Notas del Fanfic: Dragón Ball Z/GT no me pertenece. Son propiedad de Akira Toriyama.
Notas del Autor: Gracias por darle una oportunidad a este Fanfic. Es algo descabellado, morboso, misterioso. No sé, creo que les agradara.
¡Y descuiden! Los demás Fanfics ya tienen capítulos nuevos en proceso, muy pronto podrán leerlos.
Mientras tanto. ¡Disfruten su lectura!
…
Capítulo 1.
La pequeña Princesa.
Hija única.
Adorada por sus dos peculiares padres desde que nació.
Criada de la manera más dulce y cariñosa por ambos, dándole una vida que cualquier niña de su edad envidiaría.
Llenándole de besos y abrazos todo el tiempo, cumpliendo hasta el más mínimo de sus caprichos, no permitiendo que nada malo le pasase y siempre protegiéndola contra todo y todos.
Incluso contra ellos mismos.
La pequeña Princesa.
La consentida de todos.
La pequeña niña rubia que nunca dejaba de sonreír y correr hacia todos lados. Ella, la que siempre tenía con quien jugar a las escondidas, a la casita, a la comidita. Todos siempre a su disposición.
Ella, la que nunca soltaba su pequeña muñeca de trapo hecha por su adorada tía Milk. La que siempre le pedía a Tío Yamcha que la montara sobre su espalda, o a Tío Roshi que le contara una de sus emocionantes historias sobre princesas y dragones.
Si, Ella.
La que nunca daba un "No" por respuesta a cualquier petición, siempre mostrándose educada y servil ante cualquier ayuda que se le solicitara. La niña de la que siempre decían "¡Es tan educada!" "¡Que atenta es!" "¡Es tan dulce y tierna!" "¡Desearía tener una niña tan hermosa como ella!"
La pequeña Princesa.
La que "Por protección" tomo clases en casa, instruida por su propia madre en todas las materias y disciplinas, destacando espléndidamente en todas por su inteligencia y dedicación, virtudes que ella misma se obligó a adquirir, ya que tenía el temor de decepcionar a su madre, o aun peor, a su adorado padre, y eso nunca se lo perdonaría.
Ella. Claro.
La misma que nunca tuvo realmente amigos cercanos.
La misma que jamás hablo con otra chica de su edad por más de 5 minutos.
La que jamás necesito un celular para divertirse, o atreverse a salir de casa sin sus padres para "dar un paseo por la ciudad". La que siempre usaba los vestidos que sus padres aprobaban, la que nunca contradijo a sus mayores, la que siempre obedecía cualquier orden.
Exacto, Ella.
A la que desde muy pequeña contaron historias de Príncipes y reinos mágicos antes de dormir.
A la que siempre le compraban libros sobre doncellas en palacios reales, sobre castillos lejanos y poderosos reyes, amores prohibidos e incondicionales que vencían las adversidades para poder estar juntos y vivir felices para siempre…
A la que siempre dejaban suspirando de amor en su habitación, soñando con un príncipe Azul.
La que nunca dejaron que ningún chico se le acercara.
Que nadie la invitara al baile.
O a salir.
O a cenar.
O a pasear.
La que nunca experimento lo que era el amor o el gusto por alguien jamás.
La Pequeña Princesa.
La que tuvo que ponerse por primera vez un vestido negro una mañana, pues se lo había ordenado su tía Milk por teléfono muy temprano.
La que por primera vez salió de su pequeña isla, su hogar, su pequeño mundo de fantasía… Para ir a un tétrico lugar en donde había mucha gente que jamás había visto, todos tristes, todos serios. Ver gente triste nunca le había gustado.
La que vio a todos llorando a su alrededor y ella aun no entendía por qué.
La que de pronto, sintió los brazos de su padre abrazarla mientras lloraba, sorprendiéndola al instante. Nunca había visto a su padre llorar. De hecho nunca había visto a nadie llorar así.
La única que no lo sabía. Pues nadie sabía cómo decírselo.
Nadie sabía cómo reaccionaría.
Ella, una joven tan tierna y dulce. Tan ingenua y obediente. Educada, cariñosa, feliz… ¿Cómo corromper ese dulce espíritu de niña? Tan puro, tan blanco.
Ella.
La que entonces pudo verlo…
Ahí, acostada dentro de su ataúd frente a todos. Su madre, inerte. Sin vida, sin calor.
MUERTA.
No, no pudo ser ella.
La que soltó a su padre y comenzó a correr hacia el campo lleno de lapidas, nadie la siguió, entendiendo su dolor.
La que lloraba por primera vez de dolor, de tristeza. Jamás se había sentido triste, jamás se había sentido mal. Y ahora, ahora se sentía morir. Quería gritar, quería alejarse, quería irse. Volver a su isla, su pequeño mundo perfecto, sin amigos, sin problemas, sin chicos, sin secretos, sin maldad, sin malos pensamientos, sin lágrimas, sin tristeza… Sin muerte.
No, ella no.
La que se detuvo a llorar cerca de un árbol, recargándose en el mismo para tomar aire y aclarar su confundida cabeza llena de emociones nuevas que jamás había sentido. Sentándose sobre el pasto un momento después, lagrimas aun bajando por sus enrojecidos ojos y ruborizadas mejillas.
La que escucho un ruido de pronto.
La que delante suyo pudo ver un par de zapatos negros. Sorprendida, alzo la mirada del suelo para ver quien se encontraba delante de ella. Realmente no le importaba mucho, fuese quien fuese, ella necesitaba el abrazo de alguien en ese momento, pues sentía una necesidad muy grande de confort, de apoyo, de seguridad. Deseaba un abrazo, un beso en la frente, que le susurraran al oído un "Todo está bien, es un mal sueño" y que la llevaran de vuelta a su vida color de rosa de nuevo.
Sí, eso necesitaba ella.
Ella. Quien se levantó del suelo y corrió a los brazos de la persona frente a ella, abrazándolo con fuerza, llorando de nuevo, hundiendo el rostro sobre su pecho. Esperando un par de brazos rodearla, unas palabras reconfortantes, una palmada sobre su espalda y un pañuelo para limpiarse las lágrimas…
Nada de eso ocurrió.
La triste princesa.
Se separó del duro cuerpo que había abrazado minutos antes, solo para mirar el rostro de quien por primera vez en sus 17 felices y encantadores años no correspondía a las muestras de afecto de ella, rechazando su contacto.
La que se topó con esa mirada asesina.
La que se ruborizo e intimido ante su presencia.
La que por primera vez, vio a un príncipe real en toda su vida, de aquellos por cuales suspiraba enamorada en las noches. Con los que soñaba casarse cuando creciera.
Si, si era ella.
La que logro, por primera vez en toda su vida, enamorar al Príncipe De Los Saiyajin.
Notas del Autor: Bien, ¿Les gusto? ¿Lo odiaron? ¿Continuación?
Por favor opiniones a los reviews. De eso dependerá que siga con esta loca idea o no.
Gracias por leer.
AlexanderMan.
