Blue
Ushiten
El calor ardiente repleto en el aire, las cigarras bajo la sombra de los árboles y el cielo azul. Es verano, pero se advierte más por la sensación que por la temperatura. Ellos están tendidos en el césped en un silencio al que los orilló el cansancio (o, más bien, Satori está callado porque el entrenador le ha hecho practicar todo lo que se saltó). Cuando por fin su respiración se acompasa y no parece el motor viejo de un auto más viejo aún, Tendou señala una nube lejana a su posición. Wakatoshi hace el trabajo de perseguir el dedo índice del pelirrojo para ver qué conjunto de gotas de agua y polvo atmosférico le enseñó, pero no puede saberlo con exactitud.
El bloqueador lo nota e indica con más entusiamo cuál es el objeto de su atención, repite un "es esa de allá" y Ushijima cree que, de no notar a qué se refiere, su amistad se terminará. Hace un esfuerzo más, porque, de todos modos, él no está tan cansado como el delgado y frágil muchacho que está a su lado, sacando la lengua como un perrito. Fija su vista en alguna nube que presente forma, o que parezca (a los ojos de Satori) tenerla.
—No veo nada, Tendou —expresa, con la misma seriedad mortuoria de siempre.
El otro se acomoda como para verlo, sus ojos le observan fijo. Teniendo su vista tan cerca la estrella del equipo piensa que es interesante, en la extensión de la palabra que se le pueda dar. Sus orbes son extrañamente lindos, parecen representar la actitud de Satori a la perfección, atrapantes y misteriosos, quizá también atemorizantes. Cree que el que él se hubiese unido al Shiratorizawa fue lo mejor y no podría ocupar nadie nunca en la vida su lugar.
Sonríe, eso parece alertar al otro. No existe una reacción prescrita para un caso así, piensa. Pronto suspira, entender al capitán es algo complicado, se dice. Y vuelve a su antiguo lugar, con la espalda en el verde fresco y sus dedo apuntando a un lugar vacío.
—¡Ya no está! —se escandaliza. Prosigue con una larga lista de acusaciones hacia Ushijima, mientras el cielo azul sigue tan tranquilo como antes, impidiendo alguna otra formación en su terreno.
