Los acontecimientos se darán justo después del capítulo 12 de la cuarta temporada de Once Upon a Time, siendo así mi creencia de lo que podría continuar la serie, tal vez algunos de ustedes lo vean como yo.
Los personajes aquí expuestos no me pertenecen ya que introduciré personajes de libros, así como de la misma serie.
Espero disfruten de esta teoría tanto como yo. Y soñemos por que se dé un Swan Queen.
Además que toda esta historia está dedicada a mi alguien especial.
Como nota, entre comillas he dejado los pensamientos.
Disfruten.
Capítulo 1. El cofre.
Era un día común en Storybrooke. Frío pero soleado al mismo tiempo, las personas hacían su vida normal, unos comenzaban el día en el restaurante y posada de la abuela donde tenían el mejor café en las mañanas, ahí se encontraba Emma, sentada en una de las mesas del local tomando una taza de chocolate caliente con canela, repasaba los últimos acontecimientos del lugar, la reina de las Nieves, Ingrid, en verdad era alguien que alguna vez apreció, sin embargo el conjuro que hizo no desapareció por completo, estaba segura que ni Gold ni Robin con su familia volverían. Y el señor Gold precisamente a pesar de lo que trato de hacer, era el único en que tenía idea de descifrar ese pequeño cofre que estaba alineando su poder con las constelaciones aquel día que Bella lo expulso de la ciudad… bueno en realidad era de su vida. Quedaban las Hadas, pero desde el día que vencieron a Ingrid no se había visto a ninguna de ellas y ese era otro trabajo por averiguar.
Sumergida en sus pensamientos levantó la taza y dio un sorbo a su bebida, que no se dio cuenta que la campanilla del negocio anunciando que llegaba alguien al local, corriendo como una flecha paso Henry sentándose en su mesa con a toda velocidad que al sentarse movió un poco la mesa y saco de sus pensamientos a Emma.- Chico, ¿qué no se supone que debes estar en la escuela?- La mirada de la rubia se centro en la de su hijo mientras ladeaba un poco la cabeza.- ¿Sucedió algo? ¿Regina averiguo algo más sobre ese cofre? ¿Está bien? ¿Tú estás bien?- La preocupación crecía en la salvadora mientras su hijo tomaba aire aun para contestar. Dado a los acontecimientos anteriores, Henry se había quedado en la casa de Regina para ayudarle con la operación Mangosta. Finalmente hablo. -¡No! Y mamá no sabe que no he ido a la escuela. Necesito me ayudes a comprobar algo, no quiero ilusionar a mamá sin saber que puede funcionar.- El pequeño la vio con unos ojos dulces, algunas expresiones se le habían pegado de su madre adoptiva era seguro, Regina era difícil de ver, pero una vez que se mostraba podría ser realmente dulce, a su forma reservada claro esta y esa mirada era muy parecida que Henry mostraba era muy parecida a la de ella.
Emma suspiro.- ¿Qué quieres que haga? – Le dijo, moviendo su taza de chocolate resbalándola por la mesa en dirección de Henry que la miraba ahora con una sonrisa y sus ojos mostrando complicidad, mientras comprendía que su madre le estaba invitando de su chocolate para enseguida tomar un sorbo para luego mencionar.- Acompáñame nuevamente a la cabaña. Necesito ver nuevamente los futuros libros.- Emma alzó ambas cejas.- Bien, después de clases te llevaré, ahora tendrás que soportar un regaño de Mary Margaret por llegar tarde. Pero la convenceremos para que no reporte nada a Regina.- Le guiño un ojo a su hijo.- Que por cierto yo me encargo del asunto para que no sospeche. Así que andando, termínate ese chocolate y vamos a la escuela. Fue así que cuando termino la bebida su hijo, llamo a Ruby y pago la cuenta, para hacer todo lo que habían quedado por realizar.
Después de dejar a Henry en la escuela, Emma comenzó a buscar pistas para la desaparición de las Hadas, se encamino hacia el último lugar en que fueron vistas, el lugar donde realizaron el hechizo, aun estaba todo desordenado de la batalla. Killian no había mencionado nada a Emma de lo que le ayudo hacer a Gold, temía que la perdería, así que solo había contado que Gold había encontrado la forma de librarse de su daga y él al descubrirlo, fue controlado para hacer que Emma no se enterase de sus planes. Así que ahí se encontraba Emma, buscando una evidencia de lo que pudo haber pasado y solo encontró muestras de violencia. Entonces recordó algo, tal vez Regina le ayudaría viendo la varita de Azul tirada entre las cosas revueltas en el lugar. Sin más se encamino a la casa de Regina, solo esperaba encontrarla bien ya que no la había visto desde que le sonrió cuando le dijo que ella también le ayudaría a encontrar su final feliz y se uniría a Henry y a ella a la operación Mangosta.
Una vez que su escarabajo amarillo se estacionó en frente de la propiedad de Regina, por alguna extraña razón le invadieron los nervios, ¿desde cuándo se preocupaba así por la ex alcaldesa? Si la consideraba su amiga, pero bueno… realmente no solo era preocupación de amiga, sino que le dolía verla mal. Más por un hombre que bueno, ya ha perdido, Emma sabía cuál era el dolor de Regina, lo paso con Neil. Cruzo el largo camino del jardín y subió los escalones hasta llegar a la puerta blanca donde se reflejaba el número 108, aspiró hondo para luego expulsar el aire, sintió como las rodillas comenzaban a parecer gelatina temblándole, aun así se animó a tocar la puerta. Los momentos que tardo la ex alcaldesa en abrir le parecieron eternos, pero al abrir encontró a una Regina espléndidamente arreglada con su traje sastre negro, sin embargo el maquillaje no ocultaba que tenía días sin dormir bien.- Señorita Swan.- La cara de sorpresa de Regina afloro en el rostro de la morena.- ¿Qué no debería estar investigando las desapariciones?- Emma por su parte carraspeo un poco y le sonrió de lado.- Si… eso hago. Es solo que quería ver como estabas y pedirte apoyo.- Termino aun expectante y sin reponerse del estado de su amiga.
Regina entonces abrió un poco más la puerta y la dejo pasar.- Adelante Emma.- El solo hecho que Emma quisiera saber cómo estaba sin recurrir a Henry para ello, le hizo esbozar una leve sonrisa, al menos no estaba sola, tenía una amiga. -¿Y qué puedo hacer por ti Sherff? Pasa, toma asiento.-Dijo, mientras cerraba la puerta y le indicaba con un movimiento elegante el camino a la sala. Emma siguió el camino indicado sentándose en un sillón de la sala. La ex alcaldesa camino con paso tranquilo y elegante hacia el sillón individual y tomo asiento mientras Emma lo hacía también. La rubia entonces saco de entre su chaqueta la varita de Azul. -No he encontrado nada sobre las hadas, he recorrido los posibles lugares y no he encontrado nada. – Dejando la varita en la mesa de centro de la sala de la morena. -Pero antes de hablar de trabajo. ¿Cómo estás?- No delato a Henry que no había ido a clases temprano para encontrarla y que sabía que no había encontrado nada. Solo sabían cuál era la casa del autor, pero nada más.
Perfectamente bien.- Afirmo la antigua reina malvada, esas palabras tajantes no eran otra cosa más que un muro que Emma había notado que estaba comenzando a poner. Regina observo a Emma alzando una ceja intentando descifrar porque había causado su sonrisa hace unos momentos y en estos se volvía a cerrar a ella, era su vida, no tenía por qué estarla divulgando. La rubia hizo una mueca de lado.- A cualquier otra persona le podrás decir eso Regina Mills pero yo te conozco y además conozco la experiencia de abandono y soledad. ¿Por qué no has conciliado el sueño? ¿Es por Robin? ¿O es porque no has encontrado una forma de descifrar que tiene que ver lo que hacía Gold con todas las sorpresas que nos encontramos en la casa del autor.- Regina al escuchar la palabra Robin se le oprimió el corazón, sin embargo solo observo a Emma. Que comenzaba a exasperarse sin saber porqué.- ¿Qué no vez que no estás sola? Henry tú y yo somos una familia. Estamos para apoyarte, no te cierres, no has querido contestar mis llamadas desde ese día en esa biblioteca oculta en la cabaña. Te he prometido salvarte…- Al decir esto se le notaba preocupación en sus ojos, ni la misma Emma sabía porque le invadía la tristeza cuando sabía que estaba mal Regina. Sin embargo solo lo atribuía al agradecimiento que tenía por haber educado a Henry y a que la consideraba una verdadera amiga, la única que realmente la podría comprender.
Emma, gracias.- Mencionó Regina interrumpiéndole con un tono tranquilizador en su voz. Y con un ademan pidió que volviese a tomar asiento pues entre todas sus palabras se había parado nuevamente mostrando su desesperación. En verdad agradecía ese gesto, en mucho tiempo nadie se había preocupado por ella, era difícil aceptar que ahora alguien lo hacía y más la hija de la persona que le arruino la vida. –Solo me he obsesionado con… Encontrar mi final feliz. – Acabo confesando a la rubia, con eso, dio a entender que no tenia esperanza con Robín.- Es difícil darse cuenta que estuve tan cerca y que un hombre maravilloso me dio su corazón por voluntad propia y me enseño que, es cuestión de decisiones el poder alcanzar la felicidad.- Emma se sentó escuchándola y sintió como se le oprimía el corazón mientras pensaba… "En verdad le arruine su final feliz." Inconscientemente paso una mano en su cabeza por la frente tomándose el cabello mostrando a Regina su consternación.- Tranquila, he entendido que debo disfrutar de los momentos que hacen la vida, Robín ha sido uno muy lindo. Ya no te culpo por nada. Al final, ambos decidimos que era lo mejor para nosotros… Además esa tonta Hada verde tal vez se equivocó.- Mencionó para darse una falsa esperanza. Pues comenzaba a pensar que ella como villana estaba destinada a no tener un final feliz.
Emma por otro lado no sabía si lo que había escuchado podría alegrarla y quitarle la culpa o hacerla sentir peor, pues si ella no habría traído a Marian consigo, Regina no tendría que estar pasando esto. Sin embargo, le causaba un alivio el escucharle decir que estaba dispuesta a encontrar su verdadero amor, pues evidentemente, Robin se está convirtiendo en su pasado. Entonces Regina continuó.- Así que bien… ¿Qué es lo que quieres que yo haga con esto?- Señalando la varita. Y dándole una sonrisa cómplice que a cualquiera derretiría y que solamente unos cuantos habían tenido la oportunidad de disfrutar. Emma tardo en reaccionar, no solo era la sonrisa, sino que tras ella, le había costado concentrarse en las palabras que diría.- Eh… bueno… yo.- "Emma concéntrate, no te pierdas". Se decía a sí misma mientras se aclaraba la garganta y le sonreía. – Yo… ¿podrías hacer un hechizo de localización?- Entonces Regina se le escapo una risa, primera que se le escuchaba desde ese día en la cabaña cuando Henry hizo el descubrimiento que era la casa del autor. – ¿Y por eso tanto rodeo señorita Swan?
Pasaron un par de horas en lo que Regina termino la poción del hechizo para verterlo a la varita. Al hacerlo, esta reacciono brillando de una manera más azul y flotando por los aires comenzó a moverse, entonces ambas mujeres siguieron el objeto, lo curioso es que los estaba llevando al estudio de la antigua alcaldesa y cayendo directamente en el cofre, extrañadas sus miradas solamente se cruzaron. "¿Qué había hecho Gold?"
