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CAPÍTULO 1:
"Kurt"
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Kurt había logrado su sueño de ir a vivir a L.A. luego de graduarse de la preparatoria. Cursaba el segundo año de universidad, era un excelente alumno sin llegar a ser un nerd, alegre, inteligente, amable con todos, había ganado mucha más confianza en sí mismo con el tiempo y eso le facilitó hacer nuevos amigos.
Su vida había dado un giro de 360 grados desde que se había mudado, todas las mañanas salía a correr por la playa, amaba escuchar el sonido del mar, eso lo relajaba, luego regresaba a su departamento a bañarse, desayunar y se dirigía a clases, a la salida se iba a su trabajo, luego al gimnasio y después a nadar a la playa. Acostumbraba comer fuera, la mayoría de los días con sus amigos en algún lugar o se reunían en casa de alguien.
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Simplemente amaba su nueva vida, y estaba más que emocionado porque iba a empezar a hacer una pasantía en una empresa importante que abría sus puertas a un grupo selecto de estudiantes y le habían dicho que cada año los mejores eran elegidos para que se quedaran trabajando ahí y el sueldo era excelente, así que iba a poner todo de su parte para ganarse uno de esos lugares.
Lamentaba tener que cambiar su horario de trabajo a los fines de semana, ya que éste coincidía con el de la pasantía, pues le preocupaba saber que el pago iba a disminuir, aunque las propinas eran mejores, pero no había otra solución, sólo esperaba que le alcanzara para cubrir sus gastos hasta conseguir quedarse de planta en la empresa, porque estaba seguro de que lo iba a lograr.
Se encontraba en un café-bar con sus amigos disfrutando de un increíble viernes, se sentía feliz pues todo le había salido de maravilla en ese día, y cada que alguien le preguntaba por las cosas buenas que le ocurrían, respondía siempre como un mantra "todo el universo conspira a mi favor". Era algo que había aprendido en las clases de metafísica a las que había asistido cuando recién se mudó, es más, estaba fascinado con todo lo que descubrió en esas clases y lo usaba en su beneficio y le agradecía a su amiga Santana el haberlo convencido de ir con ella.
Cuando Kurt llegó a L.A. se sentía solo, y era lógico ya que se encontraba en una ciudad mucho más grande que el pequeño pueblo donde creció y no conocía a nadie ni lograba ubicarse, razón por la cual se perdió en varias ocasiones, pero eso lo hizo forzarse a sí mismo a ser más maduro e independiente. Cuando se topó con Santana en una cafetería no lo podía creer, ellos no habían sido los mejores amigos en la escuela, pero sí se llevaban muy bien, así que ver a alguien tan familiar lo alegró, y ni que decir cuando supo que ella iba a vivir en L.A. también, así que luego de platicar durante un par de horas, decidieron que podían vivir juntos, así compartirían los gastos y se harían compañía. Kurt ya había conseguido departamento pues llevaba dos meses y medio ahí, mientras que Santana sólo unos días, por lo que se estaba quedando en un hotel. Al salir de la cafetería, fueron a buscar las cosas de ella para que se mudara de inmediato. La convivencia había resultado mejor de lo que ambos esperaban y con el tiempo se habían convertido en mejores amigos.
Habían muchas cosas en las que se parecían, como el hecho de que a ambos les gustaba dormir el mayor tiempo posible y si alguien los despertaba antes de hora, se convertían en fieras mal humoradas, o también el que tenían gustos similares en muchas cosas y hasta tenían el mismo carácter. Y claro que estaban las cosas en las que eran totalmente opuestos, pero habían aprendido a manejarlas, si bien tenían una que otra discusión cuando no estaban de acuerdo en algo, enseguida se arreglaban, aunque ambos eran muy orgullosos, no les gustaba estar peleados.
Todos sus amigos insistían en que ellos eran una especie de pareja rara, pero Santana siempre respondía que era imposible, porque ellos dos eran tan parecidos y tenían el carácter igual de fregado que terminarían matándose si se casaran, lo que provocaba la risa colectiva sin importar cuantas veces lo dijera.
- Así que el lunes empiezas la pasantía Kurt, ¿cómo te sientes al respecto? – preguntaba Mike, uno de sus amigos y compañero de clase.
- Bien, algo nervioso, pero bien. Estoy preparado para hacerlo y dar lo mejor de mí. Me alegra haber conseguido ingresar a una empresa tan prestigiosa, sé que será una gran experiencia.
- Ni que lo digas – comentó Michelle, otra de sus compañeras de clase – es una excelente oportunidad, no cualquiera logra entrar a esa empresa, así que aprovecha la oportunidad al máximo.
- Claro que lo haré, esto es algo demasiado grande como para dejarlo pasar.
- Y tengan por seguro que si Hummel empieza a flaquear, ahí estaré yo para aventarle los zapatos en la cabeza hasta que vuelva al camino – interrumpió Santana haciendo que todos rieran, incluyendo a Kurt.
- Deberíamos aprovechar este fin de semana para divertirnos al máximo – dijo Jeff – La próxima semana Kurt empieza la pasantía y algunos de nosotros comenzamos a trabajar, dudo que luego nos quede mucho tiempo para hacerlo. Hay un lugar increíble en Malibú que descubrimos con Nick hace unos días, se llama Leo Carrillo State Park, hay cuevas en el mar, pequeños pozos, senderos naturales, instalaciones para realizar días de campo, además de poder disfrutar de lo hermosa que es la playa. Hay un área apartada para ir a nadar, otra área para surfear y hasta se puede practicar vela.
- ¿Y qué hacían Nick y tú por allá? – preguntó Michelle con picardía – Jeff tomó de la mano a Nick y éste le sonrió – "bueno, cumplimos seis meses de ser novios y quisimos ir a celebrarlo solos" – todos empezaron a hablar al mismo tiempo para felicitarlos.
Luego de un fin de semana estupendo, Kurt estaba listo para empezar una nueva semana. Algo le decía que a partir de ese día, su vida iba a cambiar para siempre.
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Leo Carrillo State Park
ubicado en el 35000 Pacific Coast Hwy, Malibu, CA 90265, Estados Unidos
