Ni un principio, ni un final.


Este no es el comienzo de su historia. Lo que les voy a contar yo no es el principio de lo que le pasó a un grupo de personas, y los hechos que a estos les pasaron tampoco son el inicio. Esta historia comenzó una noche de febrero, por allá en el 1854, cuando tres relojes completamente idénticos comenzaban a funcionar al mismo tiempo, en tres lugares diferentes del país: el altillo de una mansión, una estancia y una parroquia. Éste, sin duda alguna, fue el hecho que marcó la historia de cada uno de los personajes que van a aparecer en esta historia, en la historia que hoy me toca contar a mi, pero que no fue el principio... ni va a ser el final.

Un grupo de adolescentes y una mujer que muchas cosas había pasado junto a ellos. Todos rodeando una fuente, justo la misma fuente que había marcado varios hechos fundamentales en la vida de muchos. En esa fuente un chico común y corriente -o no tanto- de 17 años, coloca un libro que bastante cosas les había hecho vivir, un libro que según les habían dicho, tenía marcado el destino de cada uno. Un libro que, apenas al ser colocado en la fuente, los había hecho desaparecer del lugar donde estaban. Se habían dividido en dos, y todo gracias a un reloj, una fuente, un libro, y un pequeño hombrecillo de blanco que observaba esa escena sonriente, acompañado por una anciana de cabellos plateados, una joven rubia de rastas, y otro hombre de anteojos que sonreía nostálgico.

Como dije, se habían dividido en dos. Una parte de ellos había viajado en el tiempo, rarísimo, veintidós años al futuro, llegando todos a diferentes lugares, formando algo que su peor enemigo -padre del mismo joven que había colocado el libro en la fuente- llamaba "la estrella", la "buena estrella", parte de ese Círculo de Protección. La otra parte, se había quedado en el mismo lugar que estaban antes de abrir el libro. Habían desaparecido, sí, pero al despertar a la mañana siguiente en sus propias camas, sin cambio alguno en sus vidas, lo habían olvidado. El único recuerdo que tenían era haber mandado a ya-saben-dónde al libro al no haber sucedido nada, y el enojo que muchos sentían al haberse enterado del retraso del anuncio del ganador de la "Bestia Pop", un concurso de bandas.

La mitad que había viajado en el tiempo, se encontró con desastres que jamás en sus vidas se iban a poder imaginar, con hijos de antiguos amigos, con su propio futuro escondido bajo varias capas, bajo frases como eran "no todo es lo que parece", y ese tan escuchado "no hay tiempo". Solo con paz, esperanza, amor y hasta con luz, pudieron safar de esa misión que les habían encomendado, destruyendo finalmente a Juan Cruz, su enemigo y quien quería usarlos para poder volver a tener la mayor fuente de energía del mundo, Eudamón. Uno solo podía llegar allí siendo elegido, y volvía siendo un Ángel de Eudamón, seres especiales, únicos.

Juan Cruz había sido elegido por Eudamón, pero extrañamente, esta supuesta "isla" se había equivocado. Llegó allí siendo elegido, y bajó siendo un ángel, un ángel caído. Solo almas puras pueden ingresar allí, a ese mundo medio entre los mortales en la tierra, y lo que es el Cielo que muchos confían ciegamente que existe. Y como conté, JC era enemigo, era un alma resentida, un alma malvada. El "portal" por el que había ingresado lo terminó rechazando, y en la Tierra quedó siendo un muerto en vida, un alma que no sabía para donde correr, sabiendo que su salvación era volver a ingresar a ese mundo.

Los chicos que habían viajado al futuro sufrieron pérdidas, muchas. Sentían a cada paso que su mundo se derribaba, que no iban a poder más, que todos estaban confabulados contra ellos, que jamás iban a volver a donde pertenecían. La realidad era que la vida desde un principio los había golpeado mucho, y de diferentes maneras. Abandonos por parte de sus padres, muertes, adopciones, robos, historias felices que habían terminado en tragedia, y tragedias que veían que jamás iban a poder mutar en felicidad. Como uno de sus "salvadores" decía siempre: tras las nubes el cielo es siempre azul, y a pesar de todo, ellos esperaban que fuera cierto algún día.

Una explosión en su viaje de egresados, a minutos de poder volver al pasado, hizo que sus planes cambiaran repentinamente... una vez más. Más muertes, y a la vez más vida. Un embarazo en una joven de 18 años hizo cambiar la forma de ver de sus compañeros de viaje, de ese viaje que parecía ya no tener fin. Más desapariciones, una Corporación de Gobierno liderada por una mujer que, años atrás, había sido la pequeña hija de la mujer que había viajado al futuro con el grupo de adolescentes, una niña inocente que había crecido encerrada en un sótano, rodeada de una gran mentira, hasta que su "Rey León" la salvó.

La vida de estos chicos seguía, ninguno entendía absolutamente nada de lo que pasaba. Un grupo de ellos estaba viviendo en una casita en medio del bosque, habiendo encontrado un ex-compañero del colegio Mandalay, del que habían egresado el año anterior. El otro grupo estaba conformado por los que creían -y aseguraban- muertos, y desaparecidos, secuestrados, capturados por la Jefa de Ministros para algún plan de esos a los que jamás se iban a poder acostumbrar.

Más amor, más encuentros. Parejas que empezaban, otras que terminaban, otras que volvían a empezar, y otras que eran separadas a la fuerza. Muchos tipos diferentes de amor existían allí, pero todos los iban a salvar, porque el amor salva, el amor fortalece. No importa qué tipo de amor, porque siempre te hace más grande, más humano, más 'vos mismo'.

Poco tiempo después, descubren que como dice el dicho "nada es lo que parece", y como decía una de estas jóvenes, en aquella otra parte, del otro lado del muro que se había construido, existía una "resistencia V.I.P.". Era verdad... como a la vez no lo era. La resistencia que ellos pensaban que había del otro lado, del lado de los "presos", no era tal. Vivían enceguecidos, en un mundo separado entre "chicos NE" y "salvajes". Los de afuera, por supuesto, eran los malos de la historia, una historia que la "Jefa" les había contado. Vivían engañados, y esta mujer repetía en ellos la misma historia en la que había crecido ella misma: afuera hay una guerra, no se puede salir.

Con sus cerebros lavados, reseteados, habiéndoles implantado información nueva, eran otras personas. Creían tener vidas que no tenían, creían ser personas importantes del mundo, cuando simplemente eran jóvenes abandonados de pequeños, criados en orfanatos. Odiaban a quienes habían sido sus amigos, creyéndolos salvajes, creyendo que habían matado a su familia, que habían hecho estragos una sociedad bien formada.