Bien, este es un nuevo fic largo, el cual tendrá como pareja principal una que me encanta pero que, para mi mala suerte, hay muy pocos fics de ella: DenIce. Me encanta como se ven juntos Dinamarca y Islandia! Son tan lindos xD.
Bien, espero que os guste el fic. Tendrá más parejas, muchas serán menciones y esas cosas, pero de las que trataré principalmente serán: DenIce, Suecia x Finlandia y Inglaterra x Noruega ( estos dos se ven bien juntos, pensé ).
Advertencias: Yaoi.
Disclaimer: Hetalia no me pertenece.
Estaba cansado y le dolía todo el cuerpo por culpa de las erupciones volcánicas. Como nación, no podía hacer más que callar y aguantar el dolor que tenía en su cuerpo a causa de estas que, constantemente lo amenazaban Estaba más que acostumbrado a ellas, desde que era bien pequeño los volcanes lo amenazaban y le provocaban grandes dolores, pero eso no quitaba el echo de que su cuerpo le doliera y escociera cuando sucedían.
Lo peor de todo es que debía asistir sí o sí a la nueva reunión mundial, como cada mes, y contar lo sucedido y dar un reporte detallado que ha hecho con ayuda de profesionales. El problema del volcán Eyjafjallajökull (1) se había extendido mucho más de lo que había previsto y estaba afectando a prácticamente media Europa. Decir que muchos estaban cabreados con él era decir muy poco, pero él no tenía la culpa de nada ¡Él no lo había hecho estallar a posta o algo así! Como odiaba que algunas naciones sufrieran de paranoias como esas.
Suspiró cansado. Acababa de vestirse como siempre lo hacía para las reuniones y ya había preparado todo para marcharse. La reunión se celebraría en Corea del Sur por estar alejado de toda la nube de cenizas de su nada preciado volcán. Se había decidido así y, la del mes que viene seguramente fuera en otro país asiático.
-Mr. Puffin, ven aquí de una vez. -Llamó a su frailecillo quien, ante la orden, se puso en su hombro no muy contento.
-¡Eres un aburrido, Is! -Le gritó. -No entiendo como yo debo venir contigo, esas cosas de reuniones son entre fenómenos, no pájaros tan maravillosos como yo.
-Eh... Creo recordar que ningún pájaro normal habla. Eres molesto.
-¡Oye! -Se quejó. -Más molesto eres tú, siempre quejándote de todo, aun no puedo creer que seas hermano de alguien tan misterioso como Noruega, aunque no me cae bien, jajajaja.
-¡Cállate! Prefería provenir de monjes cualquieras a ser familiar de Noruega...
-Eso dices, pero puedo ver que lo aprecias mucho. -Puffin rió sonoramente ante el sonrojo de Islandia quien lo mandó callar con un grito estridente.
-¡Eres terriblemente molesto!
-¡No grites a este increíble pájaro!
-Te lo tienes muy creído... -Suspiró.
Salió de casa con el frailecillo en su hombro para ir a ver a su presidente y que este enviara un avión privado a Corea del sur, ya que sería imposible ir con aviones normales teniendo en cuenta que muchos tienen prohibido salir por culpa de la espesa nube de humo que dejó el volcán. Era molesta la situación, podía notarlo fácilmente. Muchas otras naciones tendrían que ir en aviones privados como él, era la única manera de llegar a Corea del Sur cuanto antes.
Islandia tenía bien claro que, cuando empezara la reunión, el primer tema a tocar sería el suyo ante todas las naciones molestas. Seguramente le echarían la culpa por el volcán, harían suposiciones estúpidas que nadie sabría de donde las han sido sacadas y el terminaría recibiendo una enorme cascada de reproches por no controlar el volcán como nación que era y que debería haber hecho algo.
Claro, nadie se pararía a pensar en pequeños detalles como que Islandia no podía parar volcanes así como así de la nada, a nadie le importaba si podían echarle la culpa siendo lo más fácil. Islandia sabía eso perfectamente, no sería la primera vez que le pasa a él o a otra nación con volcanes problemáticos.
El nórdico tenía claro que si podía escaquearse de la reunión lo haría, además, no estaba de humor por culpa del dolor que tenía en su cuerpo y por la crisis que estaba pasando tan dura. Siendo un país pequeño con no demasiados habitantes que se mantenía sobretodo por la pesca, Islandia sabía de ante mano que, desde el momento en que dejó de ser dependiente de Dinamarca, su sobrevivencia sería mucho más dura.
Después de unos largos pensamientos, Islandia llegó junto al presidente, quien lo esperaba impaciente. Se bajó del coche que lo había llevado hasta allí y, después de una larga charla sobre que debía decir y que no, ambos se dispusieron a contactar con el avión privado que estaba de camino. Sabiendo donde pararía el avión, Islandia fue llevado con dos guardias de seguridad profesionales hacia el lugar. Toda nación debía ser escoltada cuando salía de sus territorios.
-Has estado muy callado, Puffin. -Le susurró Islandia al pájaro que se dedicaba a volar por el avión.
-Cualquiera habla cuando estás de mal humor, chiquillo. -Le contestó. -Ya sé que te preocupa lo que te dirán, ¡Pero me tienes a mi! Nadie te dirá nada mientras me tengas a mi.
-¿Y eso porqué será así? -Preguntó molesto.
-¡Porque soy increíble! E impresionante.
-Ja, pensaba que el único increíble e impresionante era Prusia y no tú. -Le dijo a Mr. Puffin para burlarse de él. El frailecillo, cabreado, se posó en su cabeza.
-¡Ese no me llega ni a la suela de los zapatos! -Gritó. Los guardias los miraban sin saber que hacer ni decir ante un pájaro hablador como aquel. -Yo soy el triple de impresionante que esa cosa. Solo hay que verme, soy terriblemente lindo y encima hablo.
-Eres terriblemente molesto, eso es lo que eres. -Le dijo, el frailecillo se hizo el indignado apretando con sus pequeñas patas los pelos de Islandia y estirando de ellos, a lo que el nórdico se quejaba mientras intentaba quitarse a Puffin de encima.
-Eres un aburrido.
Los guardias decidieron callar y no decir nada ante la escena que se les presentaba, aunque ambos pensaban que se veía bastante emocionante, además, se sentían afortunados de ver otra cara de su malhumorada nación. Podían ver en los ojos lilas de Islandia un sentimiento de diversión mientras discutía con el misterioso frailecillo – que jamás se apartaba de su lado – mientras este le estiraba de sus albinos cabellos. Por supuesto, tuvieron que evitar reír o se llevarían una bronca.
El trayecto al país asiático era realmente largo, Islandia estaba bastante lejos del lugar, por eso habían tenido que salir prácticamente aun por la madrugada para llegar con una hora mas o menos de antelación. Como el viaje era endemoniadamente largo, dio a tiempo a hacer muchas cosas, entre ellas dormir, ver peleas en directo entre una nación y un pájaro parlante y una enorme tranquilidad después cuando uno se ponía a leer y el otro a volar de aquí para allá. Aburrido no fue el trayecto.
Cuando aterrizaron en un lugar especial dado por el gobierno coreano, se dispusieron a coger un taxi o algo que los llevara al hotel donde todas las naciones se alojarían, uno cercano al lugar de la reunión. El lugar estaba lleno de aviones de distintos países que, como el de Islandia, tenían en la parte de atrás dibujada la bandera del país. El nórdico se fijo que estaban los aviones del Reino Unido, Francia, Dinamarca, Estados Unidos, Cuba, España, Italia, Noruega, Alemania y Suecia. Aun faltaban muchos países por llegar de Europa y América. Los asiáticos habían viajado en aviones normales al no tener complicaciones por el humo del volcán.
Escoltado por los dos guardias, se fue directamente a pedir un taxi para irse cuanto antes al hotel y poder entrar en su habitación la cual, para si mala suerte, debía compartir con alguna nación. A Islandia no le importaba compartir habitación por una noche, claro está, siempre y cuando la nación fuera silenciosa y no molesta y se podía decir que casi todas las naciones eran ruidosas y molestas. Además, Mr. Puffin no solía ser sociable con cualquiera que no fuera Islandia, menos si era Noruega – Por alguna razón que ni el propio Islandia sabía -.
Después de pasarse cinco minutos entre llamadas y esperas, pudo coger el taxi y, en unos diez minutos más, se encontraba en la puerta del hotel. A primera vista se podía deducir que era de los hoteles más lujosos de la capital coreana, Seul. Suspiró cansado por las largas horas de vuelo y entró en recepción para pedir la habitación correspondiente.
-Bienvenido, ¿Qué se le ofrece? -Preguntó la chica en coreano. Islandia no se le daba muy bien el idioma aquel, pero algo sabía. Decidió optar por hablar en inglés, estaba seguro de que ella lo entendería.
-Hola, vengo de Islandia. -Le dio una tarjeta y la chica comprendió que era lo que quería. Estuvo un rato mirando en el ordenador y luego le pasó unas llaves.
-Su compañero a llegado, aquí tiene sus llaves, gracias. -Le dijo en un inglés perfecto. Él asintió y se marchó, los guardias tendrían otras habitaciones.
Esperaba encontrarse con la nación más silenciosa que pudiera haber, pero cuando abrió la puerta, unos enormes y fuertes brazos lo atraparon y lo estrujaron contra su fornido pecho. Islandia se sonrojó enormemente e intentó escapar de los brazos de aquella persona, pero resultaba ser más alto que él y mucho más fuerte. Por otra parte, Puffin había previsto aquello y había salido volando antes de que pudiera ser aplastado por aquellos brazos. Ahora, se encontraba volando por las cabezas de las dos naciones.
-¡Ice! -Dijo aquella estridente voz, Islandia supo reconocer inmediatamente quien era el que lo abrazaba. Se apartó de golpe con una patada.
-¡Dinamarca! -Le gritó sonrojado. -¡No te tires encima!
-Ja ja ja, que aburrido. -Se quejó con una sonrisa. -Es bueno volver a verte, hacía tiempo que no nos veíamos.
-Den, nos vimos hace una semana... -Susurró molesto, Dinamarca sonrió.
-¡Eso es mucho!
-¿Porqué de todos me tuviste que tocas tú? -Preguntó más bien para si mismo que para el nórdico de mayor estatura.
Dinamarca siempre se ha caracterizado por ser alguien alegre, de sonrisa casi permanente y chillón. Parecía ser medio masoquista -Siempre era golpeado por Noruega e insultado por Islandia – y disfrutaba de todo lo que incluyera la palabra diversión. Era, por así decirlo, el alma de una fiesta. Por supuesto, a los ojos de Islandia era terriblemente molesto y ruidoso. Aunque jamás lo fuera admitir en voz alta, Dinamarca resultaba ser para Islandia, a pesar de todo, una de las cosas más importantes que tenía.
Dinamarca se llevaba bastante bien con la mayoría de las naciones, incluso con las que ha tenido problemas grabes en el pasado – cosa que nadie entendía – y disfrutaba de la compañía de sus mejores amigos. Dinamarca siempre ha querido ser el más fuerte de toda su familia nórdica, deseaba con toda su alma ser poderoso. Lo había mostrado en siglos pasados, pero el resultado no fue nada bueno. Si bien fue el más fuerte, y consiguió proteger a su familia, se volvió soberbio y los perdió a todos. Actualmente, deseaba recuperar totalmente la confianza que le tenían hace mucho, aunque eso resultaba ser, a sus ojos, casi imposible. Por supuesto, la esperanza era lo último que se perdía.
Nadie, ni siquiera Islandia, parecía sabía del dolor que poseía Dinamarca dentro suyo; aunque claro, no es como si él quisiera que los demás supieran de eso. El orgullo era mucho y la dignidad también, no deseaba que ciertas cosas salieran a la luz sobre su persona. Quizás fuera ese el motivo de su permanente sonrisa, una que molestaba mucho a Islandia.
-Bien, la reunión es en menos de una hora y vas a ser el más solicitado hoy. -Le dijo ahora sentado en su cama Dinamarca. -No te culpo por nada. -Le sonrió. -No tienes la culpa de nada de lo que está pasando, además, a mis ojos no los engañas.
-¿Qué quieres decir con eso? -Preguntó Islandia con el ceño fruncido.
-Te duele el cuerpo. -Confirmó bien confiado el mayor. -Cuando te abracé pude notarlo.
-¿Me abrazaste para saber eso? -Preguntó entre molesto y sorprendido.
-Ja ja ja, en parte. ¡También deseaba darte un enorme abrazo!
-¡Eres molesto! -Le gritó avergonzado.
-Venga, no es para tanto. -Animó divertido de haber conseguido avergonzar al menor.
Se hizo el silencio después de eso. Ninguno de los dos abrió la boca durante largos minutos, raro en Dinamarca, no tanto en Islandia. Los dos estaban tumbados en sus respectivas camas, con sus pequeñas maletas en el suelo descansando sin ser abiertas, donde más que ropa habían papeles para la reunión de hoy.
Dinamarca, vestido con su típica chaqueta militar negra hasta las rodillas y pantalones rojos, se levantó de golpe de un salto que asustó a Islandia gritando que tenía hambre. El menos suspiró molesto por el ruido que estaba formando Dinamarca y decidió ponerse la almohada encima de su cabeza para no escuchar tanto ruido. Algo hizo, pero no fue demasiado. De repente, recordó cuando la semana pasada Dinamarca se presentó de improvisto en su casa con la excusa de aburrirse.
Ahí, Islandia ya había sufrido de la erupción volcánica que había sido catastrófica. Recordaba como se encontraba: su piel más pálida de lo normal, ojeras en sus ojos, le costaba andar a causa de los terribles dolores que le entraban que le hacían recordar la época de la peste negra – aunque esta era peor por diferencia – y sus cabellos de un rubio más oscuro a causa del humo. No había que ser muy listo para saber que Dinamarca estaba preocupado y por eso había venido.
FLASH BACK
El dolor que sentía en su cuerpo era enorme, terriblemente enorme. Hacía tan solo unos días que había habido una erupción volcánica y las consecuencias eran terribles para él. Si bien había sufrido erupciones mucho peores como con el volcán Loki, que había dejado miles de muertos, esta había sido también fuerte. No había dejado muertos, de momento, eso lo tranquilizaba un poco. Igualmente, el dolor ante los estremecimientos de la tierra lo dejaban anestesiado.
No quería moverse de la cama para nada, ni siquiera para comer. No tenía fuerzas para absolutamente nada. No se comparaba para nada al dolor que sufrió cuando vino la peste negra. Siendo un país de pocos habitantes, la muerte de muchos de ellos lo debilitaba hasta puntos insospechados. Recordaba como se sentía en aquel entonces, por un momento llegó a pensar que se moría. Si comparaba aquello, el dolor que sufría ahora no era nada.
Sentado en el sofá con la televisión encendida, -aunque no le prestaba demasiada atención -, se escuchaba de fondo el telediario informando sobre la última hora de su volcán. Apagó la televisión con cabreo escuchando las burlas de Puffin, que revoleaba a su alrededor con tranquilidad. Pensó en burlarse de él por lo preocupado que había estado por él hace unos días, pero alguien tocó al timbre de su puerta.
-Te reclaman, don pupas. -Le dijo Mr. Puffin.
-Cállate. -Contestó molesto y adolorido.
Abrió la puerta y se encontró nada más y nada menos que a Dinamarca con una sonrisa en su rostro. Venía no muy abrigado por la época en la que estaban, aunque si con una pequeña chaqueta encima. La mirada que le echó encima Islandia a Dinamarca cuando lo vio parado en su puerta fue desastrosa. Dinamarca miraba el aspecto del más pequeño, se le notaba cansado.
-¡Yo! -Dijo sin más el danés.
-¿Qué demonios haces aquí? -Preguntó pausadamente.
-Me aburría y quise venir a verte, solo eso. -Respondió el danés como si no notase la mirada de Islandia. Este bajó la mirada.
-¿Y tenías que venir aquí? ¿No pudiste ir a ver a Noruega como haces siempre? -Dijo Islandia un poco sorprendido.
-Es que... ¡Me aburro mucho menos contigo! -Le dijo sonriendo, Islandia se sonrojó y miró a otro lado.
-¡Pasa de una vez!
Dinamarca entró corriendo visiblemente muy animado y se sentó en el cómodo sofá islandés. Islandia se sentó a su lado y encendió la tele que momentos antes había apagado, pero era lo mismo, noticias sobre el volcán y como estaba afectando a los otros países, entre ellos Dinamarca. Lo miró de reojo algo preocupado por el danés. Según las noticias, parte del cielo de Dinamarca estaba rodeado de la negra nube que había expulsado. Por esa regla, Dinamarca debería verse más angustiado, pues sus ciudadanos lo estaban.
-¿Dinamarca? -Preguntó Islandia.
-¡Ya sé! -Gritó este de golpe. -Voy a hacerte algo de comer ya que tu no puedes moverte por el dolor.
-No hace falta que te molestes...
-¡Que dices! -Le sujetó por los hombros y lo acercó a él. -Déjame a mi todo, no te preocupes. -Islandia se apartó de él visiblemente nervioso y asintió.
-No hagas demasiado ruido, eso sería muy molesto.
-Ja ja ja, tranquilo, procuraré no hacerlo.
Eso había dicho, pero ahora estaba en la cocina cantando una canción en danés a gritos mientras cocinaba a saber que cosa. Islandia resopló molesto por el ruido pero no se movió de su asiento, estaba cómodo y cansado. Puffin había dejado de volar a su alrededor y estaba en la puerta de la cocina mirando como Dinamarca cocinaba para Islandia y luego se dirigió al Islandés para seguir burlándose de él.
Cuando Dinamarca salió, se encontró a Islandia dormido en el sofá. Dejó la comida en la mesa que había en frente y se quedó mirando al menor mientras dormía con una pequeña sonrisa. Acarició sus cabellos con cuidado de que no despertase y besó su frente. Cuando Islandia despertó, encontró la comida en la mesa y una nota que decía que se recuperara.
La comida estaba muy deliciosa.
FIN FLASH BACK
No podía evitar sonreír cuando recordaba aquello. No iba con su personalidad sonreír ni nada, pero el recuerdo le era gratificante. Saber que el danés se preocupaba por él aun cuando lo abandonó en medio de la Segunda Guerra Mundial para conseguir su independencia le era positivo. Le gustaba saber que Dinamarca no lo odiaba por aquello, siempre se lo había dejado bien claro.
-Ice, es hora de que nos vayamos a la sala de reuniones. -Le informó.
-Tsk, ya voy. -Susurró.
Ambos caminaron juntos hacia el edificio de al lado, donde en la última planta se celebraría la reunión que Islandia no quería tener. Iba a ser muy molesto, y el odiaba las cosas molestas. Se llevó con el a Puffin, jamás se separaba de él, siempre se encontraba a su lado. Igual fue cuando nació. Lo primero que vio al nacer fue los tiernos ojos de un pequeño Islandia.
Cuando llegaron al último piso y entraron en la enorme sala, vieron que algunos ya estaban sentados en sus puestos. Inglaterra, Alemania, Italia, Corea del Sur, Japón y Noruega. Este último, al verlos entrar, se levantó y abrazo a su hermano menor con fuerza.
-Dime hermano mayor. -Le dijo nada más verlo. Islandia se sonrojó molesto.
-Me niego.
-Dime hermano mayor. -Volvió a insistir.
-Vamos, dilo, será divertido. -Animó muy entretenido Dinamarca.
-¡No animes! Me niego. -Giró la cabeza a otro lado y bufó molesto. Dinamarca rió por eso al parecerle tierno.
-Pues entonces di hermana mayor.
-¡Eso mucho menos! No te cambies de sexo. -Dijo molesto.
-No es tan difícil. -Murmuró Noruega con su típica voz pasiva y su rostro carente de emociones. -Solo tienes que decir '' te quiero hermano mayor ''.
-Eres un pesado. -Dijo Puffin por fin, Noruega frunció el ceño levemente.
-Y tu un pajarraco molesto. -Contrarrestó este.
-Eres extraño. -Dijo. -Is, tu hermano es raro.
-Eso ya lo sé...
-Dime hermano mayor.
-Her...Hermano...Mayor... -Susurró Islandia muy rojo, con los ojos cerrados y mirando hacia el suelo. Noruega sonrió un poco y se sentó satisfecho en su asiento. Las demás naciones miraban enternecidos la escena, aunque algunos como Inglaterra disimulaban su risa, al contrario que Dinamarca, quien reía fuertemente abrazando a Islandia.
Poco a poco, la sala se fue llenando hasta que al final estaban todos los presentes reunidos. En la puerta, los guardias de las naciones esperaban que todo acabara bien y que no tuvieran que intervenir, más de una vez se habían visto obligados a entrar ante el ruido que había dentro y habían tenido que detener alguna que otra pelea.
Los guardias de Islandia, por alguna razón, presentían que esta reunión iba a ser mal problemática de lo normal. Tenían mucha razón.
Bien, espero que les haya gustado el primer capítulo de la historia.
(1).Es el volcán que en 2010 entró en erupción y causó bastantes problemas a muchos países de Europa aparte de Islandia.
Bien, como dije antes, la pareja principal será DenIce, espero que os guste.
Subiré el segundo pronto :)
