!¿Hola como estan?! Espero que bien.

Bueno les traigo esta historia que se me ocurrio entre clases.

Espero que les guste, aunque este sea como una introduccion a la historia.

Pareja: Naruto y Hinata

Sumario: Hinata, una princesa enamorada de un cocinero del castillo, ahora tiene que casarse con un extraño por ordenes de su padre. ¿Estara dispuesta a dejar ir sus sentimientos para poder ser feliz con su prometido?

Derechos Reservados: Los personajes de Naruto no son mios, pero la trama de esta historia si lo es ;) .


Inicio del Prologo

-Kiba… ¿Por qué? ¿Por qué…?-

-¿Por qué te dejo? ¡Porque solo traes problemas a mi familia! Te quiero Hinata, pero toda mi familia sufre por tu culpa.-

-Kiba. Yo… lo siento. Siento por haberme enamorado de ti. Yo nunca quise hacer daño.- Kiba se acerco y le abrazo para reconfortarla.

-No, lo siento yo. No debí haberte hablado así. Pero Hinata. Somos de mundos diferentes. Intentar que lo nuestro funcione solo traerá deshonra a tu familia y a la mía mas problemas de los que ya tenemos.-

-¿Y nuestro amor?- Le mire a los ojos con esperanza de que el tampoco encontrara respuesta alguna a esa pregunta que me tenia mordiéndome las uñas del miedo, pues si no amara a Kiba, ¿A quien mas iba a poder amar?

-Nuestro amor… Vamos a tener que dárselo a alguien mas.- Me solté en lagrimas. ¡No eso no! – Hinata, no llores.-

-¿Y como quieres que no llore? Te amo Kiba, y tu me tiras como un trapo viejo.- Me separe de el tratando de aguantar el llanto. No, yo no iba a llorar por alguien que no lo merece. No iba a llorar por el.

-Hinata…-

-Basta Kiba.- Dije con voz más fuerte. Me secaba las lagrimas y me tragaba las que querían salir.- No voy a rogarte que me quieras. Bien dices. Somos de mundos diferentes. Yo soy una princesa, y tu un cocinero. Si no eres tu quien ruega por que este amor sea posible, entonces yo tampoco puedo hacerlo. Mi dignidad se va con eso, y no puedo poner el nombre de mi padre ni el de mi familia en tan baja posición.- Kiba estaba frío. Yo nunca le había hablado de esa manera. Yo no creía en las clases sociales, y mucho menos me importaba quien era el que mas amara al otro, mientras que los dos nos amaramos.

-Hinata…-

-'Señorita' Hyuuga, por favor.- Espete con rigidez, aun cuando mis ojos seguramente tenían algo de rojo.-Gracias Kiba. Me has recordado lo que e olvidado por tantos años. Me lo repetías tanto y no lo entendía, pero ya lo recordé: Yo no soy como ustedes.- Y me retire, mas indignada de lo que pude esconder, del cuarto de cocina.

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Cuando llegue a mi cuarto llore hasta que anocheció, pero me prometí que olvidaría a Kiba después de ese día. Ni una noche más dormiría pensando en el. No podía permitirme tal lujo. Después de todo, en unos días las cosas cambiarían.

En esta semana mi padre me presentara ante mi futuro prometido, y sea quien sea, es mi deber aceptarlo. Pero y para eso, ella ocuparía olvidarse TOTALMENTE de Kiba.

-Todavía no lo creo. Hasta hoy en la mañana pensé que me revelaría a mi padre con todo lo que tuviera, pero parece que tendré que comportarme y aceptar a quien haya elegido.- Rodé en su cama hasta quedar boca arriba, mirando la pintura del techo.-Párese que son mis últimos días en esta habitación. A partir del momento en que le conozca ya habrá cuenta regresiva.- Cerré los ojos tratando de imaginarme a mi próximo esposo, pero imágenes de Kiba seguían rondando en mi mente constantemente. Era torturarme a mi misma.- Mama, te extraño. Extraño tus consejos… y tus mimos.- Dije en un susurro. No quería que alguien me escuchara. Recordar a mi madre era un secreto. Era mi secreto. Y mientras tomaba una almohada y la abrazaba con fuerza, rece a mi madre para que me ayudara a olvidar a Kiba y me diera fuerzas para poder afrontar la decisión de mi padre. De alguna manera iba a tener que acostumbrarme en pensar que Kiba no era el hombre con el que viviría, si no, un extraño que estaba a punto de conocer.

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-Señorita Hyuuga. Señorita Hyuuga.-

La voz me llamaba pero no quería levantarme.

-Señorita Hyuuga, tiene que levantarse, su prometido viene en unas horas, y usted debes estar lista para conocerlo.

¡Mi prometido! Si. Mi prometido. ¿En unas horas? Que raro, no sabia que hoy lo fuera a conocer. Pero… 'Prometido' era…

Era una palabra tan carcelera. Tan perfecta que sonaba cuando soñaba en poder llamar así a Kiba. Pero ahora, tenía un significado totalmente distinto. Sonaba a estar atada de manos ante un desconocido. Ante un tiburón que mi padre había elegido que la devorase. Y ella, debería aceptar eso.

¿Y es que acaso, las princesas no podían exigir casarse con la persona que amaban?

Pero aunque eso fuese posible, Kiba no quiere nada conmigo. Eran 'demasiados problemas sociales para que el pequeño nombre de su familia lo soportara'.

Así que ahora solo tenia una opción. Casarse con un desconocido.

Uff, no quería sonar demasiado melodramática pero tenia que aceptar que atar el resto de tu vida con una persona que no conoces era una total estupidez.

-Señorita Hyuuga, por favor, despierte en este instante.-

-Ya voy, ya voy…- Dije tallándome los ojos.

-Hoy es un día importante, así que levante esos ánimos.-

-Si, si.- Aun somnolienta me dejo guiar al baño para iniciar el día.

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Estaba temblando, si un poco. Pero, ¿Quién no estuviera temblando cuando solo faltan algunos minutos para conocer a su futuro esposo? Realmente me ponía de nervios el solo hecho de pensar que desde ese día, mis días estarían contados. ¿Hacia la felicidad? ¿Hacia la tristeza? Eso aun no lo se.

-El joven ya llego.- Anuncio un sirviente, y si antes estaba temblando, ahora seguramente estaba convulsionando.

-"Respira, respira. No quieres que te vea así, ¿Verdad? Respira hondo. 1…. 2…. 1….2…."-

-¿Se encuentra bien señoría Hyuuga?- Ahora hasta los sirvientes la notaban nerviosa. Siguió respirando lentamente para calmarse mientras asentía y sonreía para evitar sospechas.- De acuerdo.-

Las puertas del gran salón de invitados se abrió, dejando pasar a un joven de buen porte. Al parecer el dinero no le faltaba (Claro, como si su padre permitiera que se casara con un pobretón.), y no puedo decir que atractivo no fuera, mas no es como a mi me gustan los hombres. El era rubio, ojos azules. Yo los prefiero morenos.

Me levante en recibimiento mientras el realizaba una reverencia a mi padre y luego a mi. Me senté sin dejar de mirarlo. ¿Porque razón mi padre lo habra elegido?

-Buenos días Alteza. Buenos días Princesa.- Su saludo me distrajo, y al mismo tiempo me dejo en shock. Y es que nunca, NUNCA en mi vida había recibido un saludo tan seductor como ese.

Mire a mi padre pensando que tomaría eso como una falta de respeto, pero el pareció no notarlo. Más bien. Nadie parecía haberlo notado. ¿Me estaba volviendo loca de tantos nervios? Espero que no.

-Buenos días Archiduque Uzumaki. Es un placer recibirlo.-

-El gusto es mió Alteza. Espero no haberles hecho esperar.-

-No nos has hecho esperar, sin embargo, yo aun no te presento a mi hija.- Sus ojos voltearon a mi, y si en ese momento existía alguna otra cosa que esos ojos, yo no pude notarlo.

En realidad los ojos azules no son mi debilidad, incluso prefiero ojos verdes o café pero sus ojos, uff, parecían el mismo reflejo del mar atrayéndome con su marea, poco a poco.

-Mi hija se llama Hyuuga Hinata. Hinata, el es el Archiduque Uzumaki Naruto.- Cuando hice ademán de levantarme el se acerco, tomo mi mano y la beso.

-Es un placer conocerla, Princesa Hyuuga.- No puedo estar segura, porque no había un espejo para mirar mi cara, pero sentía como me ponía colorada, y de solo pensar eso me daba aun mas vergüenza mirarlo de frente. ¿Qué estará pensando de mi si lo único que a hecho es saludarme y yo ya estoy nerviosa?

-El placer es mió, Archiduque Uzumaki.-

-Llámeme por mi nombre, por favor. Después de todo usted es mi futura esposa.- Recordar que pronto me casaría con el me dio una sensación mezclada bastante extraña.

Rechazo, pues aunque no quisiera aceptarlo, Kiba aun era al hombre que yo amaba, y por muy buen porte que el tuviera, yo no conocía absolutamente nada de el.

Y algo de emoción. Después de todo, uno no se casa todos los días, y aunque no lo conocía el no parecía alguien tan malo como pudo llegar a ser.

Realmente tengo que aclarar mis emociones, porque si no, no me voy a entender ni yo misma.

-Por supuesto, Naruto. Usted también debería llamarme por mi nombre, después de todo usted será mi futuro esposo.- Use sus mismas palabras, y el sonrió y asintió.

-Como desee, Princesa Hinata.-

-La comida esta servida Alteza.- Aviso un sirviente.

-Perfecto. Archiduque, le invito a comer con nosotros. Así podremos platicar los asuntos que quedan por zanjar.-

Naruto dejo de mirarme, lo cual me relajo. Pero ahora… ¿Cómo se supone que pasaría toda la comida con el y mi padre yo sola? Hablar durante la comida es casi de mala educación. Solo Neji, mi primo, y mi padre hablaban entre ellos, mientras que yo y mi hermana Hanabi nos entreteníamos entre nosotras. Y ahora, no solo tendría que hablar con mi padre, si no que estaba el Archiduque. ¿Qué clase de tortura era esta? ¿A caso no podía ser…

-Yo… Alteza.- Su cara se volvió seria. Me miro un momento a mi, y luego a mi padre.- Siento mucho tener que denegar su oferta. Como usted sabrá yo acabo de llegar a la ciudad, y mi madre tiene un mes preparando esta comida por mi llegada. Usted entenderá la falta de respeto a la que me orilla con su oferta, por lo que le pido pospongamos la ocasión, si es posible.-

Todos miramos a mi padre. Incluyendo los sirvientes y guardias que escucharon que mi (ahora) prometido denegaba directamente la oferta de mi padre. ¿Estaba loco?

-Oh, si lo entiendo. Me e enterado que su madre esta muy enferma, así que entiendo sus obligaciones como hijo único y su obligación de asistir con su madre. No se preocupe, pospondremos la comida para que los dos podamos asistir.-

-Muchas gracias Alteza.- Dijo con una sonrisa.- Siento los inconvenientes que le e causado el día de hoy.- Hizo una reverencia de despedida.- Me da gusto saber que lo que dice la gente de usted es verdad. Definitivamente usted es una persona bondadosa.

-Mi deber es preocuparme por el pueblo, y todo lo que tiene que ver con el. Mi segundo deber es con mis hijas, y espero estar tomando las decisiones correctas con ellas también.-

-Yo no lo dudaría Alteza.- Dijo mirándome, aun con su sonrisa.- Muchas gracias por recibirme, aunque sea estos pocos minutos. Pero no podía esperar a mañana para conocer a su hija.- Ahora hizo una reverencia para mi.- Nos vemos Princesa Hinata.- Y con unas cuantas palabras mas entrecruzadas se fue con prisa, a lo que imagino, será la casa de su madre.

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-¿Entonces el no iba a venir el día de hoy?- La luz se filtraba por su ventana, iluminando la mayoría de la habitación. El cuarto de Hanabi era enorme, y con un sin números de cojines nos acomodamos para platicar y digerir la comida.

-No, el va a venir mañana, y se supone que mañana se presentarían, pero el a querido venir a conocerte nomás llego a la ciudad.-

-¿El no es de aquí verdad?-

-Claro que no Hinata. ¿A caso ves jóvenes guapos y ojos azules por aquí? El es del 'Sacro Imperio de Fuego'.-

-Del Imperio... de ¡FUEGO! ¿Estas loca Hanabi? ¿Cómo va a ser del…?-

-¡No estoy loca! El es del Imperio de Fuego.-

-¿Pero como un Archiduque de ese imperio va a querer casarse con la princesa del Imperio de Tierra?- Hanabi se acomodo en una almohada.

-¿Qué no pones atención a tu alrededor Hinata? ¿No escuchaste que fue a visitar a su madre?-

-¿Su madre vive aquí?-

-El nació en el Imperio de Fuego, pero su madre es de nuestro imperio. En el corre algo de nuestra sangre.-

-¿Y porque nació en el Imperio de Fuego?-

-Bueno, su padre era un duque muy importante. Supongo que el no podía vivir en otro lugar.-

-¿Era? ¿Ya no lo es?-

-No, según lo que se, su padre murió cuando el era un niño. No se porque su madre no vive con el, pero imagino que no se han de ver mucho.-

-"Claro que no se han de ver mucho".- Pensé para mi, aun recordando como había negado la invitación a comer saliendo de manera impecable de tal hazaña.

-Hey, Hinata.- Hanabi se acerco y se sentó cerca de mi.-¿Y Kiba?-

-¿Kiba?- Pregunte un poco distraída.

-Si, Kiba, tu amor de toda la vida. ¿Qué vas a hacer al respecto?-

No entendía bien porque me preguntaba eso. ¿Qué otra cosa podría hacer yo, si mi padre ya me había comprometido?

-Decidimos dejarnos por la paz.-

-¿Qué?-

-Mira Hanabi. El ya no me quiere, y yo estoy comprometida.- Me dolió la garganta de solo pronunciar esas palabras.

-¿Y tu estas bien con eso?-

-La verdad es que ya no puedo hacer nada, así que eso no importa. ¿Por qué no hablamos de otra cosa?- Frunció el ceño bastante enojada.

-¿No eras tu la que decía que te ibas a revelar contra mi padre? ¿Qué ibas a defender tu amor?-

Agache la mirada. Cuanta razon tenía ella.

Yo lo había dicho una y otra vez. Pero nunca pense que Kiba fuera a decirme que no soportaba la situación social en lo que lo puse.

No debí imaginar tanto. Fue un error, y ahora, hacer lo que mi padre me pide, es lo correcto. O al menos, eso creo.

-No voy a defender un amor que no tiene esperanzas.- No aguante las lagrimas. ¿Otra vez iba a llorar?

Tal vez el rechazo de Kiba me estaba afectando mas de lo que pense.

-No llores Hinata, ya vez como el Archiduque Uzumaki te hace olvidarlo. Vas a conocer tantos lugares y gente nueva que olvidar a Kiba…-

¿Qué iba a que? Mire a Hanabi sin entender nada. ¿Cómo que iba a conocer muchos lugares y gente? ¿Acaso yo…?

-¿Me voy a mudar al Imperio de Fuego?-


Hasta aqui llega el prologo. Ojala les guste, se que es el principio y que metí mucha información sobre la historia, pero era necesario.

Muchas gracias por leer la historia, dejen sus comentarios, buenos o malos, pero no ofensivos ;9

Se cuidan!

at. Kamy-chan