Prólogo
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N/A Además del disclaimer usual, me gustaría advertir (si es la primera vez que entras a mis fics) que hay una guía para ésta historia en otro fic dentro de mi perfil titulado "Canción de Sakura" /cap. 4. Es bastante extensa (perdona que me haya emocionado :P) pero útil si deseas entender "Sangre de Sakura" en la profundidad en que la historia fue concebida. También claro, evita confusiones y crea antecedentes para varios personajes. No es indispensable, pero es probable que te pierdas un poco sin ella.
Cada vez que vaya a incluir una nueva sección en la guía, lo indicaré al final de cada episodio para que la visiten nuevamente y lean el material adicional jaja.
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-"Seguro son una pareja extraña"- pensó el capitán viendo a los dos tripulantes más raros que habían abordado el barco a último momento. Ambos se cubrían los rostros bajo amplias capuchas y capas oscuras que arrastraban los repulgos por el suelo.
Tras varios días en altamar, pudo discernir que el más alto era hombre, y la figura de sinuoso y felino andar se trataba de una mujer con voz determinada; de la clase de jóvenes muchachas que eran tormentas no de las que uno huye, sino que rastrea. Habían pagado generosa suma para que desviase su rumbo hasta llegar al puerto más cercano de Kita; concretamente en Minamijin, a lo que él replicó que eso era imposible desde que una nueva guerra civil se había desatado en el continente, y lo más que podía ofrecerles era rodear la plataforma de tierra y desembarcarles cerca de las Llanuras del norte, en Nosukuin.
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-¿Una guerra civil?- había dicho la muchacha con curiosidad.
-Sí, señorita ¡como si la anterior hubiese resultado provechosa! Me parece que el el país del norte desea independizarse del gobierno central.
-Ya veo- respondió ella mirando a su compañero, haciéndolo de manera tan intensa y personal que el pobre hombre se sintió azorado y fuera de lugar. A partir de aquella mirada se decidió que además de socios, eran pareja.
-¡Capitán!- llamó el contramaestre interrumpiendo su línea de pensamientos, -Sino viramos al este ahora, entraremos en aguas territoriales.
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El capitán asintió y se dirigió a sus exóticos clientes.
-Es necesario que los señores se decidan ahora- pidió, -de lo contrario, me temo que tendremos que virar 180°
Ella soltó un murmullo divertido, pero fue él el que habló.
-Dado que no terminarás el trabajo por el que te hemos pagado, habrás de darnos el bote salvavidas y provisiones para unos cuantos días, luego puedes irte por donde llegaste.
Aquel pedido en tono autoritario hizo sentir al hombre que no tenía mucho que objetar; y, como el argumento le pareció justo, accedió entre receloso y aliviado, prefería no involucrarse en extrañas escaramuzas dentro de un continente en conflictos bélicos.
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Despidió a sus misteriosos clientes a estribor de la nave y al bajar el bote, la inercia de llegar al agua le descubrió el rostro a la mujer; de finas facciones dulces, pómulos perfilados y un inconfundible cabello color rosado que se pintaba de jaspe con la noche. La tripulación se quedó sin habla y el último adiós se ahogó en la garganta del viejo capitán...
Había que ser un estúpido que viviese debajo de una roca en los últimos 10 años para no haber oído de Nagareboshi no Sakura, la sobreviviente de la matanza de la familia real del norte en Saibankan. ¿Qué pasaría para que alguien que se había esforzado tan desesperadamente por escapar, volviese como polilla atraída por la danzarina llama de una vela?
¡Nada! A no ser que... a no ser que...
A no ser que la hermosa muchacha quisiese reclamar el trono de Nosukuin para sí; que él supiera, ella tenía tanto derecho como el actual rey del independizado norte, Haruno Ashitaka "el joven Guepardo"... ¡Claro! ¡Eso debía ser! ¿Por qué si no?
Bueno, en realidad eso a él no le importaba mucho... no era kiteno y si lo fuera, la nueva guerra le prevendría de todos modos de querer volver a aquella tierra encantada en la que de vez en vez se adivinaban siluetas de enormes animales surcando el cielo...
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El bote cruzaba las aguas sin dificultad alguna, guiado por la corriente y rizando con suavidad la superficie del mar; tan tranquilo como un espejo.
-Seguiremos el ritmo del bote y si vemos que se acerca demasiado a un sitio poblado, lo redirigimos
Sakura asintió y a cambio, replicó:
-¿Crees que la carta haya alcanzado Gekkabijin?
-Pronto lo sabremos- la tranquilizó su interlocutor y de pronto su atractivo rostro se demudó a uno de absoluta seriedad...
-Sakura, mírame.
Ella obedeció con presteza, cada vez más acostumbrada a aquellos mandatos, que por lo regular terminaban en algo mucho más placentero que solo mirarse sin pestañear. Pero en aquella ocasión él se fijó en su frente; abriendo más, si cabe, sus grandes ojos oscuros...
-¿Oscuros...?-un momento... ella nunca había visto sus ojos así desde la guerra ninja, -¡Sasuke!
-Baja la voz.
-Tu Rinnegan... ha...
-¿Se ha ido? Lo suponía- le tocó la frente con el índice y ella se teletransportó a la segunda vez que la despidió a la entrada de Konoha, dejándola un el corazón palpitante y lágrimas de sol que ella misma trató de secarse tocando su propia frente como él lo había hecho y evocando la indescifrable expresión de su mirada dispar.
-También tu Byakugou no In... se desvaneció- le comunicó mientras los hombros de su compañera se hundían; distaban de unas cuantas brazadas de la playa nevada pero ninguno de los dos se había sentido antes tan... indefenso.
