Este es el comienzo de un nuevo cuento

A los que leyeron el anterior gracias.

Ni Frozen, ni ningún personaje me pertenece, yo solo los ocupo sin fines de lucro.

Las Niñas Nacidas Para Ser Reinas.

En la actualidad, las llamadas, habilidades especiales o quirks, son comunes. Esta es la historia de dos pequeñas con ellas.

Una pareja entra a el hospital, la mujer embarazada está tranquila respirando como aprendió en las clases de maternidad, mientras que el señor se encuentra gritandole a la enfermera de entrada.

-¡MI MUJER NECESITA A UN DOCTOR URGENTE!- Grita mientras que azota las manos en el recibidor, congelando parte de este.

-Señor, un camillero viene en camino, pero si no se tranquiliza tendré que llamar a seguridad.

-Amor, estoy bien. - Dijo Iduna, sosteniendo su mano suavemente.

Solo con aquel gesto Agnarr logro tranquilizarse. Enseguida el camillero, entro en la recepción y subió a Iduna a la camilla para llevarla a un quirófano.

Después de pujar arduamente un llanto inundó la habitación, una bebé, dió una demostración de lo fuerte de sus pulmones. Estaba sucia con sangre y restos de placenta, la doctora la alzó lo suficiente para que ambos padres la vieran. Aún roja he inchada, para ambos fue la más hermosa creación, apenas alcanzaron a ver unos mechones rubios sobre su cabeza. Pero la doctora la entrego a una de las enfermeras que estaba a su lado, para que pudiera limpiarla. Iduna no podía darse el lujo de relajarse, puesto eran gemelas. Siguiendo pujando, a los pocos minutos Iduna se sintió desfallecer, había parido a su segunda hija pero a diferencia de la primera está no lloro, y la doctora no la alzó como a la primera, ambos padres se preocuparon por su pequeña. La doctora se levantó del banquillo donde estaba sentada a una velocidad abrumadora, y sin decirle nada a los padres, corrió a una camilla a un lado de ella, y con desesperación oprimía el tórax de la pequeña, mientras que un segundo doctor la auxiliaba con el estetoscopio, la doctora seguía su tarea con mucha desesperación, después de un minuto que a ambos padres les pareció eterno un llanto inundó la habitación. Pero era más débil que el de la primera. Después una enfermera se acercó a la pequeña y con sumo cuidado la limpio.

-Felicidades tienen a dos pequeñas hermosas.

Y la doctora se permitió limpiar el sudor de su frente. Después de limpiar a las pequeñas, y hacer los chequeos pertinentes, se acercaron a los padres de las pequeñas. Y ambos la admiraron como si fueran el más precioso de los tesoros.

Ambas hermosas, pero una más pequeña que su hermana, para un bebé un par de centímetros son mucha diferencia, mientras que la primera era de mechones rubios, la cabeza de la segunda era pelirroja.

La mayor, abrió los ojos, y con su manita acarició la mejilla de su melliza.

Seis años tenían ambas hermanas. Mientras que la mayor Elsa había hecho gala de su quirk, la habilidad de controlar el fuego y hielo, Anna que seguía siendo más pequeña que Elsa no había dado señales de tener un quirk.

Para la pequeña Anna, su hermana, era su héroe, y su poder de hielo era el más hermoso. Asiendo que siempre le pidiera hacer "La magia".

Desafortunadamente, en la que sería la última de las veces que ambas hermanas jugarán de niñas, ocurrió un accidente. Mientras que Elsa hizo un mal movimiento de mano, que lastimo a su hermana sin querer, corrió hasta ella, su poder de hielo golpeó su cabeza, y gritó, al sentir el que el cuerpo de Anna se sentía cada vez más frío. El grito alertó a sus padres, ambos corrieron hacia el cuarto de juegos de las pequeñas, apenas llegaron a ellas, y al sentir a la pequeña helada cual témpano, corrieron a su automóvil, y sin respetar ninguna ley de tránsito, llegaron al hospital, donde un doctor atendió a la niña que venía en brazos del que era el héroe número dos. Después de media hora salió informando que no había corrido riesgo alguno. Pero eso no alivio la culpa de la pequeña Elsa, quien no podía sacar de su cabeza la imagen de su hermana lastimada.

Después de eso, Elsa dejó de jugar con Anna temiendo volver a lartimarla.

Anna desesperadamente intentaba, en vano, llamar la atención de su hermana. La pequeña Elsa se rehusaba, a salir de su habitación.

-Elsa, por favor, abre la puerta, ya tengo mi habilidad, podrem-.

-¡Vete Anna!

-Elsa. -

La culpa carcomía a Elsa. Y su comportamiento sin querer ocasionó que sus padres empezarán a pelear, al no saber cómo ayudar a su pequeña.

Iduna, en su desesperación se acercó a su hija.

-Elsa, entiende no fue tu culpa.

-Mamá, fue mi culpa, que hubiera pasado si le doy un golpe más fuerte, o si pierdo el control otra vez.

-Elsa, para eso necesitas aprender a controlar tu poder.

-No! Ya no quiero esto!

-Hija, esto. - dijo tomando su mano.- Es parte de ti, no puedes cambiarlo.

Elsa guardo silencio, encerrando sus emociones.

-Entonces, dime cómo puedo ayudarte.

-Llevate lejos a Anna.

-¿Que? - pregunto incrédula.

-Alejala lo suficiente para que no pueda lastimarla.

-Hija esa no es la solución.

-Es mi solución.

Iduna salió de la habitación, solo para darse cuenta que Anna estaba a un lado de la puerta. Su mirada hacia el suelo, apretando fuertemente los puños.

-Hija...-

Pero antes de seguir, Anna corrió hacia su propia alcoba.

Iduna platico lo sucedido con Agnarr, y aunque pensaban que era una muy mala idea, llegaron al acuerdo que lo mejor sería que Iduna y Anna se fueran un tiempo para que Elsa pudiera entender sus sentimientos.

El día que Anna y su madre partieron de su hogar, Iduna le prometió a su hija que le llamaría a diario. Pero Anna no volvió a acercarse a su hermana.

Cumpliendo su palabra Iduna visitaba casi a diario a su hija, pero Anna no.

Ahora con quince años, Elsa había entrado a la Academia de Héroes U.A., gracias a la recomendación de su padre, había hecho un examen especial para poder entrar. Ella y su compañera de la escuela de señoritas Momo Yaoyorozu, habían pasado el examen y fueron aceptadas en la clase 1-A. Aunque, apesar de ser compañeras nunca fue muy sociable. Elsa siempre era cortés, pero con una sonrisa alejaba a todos para no ser cercana a nadie.

Hace algunos años, su padre se había rendido a que se acercara de nuevo a Anna. Y Anna también se rindió a ello.

Era el comienzo del año escolar, Elsa ya tenía su uniforme listo, un saco gris, con camisa blanca y falda negra. A ella no le llamaba mucho la atención ser heroína, pero sabía que si quería ver de nuevo a su hermana debía saber controlarse, y no había mejor opción que U.A. para ello.

-Y Anna, ¿En que escuela quedó?.

Agnarr, bajo un poco el periódico que estaba leyendo para ver a su hija, al otro lado de la mesa.

-En U.A.

Elsa, se sorprendió de la declaración.

-¿En que clase?

- En la de heroes.

Un escalofrío recorrió la columna de Elsa, sabía que tarde o temprano debía enfrentar a su hermana, pero quería estar preparada para ello.

Sin acabar de desayunar se levantó de la mesa, se despidió de su padre y salió de su hogar hacia su escuela.

Quería adaptarse al entorno, para que cuando viera a Anna, no se saliera de control. Llegó media hora antes de la hora de entrada, localizo su salón y se sentó en la parte de atrás del salón, después de quince minutos sus demás compañeros empezaron a entrar al salón. Uno que otro se trató de acercar a ella, pero al igual que siempre, una sonrisa de compromiso y sin seguir la conversación se alejaban de ella. Solo faltaban un par de minutos para que fuera el límite de tiempo de entrada, cuando la vio entrar, era casi como la recordaba, sus pecas, su cabello cobrizo en dos trenzas, sus ojos soñadores, y una sonrisa encantadora. Traía en la mano un vaso desechable térmico, desde su lugar olió el chocolate que emana de el. Y sonrió, se dió cuenta que se le quedó viendo mucho, cuando ella volteó la mirada hacia ella, le regaló una sonrisa más amplia, y un leve movimiento de mano.

Pero lo que no se imaginó, es que una de sus compañeras se abalanzó sobre Anna casi tirando su chocolate, un extraño malestar creció en su estómago, es como si se le encogiera y se expandiera al mismo tiempo. Y ese malestar se intensificó al ver que Anna tomaba de las caderas a su compañera, solo para acercarla más a ella. Pero al ver las manos de Anna las vio lastimadas, llenas de cicatrices, más en la parte de los nudillos. Y una cicatriz en la ceja, la saco de su vacilación, habían lastimado a Su Anna, y lo peor no estuvo ella para defenderla.

Anna se sentó alejada de ella, donde había un asiento disponible, justo atrás de la rubia que la tacleo.

Pensó en cómo se podría acercar a ella. Pero nada. No se le ocurría ninguna forma coherente de acercarse.

La voz de su profesor la saco de su vacilación, no lo había visto siquiera entrar. Tenía una mata negra como cabello, ojos cansados y vestimenta negra.

-Soy su profesor encargado Shota Aizawa. - dijo presentándose. - Ponganse los trajes que están a la derecha del salón y vallan al patio de la escuela.

-¿Pero no vamos a ir a la ceremonia de inauguración?

-Si se llegan a convertir en héroes no tendrán tiempo para ese tipo de cosas.

Tomo el traje que le indico su profesor y siguió a todas sus compañeras a los vestidores. Estaba un par de metros alejada de Anna, y está dirigia toda su atención a las demás. Al parecer seguía siendo tan confiada como de niña. Al llegar a los vestidores, ella se apartó un poco, pero sin perder de vista a su hermanita. Quien sin ningúna vergüenza empezó a desvestirse, veía sus hombros llenos de pecas, y hasta su abdomen lleno de estas. Trago saliva al verla con solo brasier y boxers. Nunca había reaccionado de esa manera, había compartido vestidor con muchas mujeres, pero por primera vez en su vida le cautivo el cuerpo de un contrario. Nuevamente se vio sorprendida, cuándo todas empezaron a retirarse, incluida la dueña de sus ensoñaciones.

Se cambió en tiempo récord. Y corrió hacia el patio, una gran necesidad de verla. No podía explicar su comportamiento.

Una voz en su cabeza le hizo caer nuevamente, le recordó su error. El recuerdo del cuerpo frío, fue suficiente para que al llegar con los demás quisiera alejarse lo más que podía de ella.

Anna noto, desde el principio su mirada, pero cuando la vio llegar al patio vio que se alejó de ella. Solo le quedó suspirar. Cuando su madre y ella se fueron, le pedía cada día sin falta, que le hablara de cómo estaba Elsa. Para ella eso era más que suficiente. Saber que estaba bien.

-Señorita De Arendelle.

-Si. - contestaron ambas.

-Perdon, mi error, Anna De Arendelle.

-Yo. - dió un paso al frente Anna.

El profesor le aventó una pelota de tamaño de su palma.

-Tu fuiste la mejor del examen de admisión, vamos a ser un examen diagnóstico de capacidad física.

Anna, paso enfrente de todos y se preparó a lanzar la pelota.

-Pero esta vez van a usar sus habilidades, así que espero mejoren sus marcas personales.

Anna se encogió de hombros, hizo su cuerpo hacia atras, estiró su brazo, casi tocando el suelo, y con la fuerza de su abdomen se lanzó hacia el frente, justo cuando la pelota se alejaba de sus dedos, activo su habilidad, todos lo sintieron, era como si el tiempo se volviera lento, el ambiente pesado, y lo vieron, como si el mismo aire se rompiera. Y la pelota se alejó siguiendo la fisura del aire. Aizawa vio la tableta que tenía en las manos, y marcaba dos kilómetros de recorrido. Todos se sorprendieron de la marca registrada.

-Eso va ser pan comido si vamos a utilizar los quirks.- dijo un chico de pelo rojo.

-Crees eso. Bueno, el peor de la clase quedará expulsado.

El silencio se instalo en el aire, Elsa por un momento pensó que eso sería lo mejor. Pero una pequeña vocesita le dijo que no lo soportaría, que su corazón se rehusaba a no verla.

Anna se volvió a encoger de hombros, si llegaba a ser expulsada, solo sería cosa de llamar a su segunda opción y estaba segura que la aceptarían.

En las diferentes pruebas todos sus compañeros mostraban sus capacidades, algunos eran más ágiles, fuertes o más ingeniosos a la hora de usar su habilidad. Elsa solo utilizando su capacidad de controlar el fuego se había ganado un buen puesto entre sus compañeros. Anna por su lado en las pruebas de agilidad y velocidad, no destacó, más bien tuvo resultados mediocres. Pero en la prueba de fuerza ella y su compañero Mezo Shoji, un chico con seis brazos, bastante alto, habían tenido una pequeña competencia, primero Shoji, marco una presión de 540 kg-fuerza, Anna que estaba enfrente suyo, ejercicio presión sobre el medidor, marcando 550 kg-fuerza, Shoji al ver la marca registrada, hizo más presion, marcando un poco más que Anna, y Anna no se quedó atrás, así fueron haciendo cada vez más fuerza hasta que el profesor los detuvo, puesto Anna se había puesto roja, por el esfuerzo, y Shoji tenía las venas de la frente resaltadas apunto de explotar, su marcación final fue de 1300 kg-fuerza, terminando en empate. Shoji se acercó a Anna, Elsa al ver la competencia, pensó que Shoji estaba enojado por no poder ganar, y no pensó que tuviera buenas intenciones al acercarse a Anna, así que casi corrió para intervenir de ser necesario, pero Shoji solo alzó su mano un poco más arriba de la cabeza de Anna, pidiendo un choque de manos. Anna al ver el pedido no se hizo del rogar, y le dió un choque bastante fuerte que hizo un poco de eco en el patio, pero la sonrisa de su rostro era de alegría, una sonrisa inocente. Shoji, le respondió la sonrisa con la boca de su mano, acompañada de una risa. Anna avanzó hacia el, y con la cadera le dió un ligero empujón a su pierna.

Elsa se sentía fuera de lugar. Por qué el ver a su hermana le hacía sentir así era un misterio para ella. De un lado quería acercarse a ella, abrazarla y no volver a soltarla, y por otra parte sentía miedo, mucho miedo de volver a perder el control.

Solo faltaba la prueba de lanzar la pelota. Hasta el momento, el peor era el muchacho de pequeña estatura, con cabello extraño, Minuro Mineta, quien estaba de más nervioso.

Pero para Elsa todos le eran indiferentes, ella solo se concentró en Anna, quien había hecho un buen trabajo en las partes de fuerza física.

Hasta la rubia de cabello extremadamente largo, que muy a su pesar parecía demasiado cercana a Anna, había hecho un excelente trabajo. Rapunzel.

Todos habían lanzado la pelota, y esperaban instrucciones del profesor, pero este le lanzó de nueva cuenta la pelota a Anna, quien extrañada la tomo y paso al frente nuevamente. La lanzó como la primera vez, pero al querer activar su habilidad, no pudo, y volteó a ver a su profesor, quien tenía una mueca sería.

-¿Quien dijo, que la lanzaras?

-Perdon, es que... Usted... Me la lanzó, y o pensé que quería que la volviera a lanzar. - empezó a excusarse Anna, y todos sus compañeros la veían curiosos, por qué apesar de estar hablando demasiado, no parecía nerviosa, solo parecía que estaba divagando.

-Si quiero que la lanzes. - Interrumpió el relato, que a decir verdad se perdió, cuando empezó a decir que le reconocía, apesar de ser un héroe underground. -Pero durante el examen, demostraste muchas más habilidad, y durante estas pruebas, tu fuiste mediocre.

Elsa, estaba enojada, quien se creía que era por hablarle así a su hermana. Pero la volteó a ver y Anna no parecía entristecida, más bien apenada, con las manos en los cachetes.

-Quiero ver otra vez esa fuerza.

-Lo siento, pero no lo voy a hacer.

-¿Por qué, si se puede saber?

-Es peligroso.

-Si ese es el caso, yo tomo la responsabilidad. - dijo haciendo un ademán con la mano, para que la lanzará.

Pero Anna, solo lanzó la pelota como la vez pasada, logrando un resultado igual.

-Si no lo haces como te digo, el expulsado serás tú.

Anna, se encogió de hombros.

-Ve por tus cosas, quedas expulsada de U.A.

Elsa, corrió hacia ella nuevamente, no podía creer que fuera tan recia a no hacer lo que se le decía. Pero justo cuando estaba por tocar su hombro, el maestro hablo nuevamente.

-¿Por qué no haces lo que te digo? ¿Sabes cuántos jóvenes matarían por tener un lugar en la clase de héroes?

-Que una figura de autoridad te diga que está bien algo, no significa que lo esté, como persona y aspirante a héroe tengo mi propio criterio, no necesito que alguien tome responsabilidad por mis actos.

Elsa retrajo su mano, su hermanita, había madurado, ¿Por qué sentía, que había un trasfondo en las palabras de su hermana?

El profesor se aclaró la garganta, las palabras de Anna le sorprendieron. Y sonrió, pocas veces lo hacía, pero si en su clase había alguien que estaba dispuesta a ser expulsada el primer día, defendiendo lo que creía, sería bastante interesante, ver hasta dónde llegaba.

-Es broma, todos se quedan en el grupo.

Todos sus compañeros empezaron a hacer un alboroto. Algunos hasta decían que era obvio que ninguno sería expulsado.

-Pueden retirarse a sus hogares por hoy es todo.

Todos se dirigían a los vestidores, Anna iba a hacer lo mismo pero la mano de Elsa se lo impidió.

Cuando estuvieron solas, el silencio empezó a ser sofocante.

-Estas muy bella. - fue lo primero que se le vino a la mente a Elsa. Desde que la vio fue lo que inundó su mente.

-Tu también, te pusiste muy hermosa. - respondió con las mejillas sonrojadas Anna. - No es como si antes no fueras hermosa, desde siempre eres muy hermosa.

Elsa río un poco, pero que más podía decir, no sabía ni porque la había detenido.

Anna tenía en su estómago una estampida de elefantes, sentía que si seguía cerca de Elsa se iba a desmayar en cualquier momento.

-Nos vemos mañana. - Dijo Elsa, sin saber que decir.

Aizawa se dirigía a la sala de maestros cuando fue interceptado, por el conocido como el héroe número uno, All Might.

-Es raro que hagas bromas con tus alumnos, teniendo en cuenta que el año pasado se expulsó una clase entera por tu culpa.

-Siempre hay una primera vez para todo. - dijo Aizawa, pasando a un lado del hombre que fácilmente le doblaba la altura.

-Esas niñas, las hijas de Coldman(No se me ocurrió un mejor nombre para Agnarr), son bastante peculiares.

-En está era todos lo son.

All Might, solo se quedó en silencio, viendo la lista de alumnos, donde también decía los quirks de cada uno, en el apellido De Arendelle

Elsa De Arendelle

Quirk: Control sobre el hielo, control sobre el fuego. *Desconocido hasta qué punto.

Anna De Arendelle

Quirk: Manifestación de Tepeyóllotl (Antiguo dios Azteca de los terremotos y el eco, Representado generalmente como un Jaguar)

Elsa llegó a su hogar casi corriendo, por qué no podía mantener al margen sus emociones. Si hace tiempo que quería ver a su hermana, pero por qué no la podía ver cómo la pequeña que le pedía hacer magia.

Era una mujer hermosa, le cautivo, pero la sensación, era diferente, no era como cuando veía a su madre, era más sofocante.

Cuando entro a su hogar estaba Iduna sentada en el sillón de la sala, con una taza de té enfrente suyo, supuso que su padre estaba con Anna, hace poco sus padres habían empezado a dejar de dar servicio como héroes, haciendo ingresos con inversiones.

-¿Qué tal tu primer día?

-Bien, el profesor Aizawa es un poco extraño.

Iduna río en respuesta, escondiendo su boca con su mano.

-¿Viste a Anna?

-Es mi compañera.

-Y com-

Antes de poder componer la oración Elsa la interrumpió.

-¿Que le pasó en las manos a Anna?

Toda la jovialidad de Iduna desapareció en un instante. Teniendo una mirada seria.

-¿Por que no se lo preguntas a ella?

-Mamá, por favor. - dijo sin querer dar la explicación de algo que ni ella sabía.

-Esta bien, pero solo te voy a decir hasta donde yo se.

Bueno eso sería todo por el momento. Gracias por la atención. Hasta la próxima.