El rubio de ojos azules más pervertido de toda Europa se encontraba viendo una de sus tantas películas depositadas en un gran baúl del ático; ya se notaban en él las marcas del tiempo, pero aún permanecía brillante y suave como su primer día en territorio francés. "Lo que el viento se llevó" provocaba el deslizamiento de unas tantas saladas lágrimas cada vez que el auto-llamado oniichan la veía. Ya al término de la cinta, el francés se hallaba en un estado agónico de tristeza, que arruinaba el casi perfecto cutis del elegante europeo. Apagó el televisor y hundió el rostro en un suave cojín de rojo de terciopelo, y comenzó a morderlo.

-¿Por qué? ¡¿Por qué tiene que ser así? ¡Todos tienen derecho a obtener un poco de amour!

Cada vez abrazaba con más y más fuerza (o furia?) a la pobre y ya arruinada almohada. Ya estaba húmeda por las lágrimas derramadas. La arrojó lejos, en una esquina oscura, mucho más oscura que la habitación misma.

-Esto no se compara al abrazar a mon petit, o al tierno de Ita-chan…o a ese cejudo tsundere de Inglaterra-poco a poco la expresión de su rostro sufrió una metamorfosis, de tristeza a picardía-… o a todos mis queridos y deseables países juntos y encadenados, sólo para mí-se relamió los labios con la más pura expresión de maldad. De pronto, una idea, una muy grandiosa idea alumbró su mente.-¡Claro! Si los invito a todos a pasar unas "inocentes" vacaciones con hermano mayor, podré tenerlos bajo mi disposición y abrazarlos y besarlos y, y…-no pudo más con todo lo que pasó en su mente y de un alto se levantó del sillón- ¡Los llamaré ahora ya!

Encendió la lámpara de una mesita junto al sofá para buscar su libreta. El primero en la lista: Alemania, y no tendría la necesidad de marcar a Italia, lo más probable es que estuviera junto a él.

Se sentó en el apoyo del sillón y comenzó a marcar los números del alemán. Entre la espera, entrelazaba sus dedos en el cordón del teléfono, ansioso.

-A-Aló-dijo una adormecida voz.

-Buenas noches, mon ami.

-¿Cómo…cómo demonios se te ocurre llamar a esta hora?- Eran las 3 a.m.

-¿Quién es, Doitsu?-la tierna voz de Feliciano se reveló."No decía yo…"

-Ese idiota del vino, Italia.

-Oh, ciao, oniichan!- se animó a gritar el pequeño.

-Bonjour, ma chère Italie.

-Dime qué quieres-ordenó Alemania.

-Bueno, después de una gran discusión interna, y de innumerables flash-back, viendo todas las veces en que ustedes me han apoyado y acompañado, he decidido invitarlos a una placent-carraspeó-…relajantes vacaciones en…Rapa Nui!- fue el primer lugar que se le ocurrió-.

-¡¿QUÉ? ¿Crees que te voy a comprar eso de las "relajantes vacaciones"?

-¿Vacaciones? ¡Yo quiero ir!-Italia comenzó a insistir. Agarró la polera del alemán y comenzó a zamarrearla-¡Vamos, Doitsu, vamos!

-¿Ves? A Ita-kun le agrada la idea. No lo desilusiones.

Italia de un momento a otros arrancó de las manos de Alemania el teléfono.

-¡Sí, sí!¡ Vamos a ir!

-¡No Italia! Ese pervertido-decía mientras arrojaba manotazos para atrapar al menor, mas este dio un salto fuera de la cama- quiere aprovecharse de nosotros se vamos con él. ¡ITALIAAA!

-Hoy a las 6 de la tarde nos juntaremos en el aeropuerto de mi país. Está bien, mon petit?

-¡Ya! Ciao, oniichan, Io L'amo molto!

-No, Italia, NOOOO!-el alemán gritaba con todas sus fuerzas, pero ya era demasiado tarde.

Después de colgar, Veneciano cayó en la cuenta de que se encontraba totalmente desnudo, ahí, parado junto a la cama.

-Do-Doitsu, tengo frío…Doitsu…te enojaste?

Alemania saco el brazo desde debajo de las sábanas y atrapó la muñeca del menor, para arrojarlo donde él.

-No me puedo enojar contigo, Italia-lo cubrió con las sabanas-.

Feliciano se acurrucó en el pecho del rubio, al momento que decía "Ti amo, Alemania".

Siguiente: Amerika

Quien posiblemente se encontraría con Matthew, así que prefirió llamar a este último. Además, el autoproclamado héroe podría estar durmiendo y pondría una voz más chillona de lo normal por haber sido despertado.

Al momento, un tierno "hello" contestó la llamada.

-Mi querido mon petit, qué te encontrabas haciendo?

-Bu-bueno, ya me había acostado, pero Alfred aún no y está jugando Play allá abajo…y-y no puedo dormir…por el ruido.

-Oh-el francés sintió pena por el menor- si tan solo yo estuviera allí contigo…pero tengo grandes noticias, llamo para invitarte a unas tiernas vacaciones- comenzó a darle las indicaciones y concluyó con un:-y avísale a tu tonto hermano, golpéalo por mí. Je t'aime-y colgó-.

Canadá quedó paralizado. Ese francés últimamente se había comportado muy cariñoso con él, demasiado. "Aunque con los otros países, con Italia o España…bah! Mejor dejo de darle vueltas al asunto y trataré de dormir". Y así hiso.

Y así continuó marcando los teléfono acorde al orden de su libreta, hasta que llegó con Arthur. "Ese inglés…ya me las arreglaré con él". Una risa macabramente pervertida salió de sus labios.

¿Cuál sería el próximo?: Pues Austria.

Ya eran las 03:43 de la madrugada, aquel señorito se enfadaría y comenzaría a dar clases de buenos modales al rubio, mas este no le prestaría atención, porque lo que menos le interesaba era el hacer sentir incómodo a otro.

Simplemente marcó el número y esperó.

Después de medio minuto, lo que le pareció una fatal espera al francés, una voz jadeante contestó.

-Aló, ¿quién es?-la húngara había corrido lo más rápido posible por alcanzar la llamada.

-Tú no eres Roderich, dámelo.

-Primero dime quién eres.

-¿Acaso mi irresistible voz no te parece familiar?- sacó una voz mucho más suave de lo habitual.

-Sí, pero no quiero recordarlo.

- Soy Francis, y dame a Roderich, por favor.

-Para ti no está-respondió secamente.

-¿Qué demon…?- no pudo continuar ya que Hungría lo interrumpió.

-Llamaste porque necesitas algo, supongo.

Debo decirle algo a Austria, es de extrema urgencia-se quejó el francés.

-¡¿Acaso no entiendes que él está durmiendo? ¿Viste la hora antes de llamar? ¡¿LA VISTE?

Francis palideció, esa húngara sí que era fría, por lo menos con él.

-Ya, ya, está bien, te lo diré. Lo estoy invitando a unas vacaciones en Rapa Nui conmigo y…

-¡No irá! Eres un peligro para todo ser vivo-otra vez interrumpió. Elizabeta era muy sobreprotectora.

El francés carraspeó y prosiguió.

-Y como decía, conmigo y los demás países. Ya sabes, Italia, Japón, Alemania, Inglaterra…

-Irá si voy yo con él-impuso la chica.

-Bueno, bueno, has lo que quieras, pero Austria debe estar aquí en el aeropuerto a las 6 de la tarde. Adiós.

Y colgaron a la vez.

Prosiguiendo con la lista…turno de Japón. "Tan tímido que es Kiku, dudo que venga…"

Llamó. Sólo se escuchaba el sonido de espera.

Marcó otra vez. La voz grave del líder del japonés contestó.

-Eeehhmm, bueno, gomen nasai, señor Bonnefoy, pero Japón se encuentra con Grecia, podría llamar allá o intentar más tarde.

-Oh, gracias de todas formas. Au revoir.

-Sayonara…

Como buen Francis que era, no iba a esperar unas horas más para ubicarlo, simplemente llamaría a Heracles.

El griego se encontraba con la cabeza recostada en el pecho de Kiku, durmiendo. Hace un rato veían con curiosidad el firmamento, en el interior de un hoyo que el mismo Heracles cavó. Japón continuaba observando esos pequeños puntitos blancos que tanto misterio encerraban. Hasta que un gato blanco interrumpió su momento de concentración. Repentinamente suubió al pecho del japonés y comenzó a hacerle cosquillas frenéticamente con la nariz al adormecido griego, al cabo que logró despertarlo.

-¿Eh? Mikuni, ¿qué sucede?- levantó la vista para posarla con preocupación en la del felino.

-Miau…miau.

-Entonces deberé informarle- dirigió su verde mirada al ón-san, Mikuni dice que el señor Francia acaba de llamar preguntando por usted. Necesita darle una información.

-Oh, entonces, perdóneme usted, Grecia-san, y usted, Mikuni-san, me ausentaré por el rato- Se incorporó y salió del agujero. Grecia, por su parte, continuó descansando, esta vez abrazado al animal.

Ya después de llegar prácticamente corriendo donde el superior del griego, este le entregó el teléfono y contestó a la llamada del francés.

-Buenas noches, Francia-san, por favor disculpe la demora. ¿Le soy útil en algo?.

-¡Hola, Kiku! No hay problema; y sí, llamo porque te tengo una invitación.

-Oh, no debería preocuparse por mí.

-¿Y cómo no lo voy a hacer? Eres un gran amigo, Japón-Francia supo ocultar una poco inocente risa-.

-M-Muchas gracias.

-Hoy nos juntaremos a las 6 de la tarde en el aeropuerto de mi país, iremos a…Rapa Nui!-parecía disco rayado por todas las veces que había repetido la misma frase- Y si quieres, puedes traer a algún "amigo".

-Quizás eso sería una molestia para usted.

No, no te preocupes! Todos son bienvenidos por oniichan. Adiós, nos vemos.

-Adios, que esté bien-y dejó el teléfono en su sitio correspondiente.

Se retiró de la habitación para tomar nuevamente rumbo hacia el sitio donde se encontraba Heracles, era una distancia de más o menos 200 metros, y la oscuridad hacía de el un lugar difícil de transitar, sumando a esto los restos de la Antigua Grecia que se encontraban desparramados por el sector.

"Entonces, ¿debería invitar a Grecia-san? Podría estrechar relaciones con él". Ingresó por segunda vez al agujero para sentarse frente al de verdes ojos. Estaba despierto, y con Mikuni en la cabeza.

-Grecia-san, Francia-san me ha invitado a unas vacaciones en Rapa Nui, y me ofreció llevar a alguien más-no sabía como informarle su propuesta, así que tomó aire y continuó:-…y…pensé en usted-bajó la mirada, escondiendo sus enrojecidos pómulos.

Con la calma característica del griego, este le contestó.

Oh, entonces yo…soy especial para Japón?-preguntó mientras miraba fijamente una brillante estrella del firmamento.

El mencionado sólo asintió con la cabeza.

-Claro que iré. Soy amigo de Japón-san, me agrada-y apoyó su mano encima de la del oriental, para estrecharla fuertemente por unos segundos.

Continuó marcando números de acuerdo al orden de la lista; para terminar con Rusia.

Dejó la libreta junto al teléfono y se desplomó en el sillón, estaba agotado de hablar tanto. Comenzó a recrear cada una de las cosas que se le habían ocurrido en su mente, qué cosas haría; una que otra forma de engrupir a las inocentes naciones para conseguir "aquellos" que lo movió a planear la invitación; o qué llevaría para el viaje. Pronto el cansancio lo derrotó, y cayó en un profundo sueño…

Espero que les haya gustado, trataré de subir los demás capítulos pronto, apenas llevo ideado el 20% de la historia, pero creo que ya sé como continuará, sólo me falta relatarla bien –hago lo mejor que puedo- y ojalá la continúen leyendo, si no me da la paja de subirla :) :3

Cuídense~ ~