Mucho tiempo sin escribir, además de que he dejado alguno que otro fic abandonado por ahí que espero retomar pero esta historia al menos es mi pequeña inspiración por ahora.

—Oh, rayos— Diálogo.

Oh, rayos. Inner Sakura

Oh, rayos. Pensamientos

Oh, rayos—Persona del otro lado de la bocina del teléfono.

Capítulo 1

Un día poco peculiar.

Por: DuLze22

— ¡Que mierda esperas para levantarte! — La dueña de la voz sacudió al bulto que se encontraba tendido en la cama.

— Voy—Se limitó a decir.

Joder con esta vieja…

Eran las 6 de la mañana, ya no era raro levantarse a esa hora, la entrada de su hermana era una hora más tarde, y sabía que era "su obligación" llevar a su pequeña hermana a la escuela, bueno eso al menos se lo recalcaba día y noche Hikari, aquella a la que debía llamar madre, pero se limitaba a llamarla por su nombre.

— ¿Ya estás lista Hana-chan? No podemos llegar tarde de nuevo —le decía una pelirrosa mientras se terminaba de colocar una chaqueta.

—Ya casi, solo falta mi cabello— le contestó un pequeño bulto que trataba de verse en el espejo del baño, sin embargo era muy pequeña tanto que no alcanzaba, su hermana mayor sonrió ante los tontos intentos que hacía por tratar de verse en el espejo.

—Deja te ayudo—Sacó un pequeño banquito de una pequeña alacena que se encontraba en el baño, la levantó con delicadeza y acarició su cabello, rosa como el suyo.

—Saku-chan, ¿podrías ayudarme con mi cabello? — Y sus pequeños orbes verdes, como los suyos, se posaron en ella, con esa mirada de inocente que los niños de 6 años poseen.

Y es que su hermana menor era físicamente igual que ella, sus ojos jade, aunque con la inocencia que ella ya no poseía; su cabello rosa era largo y el de Sakura era corto, su tez blanca. Diferenciaban en la forma de ser, Sakura tenía un carácter fuerte, dura en ciertas situaciones, decía las cosas tal cual eran, era muy ágil en la escuela pero casi no socializaba, prefería estar sola. Era de las personas que no se dejaban y defendían sus ideales, pero también sabía cuándo ceder. Hana era todo lo contrario, era frágil, amigable, risueña, inocente y prefería convivir.

—Claro que sí, Hana-chan, ¿Cómo quieres verte hoy? ¿Cómo una piña? —Se burlaba mientras su pequeña hermana hacía un puchero que denotaba molestia.

—Va, quedarás como una princesa—ambas se sonrieron y la mayor comenzó a cepillar el largo y bonito cabello que poseía la menor.

Un estrepitoso ruido se hizo notar asustando a la pequeña.

— ¡Qué carajo hacen que tardan tanto!

—No tienes por qué gritar, ya hemos acabado, nos vamos—abrió la puerta mientras la causante de tanto ruido se encontraba parada esperando a que salieran.

Negros. Sus ojos eran negros al igual que su alama, según su hija mayor, su cabello de una tonalidad rosa y de una tez blanca, de estatura promedio y delgada. De carácter duro y crueldad excesiva. Esa era Hikari.

—Okaasan… ¿Qué hay para desayunar? —La pequeña miró con ternura a su madre la cual la miró con desprecio— ¿Piensas que soy tu criada? ¡PREPARALO TÚ MISMA!

Hana solo agachó la cabeza y Sakura sabía que esa era señal de que lloraría, se cabreó.

— ¡Lo mínimo que deberías hacer es darle de comer! —Levantó la voz y agarró de la mano a la pequeña— ¡Pero ni para eso sirves! — Sin más agarró una mochila que estaba en el corredor que dirigía a la puerta.

— ¡Por mí hazle como quieras! —la matriarca gritó desde la pequeña sala, y se limitó a sentarse.

—Saku-chan, ¿Por qué okaasan es así?

—Porqué es una perr…—recordó que no debía decir malas palabras delante de Hana, quería lo mejor para la pequeña y la educación que ella no había recibido por parte de Hikari no afectaría la de Hana, ella lucharía por el bienestar de su hermana, a pesar del concepto que tenía de su "madre" de que era una vil perra.

—Porqué es una persona enferma, ya te había dicho que tiene una enfermedad que la hace agresiva pero no te preocupes nada de lo que te dice es cierto—la acarició la pequeña cabeza mientras caminaban por la acera que todavía estaba vacía.

No le gustaba mentir, pero no quería que la pequeña comenzara a sentir el odio que ella sentía por su progenitora.

Ella debe ser una persona de bien.

—Saku-chan, tengo hambre .

Sakura había recordado que no había podido levantarse temprano para hacer el desayuno, había salido tarde del trabajo y para agregar tenía que revisar unos balances de la empresa donde trabajaba, con suerte pudo dormir unas cuantas horas.

— Vamos hacer esto…—Sabía que no tenía suficiente dinero, tendría que darle de desayunar a su hermana o irse a pie hasta la escuela.

Como si me fuese a morir por irme corriendo.

Sacó el poco dinero que tenía y se lo dio a su hermana.

—Cuando llegues a la escuela compra algo de comida, pero ni se te ocurra gastarlo en golosinas, recuerda que…—la interrumpió la menor

—Que no es comida y que provocan caries…—trató de imitar la voz de su hermana, esta rio ante lo dicho.

—Que inteligente eres Hana-chan, te pareces a mí—dijo burlona—Camina más rápido que casi son las 7.

Faltaban 5 minutos para que cerraran el portón de la escuela, esta sería la tercera vez que no la dejarían pasar si llegaban tarde y ya no podía llevarla a su Universidad, la niña se aburría y no dejaba de decir que quería irse a casa, además, la última vez se extravió mientras compraba algo de comer para ambas.

Arribaron cuando iban a cerrar el portón.

— ¡Espere!

La conserje no era el mismo ogro que la vez anterior, se veía mayor, pero al percatarse que las dos chicas venían corriendo, espero hasta que estuvieran cerca para recibir a la menor.

— Muchas gracias señora— Hana hizo una referencia de cortesía.

—No tienes que agradecer pequeña—dijo amablemente.

— No tiene una idea de la que me ha salvado, la otra conserje era algo grosera—

—Cierto, esa ojona nos aventó el portón en la cara la última vez—la pequeña aún seguía cerca.

— Esa ojona es mi nieta—la señora se limitó a decir en un tono paciente

Sakura miró a la pequeña con represión —Lo siento señora—dijo la pequeña sonrojada ante su indiscreción.

—No te preocupes pequeña, Natsumi a veces puede ser algo… impaciente—dijo la anciana sin darle importancia y con una sonrisa que daba confianza—será mejor que corras o no te dejaran entrar a tu primera clase—

Hana se despidió de su hermana y de la anciana y salió corriendo. Cuando Sakura no pudo divisarla más estaba por irse cuando la anciana la interrumpió.

—Se ve que es una buena niña.

—Claro que lo es, es un amor—dijo sintiéndose orgullosa, puesto que ella la había educado desde que tenía memoria—Bueno tengo que irme, tengo clases, muchas gracias señora—

—Nozomi, mi nombre es Nozomi.

—Muchas gracias Nozomi, realmente me has salvado—Sonrió en forma de despedida y la anciana hizo lo mismo, luego partió.

Haber… Si en autobús me hago 30 minutos, caminando serán…

Estaba metida en sus pensamientos caminando de prisa cuando no se dio cuenta que iba a mitad de la calle y…

Un coche paro en seco.

— ¡JODEEEEEEER! —un joven alto de tez blanca y con cabello negro se bajó de su convertible molesto.

— ¿Estás ciega? ¡Casi te mato! Y lo peor, me retrasas…—El chico estaba cabreado, la chica seguía en shock— ¿Te vas a quedar ahí parada o me vas a dejar pasar?

—L-lo siento—se sonrojó.

—Hmmm… solo hazte a un lado—el joven azabache se subió al carro—Que molestia.

Molestia.

Molestia.

FLASHBACK

Una pequeña jugaba en la sala con su casita de muñecas, la niña se divisaba entre los 7 años, esta tan entretenida en lo suyo que no escucho que tocaban el timbre.

— ¡JODER CONTIGO! —La dueña de la voz salió mientras terminaba de ponerse el labial— ¿Qué no puedes abrir?

La niña solo se limitó a mirarla.

El timbre volvió a sonar.

— ¡VOOOOY!

Al abrir la puerta se dejó ver a un hombre alto y guapo, la pelirrosa lo dejo pasar.

—Recoge tus cosas Sakura y vete a casa de la Señora Nanami, dile que después le pago.

—Pero okaasan… estoy jugando con mi casa de muñecas y no quiero ir a lo de Nanami, no me gustan sus gatos—la pequeña hizo un gesto de desagrado.

— ¡Si no te estoy preguntando te me largas pero ya! —agarró con agresividad a la niña y la jaló hasta la puerta.

— ¡Okaasan… mi casita!

— ¿Cuál casita? —Dijo con perversidad y comenzó a pisotear la casa frente a los ojos de la niña hasta que la casa quedó destrozada — Dime cuál casita porqué yo no veo nada más que basura—sus orbes negros se posaron en la pequeña que sollozaba ante lo ocurrido—Lárgate y no molestes.

—Okaasan…—su llanto que sobrevino ante lo ocurrido hizo que Hikari se altera aún más.

— ¡Qué te largues! —La empujó fuera del departamento con brutalidad que la pequeña cayó al piso—Deja de ser tan molesta, porqué eso es lo que eres—Se agachó a la altura de la niña que seguía en el piso llorando—Eres una molestia…—Hikari se levantó y regresó al departamento dejando afuera a la niña.

— ¿En que estábamos querido?

FIN FLASHBACK

— ¡Molestia tu puta madre! —la pelirrosa reaccionó ante lo dicho por el pelinegro.

El chico solo se limitó a encender el cocho y hacer sonar el motor.

—Si no te quitas te voy a pasar el auto encima.

La chica seguía molesta y por orgullo no se quitó.

—No colmes mi paciencia… Y muévete que se me hace tarde.

Tarde.

Mierda…

Recordó que no tenía dinero para llegar a tiempo a su primera clase, solo por esta vez lo dejaría pasar puesto que no era de las personas que se dejara de los demás mucho menos de personas como aquel imbécil que casi la arrollaba.

Fue tu culpa.

Y a ti quien te pregunto.

Se incorporó y se alejó del coche no sin antes hacerle una señal obscena al dueño del convertible.

El chico la vio correr por la acera.

—Menuda loca.

Sonó su celular.

¿Sasuske?

—Hmmp…


Había llegado toda empapada en sudor a su primera clase y sí que se había metido en un problema porque su entrenadora Anko Hitarashi, era una de las personas con un carácter de lo peor, la peor que había conocido según ella, además de que Hitarashi la había dejado en la banca para el siguiente juego también le había puesto 2 horas más de acondicionamiento físico que tendría que pagárselo antes de irse.

—Haruno— la llamó mientras la pelirrosa se recuperaba de los suicidios que terminaba de realizar— Quiero que le des 10 vueltas a todo el campus.

La pelirrosa la miró atónita.

Debe de ser una broma.

—Pero Sensei…

Y para que había hablado.

— ¿Quieres quedarte fuera todo el torneo? —Hitarashi no era de las más pacientes—Serán 15 por contradecirme.

Joder…

Las demás solo sonreían con malicia ante el castigo de la chica.

—Será mejor que comiences—ordenó.

Estaba irritada pero no se negó.

Menudo día, ¿no crees?

No contestó.

Vamos, tendrás que hablarme para que no te sea pesado el recorrido.

Hmmm…

Se te pegó lo del buenazo de hace rato, ¿verdad?

La voz dentro de su cabeza se estaba burlando.

No te quieras pasar, por culpa de ese mal nacido he llegado tarde y además he tenido que soportar el mal humor de Hitarashi, ¿Qué acaso tú también me quieres fregar el día?

Yo solo lo quiero hacer menos pesado pero bueno ya que no quieres hablar del galán, ¿sabes que me preocupa?

No contesto nada.

Hana-chan.

Maldición.

Había olvidado que tendría que pasar por Hana antes de ir al trabajo y ahora llegaría tarde por la pequeña y a la empresa.

Lo sé, es frustrante pero tal vez puedes pedirle a Hikari que…

Paro su trote.

Ni lo menciones.

Pero…

He dicho que no.

El silbato de Anko la hizo salir de su conversación y siguió trotando.

Lo único que se me ocurre es que le pidas el favor a Ten-Ten.

Ten-Ten era su mejor amiga. Quizás la única, así lo consideraba ella, puesto que todos siempre la hablaban para que les hiciera algún arreglo a sus trabajos o para realizarlos.

Cuando terminó las 15 vueltas ya todos se habían ido con la excepción de Anko que la miraba desde las gradas.

No sé cómo esa maldita pudo hacernos esto…

—Haruno—se levantó dónde estaba y camino hacia su alumna—Te has visto muy lenta, eso es lamentable porque eres una de las mejores en el equipo.

—El voleibol es lo que me relaja pero ahora he tenido un mal día—dijo mientras trataba de recuperar el aliento.

—Todos los tenemos y eso no justifica tu actuación de hoy, espero y sea la última vez porqué sabes que odio lo insurrecto—La miró a los ojos—Puedes irte.

—Sensei… —pensó lo que le diría para no meter la pata, Anko era de armas tomar no podía pedirle permiso así porque sí—No puedo quedarme hoy tengo que…

Hitarashi no la dejo continuar—No me importan tus problemas personales, te quedas—dijo con voz autoritaria— ¿Tú crees que soy tonta? Sé que te vas con esa niña del Taekwondo a vagar.

—Se equivoca—Por mucho que fuera su entrenadora no dejaría que le inventara semejantes cosas—Las personas inventan esas cosas simplemente por qué no tienen más que hablar.

—No me interesa, te quedas y punto.

Dile lo de tu trabajo y lo de tu hermana.

No lo haría. Era demasiado orgullosa como para andar revelando sus penas y mucho menos para que le tengan lastima.

—Bien—soltó con enojo y se dirigió a las regaderas.

—Joder con está juventud de ahora—Anko se quedó un poco para pelotear sola.

— ¿Puedo pasar? —en la entrada del salón de clases se encontraba la mayor de las Haruno.

El profesor la miro con desdén e hizo un ademan para que pasara.

—Bueno chicos eso ha sido todo por hoy pueden retirarse y no olviden sus trabajos para mañana.

El tumulto de jóvenes salieron con rapidez no sin antes quejarse por la cantidad de tarea que el profesor Hatake les había dejado además de que quien en su sano juicio quería estar en el salón donde las ecuaciones diferenciales asesinaban a muchos cerebros.

—Lamento haber llegado tarde pero las cosas se me están saliendo de control.

—Supongo que Anko te mantuvo ocupada por algo, ¿Qué paso? —El profesor que tenía el cabello gris y además se veía algo joven se acercó a la chica— ¿A qué se debe tu mala cara? —agarró a la chica de la cintura y se acercó un poco más, estaban cara a cara.

—No ha sido un buen día, ¿no has visto a Ten-Ten? —bufó, no andaba de buenas como para soportar los diálogos "misteriosos" de aquel hombre, aparte el ejercicio de hoy la había dejado muy agotada para las insinuaciones.

—Eso depende—Sonrió con malicia bajando una de sus manos hasta una nalga de la chica— ¿Qué gano yo?

—Vamos Kakashi —Sakura no está de buenas— ¿Dónde está Ten-Ten?

—Realmente no lo sé, hoy no ha venido a clases—El joven compuso su postura al ver que la pelirrosa no andaba de buenas y el mejor que nadie conocía su fuerte carácter— ¿Qué ha pasado que veo que ni conmigo quieres hablar?

—Necesito que alguien vaya por Hana y supongo que la única dispuesta sería Ten-Ten, Anko me ha pedido que me quede dos horas después de clases y todo por un hijo de puta que casi me arrolla. —bufó aún seguía molesta por eso—Que jodido día me ha tocado.

Kakashi se dirigió hacia la puerta y la cerró.

—Yo puedo mejorarlo—Volvió acercarse pero esta vez la beso.

La chica sonrió y olvido un poco sus penumbras.

Lo que comenzó con un beso suave se fue convirtiendo poco a poco en uno más salvaje hasta que sonó un teléfono. Ambos se sobresaltaron.

¿Aló?, ¿Kakashi?

— ¿Qué pasó Akane? —preguntó el joven mientras se normalizaba su respiración.

¿Qué estás haciendo que te oigo algo agitado?

Sakura tragó en seco.

Esa mujer otra vez…

Su enojo resurgió de nuevo y miró con ira a Kakashi.

—Es solo tu imaginación, he tenido un día pesado, ¿Qué es lo que quieres?

Bueno, es solo que mis padres quieren que vayamos a cenar con ellos hoy, quería saber a qué hora vas a llegar para que les confirme.

—Llegare temprano—Kakashi miraba como Sakura caminaba de lado a lado molesta, sabía que tendría que darle una buena explicación.

Está bien nos vemos Kakashi-kun, Te amo.

Colgó el teléfono y trató de acercarse a la chica pero está se alejó.

—Sakura…

— Me habías dicho que ya ibas a tramitar tu divorcio, pero veo que solo me estas mintiendo…—estaba enojada y herida.

—Es difícil, Akane está enferma del corazón y yo no puedo hacerle esto así como así… no puedo soltarle la noticia de golpe, podría ser trágico.

— ¿Y yo? ¿Dónde quedo? —Su agitación era tan brusca—Dime porqué ya me estoy cansando.

—Sakura, mi amor… —intentó abrazarla pero esta no se dejó— Vamos Sakura dame tiempo.

—Tiempo te he dado pero ya esto me está hartando, como puedes esperar que tranquilice mientras yo sepa que hay otra durmiendo contigo, que yo soy la OTRA, ¡Ponte en mi lugar! —Y salió de ahí.

— Mierda, no entiendo a las mujeres—Kakashi se quedó cruzado de brazos y comenzó a guardar sus libros.

Amaba a la pelirrosa pero no podía destruir aquel matrimonio que había procreado y que le había traído ventajas tanto laborales como económicas.

—Algo tengo que hacer.


Habían pasado sus clases y terminó de pagarle a Anko las horas que le debía ahora se dirigía cansada y corriendo como loca por su hermana. Llevaba de retraso una hora y temía que algo le pasara a la pequeña, esta vez sí se fijaba por donde iba.

—Saku-chan llegas tarde—la niña estaba sentada junto a la anciana de la mañana, Nozomi.

—Lo siento Hana, pero no ha sido mi culpa—respiraba agitada la mayor—Muchísimas gracias Nozomi, no sabe de la que me ha salvado otra vez, no tengo como pagárselo pero cuando tenga dinero se lo recompensaré.

—No es nada, además fue entretenida platicar con Hana-chan, es muy encantadora—la anciana seguía con la sonrisa amigable de la mañana.

—Bueno, gracias, tenemos que irnos por qué voy tarde al trabajo, muchísimas gracias Nozomi, espero verla pronto, vamos Hana— a dificultades llevaba la mochila de la niña y la suya también.

—Hasta pronto Nozomi-san—se despidió cortésmente la pequeña a lo que Nozomi asintió como despedida.

Ya camino a la oficina y que daba Gracias al cielo que estuviera cerca de la escuela de la niña por qué ya iba retrasada, Sakura empezó a decirla Hana que tenía que quedarse con ella por qué no tenía dinero para ir hasta casa y regresar.

—Sakura que bueno que has llegado tenemos un lío en esta oficina, necesitamos varios papeles que supongo tú debes tener— una chica quizás un poco mayor que ella le cayó apenas entraron a la oficina.

—Hola Hana-chan— La pelirroja saludó a la pequeña y esta le brindo una sonrisa.

—Espérame Ayame —lo primero que hizo fue a su cubículo y dejó a la pequeña, diciéndole a esta que hiciera su tarea que en un rato más iría por su comida.

—Y no toques nada Hana-chan—salió y se dirigió al escritorio de Ayame—Ahora sí que es lo que necesitas.

—Los ejecutivos han tenido una reunión esta mañana y han mandado un centenar de documentos que quieren que sean revisados para establecer un balance, además requieren los papeles que te quedaste ayer, ¿los revisaste?

—Sí y ya hice algunas modificaciones que pienso que serían más eficientes para la compra-venta de algunas propiedades—sacó de su mochila unas carpetas—Aquí están si es posible podría exponerle las ideas al corporativo.

Ayame sonrió, sabía que Sakura era muy buena con los números y era muy imaginativa para los proyectos, no por nada la habían ascendido tan rápido de puesto.

—Eres genial Sakura, bueno ahora vete a cambiar que parece que te ha tratado mal el día.

Si supieras.

Al terminar de cambiarse fue a la cafetería que había en la empresa y pidió dos platillos, lo bueno de trabajar ahí es que lo consumido dentro era parte de sus prestaciones y no necesitaba más que su gafete que indicara que trabaja en ese lugar.

— ¡Todo estuvo delicioso, Saku-chan!

—Me alegra que te haya gustado, puedes recostarte en el sillón y dormir mientras hago unas cosas pero antes termina tu tarea, que en cuanto termine de trabajar te la reviso y tal vez de premio te de un caramelo.

La niña sonrió de oreja a oreja y comenzó con su tarea mientras la Haruno mayor estuvo haciendo unas cuentas y pasando a la computadora de la oficina algunas diapositivas para explicar en qué consistía su proyecto.

Trabajar en Konoha Company había sido grato para ella, gracias a Kakashi que la había recomendado por ser la mejor de su clase, y no solo lo decía por qué salía con ella sino por qué en realidad lo era, le era tan fácil la dominación de los números que podía resolver un problema en cuestión de segundos, explicó a los miembros de la corporación que era estudiante así que ellos aceptaron que le darían empleo de medio tiempo si demostraba su destreza y ciertamente lo hizo, tanto que los 3 meses de estar trabajando ahí la ascendieron a un puesto mayor. Sakura no se podía quejar del sueldo, le alcanzaba para vivir aunque a veces se las veía apretadas por las deudas en las que su madre se encontraba. Por mucho que la aborreciera tenía que ayudarla después de todo era su madre y en realidad lo hacía más por Hana que por Hikari.

Kakashi.

Quieras o no, es un hijo de puta que nos ha ayudado tanto, además sí que lo hace muy bien, ya sabes a lo que me refiero.

Sonrió para sus adentros.

—Sakura, ¿ya tienes lista tu exposición? —Ayame había interrumpido su conversación mental— Quieren que les expongas tu proyecto.

— ¿Podrías cuidar a Hana mientras estoy en la sala de juntas?

—Por supuesto—Ayame era agradable además le encantaban los niños y Hana era muy adorable, se hacía querer.

—Gracias Ayame.

Mientras iba camino a la sala de juntas iba pensando en lo de Kakashi, como era posible que lo de ellos hubiera podido llegar tan lejos ya llevaban algo de tiempo juntos. Ella sabía que su profesor era casado y aun así aceptó a estar con él.

En que estaba pensando cuando puse mis ojos en ese idiota.

Deberías de concentrarte en lo que expondrás, será de vital utilidad para nuestras metas a largo plazo.

Estaba frente a la puerta de la sala de juntas y antes de entrar tomo un respiro.

Lo harás bien.

Observó su alrededor, empezando de lado izquierdo puedo divisar a su supervisor que hablaba con un grupo de personas que trabajaban para él.

Lambiscones.

Como sea…

Después poso su mirada hacia el lado derecho y observó que se encontraban los magnates que de la compañía, no podía creerlo. Minato Namikaze, Fugaku Uchiha, Hihashi Hyuga…

El nerviosismo la invadió.

Tranquila, solo son personas.

Tienes razón.

Divisó a un grupo de sujetos que se encontraban al final de la mesa larga que se encontraba ahí, un rubio que comía mientras hablaba, poseía unas marcas poco peculiares en su rostro, tenía facha de rebelde aunque sus gestos eran algo tontos. A su lado había una chica muy guapa de cabello negro azulado, con unos ojos muy hermosos, aperlados y grandes, su piel parecía de porcelana y se mostraba tímida pero eso no le quitaba el cuerpo escultural que tenía. Otro chico de ojos aperlados y cabello largo, bien parecido y serio estaba con ellos. Y de pronto se sobresaltó cuando vio que entre esa bola de personas estaba alguien más.

No puede ser…


Algo de mi inspiración. Tengo muchas ideas por eso aun no decido si la protagonista continuara con nuestro querido Hatake o...

Esperen el próximo capitulo.

Algunos de los personajes son invención de su servidora y los otros del gran autor Masashi Kishimoto.