N.A. Hola a todos, aquí va una pequeñísima historia nueva, inspiración de un momento, espero que les guste. :D
Domingo sin falta.
Los domingos eran los peores. Eran cansados, cortos, empezaban con expectativas y pronto revelaban desencanto, no había rutina que seguir, no había mucha posibilidad de hacer planes porque el inicio de semana ya asomaba peligrosamente en el porvenir. Los domingos eran los peores, sin falta... al menos para Emily.
Ese domingo había volado, en menos de lo que se daba cuenta ya era casi de noche y volver a los difíciles casos de siempre estaba a sólo un abrir y cerrar de ojos. Estaba malhumorada porque, para colmo de males, llevaba todo el día debatiéndose entre llamar o no a Hotch... Hasta ese momento no había sido capaz. Y tenía ansias de oír su voz, por lo menos un segundo.
Otra desventaja de los domingos, era el único día que Hotch le dedicaba completo a Jack, así que ni hablar de intentar verlo. Siempre se quedaba con ganas de tomar el teléfono, llamarlo y decirle simplemente "quiero verte", así de sencillo, toda la verdad, pero cada domingo repetía esa secuencia de quedarse mirando el teléfono eligiendo si lo llamaba aunque sea para decir "hola" y nunca animarse a llamar.
Cuando el lunes se topaba con Hotch nunca era realmente capaz de decir nada sobre eso, apenas se atrevía a preguntar que tal había estado su domingo con Jack y él siempre parecía contento de contarle de lo que hacia el sábado con su hijo... Ella quería gritarle "pues yo moría por verte" y se callaba. Tampoco le contaba como había sido su día, mejor así.
Y eran las seis de la tarde, era domingo, el lunes se acercaba amenazadoramente y todo se repetía con extraña exactitud. Y ella no había tomado el teléfono y Hotch nunca sabría como le hacía falta cada domingo, sin falta.
