Disclaimer: Dragon Ball ni sus personajes me pertenecen

Hombres nuevos

(Freshmen)

Un fic por Juuhachi-gou y Mirai Bulma

Traducción por Apolonia


Primer Acto
"Por la Vida mía que no puedo recordar"

Cuando era joven, sabía todo
Y ella una punk que casi nunca tomaba un consejo
Ahora la culpa me asola, sollozando con mi cabeza en el suelo
Un tallo de la respiración de un bebé y un zapato lleno de arroz


Gohan revisaba la hora en el reloj, y le echaba un vistazo, luego sonrió al grupo frente que él. "Esto es todo por hoy, gente," dijo, cerrando el cuaderno y dejándolo junto a él sobre la mesa que estaba sentado.

Un coro de "¡Awwww!" y "Gohan-sensei, ¿ya?" saludó su anuncio. Varias decenas de niños llenaban la pequeña reconstruida aula; la mayoría de ellos nunca habían tenido un buen maestro antes, y tener un adulto sentado y explicándoles los misterios de la educación formal a ellos —¡por horas!— era una grata novedad. El hecho de que Gohan se agradable, paciente, y más abordable que casi cualquier adulto que ellos hubieran conocido— incluso los pocos afortunados que aún tenían madres o padres— fue un bono que ninguno de ellos podría haber esperado. La mayoría de estos niños habían perdido a uno o ambos padres, y Son Gohan era como un hermano mayor, o incluso un padre, para aquellos que no les quedaba una familia.

Gohan sonrió y asintió. "Estudien sus lecciones cuidadosamente, y mañana trabajaremos en el próximo capítulo. Rápido a casa ahora, ¡es la hora del almuerzo!"

Los niños gritaban alegres adioses mientras salían con ese recordatorio— varios de ellos habían llegado a estar tan absorto en las revelaciones de Gohan que se habían olvidado por completo de sus estómagos. Bebiendo las revelaciones de su profesor apagaron su sed de conocimiento, pero no

Por último sólo un estudiante se mantuvo en la parte de atrás de la clase, luchando por salir de un pupitre que era demasiado pequeño para él. Por último, el más antiguo de los asistentes de lectura de la clase de Gohan logró ponerse de pie, estirando sus apretadas bien musculosas extremidades. "Ah, ¡fue muy divertido!" Goku anunció. "Pero tengo hambre. Gohan, ¿quieres venir conmigo a casa para el almuerzo?"

"No hoy, Papá. Videl me está esperando." Gohan se quitó las gafas que realmente no necesitaba y las guardó cuidadosamente. Usar las gafas lo hacían parecer más viejo, más la parte de un profesor y erudito. Él llevaba un traje de negocios y corbata todos los días, por la misma razón— para presentar una madura, respetable imagen a sus alumnos, alguien que pudieran mirar y quien merezca su atención. (Él no se daba cuenta que los niños de su clase hubieran escuchado sus lecciones igual que si viniera vestido de obrero o si viniera a clases en pijama y zapatillas.)hicieron nada para calmar los dolores físicos del hambre.

"See, ¡sigo olvidando que estás casado ahora!" Goku puso una mano detrás de su cabeza y se rió. "Yo hacía lo mismo cuando Chi-chi y yo nos casamos, hasta que me golpeó tantas veces tuve que recordar! ¡¡Lo siento!!"

Gohan sonrió suavemente. "Está bien, Papá. ¡Hasta mañana!"

"¡Genial!" Goku juntó sus libros, no queriendo olvidar su tarea. Era el único adulto en la clase de Gohan, pero no le importaba; le gustaban los niños, y a ellos les gustaba estar con él también, rápidamente superando el temor que les había intimidado el hecho que una leyenda viviente estuviera sentado entre ellos. La inocencia de Goku, su encanto intacto había ganado incluso al más tímido de sus compañeros más jóvenes dentro de una semana, y ahora era aceptado como uno de ellos a pesar de su edad.

Gohan saludó a su padre mientras Goku salía, silbaba para la nube voladora, y volaba hacia el gran azul del cielo hacia el oeste. Gohan se puso su mochila y comenzó a caminar a su casa, silbando suavemente para sí mismo.


La vida conyugal le gustaba, decidió. El mes que habían pasado en el pasado alternativo le había demostrado cuan feliz podría ser con la mujer que amaba, y el mismo día que habían regresado a su hogar él había ido directamente al pequeño apartamento de Videl antes de pasar por la tienda de flores y le pidió su mano. Al ver ninguna razón para esperar, se casaron rápidamente, y ahora, casi tres meses después, Gohan no se lamentaba en lo absoluto acerca de su decisión.

Chi-chi aprobó gustosamente a Videl, y le hizo bien a su corazón ver lo bien que las dos mujeres se llevaban. Su nueva novia era un poco como su madre, supuso— era una mujer fuerte con una mente rápida y un ingenio agudo, por no hablar de un temperamento ardiente que Gohan no tenía ningún deseo de provocar.

Una pequeña, y atractiva casa blanca estaba en el extremo de la ciudad, recientemente construida, la pintura aún brillante y sin marcas de nada. Gohan caminó a través de la puerta pintada de rojo y arrojó su mochila en el armario. "¡Tadaima!" llamó.

"Estoy en la cocina, cariño," Videl respondió. "Tengo listo el almuerzo."

Aunque Videl era una buena cocinera ella misma, ella y Chi-chi pasaban varias horas a la semana en la cocina en la Casa Son, con la mujer mayor dándole a la más joven consejos sobre la cocina de un marido con un Saiyajin y de sus gustos y apetito. Era divertido ver a la joven novia y a la joven suegra trabajando juntas— podrían haber sido una hermana menor y una mayor en la cocina, excepto que era una niña de doce años de edad quien daba las instrucciones mientras que la joven adulta escuchaba y seguido las instrucciones.

Gohan se sentó y comió con rapidez, sin preámbulo, y aunque sus modales en la mesa eran mejores que los de su padre, no era menos rápido en su consumo en masa de arroz y sopa y los pequeños bollos blancos y esponjosos que Videl había aprendido a preparar.

Después del almuerzo, Videl sirvió algo de té caliente, y se sentó a la mesa con él. Gohan la miró y vio sus oscuros ojos iluminarse con ilusión. Le parecía que ella tenía algo que decirle, algún maravilloso secreto. Detectó, también, un cierto nerviosismo en su expresión, y sonrió a su novia con gusto. "¿Qué sucede, Videl?"

"Gohan..." Ella soltó su taza, puso las manos en su regazo y lo miró con seriedad. "¿Cuándo te gustaría comenzar una familia?"

"¿Nn?" Gohan se quedó reflexivamente, ponderando la pregunta. "Bueno, yo sé Mamá estaría muy emocionada de tener un nieto..."

Videl sonrió pacientemente. "No quiero saber cómo se siente Chi-chi... Quiero saber lo que tu piensas acerca de ello."

Gohan rió suavemente para sí mismo. "No quiero hacerte sentir apurada, Videl... quiero decir, si quieres que esperar un tiempo, estará bien."

"Mm." Videl miró lejos, pero no antes de que Gohan viera la luz desaparecer de sus ojos.

"Sin embargo," añadió rápidamente, "si quieres comenzar a probar, podemos. Me encantan los niños, y realmente me gustaría tener uno nuestro tan pronto como estés lista."

Ella volvió a mirarlo, brillando de nuevo. "¿De verdad?"

La desesperada esperanza en sus ojos lo hizo moverse y tomar en sus manos en las suyas. Acunando sus fríos pequeños dedos en su cálido agarre, asintió con seriedad. "Cuando tu quieras está bien conmigo."

"¿Quieres un niño o una niña?"

"Para empezar, ¿quieres decir? No me importa, siempre y cuando él —o ella— sea nuestro."

Videl saltó hasta sobre la mesa, aterrizando en el regazo de Gohan tan rápido que casi cayó de la silla antes de conseguir estabilidad para ambos y puso sus brazos alrededor de ella. Ella cubrió su rostro con besos. "Oh, Gohan, ¡estoy tan feliz!"

"Videl, es bueno que estés feliz." Gohan sintió que había algo más en la alegría de Videl de lo que él sabía en realidad. "¿Quieres... quieres comenzar a probar ahora mismo?" tartamudeó, ruborizándose un poco. Aquí, ¿en la cocina? se preguntó, escandalizado.

"No entiende," dijo ella, brillando tanto como el sol que se veía desde la ventana de la cocina. Ella lo miró, sus ojos brillaban. "Gohan... voy a tener un bebé. Lo acabo de averiguar esta mañana."

"...nnh?" Él parpadeó.

"Estoy de aproximadamente dos meses, de acuerdo a la prueba," dijo. "Me tomó dos veces, sólo para asegurarme. Por supuesto, tengo que confirmarlo con un médico, pero él no estará en la ciudad hasta la próxima semana. No es que necesito que me lo diga. Lo puedo sentir," dijo, tocando su plana barriga. "Puedo sentir nuestro hijo creciendo dentro de mí."

El cerebro de Gohan, generalmente de manera rápida captaba cualquier concepto, estaba teniendo dificultades para tramitar esta nueva e inesperada información. "Tu..." Él tragó. "Quieres decir... quieres decir que yo... ¿quieres decir que nosotros...?"

"¡Sí, Gohan!" rió ella. "¡Estamos embarazados!"

Lentamente una sonrisa apareció en el largo rostro de Gohan, alcanzando proporciones que sólo pueden ser calificadas como... ridículas. "¡¡GENIAL!!" gritó en una imitación inconsciente de su padre, saltando de su silla con su novia cobijada en sus brazos y haciéndola girar alrededor de la pequeña cocina aseada, riendo y girando hasta que ambos quedaron mareados de tanto deleite.


Chi-chi luchó valientemente con el enorme tazón y lo puso sobre la mesa con un ronquido. La fuerza no era realmente el problema; Chi-chi era tan fuerte físicamente como su marido, como un guerrero. No, era su pequeño tamaño —del tamaño de un niño— que hacía su tarea más difícil.

"Estoy tan cansada de ser una niña," suspiró.

Goku hizo algo remarcable: dejó de comer y miró a su esposa con amplios y curiosos ojos, sus mejillas rellenas completamente como las de una ardilla. "¿Ufuhmabrfeefee?" él murmuró antes de tragar la comida.

"Oh, no me gusta quejarme," suspiró su esposa, "pero teniendo doce años, mientras que es maravilloso ser joven de nuevo, hace... tantas cosas inconvenientes." Pasó su manga a través de su pequeña frente. "Bueno, en unos años creceré de nuevo. Hasta entonces, tendré que acostumbrarme, supongo—"

Goku terminó su tazón de arroz en tres enormes bocados. "¿Por qué no dijiste nada antes? ¡Yo puedo arreglar eso!" Se limpió la boca con el dorso de su mano y saltó de la mesa. Mientras corrió fuera, él silbaba fuertemente. "¡Oi! ¡¡Nube voladora!!"

"¡¡Goku!!" Chi-chi corrió tras él tan rápido como sus cortas piernas podían llevarla. En el momento en que llegó a la puerta, su esposo estaba de pie en la nube mágica dorada, acelerando en el alto cielo azul. "¡Vuelvo pronto!" gritó.

"Pero —¡Goku! Yo..." Chi-chi estaba de pie en la puerta, parpadeando. "Quiero... ir contigo," terminó suavemente, viendo a Goku diluirse en el lejano azul cielo a un punto, corriendo hacia Kami-sabe-dónde. Una vez más.

Se pregunta por cuántos años se había ido esta vez.


"Maldición, hay una escasez de agua en el Sector Norte... pensé que había instalado bombas suficiente para compensar eso." Bulma miró sobre el gráfico de la Nueva Cuidad Esperanza, frunciendo a la fina red que parpadeaba líneas rojas y coyunturas que significaban que el flujo de agua dulce estaba peligrosamente bajo. "Tal vez si nos re-encaminamos a través del cañón..."

Así que fue ella quien intentó ver la ciudad esquemática que no escuchar el suave caminar detrás de ella. Estaba completamente inconsciente de otra presencia en el laboratorio hasta que sintió algo peludo agarrarse contra la parte exterior de su muslo izquierdo.

Ella tembló y gritó, tan violentamente que casi cayó en su silla. Mirando a su alrededor, frunció el ceño al sonriente rostro mirando sobre su hombro izquierdo. "¡Bestia! Por favor controla tu apéndice ¡y déjame trabajar en paz!"

"¿Mi 'apéndice'? Oh, quieres decir esta cosa." Vegeta sonrió mientras su cola acaricia la parte de atrás de la rodilla Bulma.

Ella juntó sus piernas y envolvió sus pies alrededor de las patas de su silla en un intento de proteger las marcas de sus piernas —cada una de las cuales Vegeta sabía, maldito. "Sí, ¡me refiero a esa peluda cosa horrible! ¡Ahora vete! ¡Fuera! ¡Déjame trabajar!"

"Has estado aquí en todo el día."

"¿Y a ti qué?" Bulma se alejó furiosamente hacia adelante y se centró en la pantalla. "¿No ves que estoy ocupada? ¿Cuál es tu problema, de todas maneras."

"Estoy aburrido."

"Ve a entrenar con alguien."

"Prefiero entrenar contigo."

"¿Huh—? ¡HEY!" Bulma gritó mientras él la rodeaba y apagaba la computadora. "Tu— ¡¡tu idiota!! ¡¡No había guardado eso aún!!"

"Entonces ahora tendrás la diversión de hacerlo de nuevo." Vegeta la alzó en un brazo y la cargó, pateando y chillando, por las escaleras.

Sus protestas, como de costumbre, no duraron mucho tiempo.


Había sido una larga, perezosa tarde, y las sombras inclinaban a lo largo ahora que el sol se sumergía hacia el extremo de la tierra en el oeste. El desierto fuera de Nueva Esperanza estaba deshabitado, estéril, pero las heridas de las batallas a través del paisaje se estaban erosionando lentamente por el viento y la lluvia y el tiempo.

Un joven se sentó encima de un alto cañón, las primeras brisas de la noche agitando su cabello violeta pálido. Se lo había cortado corto por su padre, pero ahora estaba creciendo de nuevo. Quizás lo dejaría crecer durante el invierno, ya que había al menos una persona que parecía gustarle como le quedaba largo, y luego lo cortaría de nuevo en la primavera. Una corte de cabello al año— no es como que me haga mucha diferencia como me veo de todos modos.

Unos cálidos suaves labios rozaron la parte de atrás de su cuello. Trunks comenzó y casi cayó de su posición. "Q— ¡¿qué?!" tartamudeó, inconscientemente para llegar a su espada mientras se daba vuelta.

Juuhachi-gou rió. "Listo, estás loco," dijo, riendo.

"¡Juu! No te escuché."

"No quería que lo hagas." Juuhachi-gou se acercó, envolviendo un delgado brazo alrededor del suyo. "Eres tan lindo cuando estás contemplativa."

"Oh, no lo soy," protestó, sintiendo el calor subírsele a sus mejillas.

"Y eres incluso más lindo cuando te sonrojas," se burlara ella.

"Juuuuuuu..."

Una risa plateada. "No te preocupes. No voy a decírselo a nadie." Se puso de pie de puntillas para darle otro beso en su mejilla. "¿Alguna vez has visto una puesta de sol desde el interior de una nube?" susurró ella, su aliento acariciando su oreja.

"N...no," respondió torpemente, tragando duro.

"Es muy... inspirador," sopló contra su piel. "Creo que te verías hermoso, usando nada más que los colores del anochecer."

Se sintió ruborizarse aún más. "Los niños no son hermosos," argumentó débilmente.

"¿Eso significa que no quieres?" murmuró ella, ya sabiendo la respuesta.

"Tu pequeña diabla," gruñó él juguetonamente, atrapándola en sus brazos y voló hasta las nubes con ella. "Te mostraré lo que quiero."

Ella se curvó contra él mientras la niebla los envolvía. "Mm...¿promesa...?"


Casi medianoche.

Chi-chi suspiró y salió de la bañera. Secándose con la toalla, deseó poderosamente no irse a la cama sola. Se había acostumbrado a tener a su lado a su marido todas las noches, aunque su actual... estado... hacía que el contacto íntimo no sólo sea incómodo, sino francamente indecente.

Vagando en el dormitorio, hizo una pausa para estirar sus extremidades antes ponerse su camisón.

Lo extrañaba.

Chi-chi parpadeó mientras su mano se levantó cerca de un metro de donde había estado tratando de llegar; en lugar de recoger la prenda de la almohada, sus nudillos golpearon bruscamente el cabecero de la cama.

"¡OW!" exclamó, y se dio cuenta de que su voz sonaba diferente, incluso a sus propios oídos.

Lentamente se dio vuelta, y se vio a sí misma en el espejo de la puerta del baño. Ya no tenía doce, pero tampoco era la mujer mayor que había sido cuando Goku había regresado a ella. Era pequeña como había sido siempre, pero su plena estatura adulta, una vez más, y delgada, con la piel suave marfil, y una figura que, si bien no estaba en el mismo que la de Bulma tenía sus atributos, que era casi imposible de avergonzarse. Lentamente sus ojos rastrearon su reflejo —las delgadas, elegante piernas, las caderas de mujer, la aún minúscula cintura y un par de orgullosos, senos firmes. Finalmente miró su rostro, el rostro que portaba antes que Gohan naciera.

No tenía idea de cuánto tiempo había estado allí, desnuda y asombrada al ver su transformación, antes de que la ventana se abriese desde el exterior Goku entrara.

"¿Así está mejor, Chi-chi?" preguntó esperanzado.

"Go—¡¡Goku!!" Chi-chi voló con alegría a sus brazos, cubriendo su rostro con besos. Él rió, esa maravillosa risa alegre que no sólo invitaba, sino que casi exigía reír con él, y la acercó a sí mismo.

"Te ves tan bonita tal como en nuestra noche de bodas, Chi-chi," le susurró en su oído. "Me alegro que Piccolo me dijo acerca de que existía un deseo más en las Esferas del Dragón, así no tenía que irme por tanto tiempo. Por suerte estaban prácticamente en el mismo lugar, ¡esperando por el tercer deseo! Creo que me he estado tiempo suficiente lejos antes, ¿no crees?"

"Oh, Goku..." De repente Chi-chi se dio cuenta que no llevaba nada excepto una sonrisa de felicidad, y con un pequeño grito se dio vuelta, para llegar a su toalla.

"Aw, ¿para qué necesitas eso?" preguntó juguetonamente, quitándole la toalla de las manos y arrojándola a un lado. "Te diré, Chi-chi —así no te sientes sola, me desnudaré también." Él sonrió ampliamente. "¡Incluso yo puedo imaginar lo que deberíamos hacer desde allí!"

"Goku... ¿¿tu...??" Chi-chi estuvo momentáneamente desconcertada. Ella miró a su marido directo a su piel, y se dio cuenta con un feliz shock que él también extrañaba su intimidad tanto como ella. Con una risita encantada ella se arrojó en sus brazos y cayeron sobre la cama.

Y lo hicieron.