¡Hola!
Mil gracias por pasarse por aquí :)
Lo sé, debería estar actualizando "Only You", pero ¿Qué hago?, tenía esta idea hace rato, así que, bueno, no me pude resistir ;) solo que ésta sí tendrá pocos capítulos.
Como consideraciones iniciales les cuento que, para variar, este es otro universo alterno, protagonizado por Deathmask y Helena. Pero éste sí está ambientado en una época moderna, también habrá mención de las chicas de Asgard y sus galanes (nada de chicos de bronce), además les adelanto que en uno de los capítulos habrá una pequeña participación de….¡Orfeo y Eurídice…! :3
Otra cosa, esta historia tiene varias escenas retrospectivas las cuales están en cursivas, lo aclaro para que no se me confundan ;)
Sin más, a lo que venimos…..
Los personajes y lugares de Saint Seiya y Saint Seiya: Soul of Gold no me pertenecen son propiedad de Masami Kurumada y Toei Animation.
Mi vida eres tú
Capítulo 1
¿Por qué?
Regresar a aquel país le causaba nostalgia, nunca lo admitiría, pero anhelaba volver a vivir todo aquello que un par de años atrás había vivido allí, cuando era feliz con ella, cuando se quedaba embelesado en aquellos grandes ojos esmeralda y perdía la cordura en aquellos labios carmesí. Pero ahora las cosas habían cambiado, él había permitido que la distancia se interpusiera entre ellos apagando la llama que en un tiempo ardió descontrolada; en ocasiones se reprochaba haber sido tan idiota, pero su orgullo gritaba más fuerte que su corazón y le impedía ir corriendo tras lo que fue su felicidad. Aún llevaba en su anular derecho aquella pieza metálica que representó su unión, se sentía un idiota, pero llevar aquel anillo le hacía pensar que aún seguía siendo parte de ella y que ella aún seguía siendo parte de él.
Pero aquello cambió cuando estando en su país recibió aquella carta, cuando vio quién era el remitente sus ojos se iluminaron ¿Sería posible que ella estuviera dando el primer paso hacia la reconciliación?, sin embargo sus pensamientos fueron totalmente desmentidos cuando leyó las primeras líneas en las que Helena le pedía que empezaran los respectivos trámites para divorciarse, para quedar libres de cualquier cosa que les uniera.
Por esa razón había hecho aquel largo viaje, fueron muchas horas desde Italia hasta Noruega, durante aquel largo trayecto no pudo evitar plantearse miles de ideas en cuanto a la razón que había llevado a la castaña a tomar aquella medida – quizá solo quiere libertad, propio de todas las mujeres separadas – se decía así mismo; pero lo que le carcomía el orgullo y, aunque no lo reconociera, le mataba de celos, era la posibilidad de que Helena ahora tuviese a alguien más en su vida. Llegó al hotel donde se hospedaría, aquella noche durmió profundo, estaba agotado con el viaje, no podía evitar la ansiedad, después de tanto tiempo la vería de nuevo.
Al día siguiente se despertó muy temprano, se preparó y salió a la cafetería donde se vería con Helena, llegar al lugar la pudo ver en compañía de alguien más, un tipo alto de figura atlética, de cabellos celestes y ojos azules cuyo porte evidenciaba mucha elegancia y clase – Buenas días Helena, es un placer verte de nuevo – le saludó sin apartar la mirada de aquel tipo que le acompañaba, la castaña le saludó también – pero, ¿No me presentarás a tu amiga? – dijo en tono burlón refiriéndose al hombre que estaba a su lado.
La chica suspiró algo fastidiada por aquel comentario – por favor Ángelo, no empieces con tus desplantes – le contestó con voz firme.
–Discúlpame – dijo fingiendo inocencia – pero es que con ese aspecto cualquiera se confunde – completó con una sonrisa ladina, Helena solo rodó sus ojos molesta.
–Señor Molini – el acompañante de la castaña le saludo extendiéndole su mano derecha – permítame presentarme, soy Afrodita Bertotti.
–¿Afrodita? – el italiano soltó una risita – ¿Es un nombre artístico o qué?, Es de mujer – completó burlón.
–Señor Molini, no hemos venido hasta aquí para hablar acerca de mí – dijo sin perder la calma el de cabellos celestes – estamos aquí para discutir los términos y condiciones de su divorcio con mi defendida, la señorita Hauguen.
–Bueno, lo de señorita, créame que yo me encargue de que….. – miró a la castaña quien tenía cara de pocos amigos, imaginando lo que su ex esposo diría – quiero decir, ella aún es la señora Molini.
–No por mucho – dijo la chica contraatacando.
El italiano la miró arqueando una ceja – vaya, veo que tienes afán.
–No es ningún afán, solo es un tramite, en la práctica yo ya no soy ninguna señora Molini.
Ángelo la miró a los ojos, no pudo evitar recordar aquella vez….
–Helena Hauguen, ¿Aceptas ser la señora Molini? – le dijo el peliazul poniéndose de rodillas frene a ella.
Aunque la castaña ya estaba esperando que él le propusiera matrimonio, aquello no dejó de causarle una profunda emoción, durante el año que habían sido novios él le había demostrado que la amaba de verdad y ella estaba convencida de que él era el amor de su vida – sí Ángelo, quiero ser tu esposa.
Él sonrió complacido, entonces sacó la cajita de terciopelo rojo que guardaba en el bolsillo de su chaqueta – no imaginas lo feliz que me haces mi Helena – dijo colocando el bonito anillo en el anular derecho de la joven para luego reclamar sus labios dándole un profundo y apasionado beso.
–La señora Molini – dijo con un suspiro la castaña después de que el beso terminó – no sabes lo orgullosa que me sentiré de que mi nombre lleve tu apellido.
–Es verdad – respondió el peliazul saliendo de sus recuerdos – ya entre nosotros no hay nada.
Helena le miró a los ojos ambos se quedaron en completo mutismo sin apartar la mirada del otro – tomemos asiento – les dijo Afrodita rompiendo aquel silencio – empecemos a discutir los términos de su divorcio.
–Está bien – dijo Ángelo sentándose frente a la pareja – no hay mucho que discutir, entonces este tramite no tendrá ningún inconveniente.
–Muy bien, entonces solo resta que llegue su abogado.
–No se preocupe, yo no necesito ningún abogado, con usted es suficiente para llevar este tramite.
–Si es su decisión, no tengo problema en ello – dicho esto Afrodita empezó a explicarles en qué consistía la diligencia jurídica que llevarían a cabo, los dos le escucharon atentamente respondiendo las preguntas que el abogado les planteaba, en momentos ambos intercambiaban miradas rápidas para ver la expresión del otro, después de unos minutos de discusión los tres quedaron en un segundo encuentro para ultimar los detalles del caso y empezar el tramite de divorcio formalmente.
–No sé cómo tú, una chica tan dulce, terminó enamorada de un patán como ese – le dijo Afrodita una vez el italiano se despidió de ellos.
La castaña dio un hondo suspiro – no es tan malo como parece – respondió.
–Si tu lo dices.
–Bueno, en ocasiones puede ser hosco, pero no siempre es así…..
–Helena, lleva este café a la mesa cinco – dijo la chica de cabello celeste.
–En un momento Lifya – respondió la castaña dejando una bandeja con algunos trastos que acababa de recoger de una de las mesas.
–No olvides ofrecerle uno de nuestros deliciosos postres – le recordó con un guiño.
Sonriente Helena tomó la bandeja y se dirigió a la mesa indicada, sin embargo antes de llegar chocó, sin querer, con un cliente que venía entrando al lugar – fíjese por donde camina jovencita – le dijo algo hosco el hombre mientras se limpiaba del café que se había derramado integro en su elegante saco.
–¡Cuánto lo siento señor! ¡Discúlpeme, no fue mi intención! – exclamó la chica roja de la vergüenza ya que el hombre había alzado bastante la voz y todos los que se encontraban en la cafetería habían fijado su atención en ellos.
–Sus disculpas no me sirven de nada – dijo molesto entrando y tomando asiento en una de las mesas cercana a la entrada – mejor tráigame un café con dos de azúcar, pero me lo quiero tomar, no que me lo eche encima.
–¿Qué sucede? – preguntó curioso el peliceleste ante el momentáneo silencio de su amiga.
–No es nada, solo que recordé algo que debo hacer antes de ir a casa – mintió la castaña.
OoooO
–Vaya, pero si es mi amigo Deathmask – saludó sonriente el castaño al verle entrar a su consultorio – que sorpresa, ¿Por qué no me avisaste que venías?.
–¿Por qué?, ¿Acaso me habrías preparado una fiesta de bienvenida?.
–No, pero al menos hubiese comprado un vino para brindarte.
El italiano soltó una risa – pero aún estás a tiempo, ve, cómpralo.
Aioria sonrió ante lo dicho por su viejo amigo – no cambias eh, sigues siendo el mismo. Me alegra mucho que estés aquí, me gustaría invitarte a almorzar a casa pero…
–Sí, lo se – dijo fastidiado – tu mujer no me puede ver ni en pintura – sonrió – ¿Aún me guarda rencor?.
Aioria nuevamente sonrió divertido – ella no te odia, solo que, bueno, tu sabes, así son las mujeres, ella es fiel a su amiga y por eso no te tolera.
–Vaya, mi error me perseguirá por siempre, pero en parte lo merezco – dijo con algo de tristeza.
–Bueno, dejemos el pasado atrás. Te invito a almorzar a un restaurante cercano. Solo espera un momento.
Dicho esto Aioria entró al baño del consultorio, Ángelo se sentó en el sillón, recorrió con su mirada aquel lugar recordando aquella ocasión…
–Por favor amigo, cúbreme solo por esta tarde, te prometo que luego te devuelvo el favor – rogaba el castaño – solo tengo un par de pacientes que atender, no será mucho trabajo.
–Por fin me dan un día libre en el hospital y tú quieres que de todos modos trabaje aquí – dijo haciéndose del rogar – pero bueno, me tendrás que pagar el día completo.
–Esta bien, te pago lo que quieras – respondió contento Aioria tomando su chaqueta y saliendo apresurado del lugar.
Minutos después la enfermera que asistía al joven doctor apareció para informarle a su amigo que el primer paciente había llegado – hágale seguir – le dijo el peliazul, no quería perder tiempo para así poder irse a disfrutar de su tarde libre.
–Buenas tardes doctor – le saludó una voz femenina, la joven se sorprendió mucho cuando el doctor alzó la vista de los documentos que analizaba.
–¿Usted? – preguntó con su habitual tono hosco.
Helena se ruborizó recordando el incidente el la cafetería donde trabajaba – discúlpeme yo…
–Deje de disculparse – le interrumpió con brusquedad – mejor tome asiento y dígame cuál es su problema.
La castaña, algo apenada aún, tomó asiento y respondió las preguntas que el doctor le planteó, ella le dijo de sus síntomas y él escuchó con mucha atención para llegar a una conclusión, mientras la castaña hablaba le dio un fuerte ataque de tos, el italiano se preocupó y de inmediato se levantó de su lugar para buscar un vaso con agua para la joven.
–Mire señorita Hauguen, sería muy prematuro que yo le diera un diagnóstico en este momento – le dijo serio – es mejor que se realice los exámenes que le prescribiré para que podamos llegar a un mejor entendimiento del problema que viene presentando – el doctor hacia una serie de anotaciones, después le entregó la nota a la joven – cuando tenga los resultados venga de inmediato.
La chica ojeo el papel, se sintió algo preocupada, pero decidió que lo mejor era esperar a los resultados – está bien doctor, muchas gracias – dijo despidiéndose.
–¡Señorita Hauguen! – le llamó cuando la castaña estaba a punto de salir del consultorio, ella algo nerviosa se detuvo – ¿Aún sigue trabajando en aquella cafetería?.
–Sí – respondió algo extrañada.
Ángelo sonrió ladino – que esté bien señorita – le despidió sin más.
–Listo amigo – dijo Aioria al salir del baño – vamos a almorzar y de paso me cuentas como te fue en todo este tiempo – el castaño no preguntó nada acerca del motivo por el que el italiano había vuelto al país, lo sabía de sobra.
OoooO
–Entonces, ¿Te dará el divorcio así, sin más? – preguntó la rubia antes de dar un sorbo a la bebida que tenía en sus manos.
–Después de tanto tiempo era lo más lógico – dijo la chica de cabellos plateados.
–Sí – susurró triste Helena – para qué darle más largas a lo inevitable.
Las dos chicas la miraron con algo de pesar, ellas eran amigas desde años atrás y conocían muy bien a Helena – pero deja esa cara – dijo Flare tratando de animarla – mira esta noche debemos salir a distraernos un rato, ¿Te parece?.
La castaña sonrió – está bien – dijo, más por darle gusto a sus amigas, que porque lo quisiera realmente – pero, ¿Ustedes creen que Lifya podrá ir con nosotras?.
Las hermanas soltaron una carcajada – ella no quiere separarse de Aioria, créeme que no querrá ir – respondió Hilda.
–Es verdad – reconoció Helena – ellos aún están de luna de miel, no creo que ella quiera desperdiciar la noche con nosotras – completó riendo.
–¿Saben? – les dijo Flare – esta noche quiero presentarles a alguien que conocí hace poco – completó con su mirada iluminada.
Helena miró algo sorprendida a la rubia, recordaba muy bien en quien había visto esa mirada años atrás, en ella misma…
–El doctor otra vez – le dijo la peliazul – parece que hay "algo" aquí que le gustó mucho. Las otras chicas sonrieron picaras – ve, atiéndelo tú, ya sabes que él siempre quiere que seas tú quien tome su pedido.
–Ya dejen de decir tonterías – trató de defenderse totalmente sonrojada – él viene porque seguramente le parece un lugar discreto y tranquilo – Helena entonces se dirigió a la mesa donde estaba el italiano, antes de llegar no pudo evitar mirar discretamente su reflejo en una de las vitrinas del lugar, no se lo explicaba, pero internamente quería lucir bien para él, al ver el reflejo de su rostro notó cierto brillo en su mirada – ¿Qué me sucede? – se preguntó mentalmente – Buenas tardes Dr. Molini – le saludó al estar frente a él.
El italiano sonriente le devolvió el saludo; él llevaba frecuentando el lugar hacía varias semanas ya, desde aquella consulta en la que atendió a la castaña, no se lograba explicar el porqué sentía aquella necesidad de ver a esa chica – señorita, tráigame por favor un café con dos de azúcar, como siempre – hizo su pedido.
–¿Desea algo más?
Él sonrió – sí, que me acompañe a tomar el café, digo, para que me comente cómo le ha ido con el tratamiento que le recomendé – dijo de inmediato para disimular, no quería parecer interesado en ella como mujer sino como una paciente.
–Lo siento Dr. Molini, estoy en horas de trabajo – respondió la chica algo apenada.
El italiano se rascó la nuca sonriendo – discúlpeme, soy un verdadero idiota – dijo con un guiño – pero de verdad que me gustaría saber cómo le ha ido con el tratamiento que le recomendé, ¿Qué le parece si la espero a las siete de la noche en el parque de la esquina?.
–Bueno, no quiero abusar de su…
–¡Vamos mujer! – le interrumpió bruscamente – ya no me quiero ir por las ramas con usted, lo que le quiero decir es que si le gustaría salir conmigo esta noche – dijo algo sonrojado.
Helena se sonrojó violentamente – no sé qué decir, es que….
–¡No te hagas del rogar!, yo sé que quieres ir – le dijo con un guiño algo seductor.
–Está bien, en el parque de la esquina a las siete.
–Entonces, ¿Vendrás con nosotras? – le preguntó Hilda al ver que la castaña enmudeció por un momento.
Ante la pregunta Helena salió de sus recuerdos – sí, iré con ustedes.
Después de ultimar detalles las hermanas Polaris salieron del lugar despidiéndose de su amiga. Helena se quedó unos minutos más en el restaurante, los recuerdos de aquella primera cita le llegaron a la mente haciendo que se dibujara una expresión de tristeza en su rostro – ¿Por qué dejamos que las cosas llegaran a este punto? – preguntó para si.
Continuará…..
¿Qué sucedió con estos dos?, ¿Por qué ahora se van a divorciar?... En el siguiente capítulo aclaré ese asunto ;)
Ya estoy trabajando en el siguiente capítulo de "Only you", ¿Será que la deja plantada?, ya verán qué fue lo que sucedió con Mascarita, espero no decepcionarlas…..
Un abrazo!
