso haré. Llevar a la chica en llamas hasta lo más alto...