N/A: Taikano y Vitalka016 tienen la culpa de que esté haciendo este fic. Aún atareada de tareas y estresada por las vacaciones hice este fanfic, sólo porque hallé tiempo libre. Bueno, me disculpo y hago esto rápido porque tengo tarea pendiente y quiero pasar mis materias. Bueno… ¡vamos allá!
Summary: —En este mundo no existen los dioses, sólo la crueldad. —Ella contestó con total sinceridad, el animatronic dorado mirándola con sorpresa. Él sabía a lo que ella se refería. Lo sabía a la perfección.
Pairing: [StringTrap x Lynda M. /OC]
Rated: +T.
Género: Romance/Horror.
Advertencias: Robotfilia [Robot x Humano], Hetero [Hombre x Mujer], Lentas actualizaciones, OoC, Creencias Religiosas, Lenguaje Vulgar, Violencia, Horror, Romance, Faltas Ortográficas, etc.
Disclaimer: FNAF no me pertenece, si no al genio Scott Cawthon. La trama de la historia y Lynda Murtons son lo único de mi pertenencia. No gano nada de esto, no gano dinero ni nada, sólo diversión y entretenimiento. La imagen de portada es de Akari Gray, el personaje dibujado siendo Lynda Murtons. La ropa que lleva en la imagen la usa en este fic.
Aclaraciones: Letra cursiva son pensamientos. Aquí Jeremy no fue la víctima de la mordida del 87. Lynda es la guardia de la tercera entrega. Aquí apoyo la teoría de que hay un ser humano dentro de StringTrap. StringTrap está basado en el estilo de BlasticHeart, de Deviantart y Tumblr.
Trabajar en una atracción de horror apestaba. Sí que lo hacía. Lynda ya había enumerado quinientas razones por las que odiaba el establecimiento. Una de ellas era su madre víctima de la mordida del 87 –con un guardia llamado Jeremy sepa qué herido al defender a su madre-, el asesinato de sus amigos de la infancia hacía varios años y por último, la muerte de su hermana adoptiva, llamada Shuuko Murtons que había fallecido años atrás asesinada ante un hombre de morado.
Lynda Murtons había dejado de creer en dioses desde ese entonces, y ante su apariencia de 26 años física –con edad mental actual mayor a la de 35- había visto mucho horror ante sus ojos como para seguir sintiendo su corazón latir. Pero seguía viva, su cerebro trabajaba por el corazón, negándose a dejar de vivir tan rápido. Quizás era por el hecho de que Lynda en el fondo temía morir. Todo el mundo tiene miedo a algo, ¿no? Uno de los mayores temores de la chica era la muerte, la sangre y perder la memoria compartiendo el lugar.
Era la segunda noche, y mientras la castaña Murtons miraba a través de las cámaras, su mirada se dedicó a ver los salones con nostalgia. Se acomodó su larga cabellera castaña que caía como una cascada hasta la cintura, la mujer negándose a cortarla desde que había cumplido los dieciséis. Su mirada chocolate paseaba por cualquier rincón, un ligero destello color miel visible a simple vista. Ese destello que significaba "no me rendido todavía", un destello que impregnaba un aire misterioso. Su cuerpo delgado y de tamaño mediano cabía a la perfección en la silla en la que estaba sentada. Su altura de 1.69 le hacía sentir cómoda a pesar de ser más baja que muchas chicas, pero Lynda siempre sonreía ante todo lo malo, dándole un punto positivo.
—E-Eh…—Lynda miró con una sonrisa algo nerviosa los sistemas, que indicaban que el video estaba fallando. Alzó una poblada y bien delineada ceja, sus manos dirigiéndose a los comandos del sistema para reiniciar. El artefacto obedeció la orden, reiniciándose con una lentitud que desesperaba a la castaña adulta.
Lynda suspiró aliviada al no ver al nuevo animatrónico a la vista, sus facciones que estaban tensas relajándose. Sus hombros bajando de altitud, con otro suspiro de alivio sonando en su aguda y cálida voz. Levantó la tableta que mostraba las cámaras, buscando con insistencia a StringTrap, sus orbes de color marrones concentrados en una cosa.
Sobrevivir.
¿Cuántas semanas llevaba Lynda trabajando ahí? Tenía tres semanas ahí trabajando, oyendo mensajes extraños y aleatorios de un tipo que se oían desde el teléfono y que desgraciadamente no podía apagar. Sin embargo, ése día habían traído un animatrónico y a Lynda le pareció demasiada casualidad que justo ese día el mensaje tratara de ese robot siendo traído a la atracción de horror.
Escalofriante.
La humana activó el audio, sonando la voz de un niño saludando en inglés. La voz la tomó como del pequeño Balloon Boy, el pequeño niño que regalaba globos en la pizzería. Claro que Lynda había considerado lindo al niño hasta que bajó la cámara y se encontró con Phantom Balloon Boy, la jodida mierda que le hizo gritar como jodida imbécil ante el ataque de la jodida alucinación.
— ¡Ahh…!
Lynda se vio a sí misma, respirando agitadamente, sin poder respirar ante la ida repentina de la alucinación. — ¿Sigo viva…?— Fue lo que pensó, sus pulmones exigiendo aire al darse cuenta de que no podía respirar ante el error de la ventilación que acababa de suceder.
De nuevo fue a la tableta de comandos, y revisó el error, dándole a la tableta el comando de arreglar el error reiniciándolo. El artefacto obedeció con poca velocidad como siempre y Lynda estaba paranoica. No podía respirar muy bien, y su cabeza le daba vueltas.
—Jodidas alucinaciones de mierda. Si no fueran alucinaciones yo misma les rompería los circuitos a golpes. —Pensó Lynda con fastidio, viéndose a sí misma respirar con más fluidez ante el error reparado. Suspiró con alivio una vez más, bajando la tableta y revisó con sumo horror la ventana, notando una sombra ahí; sombra que se veía así misma alargada desde las afueras de la oficina para plasmarse en el escritorio y el piso, sombra asomada desde la ventana.
StringTrap.
—…Por todos los trajes…—Lynda pensó alarmada, unas luces rojas parpadeantes por toda la oficina iluminando y oscureciendo el lugar conforme se encendían y apagaban. La castaña no apartó su vista del animatrónico humanoide, sus orbes castaños mirando fijamente los negros con detalles brillantes blancos del androide rubio.
Con solo verlo fijamente, el sentimiento muy bien conocido por Lynda le hizo aparición, su corazón latiendo cada vez más y más rápido. Su piel ya pálida se volvió blanca y sus orbes chocolates enormes ahora parecían platos por la culpa de las pestañas, que estaban separadas entre sí lo más que podían. Murtons estaba estática, sin mover ningún mísero músculo de su cuerpo. Ese mismo sentimiento que había sentido desde la muerte de sus amigos, desde el asesinato de su hermana, desde la sobreprotección de su difunta madre.
Miedo.
Con la velocidad levantó la tableta de las cámaras, acomodó la vista en la zona más apartada que encontró a simple hojeada y reprodujo el audio de Balloon Boy, un pequeño, melodioso y amigable "Hi…" haciendo eco por toda la atracción de horror. Lynda respiró de manera pesada, para remover la jodida cámara de su vista y notar que StringTrap seguía ahí, viéndola fijamente.
Ambos siguieron así, en la pequeña e improvisada guerra de miradas que había comenzado de la nada. StringTrap parecía ver a Lynda como si tratara de ver su alma, penetrar en lo más profundo de su ser, como si sus ojos fueran la ventana de todo su ser. Lynda sin embargo, su mirada chocolate era nerviosa y apenas podía mantenerla contra su contrario, ya que su temor a morir era mayor le ayudaba, la que hacía no apartar la vista.
Pero empezó a sentirse mareada, y supo entonces que era otro error de ventilación el que le hacía esas jodidas bromas. Ya no podía respirar de nuevo y sabía que estaría jodida si apartaba la vista de StringTrap.
Apenas eran las una de la mañana, mierda.
—Estoy jodida…—Lynda pensó con resignación y pensando que estaba jodida en todo el sentido de la palabra, cambió de nuevo a la tableta de opciones y le dio a la que le ayudaría a respirar de nuevo. Y esa jodida tecnología de mierda obedecía tan lentamente, que Murtons ya casi iba a morir de asfixia literalmente. Cuando el reinicio paró, Lynda decidió entonces enfrentar su destino y bajar la tableta con las opciones. StringTrap estaba enfrente de ella, adentro en la pequeña oficina. —Al menos viví muchos años. Y al menos volveré a ver a mis amigos… y a Timothy… T-Timothy (*)…
Quería morir rápido.
—Ni pienses en pedir piedad, mocosa. —La voz del animatrónico humano sonaba grave, rasposa y bastante robótica. Parecía quebrada y el tono sonaba casi humano; casi rencoroso. Lynda tragó saliva con nervios y terror, sabiendo que su muerte vendría más dolorosa si trataba de hacer algo. —Dios no va a ayudarte.
¿Dios…?
El ceño de la humana se frunció de manera casi natural, esa frase habiéndole dado en lo profundo de su corazón. Ella no creía en Dios después de lo ocurrido, y a pesar de respetar las creencias de los demás, que la incluyeran en una frase con ese ser divino le daba en lo profundo. Lynda decidió decir tan sólo una frase, sólo para dejarle una cosa en claro a ese tal StringTrap que le ponía de nervios.
—En este mundo no existen los dioses, sólo la crueldad.
Y el animatrónico rubio se quedó en silencio, como si hubiera sido congelado. Lynda parpadeó varias veces al verse aún viva de nuevo y cuando notó a StringTrap mirarla fijamente con shock, se preguntó si había dicho algo malo. Sin embargo, vio al rubio de orejas de conejo sonreír con burla, sus dientes blancos deteriorados mostrándose orgullosos, colmillos grandes sobresaliendo de la aterradora sonrisa.
—Estás en lo cierto, mocosa. —StringTrap articuló con voz lenta pero firme. Como simple acción matadora de tiempo se acomodó las cadenas de su cuello, mirando de nuevo a la humana sentada en aquella silla de oficina, su boca abriéndose en sorpresa. — ¿Se puede saber tu nombre? Me gusta conocer al menos algo en mis víctimas interesantes…
—Lynda Mur… Murtons…
La oreja rota del rubio se movió alarmada ante el nombre, los orbes de brillantes de StringTrap abrirse con sorpresa ante la chica que estaba frente a él. Si hacía unos segundos la veía interesante ante aquella oración, ahora por oír su último apellido sabía que esa chiquilla no tan mocosa era la víctima que él había estado buscando desde que había muerto. Y él, cómo el animatrónico aterrador que era, tenía que hacer lo que los demás harían…
Matarla.
Pero no lo haría ahora, si iba a matarla lo haría por gusto, por hacerla sufrir. Apenas era su primer día ahí, ¿por qué no hacer la estancia de la castaña más aterradora de lo que ya era? StringTrap sonrió con malicia, comenzando a caminar. Sus pasos lo dirigían a la salida. Lynda miró con sorpresa y terror al animatrónico detener su andar hasta la salida, para mirarla fijamente una vez más. Orbes marrones temblaron conociendo rivales, y StringTrap murmuró unas palabras finales, su sonrisa ampliándose aún más. Lynda tembló con pánico, aún congelada en su lugar.
—Un placer conocerte, presa.
Una vez que el rubio abandonó completamente la oficina, Lynda se colocó en posición fetal desde su silla y se dedicó a llorar.
El juego iniciaba.
(*): Timothy es el nombre de Freddy mientras era un niño antes de ser asesinado y convertirse en lo que fue, Freddy Fazbear. Detalles serán aclarados más adelante.
N/A: Bueno… eso es todo. ¡Espero que les haya gustado! Este es el inicio de la historia y creo que está bien para ser el inicio. No sé qué decir por el momento, más que disculparme por mi ausencia en cuanto a escribir, ya que he estado ocupada. Espero que me perdonen y dejen mi ausencia atrás, ya que he extrañado el fandom de Five Nights at Freddy´s como no tienen idea y no leer de esto me da en lo más profundo.
¡Ah, me siento feliz! Espero con una sonrisa que a Taikano y Vitalka016 estén felices ante la historia, ya que me costó mucha imaginación.
Bueno, Karoru Gengar se despide con una sonrisa y una amigable mirada.
ATTE:
Karoru Gengar.
