TU ERES LA LUZ
Capítulo 1: Konoe Nezumi
El eco de las hojas al ser pisoteadas creaban un leve crujido que se hacía presente por las frías calles de Tokio, el viento era demasiado gélido, podía sentir como se le entumecía la cara, se encontraba divagando tras pensamientos inquietantes y sombríos. Su vista se posaba en el suelo mientras caminaba de manera sosegada, observando cómo aquellas hojas adornaban aquel frío pavimento, mientras su mente asimilaba el hecho de que había regresado a su hogar. Había pasado un largo tiempo desde la última vez que respiró el aire de Japón, había olvidado la tranquilidad que siempre fluía, la comodidad que le hacía sentir. Suspiró profundamente mientras seguía caminando con una maleta en su mano, dirigiéndose con paso calmado hacia su nuevo destino. Era asombroso el silencio que la rodeaba, sólo se escuchaba el siseo del viento que soplaba con fuerza enredando su largo cabello, Nezumi, ese era su nombre, su piel era tan blanca cómo la nieve, poseía un cabello tan oscuro cómo la noche, haciendo que su piel carente de color, resalte mucho más. Sus rasgos eran finos y delicados, acompañados de unos ojos de un brillante color jade, siendo al final lo que más resaltaba en su rostro. Expulsaba un aura misterioso e intimidante, algo que había adquirido tras su sombrío pasado. Había regresado a casa, donde alguna vez lo tuvo todo y en un par de segundos no tenía nada, un punto débil de su parte, aun se preguntaba si había tomado la decisión correcta. Siguió con su camino cruzando un pequeño parque, no prestaba mucha atención, hasta que escuchó el rebote de un balón haciendo eco en todo el lugar, rompiendo aquel silencio acogedor, estaban jugando baloncesto.
Detuvo el paso por instinto y desvió la atención hacia aquél lugar, la nostalgia se hizo presente enseguida, haciendo que su corazón palpitara con fuerza y a la vez un escalofrío recorra su espina. Se sentía como una niña al ver su dulce favorito, observó aquella emoción al escuchar rebotar el balón y la pasión con la que jugaban, aquella sonrisa que indicaba que lo disfrutaban, que se divertían, era precioso de presenciar. Llevó una mano hacia la malla de aquella cancha, dando permiso a que fluyan aquellos recuerdos que hacían que su pecho se comprimiera, soltando cada uno de ellos en un pequeño suspiro, es cuando se preguntaba cómo habían estado ellos, sus antiguos amigos y compañeros.
Escuela Secundaria Teikō (帝光 中学校)
14 Meses atrás.
El balón rebotaba rápidamente entre movimientos ágiles y coordinados hasta que terminaba siendo encestado perfectamente, en un tiro limpio. Nezumi sentía una pasión por el baloncesto inigualable, de pequeña era lo único que la llenaba, era su escape, su vida, su todo. Su vida no era especialmente perfecta, pese a las circunstancias siempre mantenía la compostura, mostraba una actitud persistente y decidida. Siempre se esforzaba demasiado en cada cosa que hacía, especialmente en el baloncesto, no permitía que por el hecho de ser mujer sea menos eficiente que un hombre, algo que su padre le recalcaba muchas veces, pero era difícil lidiar con una sociedad tan mediocre. Pese a eso, la palabra rendirse no formaba parte de su vocabulario.
Tomó el balón nuevamente, empezó a correr mientras el balón rebotaba con fiereza en su mano derecha, en un movimiento ligero y bien ejecutado, posicionó bien sus pies y se elevó levemente, mientras hacía una suspensión, encestó una vez más. Se sentía completa con aquella adrenalina que el baloncesto le hacía sentir, pensaba que en su vida, era lo único que no le podía faltar.
Se dirigió hacia su mochila que se encontraba situada en el suelo, sacó una botella de agua y empezó a beber de ella hasta que giró y su rostro palideció. Frente a su persona se encontraba un hombre aproximadamente de su estatura, de apariencia vulnerable y débil, era tan blanco como el papel, acompañado de una mirada semejante al cielo, pero inexpresiva, su cabello era de un color celeste y contrastaba suavemente con su mirada. No mostraba expresión alguna, dándole un aura de total misterio. ¿En qué momento había llegado? Al tomarla desprevenida, empezó a toser inesperadamente ante la repentina aparición de aquel muchacho que se encontraba frente a ella, dirigió su vista hacia aquella indescifrable mirada e inmediatamente recobró la compostura.
—¿Q-Quién eres tú? —habló finalmente la azabache mientras observaba a aquel chico con mucha curiosidad. Era increíble, no reflejaba absolutamente nada, empezó a examinarlo con la mirada, jamás lo había visto y despertó en ella cierta curiosidad.
—Mi nombre es Kuroko Tetsuya —dijo finalmente mientras se inclinaba con sutileza, poco después se giró hacia la cancha con el balón con el que la chica estaba practicando. Ella no se había dado cuenta de cuando lo había tomado—. Juega uno contra uno conmigo, el que enceste tres veces gana.
—¿Juegas baloncesto? —preguntó ella con leve sorpresa en su mirada. No es que lo juzgara, pero no parecía alguien tan atlético. El chico asintió levemente.
Nezumi sólo frunció el ceño, pero no negaba que una chispa se encendió en su mirada, amaba los retos. Se acercó hacia la cancha y se posicionó frente a Kuroko en modo defensivo. Este la miraba con seriedad, ella se concentró enseguida esperando el siguiente movimiento que haría su contrincante. El balón empezó a rebotar en las manos de Kuroko, es cuando intentó driblear a Nezumi, pero ella dio un paso atrás y le quitó el balón en un movimiento fugaz. Se dirigió a la canasta con rapidez e hizo un tiro de bandeja, encestando perfectamente. Kuroko la miró asombrado, rompiendo aquel rostro inexpresivo, no podía creer el talento que tenía.
—¿Cuál es tu nombre? —le preguntó Kuroko mientras se dirigía a recoger el balón.
—Konoe Nezumi —dijo con seguridad. Observó cómo su repentino acompañante se ponía en posición para lanzar un tiro libre, al hacerlo, el balón ni siquiera había rozado la canasta. Una gota de sudor resbaló por la frente de la chica. ¿En serio jugaba baloncesto?
Kuroko tomó el balón y se dirigió hacia las cosas de Nezumi, tomó la mochila que estaba en el suelo y se la dio. Ella lo miraba con más curiosidad que antes. ¿Qué estaba haciendo? De repente el peliceleste tomó su mano y empezó a caminar.
—Ven conmigo.
—E-Espera ¡qué haces! —exclamó la ojijade algo alterada ante el repentino acto.
—Iremos con Akashi-kun —dijo pacíficamente, mientras que la chica no entendía para nada la situación que se había dado y mucho menos quien era aquel hombre que el peliceleste había mencionado. Pero al final, nada perdía al ir con él.
Caminaron durante algunos minutos dejando atrás aquella cancha, el viento empezaba a soplar bruscamente haciendo que un escalofrío recorra su delgado cuerpo. Minutos antes, Kuroko iba caminando con paso tranquilo dirigiéndose hacia el gimnasio de la escuela, ya que el entrenamiento empezaría pronto. Y no era bueno hacer enfadar a sus superiores, procuraba no llegar tarde. Pasó por el parque de la escuela donde se encontraba una cancha, cuando de repente escuchó el rebote de un balón, es cuando su curiosidad se hizo presente. Se dirigió hacia aquél lugar pensando que era uno de sus amigos, pero no fue así.
Después de haber caminado durante varios minutos, algunas preguntas pasaban por la mente de la azabache, observaba al chico que estaba frente a ella, su cabello celeste se movía ligeramente al compás del viento, su forma de caminar era firme y tranquila, seguía examinándolo cuando este paró en seco haciendo que Nezumi choque contra su espalda. Habían llegado al gimnasio de la escuela, ella se paralizó enseguida, ahora entendía las intenciones del peliceleste, es cuando se zafó rápidamente del agarre.
—No entraré a este lugar —refutó y poco después intentó quitarle el balón. Ahora se arrepentía de haberlo seguido.
—¿Por qué no? —Kuroko no lo entendía en absoluto, era muy buena en el baloncesto, más bien se preguntaba por qué no se había unido al club antes.
Nezumi entreabrió la boca con la intención de hablar cuando algo la interrumpió de repente. La puerta se abrió bruscamente, haciendo que ambos dirijan la mirada hacia aquél lugar. Un hombre se encontraba frente a ellos, su piel era tan pálida y su cabello estaba acompañado de un color carmín de hebras delgadas, cortas y manejables que resaltaba ante su piel carente de color. Su mirada era rasgada acompañados de unos orbes rojizos, podía notarse en él mucha elegancia y seguridad. Expulsaba cierto misterio, acompañado de una expresión bastante relajada, aunque ante lo que observaba, dirigió una mirada profunda mostrando cierto deje de curiosidad.
—Llegas tarde Kuroko —pronunció con firmeza. Nezumi se sintió incómoda en ese momento—. ¿Quién es ella?
El pelirrojo clavó sus ojos en aquella mujer, era alta, tenía un largo cabello negro y unos brillantes ojos jade. No la había visto antes, a pesar de que no hace mucho que empezaron las clases.
—Su nombre es Konoe Nezumi, y quiere unirse al equipo —afirmó Kuroko mientras observaba a su vice-capitán. Por otro lado, Akashi abrió sus ojos levemente en signo de sorpresa. Asimiló las palabras del peliceleste, si algo era cierto, es que Akashi sabía percibir el valor de una persona y no lo desaprovechaba, él nunca se equivocaba, pero al observarla con detenimiento, vio algo en ella que llamó su atención.
Por otra parte, Nezumi se había quedado sin habla. Dirigió la vista hacia Kuroko; si las miradas de verdad asesinan, este último ya estaría más que enterrado. ¿En qué momento le había dicho eso? ¡Estaba loco!
El pelirrojo relajó el rostro y se dio media vuelta empezando a adentrarse.
—Sígueme —soltó Akashi tomando por sorpresa a la chica. Kuroko entró como si nada hubiese pasado, totalmente sereno como se había mostrado anteriormente. Nezumi no podía entender cómo es que había hecho algo como eso, ni siquiera le había preguntado. Desvió la vista al frente, en ese momento se sentía dudosa, no sabía si entrar o no, pero sus pies se movieron por si solos, y sin darse cuenta, ya estaba tras Akashi.
¿Qué demonios estoy haciendo?
Las miradas saltaron enseguida hacia ella, estaban curiosos y algo atontados por la repentina presencia de una chica en el entrenamiento. Un hombre alto, de contextura bien formada, poseedor de una piel blanquecina y ojos finos, acompañado de un brillante cabello rubio; observaba sorprendido a la persona que se adentraba al lugar. Desvió la vista hacia su compañero y se dirigió hacia él un tanto confundido.
—Kurokocchi ¿quién es ella? —preguntó el rubio quien se había detenido al divisar a aquella mujer. Le daba curiosidad, temía que sea una de sus fanáticas y se eche sobre él en cualquier momento, algo que solía ocurrir muy a menudo.
—Juega baloncesto —respondió secamente mientras se preparaba para calentar. Lo que no sabía era la expresión de incredulidad que llevaba su amigo. Sus ojos se abrieron de par en par, dirigió la vista hacia aquella mujer totalmente incrédulo.
—¡¿Eh?!
—¡Debes estar bromeando Kuroko! —exclamó un hombre de repente. Tenía una presencia demasiado fuerte e intimidante, era alto y su contextura era bien formada. Su cabello era de color verde y caía de manera uniforme sobre su frente, sus ojos eran del mismo color y estaban escondidos detrás de unos lentes. Sin querer había escuchado la conversación que tenían sus dos compañeros, no podía creer lo que Kuroko había dicho, era algo ridículo.
—Midorima-kun, es la verdad —le dijo mientras lo observaba con tranquilidad.
El ojiverde se sorprendió ante ello, chasqueó la lengua mostrando fastidio, sentía como si fuera parte de una broma. Acomodó sus lentes con suma elegancia y se dirigió hacia el pelirrojo dispuesto a obtener respuestas ante el circo que se estaba armando.
—¿Qué pretendes Akashi? —soltó directamente. Nezumi dirigió la vista hacia aquella voz, él tenía el ceño fruncido y se notaba muy molesto. Clavó sus orbes verdes en ella inspeccionándola de pies a cabeza, la miraba con total desaprobación, como si fuera un bicho raro. Él no entendía que hacia aquella mujer en ese lugar y Nezumi no lo culpaba. Pese a eso, no le gustaba la forma en que la miraba, pero no iba a intimidarse tan fácilmente.
—La pondré a prueba, así podré observar sus habilidades, si es que tiene alguna.
Las frías palabras del pelirrojo tomaron por total sorpresa a Midorima, incluso creyó no haber escuchado bien, pero era imposible, lo había dicho.
—¡¿Es una broma?! ¡Es una chica! —bramó con brusquedad. Ahora Nezumi frunció el ceño, ahí estaba una vez más el típico idiota que juzgaba sin verla jugar si quiera. Nunca faltaba alguien como él, pero, le iba a demostrar lo contrario.
—¿Y? ¿Acaso juegas mejor por ser hombre? —refutó la azabache con seriedad. Se puso frente a él y lo retó con la mirada. Todos empezaron a observar la escena, disfrutando del espectáculo que se había armado. Por otra parte, Midorima se sorprendió levemente, ella estaba demasiado cerca invadiendo así su espacio personal, pero no iba a ceder, su rostro se volvió sombrío y terminó regalándole una mirada asesina.
Akashi cerró los ojos y soltó un leve suspiro.
—Jugarás con Aomine uno contra uno el mejor de tres, así podré evaluarte, él es nuestro jugador estrella, tendrás que esforzarte si de verdad tienes la intención de formar parte de nuestro equipo —Al decir aquello, Akashi hizo un gesto para que se retiren de la cancha y empiece el juego de inmediato. Todos obedecieron rápidamente y despejaron el lugar mientras se acomodaban alrededor.
—Esto será divertido —dijo un hombre mientras se acercaba a la chica. Era alto y atlético, su piel tenía toques acanelados y sus facciones eran finas. Su cabello era de un intenso color azul al igual que su mirada, era fuerte, se podía notar enseguida. Nezumi observó cómo se acercaba con suma confianza, sus pasos eran firmes y una sonrisa se dibujaba en su rostro.
—Aomine, no debes estar hablando enserio, nanodayo —soltó Midorima un tanto atónito al ver como aceptaba la orden sin quejarse. Miles de preguntas pasaban por su mente, como el hecho del porqué sus demás compañeros no decían nada al respecto, deberían oponerse, pero hacían lo contrario. Idiotas.
Otra sonrisa apareció en el rostro del moreno, a él poco le importaba de quien se tratara.
—Siempre y cuando le guste el baloncesto, por mí está bien —dijo el ojiazul sin más, se acercó hacia ella rápidamente—. No seré blando contigo —afirmó Aomine dirigiéndole una mirada desafiante.
—Es lo que esperaba —soltó con una pequeña sonrisa. Él se limitó a fruncir el ceño, esa mujer tenía agallas. Pero daba igual, no iba a contenerse. A él también le fascinaban los retos.
Nezumi tomó su mochila y sacó una liga, empezó a recoger su largo cabello azabache en una coleta alta, después de aquello pasaron unos minutos de calentamiento, es cuando Akashi dijo que podían comenzar.
Un silencio abismal se hizo presente en el gimnasio, todos estaban atentos ante el enfrentamiento que estaba por comenzar. Algunos estaban emocionados, unos sorprendidos y otros fastidiados ante lo que estaba sucediendo. ¿Sería capaz de hacerle frente a Aomine?
Un balón cayó a las manos de Nezumi, se lo había lanzado Kuroko. Había llegado el momento, no negaba que los nervios se apoderaban de cada partícula de su cuerpo, puesto que todos observaban lo que se estaba dando en aquel lugar. Pero era su momento, tenía la oportunidad de demostrar sus habilidades, sentía la adrenalina correr por sus venas, jamás había estado tan emocionada.
—Akashi ¿estás seguro de esto? —preguntó de repente el peliverde al notar como el vice-capitán se ponía a su lado—. Es una chica.
—No recuerdo que haya una regla que impida la participación de una mujer en el baloncesto, además… —dijo mientras fijaba su vista hacia Nezumi, la miraba con profundidad y una diminuta sonrisa se formó en sus labios—. Ella es interesante.
Al escuchar aquello, el peliverde regresó a verlo sorprendido, esas últimas palabras le habían tomado desprevenido. Era similar a aquella vez que conocieron a Kuroko cuando estaba en el gimnasio con Aomine. Akashi vio el talento en él desde el primer momento, y ahora tenía la misma mirada al ver a esa mujer. Debía haberse perdido de algo, tal vez no se fijó demasiado, trató de buscar algo positivo en ella pero fracasó. Acomodó sus lentes una vez más y regresó a ver hacia el enfrentamiento que estaría por comenzar, la miró dudoso, no entendía que cualidades podía tener esa chica, exactamente eso, era una chica.
Ambos se habían posicionado frente al otro, cara a cara, sus miradas chocaban entre orbes desafiantes, la concentración empezó a hacerse presente, ninguno tenía la intención de perder, ninguno cedería. El balón aún se posaba en las manos de Nezumi, su oponente se acomodó mostrando una defensa fuerte, el moreno estaba atento ante el movimiento que haría aquella mujer, estaba preparado. Pero, en pensamientos profundos el ojiazul se preguntaba si debía dar todo de sí, una vez la derrote no quería hacerse responsable de causar una baja emocional. Pero pensándolo mejor, a ella le gustaba el baloncesto y eso era suficiente para un reto, le iba a demostrar sus habilidades, sea hombre o mujer, mientras le guste el baloncesto eso quedaba en un segundo plano.
El sonido del primer rebote se hizo presente, había comenzado. Todos estaban curiosos, querían ver por si mismos si era cierto que jugaba baloncesto, porque hasta ahora, ninguna mujer se había hecho presente en el club a excepción de la amiga del moreno.
Nezumi observó al ojiazul directamente a los ojos, en un movimiento fugaz, hizo un drible contra Aomine, algo que Kuroko había intentado hacer con ella antes. Pero falló, su oponente reaccionó demasiado rápido dando un paso hacia atrás quitándole el balón en un abrir y cerrar de ojos, demasiado fácil, pensaba el moreno mientras una sonrisa de satisfacción se apoderó de su rostro. Se dirigió hacia la canasta y encestó en un gancho.
—Esto es innecesario, es imposible que pueda ganarle a Mine-chin~ —dijo una voz un tanto vaga, se trataba de un hombre realmente alto, su cuerpo era robusto y su expresión era desinteresada. Largos cabellos desordenados adornaban su rostro, era de color violeta haciendo compás con su mirada. Su nombre era Murasakibara y se encontraba junto a Kuroko observando el juego mientras comía algunas golosinas.
—Una pérdida total de tiempo —soltó con fastidio el peliverde que miraba molesto la escena, ahora entendía a Akashi menos que antes. El vice-capitán sólo observaba sin expresión alguna, entendía lo que había sucedido, muy inteligente de su parte.
—Aún no ha terminado —dijo Kuroko atrayendo la atención de todos, estaba seguro de que lo lograría. Sus compañeros lo observaron, sentían intriga de alguna forma, además de que sabían perfectamente que Akashi no permitiría algo así tan fácilmente, por otra parte, Kise no decía nada, aún tenía la sorpresa escrita en toda la cara—. Tu puedes… —soltó Kuroko en un susurro casi inaudible.
El balón lo tenía nuevamente Nezumi, estaban frente a frente una vez más, Aomine tenía una sonrisa de autosuficiencia en el rostro. Ahora ella estaba más segura que antes, la jugada anterior sólo era para evaluar un poco sus movimientos, estaba satisfecha, era asombroso. El balón empezó a rebotar, un ambiente tenso se formaba en la cancha.
—Eres increíble —soltó Nezumi de repente—, pero, esto apenas comienza.
Hola a todos, esta es mi primera historia en el fandom de knb, la verdad me siento algo nerviosa, pero espero les haya gustado. Agradecería muchísimo saber su opinión y tal vez alguna crítica constructiva. Amo este anime y no pude resistirme a escribir mi propia historia, así que tuve que esforzarme e indagar más a fondo sobre el baloncesto.
Les dejo un pequeño glosario con algunas técnicas que use para aquel uno contra uno de Nezumi y Aomine.
Gracias por leerme y hasta la próxima. ^^
Drible:Es un modo técnico ofensivo mediante el cual le permite al jugador desplazarse por el terreno de juego.
Tiro en suspensión: Lanzamiento a canasta tras elevarse en el aire, apoyando el balón en una mano mientras se sujeta con la otra, finalizando el lanzamiento con un característico golpe de muñeca.
Bandeja o doble paso: Lanzamiento a canasta ejecutado tras dar un paso o dos después del bote, el balón se impulsa con la palma de la mano de abajo arriba, dejando el balón lo más cerca del aro posible.
Gancho: Lanzamiento con una única mano, es un tiro de corta distancia.
