Nota 1: ningún personaje de este capitulo y de toda la historia me pertenece, son propiedad de J.K. Rowling.

Nota 2: El prologo, así como el capitulo 1 y 2 los volví a modificar, son solo algunas cosas, no todo, pero son puntos importantes para el avance en la historia, así que si no quieren dejar de entenderla léanlo de nuevo, si no pues continúen en el capitulo 3. ¡Disfrútenlo!

Prólogo

Corría el mes de Agosto, y una impetuosa lluvia caía sobre el Londres muggle. Los señores Granger habían cerrado ya su pequeño consultorio dental; casi siempre tenían poca clientela, pero ese día nadie había entrado por la estrecha puerta de madera y para su desgracia el auto no arrancaba, por lo que en medio de esa lluvia tuvieron que tratar de arreglarlo.

-Jane querida, será mejor que nos refugiemos en ese kiosco, mañana podríamos tener un fuerte resfriado, y eso no debería afectarte por tu embarazo- dijo el señor Granger.

-pero si no lo arreglamos ahorita jamás llegaremos a casa

-Lo se, pero tu salud es primero. ¡Ven!- tomó de la mano a su esposa y corrieron al parque que quedaba enfrente, entraron al kiosco y esperaron pacientemente a que la lluvia parara un poco.

No había pasado mucho tiempo cuando una señora de edad avanzada caminaba lentamente por la calle, sin ninguna preocupación que le hiciera avanzar más rápido. Los señores Granger la observaron; aquella anciana llevaba una blusa blanca totalmente empapada que marcaba la figura cansada de la mujer, llevaba un chal negro que no servía para guarecer su pequeño y encorvado cuerpo de la fría agua y por último llevaba una falda con retazos de distintas telas muy larga que cubría por completo sus pies.

Tranquilamente iba pasando sin percatarse de que dos personas la miraban atentamente, y de pronto tropezó dándose un fuerte golpe contra la acera.

-¡señora!- fue lo único que Jane Granger oyó de su esposo antes de partir corriendo hacia la acera y ayudarla.

La señora Granger caminó lo mas rápido que su embarazo le permitía, y cuando llego al lugar donde su esposo ayudaba a levantar a la mujer, se dio cuenta de que le sangraba profusamente la boca a la mujer.

-¡oh! no es nada… enserio señor, ¡muchas gracias por su ayuda, pero no es nada!- decía la anciana limpiándose la boca con un pequeño pañuelo azul.

-claro que no, de ninguna forma, por favor déjenos ayudarle

-no… de verdad…- decía la señora, pero al final se dejo llevar al consultorio

La señora Granger había ido por el botiquín de primeros auxilios, mientras que el señor Granger le limpiaba la boca y algunas partes de la cara que tenían sangre.

-no deberían de molestarse, estaba a punto de llegar a mi casa… no queda muy lejos de aquí, puedo curarme yo sola

-tranquilícese, ya casi terminamos, talvez no tengamos todas las herramientas para cerrarle la herida, pero ahorita mi esposa…- y el señor Granger se quedo callado por lo que había hecho la señora.

Había sacado de su chal, algo que parecía una pequeña y un poco retorcida varita de árbol, profirió unas cuantas palabras quedamente y la herida, junto con la sangre había desaparecido.

-¿ustedes son muggles o squibs?- dijo la ancianita

-¿Qué cosa?-

-espere… yo he escuchado eso… mi abuela lo decía -

-oh ya veo… ahora entiendo por que sentí magia cerca-

-¿magia?

-si… ¿usted… pronto dará a luz verdad?

-si… claro, ¿pasa algo?

-son ustedes muy buenas personas… y a mi me agrada la gente acomedida, les daré un pequeño presente.

-pero no hicimos nada en realidad

-¡Ah por supuesto que si!, muy pocas personas levantan a una anciana que se cae en medio de la lluvia.

-es en parte nuestro deber

-nada de eso… a ver querida, ven déjame tocar tu vientre-

La señora Granger un poco desconfiada se acerco a aquella mujer, esta a su vez, murmuro unas palabras, y una luz blanca invadió la sala. Después de eso, aquella mujer salió del consultorio dando las gracias a la pareja.

-¿que fue exactamente eso?

-no lo sé… pero me siento un poco distinta

-¿distinta?

-presiento que solo cosas buenas vendrán de ahora en adelante-

Y en ese mismo instante dejo de llover.

-¿tu crees que…?

-inténtalo

El señor Granger salio al auto, lo arranco y volvió a funcionar perfectamente.

-debemos cerrar el consultorio querida, hay llegar a casa para que tomes un baño y no te resfríes-