Título: La Atracción del Agua.
Fandom: Beyblade.
Personajes: Kai Hiwatari, Tala Ivanov y el malvado de Dunga.
Género: General.
Rating: T
Advertencias: AU. ¿Un pelirrojo con un atuendo sexy? *¬* Tala/Kai, implícito (de momento).
Resumen: Kai no entendía por qué todas las chicas de su escuela (y los chicos, dicho sea de paso) amaban (y admiraban los segundos) tanto a ése tal, Tala Ivanov. A sus ojos, el ruso sólo era un estudiante más que le gustaba lucirse con lo único que se le daba bien: la Natación.
Disclaimer: Beyblade no me pertenece. Pertenece al talentoso, Takao Aoki, al cual le agradezco infinitamente por traer a mi mundo tan bella y shipeable obra de arte.
27/07/10.
Capitulo 1- Piscina.
Era la última clase del día. A su grupo, le tocaba Educación Física a esa hora. Por fortuna, la clase había terminado con el sonar del silbato del profesor de Atletismo, un hombre alto y robusto, que esperó hasta que los últimos alumnos terminaran de llegar a la meta para dar por finalizada la sesión.
Algunos agradecieron infinitamente, mientras otros, se derrumbaban agotados en el césped, creyendo que no alcanzarían a llegar a sus casas y despedirse de sus familias. Y es que las clases de Komimoto-sensei solían ser devastadoras; muy pocos alumnos soportaban su entrenamiento sin que les diera algún calambre por tres días, o el cuerpo no les doliera por el resto de la semana.
Un claro ejemplo de esa excepción, era Kai Hiwatari; el estudiante número uno en Educación Física. Lo más sorprendente de todo, es que ni siquiera tenía que esforzarse para ser el mejor en todas las actividades de la clase, o al menos... en casi todas.
Justo en ese momento, él al igual que los primeros que habían llegado a la meta se secaban el sudor con sus pequeñas toallas blancas, así, como hidratarse con un poco de agua.
- ¡Miren, eso!
El grito de una de sus compañeras atrae su atención y la del resto de los presentes.
- Ivanov-san, del 2-C se encuentra en la piscina. ¡El equipo de natación está entrenando!
Explica la misma chica, haciendo que el resto de las femeninas dé gritos y saltos de felicidad. Cosa que por supuesto, el bicolor no termina de entender.
Desde que hubo ingresado a la escuela esa primavera, ha estado escuchado constantemente de un tal, Tala Ivanov; ruso por su apellido, pero que hasta la fecha no ha conocido ni de vista. Personalmente se dice que es imposible, dado que el pelirrojo va en el curso siguiente, en segundo; siendo lo que ellos consideraban como "Senpai".
- ¡Vayamos a verlos!
Dice otra de las presentes, aceptando el resto la moción.
- ¡Deben de estar entrenando para el campeonato! Es en mes y medio, ¿cierto?
El resto asienten emocionadas, encaminándose con prisa hacia la piscina.
- ¡Vayamos, y apoyemos con todo nuestro amor a Ivanov-san!
Le escucha decir a una de ella, frunciendo el ceño el de ojos violetas.
"¡Qué tontas!". –piensa molesto Kai, entrecerrando con fastidio sus ojos.- "El sufijo 'san' no debe agregarse en los apellidos o nombre rusos. Si tanto les gusta..."
- ... deberían de saberlo, al menos.
Murmura entre diente, dejando escapar un suspiro antes de dirigirse también a la piscina.
En efecto, él también quiere conocer de una vez por todas a ese ruso pelirrojo que es tan popular en su escuela.
Pero al llegar al lugar, se queda estupefacto y sin palabra o gruñido alguno, al ver cómo uno de los nadadores dejaba rápidamente al resto de los contendientes, y en algunos segundos, toca la marca que da fin en la piscina. Por supuesto, de inmediato sabe que ése es el famoso, Tala Ivanov.
"Es rápido".
Es en todo lo que puede pensar, detallando en el resto de las presentes que gritan y se abrazan emocionadas ante el triunfo del ruso. Pero no sólo es eso; el aludido, ha superado su propia marca, de ahí todo el revuelo que se causa.
- ¿Viste eso? ¡Lo ha vuelto a hacer de nuevo! ¡Ganaremos el torneo de natación este año!
Entre los gritos, emerge de la alberca el ruso, ganándose más gritos de euforia cuando se quita con cierta elegancia y presunción el gorro azul que cubre su cabello pelirrojo, y los googles del mismo color también son retirados con la misma actitud autosuficiente.
Su expresión altanera, en contraste con su apariencia varonil, sexy y su cuerpo completamente empapado, provocan más gritos y suspiros en las presentes. Para ellas, es como ver al hombre más atractivo del mundo ante sus ojos. Y puede que lo fuera.
- ¡Ivanov-san! ¡Felicidades!
- ¡Lo hiciste de maravilla!
Algunas jovencitas se acercan a él, felicitándole y aclamándole por su triunfo. Mientras éste, se limita a sonreír de lado, diciendo algunas palabras en ruso que ninguna de ellas logra entender, pero aun así, sonríen contestas al escuchar su hermosa voz.
Kai, mientras tanto, toma sus cosas y mejor se va. Demasiado alboroto para su gusto y por nada en especial. Ivanov, "no es la gran cosa" como sus fanáticas lo hacen ver.
Dos días después, puede que ya no piense lo mismo.
.::.
Todo había ocurrido demasiado rápido, según él.
En un primer momento, se había plantado frente a aquel grupito que trataba de quitarle a la fuerza sus pertenencias a un chico que había reconocido del "E", y al otro, se encontraba atado de pies y manos, con una mordaza en la boca, siendo cargado por dos de los súbditos de Dunga, que sabrá Dios, a dónde le llevaban.
- ¡Tú te lo has buscado, idiota!
Apostilló con rabia el rubio, indicándole al otro par que no lo soltaran y que continuaran con su camino. Le iban a enseñar que nadie. Absolutamente nadie. Se interponía entre él y su pandilla; que no saldría ileso, y sin ningún castigo por su estúpida impertinencia de héroe.
- Muy bien chicos, alto ahí.
Los otros dos se detienen a algunos pasos de la alberca, dirigiéndole el de ojos violetas una mirada de soslayo al lugar al que lo habían llevado. Justo lo que pensó en un principio.
"Cualquier lugar menos éste".
Piensa, mientras sus ojos se abren más de lo normal, comprendiendo el plan de Dunga.
Tiene que hacer algo, lo sabe. Por lo que comienza a luchar de nuevo, a oponer resistencia, y a tratar de zafarse; de hacer que lo suelten de una maldita vez.
- Tranquilo, Hiwatari... –el otro se ríe en su cara, al ver su desesperación.- No te pasará nada. Sólo te quedarás un ratito aquí, meditando en las siguientes palabras: "No debo de intentar ser un héroe y meterme en el camino del grandioso, Dunga. Él es mejor que yo, y puede patearme muy bien el trasero".
Los otros dos se ríen, acompañando la carcajada estruendosa de su líder.
El bicolor mientras tanto, está tan tenso que parece una sólida tabla. Sus ojos piden, que lo liberaren de una vez. Lo entiende. Ha aprendido la lección, y la broma está llegando demasiado lejos.
- ¿Algunas palabras Hiwatari? ¿No, ninguna? –su sonrisa burlona ampliándose por momentos.- Muy bien chicos... ¡Pato al agua!
Los otros dos comienzan a balancearlo de un lado a otro, como si fuera una especie de costal; un costal de papas. Al mismo tiempo, que Hiwatari se pone más tenso, más rígido, al saber que no hay marcha atrás. Así que cierra con fuerza sus ojos, y articula palabras que ninguno de los tres idiotas logra entender; el trapo sobre su boca se lo impide.
El "¡1, 2 y... 3!"que los otros canturrean es lo último que escucha, ante de que lo suelten y el agua de la piscina le dé la bienvenida. Sus odiosas carcajadas no se hacen esperar, mientras él, trata de quitarse las cuerdas, patalear para salir a la superficie, y agarrarse del borde de la alberca.
Pero simplemente... no puede hacer ni una, ni otra cosa.
Su mente se nubla. Se bloquea ante la horrible sensación de estar reviviendo un desagradable deja vú, que ahora no quiere recordar.
De pronto, ya no escucha las carcajadas ni sonido alguno bajo el agua. Sólo es consciente de la desesperación que muestra por salir de esa situación, y con frustración y terror ve, cómo el oxigeno que contenía en su boca traspasaba sin más el trapo, escapándose en un par de burbujas antes de que el agua entre por su nariz.
Es su fin, lo sabe.
O lo hubiera sido, si alguien no se hubiera lanzado al agua y hubiera ido por él. A lo lejos, puede sentir unos brazos que se enredan en su cintura, llevándolo hasta la superficie.
- ¡Oye, resiste!
Cree escuchar de forma distorsionada, pero todo está oscuro, que no identifica y no sabe nada. No es hasta que escupe el agua que se ha tragado, respira de nueva cuenta, y abre sus ojos, que vuelve a tener conciencia de su cuerpo y de su entorno; de la persona que está a su lado, y es la última que esperó ver.
- ¿Estás bien? A ver... siéntate con cuidado.
Aquél, su salvador, no es otro que Tala Ivanov. Y está arrodillado ante él, sosteniéndolo de la espalda para ayudar a que se incorpore. Kai, no da crédito de lo que ve, mucho menos, de lo que oye. Su ceja alzada, revela su estado de sorpresa y confusión.
- ¿Puedes oírme? –le pregunta el otro, con algo muy parecido a la preocupación. Pero no puede ser eso, el ruso-japonés lo sabe, al ser el primer encuentro cara a cara que tienen.- Vamos... ¿dime de qué color es el cielo? ¿Lo sabes?
Ivanov, no entiende por qué esta persona luce tan desorientada y extrañada. Sabe que no es para menos; el pobre casi se ahoga; pero aun así, no reacciona. Eso no es… normal.
- Tú... –habla de pronto el bicolor, sonando su voz más ronca de lo que pensó en un principio.- ¿Puedes hablar... japonés?
Su pregunta le toma por sorpresa, debe admitirlo Tala. Y su expresión de desconcierto, lo reafirma.
De todas las posibles respuestas que el oji-violeta pudo articular, nunca se imaginó que fuera a contestar con una pregunta, mucho menos, con esa en particular. Sí que lo ha sorprendido, luego le preguntará su nombre para saber quién es éste individuo.
- De acuerdo, he de intuir que estás bien y en tus cinco sentidos. –contesta el ruso, mostrando una sonrisita de lado. Arrogante, como es él.- Sí, me descubriste. Estarás feliz, ¿no?
- No, realmente.
Kai intenta ponerse de pie, siendo ayudado por el otro sí es que éste, no se lo hubiera impedido en el último momento.
- Estoy bien. –dice, poniendo su mano derecha como barrera entre los dos. Como mediadora de distancias, pues Ivanov está muy cerca. Algo que lo perturba.
- ¿Seguro? –no le cree.- Estuviste a punto de ahogarte. ¿Es qué acaso... no sabes nadar?
- Y tú... –enfatiza molesto como oposición.- ¿No te hubieras ahogado si hubieras estado amarrado de pies y manos?
Tala se encoge de hombros. No estaba seguro si en esas condiciones, a él no le hubiera pasado lo mismo. Vamos, que es un estudiante que sabe nadar, sí, pero no era ningún mago para liberarse de esas cuerdas mientras su vida estaba en juego bajo el agua.
- Además... –agrega Hiwatari de forma neutra, casi sin importancia, queriendo dar la impresión contraria.- Me dio un calambre y... no pude hacer nada contra eso.
- Ya veo.
El ruso parece creérselo o no le está dando demasiada importancia; es lo que el bicolor piensa, porque no ha profundizado en el tema como sería lo más correcto, lo común. Y eso por alguna razón le molesta.
- Tú... ¿viste lo que pasó? –pregunta mejor Kai, recibiendo la toalla que el pelirrojo le da para que se seque.
- ¿Te refieres a esos tipos y cómo te lanzaban al agua? Sí, lo vi. Estaba en el trampolín.
Su mano le indica la plataforma desde la que se lanzó, mirando ambos hacia ese lugar.
- Al principio pensé que era una simple discusión, tú sabes... "¿Estás saliendo con mi novia?" "¡No, como crees!". –utiliza dos tonos y formas diferentes de hablar, haciendo que el otro casi se ría.
Sin embargo, Hiwatari ignora sí lo ha hecho con esa intención o no. Tala, prosigue como si nada.
- Pero cuando eché un vistazo y vi que te tenían atado y estaban a punto de lanzarte, supuse que no era "ese tipo de discusión", mucho menos, que fueran tus amigos. Así que una vez que se rieron y se fueron, y yo no te vi con intenciones de salir, claro, por el calambre que te dio. –le aclara enseguida, ganándose aun así una mirada asesina de su parte.- Me lancé para ayudarte.
- Gracias. –contesta con un gruñido y entre dientes, frunciendo el ceño y mirando hacia otro lado.
Aquello de por sí, ya era vergonzoso; ser salvado por el arrogante éste no le hacía la menor gracia.
- No hay de qué. –dice, con destellos de arrogancia en su voz. Pero no se nota hasta que adopta un extraño tono para continuar.- De todas formas, no iba a permitir que alguien muriera en mi piscina. Por eso de los "espíritus pervertidos".
Éste, no sabe cómo interpretar eso, mucho menos, responder; así que se limita a no hacerlo, y a pasar por alto su sonrisa burlona. Casi puede intuir que eso está haciendo, burlarse de él, por lo que no le da la menor importancia.
- Pero en fin. –se encoge de hombros al ver que el otro no ha caído en su juego, y da un par de pasos con la intención de entrar de nuevo al agua.- Fue un placer conocerte ¿ehm? ¿Cómo me dijiste que te llamabas?
- ¿Lo dije? –responde con una ceja alzada, manteniendo su sonrisa autosuficiente.
Esa jugada, es la misma que el ruso-japonés utiliza cuando conoce a alguien que le interesa de algún modo. No ocurre con frecuencia, pero sí de vez en cuando; como una en un centenar.
- Hiwatari, Kai Hiwatari.
Responde al fin, porque no puede negarse; y la sonrisa presuntuosa de su rostro no quiere marcharse. El gesto es similar en el pelirrojo.
- Sí, Hiwatari... eso.
Entrecierra divertido sus ojos, lanzándose sin más, y mojando a propósito al otro.
El bicolor no se lo toma a mal. Bueno, sólo un poco, pero ya luego se vengaría; sí es que acaso, tenía el ánimo y las ganas suficientes de hacerlo.
Tala Ivanov, sigue sin ser "la gran cosa" en su vida.
Continuará...
Es verano, son vacaciones. ¿Por qué no un fic refrescante? ¿Un Tala/Kai, quizá? owO?
Pues nada, espero que estén bien. Por ahora estoy inspirada y he tenido muchas visiones para compartir. Pretendo acabar este fic en tiempo récord (un milagro) y el siguiente capítulo entre tres o cuatro días se llama: "Traje de baño".
Sin más por ahora, gracias por leer ;)
