Una Corta Historia Navideña
Por: MorelosBkpets
Capítulo 01: Una corta historia navideña.
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En general no sé lo que me pasa, problema tras problema, lío tras lío, etc., nunca puedo estar completamente conforme con todo.
Justamente esta mañana me vine a dar cuenta del verdadero valor de las cosas que tengo, y más aún del verdadero valor de aquellos quienes están a mi lado incondicionalmente como Phoebe, mi mejor amiga.
¿Quién lo diría? la novia perfecta para el perfecto novio con cabeza de cepillo: Gerald; Phoebe y Gerald son la pareja ideal al igual que Nadine y Sid, Eugene y Sheena, y hasta Harold y Patty, ¡qué buena suerte tienen ellos! en verdad, que buena suerte y a la vez que maldita envidia la mía; a veces, al verlos juntos a todos ellos me da tanta envidia que desearía tirarme en un pozo y no salir nunca, pero claro, el suicidio nunca sirve ni en esta vida ni mucho menos en la otra, no, claro que no pero así es la vida, hay algunos a los que les toca la felicidad y a otros como a mí, nos toca el sufrimiento, ¡oh, Arnold! te amo y te adoro pero nada más tú no te das cuenta de nada.
— ¡Lo sabía!
— ¿Pero qué demonios pasa? —Exclamó la rubia—. ¡Oye! ¿Qué haces a aquí Rhonda Lloyd?
— ¿Yo? —Dijo Rhonda—, nada, simplemente nada, solamente venia caminando por aquí cuando de pronto escuché unas declaraciones muy interesantes.
— ¿Si? ¿Cómo cuáles? —Pregunto Helga.
—Uhm, por ejemplo el cursi, ¡oh, Arnold! te amo y tú no te das cuenta de nada, o cosas así, por así decirlo, ja, ja, ja.
Helga estaba aterrada, en verdad no se había imaginado nunca que alguien la fuera a escuchar.
—Entonces, princesa Lloyd, ¿Me escuchaste? ¿Y ahora, qué es lo que vas a hacer? —Pregunto la rubia.
—Nada, pero creo que a muchos les interesara saber de esto, nada más imagínate la humillación, la feroz Helga G. Pataki con la guardia baja, esto es de lujo, ja, gracias por el premio, es como un verdadero regalo adelantado de navidad, —comentó Rhonda con un aire burlón.
—Ah sí, pues bien, has lo que quieras ya no me importa.
—Oye te acabo de decir que divulgaré tu secreto, eso no te molesta.
—Y yo ya te dije que ya no me importa, no me importa, ¡ya no!
Helga quiso evitar llorar, pero no pudo más, justo cuando dijo esto último, la chica se encogió y abrazo sus rodillas con el largo de sus brazos, recargo su frente sobre los mismos y comenzó a sollozar; Rhonda camino un par de pasos satisfecha de su presea y con la firme intención de humillar a su némesis, pero la misma actitud de la rubia la saco rápidamente de su jugada haciéndola recapacitar un poco sobre sus intenciones. Rhonda se acercó a Helga y se sentó junto a ella.
— ¡Helga! —Rhonda llamo a su compañera—. ¿Te encuentras bien?
—Sí, ya déjame sola por favor, ve a humillarme a otro lado, ¿o acaso quieres hacerlo en mi cara?
—Helga yo… —Rhonda respiro un poco—, escuche todo lo que dijiste, al principio te quise catalogar de egoísta pero después, al escucharte llorar note que algo malo te sucede.
—Eres muy observadora, princesa, —dijo la rubia con algo de fastidio.
— ¡Helga! —Reprocho Rhonda—, por favor no me digas así, es molesto lo sabias; ¿sabes acaso la razón del porque no todos nos llevamos bien contigo? ¿Sabes que es por tu actitud?
— ¿Y sabes tú porque soy así? —Recrimino Helga.
—Bueno, yo en realidad, no lo sé, —Respondió Rhonda con una clara expresión de contrariedad.
—Era lógico, —dijo la rubia—, ya que aunque lo supieras no lo entenderías.
—Bueno, si dije que no lo sé, —agregó Rhonda—, pero no termine mi frase, no lo sé con exactitud, además lo entendería mejor si me lo contaras, sé que no soy Phoebe y que la verdad en realidad no me importa, pero sabes, me gustaría que hiciéramos las pases, aunque solo fuera por un día, que seamos amigas y no solamente compañeras de clase.
— ¿A dónde quieres llegar princesa?
—Es por tus padres ¿verdad? –Dijo la pelinegra.
— ¿Y tú como sabes eso? ¿Estás segura de que es por ellos? —Respondió Helga con cierto interés.
—Debe ser, además eso es algo que todo mundo sabe de ti, ¿acaso nunca te has preguntado cómo es que todos te toleran a pesar de cómo nos tratas? —Comento Rhonda con aires de verdad.
—Pues no, nunca lo he hecho —dijo Helga.
— ¡Exacto! no lo sabes, esto es un secreto a voces, muchos sabemos que eres así por tus padres ¿tú los rechazas no?
—Más bien ellos me rechazan a mí, —dijo Helga con un tono muy triste—. Siempre me tratan como cualquier cosa y es peor cuando esta mi hermana Olga, cuando esta ella, paso de ser cualquier persona, a ser la sombra de mi perfecta hermana mayor.
—Se a lo que te refieres, —Respondió Rhonda agachando un poco la mirada.
—No, no lo sabes Rhonda, tú no tienes hermanos ni hermanas, tienes toda la atención de tus padres para ti sola.
—Lo sé, tal vez no tendré tus problemas, pero puedo asegurarte que si hablaras más con tu corazón, tal vez tendrías más apoyo y compresión de todos nosotros.
Helga de cierto modo estaba sorprendida, nunca antes se había topado con la sorpresa de saber que podía entablar una conversación de este tipo con Rhonda.
— ¿Sabes? he pensado en lo que me dices —Dijo Helga a Rhonda después de un breve silencio—, y puede que tengas razón.
—Bueno, eso ya lo decidirás tú, —respondió Rhonda—, y creo que se me ha hecho un poco tarde, además está empezando a helar, te dejare porque creo que aun tienes mucho que pensar, pero te recomendaría que fueras mejor a tu casa, te podrías enfermar.
Rhonda se levantó sin decir nada más, pero justo cuando estaba por dar el primer paso, Helga la retuvo jalándola de la bufanda
— ¡Rhonda! Espera un momento, por favor.
—Sí, ¿Qué deseas, Helga?
—Gracias por escucharme, y un favor, —dijo Helga con cierta firmeza.
—Tranquila, no suelo ser tan mala, no le diré a nadie lo que te escuche decir, ni mucho menos nuestra platica, no sería muy bueno para nuestra reputación, será nuestro secreto, pero eso sí, vaya sorpresa lo de Arnold, pero déjame decirte que ya lo sabíamos, no es nada nuevo, recuerda que esto es solo un secreto a voces, creo que hasta el mismo Arnold lo sabe, pero ni hablar, solo diré que tú y él harían bonita pareja, es solo que tú te lo propongas, tal vez deberías decírselo ya que él es un poco despistado, —comentó Rhonda y comenzó su andar.
—Gracias, —respondió la rubia—, lo tendré en mente.
—Ah, por cierto Helga, haré una fiesta de navidad en mi casa el día de mañana, todos vendrán y pues, me gustaría que vinieras, ¿podrías?
—Gracias por la invitación, tratare de ir.
—Si cambias de parecer, eres bienvenida, nos vemos, —gritó Rhonda a lo lejos y se perdió con el tiempo sobre la acera.
De cierto modo Helga y Rhonda hicieron la paz y formaron una buena amistad, aunque claro, por acuerdo mutuo aquello se quedó en un secreto algo absurdo, pero al fin son amigas.
Las apariencias a veces engañan, a Helga le ayudo mucho aquella plática que tuvo con Rhonda, una plática muy inusual pero benéfica, ya que ella se encontraba muy triste por una absurda discusión que tuvo con Bob, pero ahora, ahora había comprendido que todavía tenía personas valiosas por quienes debería luchar, en especial se tenía a ella misma.
Al día siguiente, por la tarde, casi entrada la noche, Helga fue recibida en casa de la familia Lloyd y ahí recibió el mejor regalo navideño que pudiesen darle, el cariño y el afecto de sus mejores amigos y amigas, ¡Feliz navidad!
FIN.
