Estaba lejos.
Aunque tan sólo se localizara a unos pocos metros de él, su esencia, su alma, se encontraba en un lugar remoto.
Al que no podía llegar.
Su voz era lo único que llegaban a sus oídos. Aquella canción le inspiraba una placentera sensación. Su corazón empezó a latir con fuerza al ver su sonrisa, al cantar con tal pasión.
Tan, tan lejos.
Desde el umbral de la puerta lo contemplaba, él sin percatarse de su presencia. Pero, a quién quería engañar. Su brillantez era capaz de cegar a cualquier cosa que estuviera a su lado. Para tan sólo quedar él en el centro.
Sus dedos tocaban con maestría la guitarra, a compás con aquella canción llena de energía y alegría. Su cuerpo se movía al son de la música, mostrando una gran devoción por aquel simple ensayo solitario.
O por lo menos, él pensaba que era solitario.
Inesperadamente, él dejó de cantar. De repente, cómo si notara que algo estaba mal. Se giró y entonces sus miradas se cruzaron. El observador se sorprendió de haber sido descubierto, pero intentó ocultar su sobresalto.
El pelirrojo, en cambio, sonrió.
-¡Tokiya! ¿Qué haces allí? ¡Canta conmigo!-
Y antes de poder protestar, él ya le había tomado de la mano, arrastrándolo hasta el centro de la sala. Una vez allí, volvió a dirigir su mano hacia la guitarra, pero esta vez tocó una diferente canción.
Una que él conocía perfectamente bien.
La melodía era más lenta, más pausada. Aún así, era verdaderamente hermosa. Y sin poder evitarlo, la voz del chico de pelo negro empezó a cantar la letra.
Pronto se unió también su compañero, y ambos cantaron aquella melodía con equivalente entusiasmo. Los ojos de ambos, escarlatas y azules respectivamente, volvieron a encontrarse, y ambos sonrieron característicamente.
La canción terminó tras unas últimas notas que salieron de la guitarra acústica. El mayor suspiró, y fue sorprendido por el repentino abrazo del pelirrojo.
-Lo hemos hecho realmente bien, verdad, ¿Tokiya?-
El anteriormente famoso idol supo que él quería ser adulado. Y no quiso estropear tal deseo.
-Sí, es cierto, Otoya.-
Sonrió con una gran felicidad, como si fuera un pequeño perro que recibe un premio por parte de su amo. A veces le resulta realmente entretenido las grandes semejanzas que comparte su compañero de cuarto con un canino.
Segundos después el pelirrojo se excusó, manifestando que dentro de unos minutos debía encontrarse con el pequeño rubio del grupo para jugar a futbol.
-¡Nos vemos luego, Tokiya!-
Con tal efusividad se marchó de la sala, dejándolo atrás en aquella espaciosa sala de ensayos. Él volvió a suspirar, para seguidamente empezar a tararear la melodía anteriormente practicada.
Porque aquella canción servía de puente de ambos.
Un puente que algún día, él esperaba cruzar.
Askajdklajsdlkajalksjd mi primer fanfic sobre Utapri, y con TokiOto :3
Es un pequeño drabble, pero tengo muchos proyectos en mente sobre esta pareja! Es mi gran OTP de esa serie! Normalmente no me gustan mucho las parejas yaoi, pero esta precisamente me mata. Cada vez que veo/oigo/leo algo sobre ellos siento que me coge un paro cardíaco.
En fin, dejo ya mi fangirlin'. Recomiendo escuchar Innocence de Mamoru Miyano (Seiyuu de Tokiya Ichinose)! Es la canción que me inspiró a escribir este drabble ^^
Prometo traer más historias sobre estos dos príncipes de la canción! La próxima será más larga y con más contenido!
Hasta otra~
