AMOR A PRUEBA.
Capítulo 1
En aquella agradable noche, la villa de Konoha se encontraba invadida como nunca por risas y parloteos. La dicha y felicidad en las expresiones de la gente rebosaban de tal forma, que casi podían ser palpables.
Toda la comunidad, desde el niño más pequeño hasta el anciano más antiguo, se había reunido en la plaza principal, donde se hallaban diversas mesas de madera envueltas en manteles blancos. Flores de todo tipo decoraban cada parte del lugar, ya fuera en macetas o colgando como guirnaldas.
Éstas eran complementadas por hermosas cortinas que otorgaban la curiosa sensación de flotar a sus alrededores.
Copas y platos vacíos se encontraban esparcidos por doquier, abandonados por las personas que se desplazaban de mesa en mesa, tanto para robar asientos vacíos, como para charlar acerca de todo y nada a la vez.
Los padres se esforzaban en vano para controlar a sus hijos, quienes pronto volvían a hacer de las suyas. La muchedumbre esperaba con impaciencia al postre, que además de dictar el final de la cena, daría apertura al baile.
En el centro de todo, se cernía una enorme mesa redonda; la más grande con creces. Poseía imponentes arcos de madera, un mantel fino y flores particularmente bellas que hacían aún más evidente el hecho de que era la mesa principal; la exclusiva.
Todos los nueve novatos con sus profesores, Yamato, Kakashi, Tsunade, Shizune, Suigetsu, Juugo, Gaara y sus hermanos se reunían ahí. El naranja y rojo eran los colores protagónicos del evento, especialmente en esa parte, donde se situaba una peculiar pareja que extrañamente encajaba a la perfección.
Era la boda del Hokage, algo que nadie se habría perdido por nada en el mundo. Naruto estaba casándose con Karin, acompañado por todos sus amigos y la villa, tal y como siempre soñó.
Los presentes gritaron de emoción al ver surgir un gigantesco bollo de crema en forma de pirámide, seguido de cerca por otros más pequeños, los cuales fueron distribuidos a las mesas de los invitados.
Naruto trató de lucirse cortando la pirámide, mas Karin le arrebató el cuchillo y salvó el día. Todos alargaban sus cuellos, curiosos por saber qué sucedía en la sofisticada mesa. Las personas reían y gritaban, pero se vieron silenciadas por un claro e inconfundible sonido: una cucharilla golpeando cuidadosamente una copa.
Cada mirada se posó sobre el padrino. Nada más y nada menos que Uchiha Sasuke. Vestía con un elegante kimono azul marino que resaltaba su atractivo de siempre, y que a la vez era lo bastante simple para conservar un aire casual.
Miró a Naruto y sonrió. Su mejor amigo, en sus mejores galas de Hokage, estuvo a punto de encogerse en su silla, aguardando con temor lo que diría el moreno en su discurso de padrino. No confiaba ni un poco en ese hombre. En cuanto esos pálidos labios se abrieron, Naruto dejó de respirar, y Sasuke, con un toque de gracia y elocuencia, dijo: "Hmph".
Hubo un silencio prolongado. Evidentemente, los invitados esperaban algo más, pero el Uchiha se sentó como si todo se encontrara en perfecto orden.
Las personas continuaron pendientes de que retomara la palabra, hasta que Karin, en su occidental vestido blanco con volantes, comenzó a reírse. El resto no tardó en imitarla, totalmente impresionado por el descaro de Sasuke.
"¡Teme! ¡Al menos pudiste decir algo más en la boda de tu mejor amigo!" Exclamó Naruto, apuntando acusatoriamente al moreno, quien sonreía, burlón.
"¿Quieres que hable acerca de cómo pudiste servir ramen en tu boda?" Replicó Sasuke, arqueando una ceja.
Naruto bufó, cruzando los brazos sobre su pecho y alzando la barbilla con orgullo.
"¿O sobre tu primer beso? Más bien, ¿el nuestro?" Añadió el Uchiha, ampliando su sonrisa cuando Naruto saltó literalmente de su lugar.
Los novatos se echaron a reír al recordarlo. Incluso Karin se unió a sus carcajadas.
"¡Oh, sólo cállate ya, bastardo!" Demandó Naruto, arrojándole una maceta a Sasuke, quien la atrapó ágilmente.
La rubia inició un conmovedor discurso que pocos escucharon, pues algunos seguían riéndose de las payasadas de los amigos de Naruto y otros estaban muy ocupados comiendo su postre.
Al cabo de un rato, el Uzumaki tomó a su esposa de la mano, iniciando el gran baile. La gente los contemplaba con admiración, hasta que fue su turno de integrarse a la pista.
Sasuke activó su Sharingan en cuanto la pareja idiota –como solía llamarlos de cariño- se aproximó a él, con intenciones de arrastrarlo a bailar. Naruto parecía listo para aceptar el reto, pero Karin lo agarró de la oreja y lo alejó de allí, reclamando que no deseaba un combate innecesario en su boda.
Por otra parte, Suigetsu estaban muy ocupados fastidiando a Juugo o peleando entre sí, por lo que no se aproximaron al moreno ni siquiera hiso el intento Sakura apesar de que su corazon lo pedia a gritos estar a su lado pero no podia actuar como antes. Y así fue como Sasuke terminó felizmente solo y tranquilo en la mesa principal. O eso creía.
A pocos puestos de él, se ubicaba Hinata, que utilizaba un vestido violeta de cuello alto y mangas largas. Como de costumbre, observaba a Naruto.
No obstante, la joven percibió su mirada y se volvió para sonreírle alegremente, segundos antes de que Kiba la alcanzara y la llevase a la pista de baile. Sasuke acabó su champagne de un trago. Si la muchacha hubiera estado llorando, él no habría visto tantas lágrimas como las que detectó en esa sonrisa.
