Disclaimer: TMNT no me pertenecen ellos son propiedad de la autoría creativa de Kevin Eastman y Peter Laird.
N/A: Las adeptas al T-cest me dirán si incursione bien en este campo con un retazo de lo que puede ser catalogado como un fic de menos de quinientas palabras. Gracias por entrar si lo hiciste.
Advertencia: YAOI/INCEST
Pareja: RafaXMikey
Juego sin Nombre
Estaba acorralado contra la pared en la cancha de básquet de la guarida. No había nadie en casa que pudiera salvarlo del depredador que tenía montado en cima.
Miguel Ángel solo recordaba haber estado jugando un rato a hacer tiros de tres puntos y maldiciéndose su mala puntería cuando de repente sintió unos ojos en su nuca.
Toda la semana había estado recibiendo coqueteos de su parte, cuando llegaba ebrio en las noches. Toda la semana se había estado sintiendo ofuscado y avergonzado cada vez que sucedía, ahora ni su padre ni sus otros dos hermanos estaban en la guarida habían salido a acompañar a Donatello al depósito de chatarra menos él y el de rojo.
Su hermano llagaba todas las noches ebrio hasta las narices como tratando de ocultar u olvidar algo, tratando de matarlo con todas sus fuerzas.
Fue cuando esa noche estando nada lucido arrincono al menor de la casa y pretendía deshacerle la boca a besos desenfrenados. Mike no hizo nada por detenerlo solamente atino a sonrojarse y lagrimear un poco.
Rafael quizá estaba demasiado borracho pero él en el fondo solo había soñado con aquello recriminándose su falta de moral cada dia.
Le correspondía la demanda sin saber bien como proseguir, se sentía consumido por llamas y a la vez siendo sumergido en agua a puntos glaciares. Cuando lo atrajeron de la cintura le jalo la bandana al de rojo para juntarlo más, ahora el de antifaz anaranjado podía competir con ella en lo que color carmesí se trataba.
Mucha sangre estaba acumulándose en el centro de ambos. Rafael paro un momento y esos ojos dorados se le clavaron, calaron tan profundo dentro de el que simplemente sintió como el alma se le iba del cuerpo a un lugar desconocido, aun con el rostro del menor entre sus manos se dedico a admirarlo.
Y le sonrió en su mayor estado de embriagues.
Dices algo y nos hundiremos ambos.
Eso le había dicho y a la mañana siguiente Rafael no se acordaba de nada. Tal vez el creía que había sido un sueño.
¿Qué era cierto, que era mentira?
Ya no lo sabía.
N/A: Si te gusto házmelo saber si no también. Tenemos una escala del uno al troll.
