Capítulo 1. Volver

Carly's POV

- ¿Ven conmigo? - me dijo mi padre

- Si - conteste inmediatamente Sin pensarlo. No podía estar más lejos de mi padre. Ya tantos años sin estar sin el - me voy contigo

Mi padre me sonrió y antes que pudiera decir algo a los demás, veo como Sam sale del departamento. Era mi imaginación pero creo que estaba llorando. Mire a los demás esperando una respuesta pero ninguno me había dicho algo. Salgo en su búsqueda, y me encuentro a mi pequeña Sammy sentada en la acera llorando. Nunca me había gustado verla llorar, no me acostumbraba era así, ella siempre era la fuerte de las dos. Es mi fortaleza

- Sam - la llamo. Intenta ocultar su rostro de mí. Sonrió por ese acto de ternura. - Sam

Ella seguía ignorándole, esto ya no me gustaba. Me siento a su lado, colocando una mano en nuca atrayéndola a mí para darle un abrazo, pero me rechaza.

- No Carly - escucho su voz temblorosa - ¿Por qué?

No comprendo las preguntas.

- ¿Porque te quieres ir de mi lado? - siento que mi corazón se estruja al escuchar esa pregunta - ¿Por qué?

- Sam. . .

No sabía que contestar, ella no quería que yo me fuera de su lado eso estaba claro. Mi corazón se sentía extraño algo que jamás había sentido. Lo único que podía hacer fue abrazarla. Ella me regresa el abrazo y llora.

- Carly quédate - me dice aun aferrada a mi - me portare bien. Te juro que no cometeré ningún delito, no golpeare a Freddie, no intentare mandarlo al hospital. A ninguna persona. Pero quédate, por mi.

No le conteste y la seguí abrazándola, pero seguía hablándome.

- Si, Carly - se separa de mi - seré una niña buena

- No puedo Sam - le digo, me dolía decirle eso. Pero era mi papa - lo extraño mucho.

Ella se separa de mí bruscamente y se aleja de mi. No podía creer lo que estaba pasando.

- Te vas. . . .

Abrí los ojos, aun me encontraba en el avión. Aquel recuerdo siempre lo tenía presente desde que me había ido a Italia con mi padre. Desde ese momento mi vida cambio, me fui dejando a Sam, mi única amiga verdadera y A quien quería engañar también a la persona que quería. Tantos años me costo en admitir mis sentimientos y alejarme de ella. Para ser más exacta cinco años.

En el momento que llegue a Italia no tuve conexión con mi antigua vida, el único que hablaba era con Spencer. Los demás había cortado cualquier lazo. Tanto así que había obligado a Spencer en visitarme en las vacaciones, cortándolo cada vez que intentaba hablar de mi antigua vida. Ignore cada correo de Freddie y de Sam, de todos. Solo me limitaba a mi familia. Después de unos mese los mensajes fueron disminuyendo por parte de mis dos amigos, hasta que Sam dejo de enviar, aunque Freddie seguía enviando uno por mes nunca los abría.

Olvidar, fue mi decisión. Olvidar Seattle, olvidar ICarly, olvidar a Freddie, olvidar a Sam. .más bien olvidarme del amor de Sam

Por fin volví a pisar Seattle, volví a sentir el frío que siempre caracterizo a mi cuidad. Me dirigí a mi antiguo departamento. Tome el primer taxi que pude encontrar y para mi sorpresa aun recordaba la dirección.

Mire a mi lado, a mi lado se encontraba Sam desnuda. Ella me tiene abrazada a mis caderas. Me ruborice al recordar la noche anterior, hice el amor con mi mejor amiga. Sin poder evitarlo una sonrisa salió de mis labios.

Sam se removió en su lugar se aferro mas a mis caderas como si no quisiera que me fuera. Esto no podía pasar me dije, lo que había pasado anoche no podía pasar. Yo no podía estar enamorada de Sam Esto es un error.

A mí me gustan los hombres me dije. Aparto el brazo de Sam de mí, me apure lo más deprisa que pude. Comencé a colocarme la ropa sin importar si lo estaba haciendo bien, quiero alejarme de aquí. De estos sentimientos que me confunden.

Lo único que podía hacer era dejare una carta.

- Señorita llegamos - me dice el taxista

- Gracias - le entrego el dinero sin importarme si me regresa el cambio

Al entrar al lobby me encontré con Lewbert. Mi antiguo y asqueroso portero con su verruga que a mi parecer creció más. Al parecer no me reconoció y me dejo pasar sino antes de ser educado como lo recordaba.

Todo esto me hizo sentir como antes, aquella niña de 13 años que caminaba por estos pasillo. Ya había vuelto, no podía y no debía en volver a huir. Había regresado para acomodar mi vida.

Volví a regresar a mi antigua vida.