En el Valle de Godric.
Los
Potter vivían en el Valle de Godric, un pueblo muy tranquilo,
sin demasiados habitantes y eran felices. Habitaban una casa en la
colina del Valle de Godric. La residencia no era muy grande, pero no
necesitaban mucho espacio porque sólo era la pareja y el hijo
pequeño que tenían. Todos ellos eran brujos...
La
señora Lily Potter tenía unos ojos verdes
espectaculares y cabello de color rojizo. Era muy inteligente y buena
en Encantamientos. Siempre ayudaba a todo el mundo, era muy
humanitaria. Lily era hija de muggles, personas no magas; era una
bruja excelente, al igual que como persona.
El señor James
Potter era alto, de ojos marrones y tenía abundante pelo negro
azabache, el cual era muy rebelde. …l era muy brillante, al igual
que su esposa, pero siempre se metía en problemas. Hijo de
brujos, era un excelente alumno en Transformaciones. De vez en
cuando, era un poco irritable, pero ya no era un engreído como
lo había sido en la escuela. Y no era persona a la que se
pudiera aguantar, pero si Lily había podido aguantarlo...
Por
último estaba Harry, que era el único hijo de los
Potter. …l tenía los mismos ojos de su madre, pero era,
físicamente, igual a James. No se sabía con certeza qué
personalidad tendría el niño porque todavía era
demasiado pequeño, pero Lily y James confiaban en que Harry
iba a ser una persona de bien y un buen mago.
Ellos tenían
proyectos para el futuro en su pequeña familia: pensaban en
tener más hijos (por lo menos dos más), y el deseo más
codiciado de la pareja era que todos sus hijos pudiesen ir al Colegio
de Magia y Hechicería, Hogwarts, la escuela de magia más
prestigiosa en todo el mundo. Pero no debían apurarse, hacía
muy poco que Harry había cumplido, con mucha suerte un año
de vida.
¿Por qué con mucha suerte? Esta es la
explicación más clara: en esos días andaba
suelto el mago más malvado de todos los tiempos, el más
tenebroso y más maligno de lo que uno se pueda imaginar: Lord
Voldemort. …l era la causa de que los Potter vivían con
cierto temor, hacía muy poco ellos se habían enterado,
por medio de una profecía bien hecha por una profesora nueva
de Hogwarts, que su hijo podía correr un grave riesgo... un
riesgo mortal.
Sin embargo, trataban de vivir lo mejor posible
siendo felices, después de todo ellos mismos habían
escapado de Voldemort tres veces anteriormente.
Ellos se hacían
ésta pregunta constantemente: ¿por qué el mago
más tenebroso de todos los tiempos quería exterminar a
un bebé?. El profesor Albus Dumbledore, ya desde entonces
director de Hogwarts, un gran mago sabio, les dio la terrible
noticia: "- La profecía dice que al final del séptimo
del mes, nacerá el único con el poder de derrotarlo.
Hay sólo dos niños que nacieron el mismo día:
Neville Longbottom y Harry Potter. Voldemort elegirá a uno de
ellos, no sé a cuál, pero sé que elegirá
al que, él considere, le cause más problemas cuando
crezca. Tal vez, sea al que considere menos digno como mago, y
entonces decidir quien debe morir. Así que, yo les recomiendo
que cuiden a Harry con el encantamiento Fidelfio, el que consiste en
contarle a una persona dónde están y nadie los
encontrará, a menos que el guardián del secreto lo
divulgue."- la aclaración se la hizo a los Potter y luego se
propuso a sí mismo como el guardián del secreto.
Sin
embargo, Lily y James Potter, eligieron al padrino de Harry y amigo
desde siempre de James, Sirius Black.
El día
en que todo tendría una respuesta certera, fue en ése
Halloween. Los Potter se habían levantado muy temprano ése
día, como hace toda familia que tiene hijos pequeños.
Media hora después, desayunaban sentados y tranquilos en su
living-comedor, pequeño y de color violeta claro.
-Mira lo
que dice el Profeta, Lily.-dijo James, leyendo el diario que le había
alcanzado un íntimo amigo de ellos el día anterior.-"
Se rumorea que entre nosotros hay un traidor, que ha estado, hace
varios meses, informándole a Lord... bueno, el 'Innombrable',
lo que hacemos para defendernos y lo que realizamos para evitar sus
crueles actos".-terminó de leer, arrugó el diario,
hizo un bollo y lo tiró al tacho de la basura, como un jugador
profesional de básquet.- Es un squib, el que escribió
esto... ¡nosotros estamos defendiendo la comunidad mágica
y no mágica, no como él!. Además, ¡ni
siquiera se atreve a nombrarlo!.-dijo, enojado.
-James, no sólo
somos nosotros: hay muchos magos en el mundo que defienden, a su
manera, nuestra comunidad. Además, sabes perfectamente que no
muchas personas mencionan a Voldemort, por más valientes que
sean.-objetó la señora Potter, sin rodeos.
-Lo sé,
es sólo que me molesta que escriban así.-accedió
James, manso.- Por otra parte, no creo que haya ninguno de nosotros
que sea un traidor.
-Sí, lo sé, es difícil de
entender.-aseguró Lily.- Pero, Dumbledore ya nos había
advertido que habría algún traidor, tarde ó
temprano.
-Sí...-aceptó James. Un ruido proveniente
de la ventana sobresaltó a la pareja.- ¿Y esa
lechuza?... ¡Me parece que es una carta de Sirius!.- James se
levantó rápidamente y fue hasta el alféizar de
la ventana, donde se encontraba una lechuza con una carta en el pico.
Le quitó el sobre y la lechuza tomó impulso alejándose
de la casa. Leyó la carta. Cada vez que avanzaba en el
escrito, más fruncía el entrecejo.
-¿Qué
pasa, cariño?-preguntó Lily, interesada en la
carta.
-Lee esto.-respondió él blandiendo la carta.
Lily la tomó, preocupada.
La carta, que era muy corta,
decía así:
Queridos James y Lily:
¿Cómo
están? Espero que sanos y salvos.
Escribo esta breve carta
para ofrecerles lo siguiente: cambien el guardián del secreto,
así Voldemort podrá seguirme a mí pensando que
el guardián soy yo. Les propongo que pongan a Peter como su
guardián. Es una trampa para poder distraerlo más
tiempo. Espero que Harry esté bien.
Sirius.
-¿Qué
opinas?.-preguntó James, cuando Lily despegó los ojos
de la carta.
-Es una buena idea. Y es un buen punto el que él
tiene.-contestó Lily, doblando la carta y dejándola
sobre la mesa.
-Sí, la idea es perfecta.-dijo James.- Pero
tiene un pequeñísimo detalle muy importante: no quiero
que Sirius muera por salvarnos a nosotros.
-No morirá.
Sirius es muy fuerte y demasiado inteligente como para caer en una
trampa. No se dejará engañar fácilmente. Confía
en él.-aseguró Lily, mirándolo con sus ojos
penetrantes.
-Sí,...-balbuceó el señor
Potter, no muy convencido- Tendremos a Peter de guardián.-decidió,
por último.
-Mándale un mensaje con el encantamiento
de aviso.-dijo Lily.- Yo voy a despertar a Harry.
El señor
Potter se quedó en la cocina, mientras la señora Potter
subió las escaleras donde se encontraba su hijo. Cuando llegó
a la habitación, entró muy despacio. Harry dormía
como un angelito. No tenía ganas de despertarlo, pero tenía
que hacerlo.
Se acercó a la cuna del bebé
sigilosamente, tocó la espalda de Harry, él abrió
los ojos muy lentamente. Los ojos del bebé se encontraron con
los de la madre.
-Ven, Harry.-dijo Lily, haciéndole UPA a
su hijo.- Vamos con tu padre.
Lily bajó cuidadosamente las
escaleras con Harry en sus brazos. Cuando llegó a la cocina,
vio a su esposo sentado en una silla y, al parecer, muy cansado.
-Veo
que le has enviado el mensaje a Peter.-dijo Lily con una sonrisa en
los labios, ella sabía perfectamente que mandar un mensaje por
medio de ese encantamiento era difícil y dejaba muy cansado a
quien lo lanzaba.
-Sí.-contestó el señor
Potter.- Peter dijo que no habría problema y que lo guardaría
muy bien.
"¿Me das un momento a Harry?.
-Por
supuesto.-contestó Lily, pasándole el niño a
James. Cuando soltó a Harry le ocurrió algo muy
extraño. Tuvo por dos segundos la imagen de lo que aparentaba
ser una canasta en la puerta del número cuatro de Privet
Drive, la canasta se movía, debía tener algo
adentro..., pero Lily no pudo ver que era, porque la imagen se le
borró de la mente enseguida.
-¿Qué te pasa,
Lily?-preguntó James viendo el aspecto asustado de su mujer.-
Tienes una cara terrible...
-Acabo de ver algo,...-dijo ella,
blanca como un papel.- una canasta que se movía en la puerta
de la casa de Petunia, mi hermana...
-Bueno, tal vez quiere decir
que va tener gatitos.-dijo James, quien no soportaba a Petunia porque
siempre había afirmado que eran raros y había tratado
muy mal a Lily por ser bruja.
-No.-aseguró Lily, sabiendo
que lo que había dicho James era una broma.-Era algo que yo
conozco... pero no tengo ni idea qué es.
-Ya lo
averiguaremos.-dijo James, que no podía contradecirla porque
ella estaba muy preocupada, y poniéndole la mano sobre el
hombro en señal de compasión- ¿Qué te
parece si jugamos con Harry todo el día?-dijo, cambiando de
tema rápidamente.
-Está bien.-aceptó Lily,
aún preocupada.
Después de eso, el día
transcurrió normalmente. Jugaron todo el día con el
niño de ojos verdes. Jugaron a la mancha, a la escondida y
trataron de hacer caminar a Harry, aunque esa parte había sido
un fracaso. Hacia las siete, que fue la hora en que dejaron de jugar
por estar todos muy casados, los dos coincidieron que ése
Halloween había sido el mejor de sus vidas, hasta se atrevían
a decir que ése día había sido el mejor en mucho
tiempo.
Luego todos se bañaron. Acostaron a Harry,
quien había jugado mucho ese día.
-Es un
ángel.-dijo Lily, mirando a Harry dormir.
-Sí.-afirmó
el padre, orgulloso- Cuando sea grande va atraer muchas chicas, como
yo.
-No seas así, James.-lo reprendió Lily, aunque
confiaba mucho en que Harry tendría mucho éxito con las
mujeres y no sería tan engreído como lo había
sido su padre.
Un golpe proveniente de abajo, los sobresaltó.
-Voy
a bajar, para ver de donde proviene tanto ruido.-dijo James, con el
entrecejo fruncido.
-Ten cuidado, James.-dijo Lily, que un segundo
después se colgó del cuello de su marido y lo
besó.
-Volveré, no te preocupes.-dijo James, cuando
Lily lo soltó. Salió de la habitación con la
varita en alto.
Lily también preparó su varita, por
las dudas. Cinco minutos ya habían pasado de que James se
había ido cuando un grito espeluznante desgarró a Lily
por dentro:
-¡¡LILY, TOMA A HARRY Y
VETE!!-aulló James, desesperado.-¡¡ES
…L!!VETE!! ¡¡CORRE!!.¡¡Yo
lo detendré!!
Lily agarró a Harry, lo tapó
con una manta, y salió de la habitación. Bajó
por las escaleras muy rápidamente. Pudo divisar una pelea en
la sala-comedor. Trató de esconderse, pero su curiosidad por
saber que iba pasar con su marido le ganó. Dejó a Harry
en un escalón, lo contempló por un momento, y entonces
comprendió que la canasta que se movía en su visión
era Harry. Un grito la hizo volver a la realidad.
Fue hasta donde
la batalla estaba en su momento culminante. Una figura encapuchada,
alta y tenebrosa, tenía en la mano una varita con la cual
apuntaba al corazón de James.
-Ha llegado tu hora, Potter,
me has molestado demasiado.-dijo la figura encapuchada con una voz
aguda y fría.-¡AVADA KEDAVRA!
Una luz de color verde
llenó toda la sala, al igual que una risa muy fría y
repugnante. El resplandor cegó a Lily, aunque no hacía
falta que mire para saber lo que había ocurrido.
La figura
oscura había matado a James.
-¡¡NO!!-bramó
Lily, sin poder contenerse.-¡¡nooooooooooo!!
Cuando
la luz se dispersó, pudo ver el cuerpo muerto de James. Se fue
corriendo a buscar a Harry con lágrimas en los ojos, subió
nuevamente las escaleras y se dirigió al cuarto de Harry. Puso
al niño en la cuna y se largó a llorar
desconsoladamente, mientras le tapaba la cabeza a Harry, para que no
viera nada. Un tremendo estruendo derribo la puerta que estaba detrás
de ella ,eso avisó a Lily Potter que Lord Voldemort estaba
allí muy cerca de ella. Se dio vuelta con la cara brillante de
tantas lágrimas derramadas.
-¡¡A HARRY
NO!! Por favor... haré cualquier cosa... —sollozó
entristecidamente y desesperadamente.
-A un lado... hazte a un
lado, muchacha...-dijo la figura con su voz fría.
-¡¡A
Harry no!!. A Harry no. A Harry no, por favor...
-Apártate,
estúpida...-dijo Voldemort, perdiendo la paciencia —
apártate...
-A Harry no. Te lo ruego, no.-pidió
ella, sin consuelo.-Mátame a mí en su lugar... A Harry
no, por favor. Ten piedad, te lo ruego, ten piedad... Es sólo
un bebé...
Voldemort lanzó una carcajada
estridente.
-No, Evans.-dijo tranquilamente- Yo quiero al
muchacho. La verdad es que no tengo ninguna intención de
matarte, pero te has interpuesto... y no tengo opción.-dijo
Voldemort, cruelmente.
Lily no retrocedió.
Pero pensó
en el conjuro que había estado practicando en secreto, ése
conjuro (si salía bien, ojalá que sí.) le
permitiría a Harry seguir vivo aunque Voldemort quisiera
matarlo. Entonces, a medida que El levantaba la varita apuntado hacia
el corazón de Lily, ella pensó el hechizo que por
semanas había memorizado: "Si
mordre is fatales, et nimia oblivio, quen fores mi blodus sure, quen
mi hijus deberos vivus."
("Si la muerte es fatal, que no caiga en el olvido, y que por mi
sangre juro, que mi hijo debe vivir").
Rogando desesperada, que
su hermana terminara con la parte del hechizo que faltaba, que
consistía en dejar que Harry viva con ella y su familia, lo
cual haría que se selle el encantamiento protector, de sangre,
de amor,... que Lily había comenzado. Todo estos pensamientos
acelerados hicieron que Lily no se diera cuenta que el mago más
temible había pronunciado hacía medio segundo la
maldición que terminaría con su vida y llenaría
el tranquilo Valle de Godric de un grito espantoso, de una luz verde
cegadora y de una risa estridente, aguda y fría como el
hielo.
Lo que sigue ya es historia conocida.
Fin.
