Después de un larga travesía, un pescador de Kanto llega a una isla. El sujeto parecía desorientado al encontrar tierra después de despertar de una larga siesta causada por el aburrimiento que genera no encontrar más que agua en los primeros minutos de viaje. Lo único que sabía este hombre era que se había alejado de su región natal.
A diferencia de otras pertenecientes a Islas Sete, no había rastros convincentes de actividad humana anterior, solo unas huellas algo borrosas y pequeñas, probablemente de un entrenador joven; además, un papel con un "23" escrito en él. Lo primero que decide hacer el pescador es buscar algo de cenar para luego viajar rumbo a Isla Prima ("No debo volver a dormirme", murmuró mientras pensaba.) Al tener una caña vieja, por lo menos sabía exactamente qué iba a comer.
Lanza el anzuelo al mar. Parecía que el pescador no iba a soportar una larga espera: el tiempo era sumamente soleado y caluroso, no había ninguna fuente de agua dulce y no iba a pasar mucho tiempo antes de que la marea rompa su ancla improvisada y se lleve su bote. Pasado un momento, un Magikarp queda atrapado en el anzuelo y el hombre, muy hambriento, tira de la cuerda hasta llevarlo a la superficie. En una primera instancia, intenta matarlo, no obstante, el Pokémon vuelve a ingresar al mar. El náufrago, furioso, intenta nuevamente pescar. Sin embargo, las horas pasan y sigue en la espera. Cuando ya estaba por retirarse, siente un tirón fuerte. El pescador, ante esa acción, trata de sacarlo, pero es inútil. Automáticamente, una serie de tirones inclinan el cuerpo del hambriento hacia el mar, cada tirón es más fuerte que el anterior. El pescador cae al agua.
