Los personajes no me pertenecen, son de Sunrise.
DESDE MIS OJOS
No hay nada más hermoso que el reflejo de ese cristal, la belleza de esa mujer es indescriptible, es irreverente; tiene clase y porte, cuando la veo no dejo de pensar en lo maravillosa que es. Es por eso que tardo mucho en arreglarme, sí soy un poco vanidosa, lo admito, pero no hay nada más sublime que yo. Yo solo desearía una persona como yo, a mi altura, con mi corte, a mí medida, equilibrada en mi balanza. Mi intelecto es una virtud, una corona, un trofeo que ostento radiante, soy la mejor en todo, y sí "es difícil ser modesto cuando se es el mejor", la humildad no es para mí, la humildad es para aquellos que la consideran necesaria, yo por el contrario vivo satisfecha y agradecida con los beneficios que la belleza por sí sola otorga, es manifiesta, no tiene necesidad de requerir lo que fuera. Soy mi propio ideal, solo yo puedo entenderme y solo yo conozco a la perfección mis capacidades; es por eso que el ver tanta gente insignificante deambulando cerca de mí todo el tiempo solo me ha colocado en una incómoda posición, sí, estoy frustrada con la humanidad, me enferma el conformismo que los rodea, su precaria ambición por el conocimiento, su burda apreciación de la belleza, ¡ah, cuando la belleza es un don divino incalculable! Necesaria al mundo, tan satisfactoria a la vista como lo debe ser el amor al corazón.
-Fujino-san
-Hai Yamura-sensei-La sumisión, la obediencia, son la clave para cualquier indicio de control subliminal, "crea caos y reinarás", pero yo digo, finge sumisión y controlarás al rey, así es, la manipulación es un arte, así como la paciencia es un fruto espiritual por lo que requiere tiempo.
-¿Podría por favor pasar al frente y resolver el enunciado?- yo asentí y procedí a elucidar la respuesta del ejercicio, un tipo de problema que veo a menudo en mis largas horas de estudio. Hubiera preferido continuar vislumbrando las bellas y frías gotas de agua que empezaban a espantar a las señoritas lindas del jardín de la clase de deporte.
Me retire de clases como de costumbre, como cada día, pensando que algo acabará con esta rutina, que la costumbre será abolida por algo tan ajeno e increíble que se revelará ante mis ojos, conservaré la calma hasta entonces. Yo tengo amigos, sí, yo los tengo a ellos, pero debo afirmar que ellos no me tienen a mí. Reito Kanzaki es uno de ellos, alguien con quien puedo tratar de temas tan afines como ajenos, es un conversador nato, alguien elocuente y agudo, pero tangencial a mi gusto. Lo observé confundido hoy, así que le pregunté a qué se debía. –No es nada.- me dijo, pero así que lo seguí sin seguirlo, así como suena, minuciosamente, hasta que di con el clavo, él está inquieto y no lo sabe bien, pero ha de ser por la alumna nueva, sus ojos se clavan en esa joven sin que él pueda controlarlo, menuda traición la de sus emociones, lo exhiben completamente ante alguien como yo, pero esto no aplica a las mentes débiles y distraídas, al vulgo que nos rodea.
-¡Hasta mañana Fujino-san!
-Ookini, hasta mañana one-chan.- Mi sonrisa. Tal vez hablar es innecesario, con sonreír basta, pero pienso que una muy buena impresión es el mejor camino a la privacidad. Siempre debes mostrarte sereno y calmado, alegre y cordial, entonces evitarás todo tipo de preguntas incómodas. No hay nada mejor que las palabras escuetas de las personas sin 'rostro'. No necesito más y tampoco deseo darles más.
No necesito irme a ningún lugar, Fuuka se ha convertido en mi hogar, un tácito hogar, uno fungible y agotador. Todas las tardes me tomo un poco de tiempo en la biblioteca, donde observo con suma curiosidad las portadas de los libros que leen los alumnos. Me tomo el tiempo para medir su interés por lo que leen, es como observar un juego de póker, es sencillo leerlos.
Me paseo por los jardines embriagada en soledad y también observo a los muchachos que creen estar bien escondidos, mi presencia puede hacerse nula y eso me permite espiar lo que deseo analizar.
-Te amo Arata-kun-le dijo una joven a un muchacho. ¿Será consciente de que está empleando el 'te amo' de menor duración. Sí, de todos los 'te amo' aquel que se dice entre los arbustos es el que caduca más rápido.
Tengo una novia, ella no sabe que es mi novia y tampoco tiene por qué saberlo, pero es mi pequeña dosis de amor e ilusión diaria, soy una adicta responsable, soy una mujer lúcida la mayor parte del tiempo, pero sin duda alguna disfruto espiar a Natsuki Kuga, verla desvestirse furtivamente y montar esa motocicleta no tiene precio. Sin embargo es todo lo que deseo, pues vivo encantada con su belleza salvaje, pero desconozco su mente por completo y no tengo deseos de saber cómo es, ni siquiera quiero oír su voz para que mis fantasías no se esfumen. En mi imaginación Kuga es una refinada jovencita con instintos muy bajos, un fruto delicioso que se oculta en las profundidades del bosque verde. Es una mujer muy inteligente, más que yo, fina, educada, excéntrica, amante de los libros y la música clásica, a mi molde; una erudita perspicaz. Es por eso que no quiero saber más sobre ella, es la única persona que evito todo el tiempo y solo espío en cierto horario y exclusiva actividad, no me imagino el conocerla de verdad, no lo deseo.
