Ningún personaje me pertenece. Yo sólo hago un fic.

You call it madness…

I call it love


1.

Espero que llegue éste momento cada vez que amanece. Cuando terminan las clases y las prácticas y podemos estar a solas, sin nadie que nos perturbe. En silencio. Sin nadie alrededor, cuando tengo sus ojos sólo para mi.

Y nos quedamos en silencio. Tal y como fue la primera vez que sucedió. Nos quedamos solos y era lo único que deseaba en el mundo. Quedarme con él, a su lado. A media luz, apenas con los rayos rojizos del atardecer entre nosotros. Fuimos acortando las distancias, de pie uno frente al otro. Yo no sabía que me estaba pasando, sólo podía sentir mis palpitaciones cada vez más violentas, resonando en mis oídos mientras que mis labios temblaban sin poder controlarlos.

Sus ojos oscuros se fundían en los míos mientras acercaba su rostro a mis labios. Cerré los ojos porque nunca pude resistir su mirada, simplemente me consume. Me dejé llevar entonces, me dejo llevar ahora.

Sin decir una sola palabra. Supongo que no tenemos nada que decir y sí mucho que hacer. Les damos otra utilidad a los labios nuestros. Y sus manos se deslizan sobre mí y mi cuerpo se acerca al suyo y me hacía sentir tan… bien.

Sólo un momento, en la tarde, cuando terminan las clases, antes de regresar a casa. Un momento en el cual puedo estar a su lado y tenerlo todo para mí. No importa cómo, no importa el modo, no importa nada.

Me gustaría que me dijera algo, cualquier cosa. Lo que fuera, oírlo, escuchar su voz mientras… Mientras levanto mi ropa del suelo, mientras te acomodas la camisa del uniforme, mientras tomas tu maleta, acomodas tus raquetas dentro, dime algo. Dime algo mientras me sacudes contra ti, cualquier cosa.

Cuando estamos solos en este lugar… O por lo menos eso es lo que creemos.

------

En silencio entró cruzando por la puerta con la misma paciencia que lo haría un ladrón para no ser descubierto. Despacito para que cuando lo vea entrar se sorprenda. Tezuka-buchou nunca utilizaba demasiadas palabras pero con una de sus miradas era suficiente para que se consuma vivo.

Quizá no debió hacer tan poco ruido, quizá debió darse media vuelta y marcharse por donde vino. El hecho es que no lo hizo porque sus pies se quedaron clavados al suelo, a pesar de que sus oídos le advirtieron que algo estaba sucediendo.

Y no quiso escuchar.

No podía ser cierto.

Ahí estaban esos dos, como si nada sucediera.

No puedo irme de aquí sin que me vean. Pensaba. Tampoco se iba a ver como... Fuji-sempai se quedaba a solas con Tezuka buchou. En los vestidores, era cierto lo que comentó Eiji-sempai a modo de broma. No se imaginó que fuera cierto, nadie le hace caso a lo que dice, sólo Oishi-sempai, el único.

Mmmm... Quizá debía armarles un escándalo ahí mismo. Malograr su momento a solas, con Tezuka buchou. ¿Eso te gustaría Fuji-sempai? Que por fin te quite las manos de encima y por fin puedan terminar de... Después de todo no te ves tan feliz de estar con el capitán. ¿Acaso no te gusta esto?

¿No es lo que quieres?

Mejor dar media vuelta y desaparecer de una vez.

No soporto a esos dos, no te soporto Fuji-sempai... Murmuró entre dientes, olvidando que el silencio en ese momento era un buen aliado.

Momo-chan sempai lo estaba esperando, de todas maneras y lo iba a invitar a comer algo. Eso serviría para distraerse un rato, para olvidarse que sus planes se fueron al diablo. Pero aún así no podía moverse de su sitio, escondido tras los casilleros, asomándose apenas sin poder apartar los ojos de la escena. Aún cerrándolos el sonido llegaba a sus oídos, aún tapándolos con sus manos, hasta que duelan. Rebotaban en el fondo de su cerebro, sin poder quitárselos de encima. Esa noche no iba a poder dormir… de nuevo.

Maldita sea.

Ya se me quitó el apetito.

¿Pueden dejar de hacer eso?

¿Puedes quitar esa cara de que no te gusta Fuji-sempai¿No es lo que quieres acaso?

¿Puedes dejar de hacer eso?

No lo estaban escuchando, ni siquiera sabían que estaba presente. ¿Tezuka-buchou sabía que existía fuera de las canchas de tenis? Y eso tenía que acabar pronto, iba a acabar esa misma tarde… pero de nuevo sus planes frustrados.

Y no se detenían y Tezuka-buchou apretaba con más fuerza un cuerpo que no era el suyo y su rostro se encendía de rojo a pesar de que no era a él a quien lo llenaban de caricias toscas. Tiró su cabeza hacia atrás encontrando los casilleros tremendamente duros. El metal frío delató su posición al sonar estrepitoso. Apoyó una mejilla caliente en la superficie helada, sintiendo que al contacto hasta dolía. El metal se iba a derretir con el contacto de su rostro, la temperatura de la habitación debía estar alcanzando la del sol. Por como traspiraba Tezuka-buchou así debía de ser. Para que negarlo, él estaba traspirando también, con sólo ver…

Iba a estrellar los puños contra los casilleros para reprimir la necesidad de gritar de rabia al ver como no se detenían y le dejaban salir corriendo de ahí, con toda la velocidad que le permitían sus piernas cortitas. Al lado de las piernas largas de Tezuka-buchou sus piernas eran cortitas, menudas. Gotas de sudor empezaban a resbalarse por sus mejillas, rodando desde su cabello hasta caer al suelo y reventarse ahí.

Un suspiro sonoro de su parte felizmente fue diluido por la voz de Fuji-sempai. Lo escuchaba gemir fuerte y claro, demasiado claro. Casi no podía oír la de Tezuka-buchou que era la única que le interesaba después de todo. Apretó los ojos cuando la sintió resonar hundida entre gemidos ajenos. Suprimió su respiración tan sólo para seguir oyéndola, pero venía contaminada por voces ajenas. Tenía que salir de ahí a toda costa, aunque tuviera que arrastrarse por el suelo, porque las piernas se le empezaban a ablandar mientras que lo que yacía entre ellas se empezaba a endurecer. No iba a poder salir de los vestidores cubierto en sudor y en ese estado tan calamitoso. Una de sus manos se encontró con el creciente problema y trató de darle alivio colándose bajo sus pantalones de uniforme. Empezó a moverse al ritmo de la situación que se desarrollaba a escasa distancia de donde estaba escondido. No necesitaba ver más, con el sonido estimulando su mente era suficiente.

Se mordió los labios para reprimir sus propios gemidos. Empezó a resbalarse de pie apoyado sobre los casilleros tibios. Estaba de lo más incomodo, demasiado, tanto que de pronto le ganaba la necesidad de abandonar su escondite y meterse entre el capitán y Fuji-sempai. Quizá no sería mala idea. Con tal de encontrar alivio y una posición más cómoda.

Entonces los escuchó apresurar el ritmo de su respiración y con ello los gemidos. Tezuka-buchou era extremadamente silencioso o estaría susurrándole algo a los oídos. No podía girar la cabeza para descubrirlo. Su cuerpo se movía más rápido para poder conseguir aquello que tanto quería por fin, compartiendo el mismo ritmo que ellos. Iban a llegar los tres juntos, aunque ellos no lo supieran…

Y así fue. Mordiéndose la lengua, los labios, apretando los ojos y la espalda hasta casi fundirse con los casilleros para no irse al suelo. Abrió los ojos después de unos segundos, montones de segundos, temiendo encontrarse el rostro con gafas que quería ver sudoroso frente a él.

No fue así. Se levantó ofreciendo una mirada apurada a quienes se habían detenido por fin. Ya era hora de escapar, se estaban vistiendo, aunque sin prisa. Los ojos del capitán chocaron con los suyos un mínimo momento. ¿ O fue su imaginación?

Quedarse a averiguarlo no era una opción válida. Salir de ahí con el mismo sigilo con el que entró era lo único que podía hacer.

Pero Tezuka-buchou no lo había visto. ¿Verdad?

------

"Echizen... ¿Dónde te metiste ayer? Te estuve esperando y nunca apareciste. !Oi¿Me estás escuchando?"

" Mmmmm Momo-chan sempai, no estoy de humor ahora."

"Se nota... traes una cara... ¿Qué te pasa?"

"Nada, no me pasa nada."

Nunca había sido bueno mintiendo, no había porque empezar ahora. Pero por más que trataba de disimularlo era imposible. No iba a asistir a las prácticas, no quería verlos de nuevo, a ninguno de los dos. Aunque se cruzaba con ellos en los pasillos, sin querer por supuesto, se encontraba con Tezuka-buchou en el receso, de casualidad como siempre. Pero en las prácticas iba a tener que verlos a ambos.

Las prácticas estaban fuera de su agenda definitivamente. No iba a volver a pisar esos vestidores, ni siquiera estar cerca de ellos de nuevo. De Tezuka-buchou.

"¿Te quedaste en el aire¿Te sientes mal? Echizen, estas enfermo seguro."

"No me pasa nada malo Momo-sempai, estoy bien. Sólo quiero que me dejes solo."

Y se alejó de él lo más que pudo, huyendo de sus preguntas. no tenía ánimos de escucharlo ni de saber nada con el mundo. Que se detuviera de una vez, que se terminara si quería. Irse a su casa, eso es lo que quería y no volver a verlos de nuevo. En los vestidores, a solas, juntos.

Ahí estaban ellos, frente a él. La inercia y sus pies lo llevaron por el camino de siempre, camino a las canchas. Tan absorto andaba en sus pensamientos tormentosos que sus piernas lo pusieron frente a Tezuka-buchou sin que pudiera oponerse a ello.

Lo miró un segundo, escondiendo sus ojos bajo su gorra. Tezuka-buchou le regaló la misma mirada del día anterior. No podía equivocarse, lo había visto en los vestidores, había escuchado su respiración sobrecogerse cuando descubrió lo que estaba sucediendo cuando todos se habían marchado. Los labios se le contrajeron en una mueca de preocupación mientras. No le dijo nada de todos modos, sólo se miraron mutuamente.

De nuevo el calentamiento en las canchas, la misma rutina de siempre. Aunque sus ojos perseguían al capitán hacia donde se moviera, donde quiera que estuviera, escondidos bajo la sombra de su gorro.

Fuji-sempai estaba también presente, siempre jusnto a él. Como si no pudiera dejarlo solo un maldito segundo. ¿Tenían que ser tan obvios?

Las practicas terminaron como ayer y empezaron a abandonar el recinto rumbo a sus casas. Y de nuevo se quedaron ellos tres, en los vestidores. Ryoma se resistía a desaparecer del panorama y ataba sus interminables pasadores dosmil veces, acomodaba su ropa dentro de la maleta de cien formas distintas, nada lo haría irse tan pronto.

Entonces Fuji-sempai tomó sus cosas y se fue sin decir una palabra. Tezuka-buchou se sentó como hacía siemrpe en uno de las bancas con un cuaderno en la mano. Le recordó tanto a Inui-sempai que tuvo que ahorrarse una sonrisita al pensarlo. Estaba ahí frente a él ignorándolo completamente. Si no estaban en las canchas Echizen no existía para él.

Hasta que se puso de pie frente a él, un segundo antes de lanzarse encima suyo. Levantó el rostro y sus gafas brillaron con el contacto de la luz de la tarde sobre ellas. Su rostro inexpresivo de siempre, ya debería estar acostumbrado, sólo tenía esa mirada para él.

Pero tenía que decirle algo, lo que sea, cualquier cosa. No por nada se había parado frente a él y lo miraba fijamente luchando con su garganta para que le de paso a alguna palabra.

Nada.

No dijo nada.

Con mirarlo era bastante para decirle que los había visto. Y con una sola mirada había confirmado que el capitán ya lo sabía. Entonces no había nada más que hacer. Se dio media vuelta para abandonar los vestidores y luego odiarse por no haber hecho nada. Pero no pudo avanzar, su brazo se había quedado adrido atrás y no sabía con que. Sólo tenía que voltear y soltarse y ya. El camino estaba libre. Se equivocó, Tezuka-buchou tenía su brazo atrapado y no lo iba a soltar tan fácilmente. Le iba a reclamar, lo iba a regañar... No iba a escucharlo, no tenía ganas de escuchar.

Entonces lo besó.

Sin pensarlo dos veces, sin pensarlo en absoluto. Sólo lo hizo. No se resistió, no se movió, no hizo nada. Fue un besito inocente, casi de mascota, como cuando Karupin le lamía el rostro, algo así. Pero fue suficiente para encender sus mejillas y el resto de su cuerpo. Besar a Tezuka-buchou lo dejó con ganas de más. De seguir besándolo todo el día, la tarde, la noche...

Lo miraba con los labios hirviendo y las mejillas ardiendo. Aunque la expresión del capitán no había variado en lo más mínimo. Lo odió en ese momento. Apretó los puños con el firme deseo de salir corriendo ahora sí en serio. Pero de ello no pasó. Una respuesta, quería una respuesta y la quería ya.

Tezuka entonces se movió de nuevo, como si le diera pereza hacerlo. Se estiró un poco y lo atrapó de nuevo, pero en un abrazo. Junto a su pecho sentía que el corazón se le reventaba a punta de latidos. Entonces el capitán lo besó y no fue como el que él le dio. Fue uno de verdad. Mientras su lengua jugaba con la del capitán el contacto con su cuerpo hacía crecer la urgencia de liberarse de su ropa, especialmente de sus pantalones. De pronto estaba sentado en las piernas de Tezuka-buchou besándolo hasta perder el aliento. Enredando sus brazos en el cuello de Tezuka y su gorro cayó al suelo. Lo empujaba hacia atrás hasta que el capitán encontró su cabeza pegada a la pared. Y Ryoma sentado encima suyo y ya no sobre sus piernas, sino entre ellas.

Las manos de Tezuka se escondieron debajo de su camisa escolar dibujando lineas con las uñas en su espalda. Dolía un poco pero se sentía bien.

De pronto fue el capitán quien liberó sus labios con un último mordisco.

La respiración entrecortada de Ryoma era demasiado ruidosa. No importaba de todas maneras, era más que obvio las ganas que tenía de continuar lo que habían empezado. Por lo menos su cuerpo no mentía, su entrepierna no lo dejaba mentir.

Y fue Ryoma quien volvió a la carga a punta de besitos en el cuello, en la garganta. Abrió la camisa de Tezuka-buchou con la destreza que le daban las ganas de continuar. Lo liberó de la camisa como si develara una estatua de mármol. Se lo quedó mirando un momento antes de volver a su rutina de besos y mordiditas. De pronto aterrizó en el suelo. Tezuka-buchou lo dejó caer para que continuara lo que había empezado, pero antes debía deshacerse de los pantalones.

Salieron volando junto con la camisa que ya yacía en el suelo. Y para allá fue la ropa interior. Era demasiado. Cerró los ojos para concentrarse en lo que empezó a hacer. Con el rostro enterrado bajo el ombligo del capitán, casi no podía creer lo que estaba sucediendo. Ya había visto esto antes, la tarde anterior, en el mismo sitio, a Fuji-sempai haciendo lo mismo. Pero ahora era él quien lo hacía y mucho mejor por supuesto.

De eso ni dudarlo, por la cara que tenía Tezuka-buchou no había lugar a dudas.

Era cuestión de tiempo para que Fuji-sempai quedara fuera del panorama, para que el capitán se olvide hasta de su nombre.

Eso era definitivo.

Se levantó ayudado por Tezuka-buchou y de nuevo juntaron sus labios. Los de Ryoma estaban húmedos pero a Tezuka no le importó saborearlos mientras lo ayudaba a deshacerse de sus propias prendas. Con cierto pudor sintió ganas de retener algo de su ropa, pero luego las dejó ir.

Cayeron al suelo.

Al ladito de la ropa. El suelo ni siquiera se sentía duro o frío. No sentía más nada que las manos del capitán sobre su cuerpo, que sus labios sobre su piel. Lo hizo echarse mirando al techo, mirándo su rostro sudoroso, ya sin gafas. No sabía a que hora se las había quitado. Lo llenó de besos, recorrió su cuerpo con la lengua. Ya no pudo evitarlo, empezó a gemir, tratando de no hacerlo. Separó las piernas ayudado por Tezuka-buchou quien le iba guiando. Despacito, muy despacito, colocado entre sus piernas, despacio. Ryoma abrió los ojos enormes cuando sintió al capitán entrar en él. Quiso gritar pero se mordió la lengua, apretó los labios.

Mientras sentía como se movía.

Despacio.

Deseando que aumente la velocidad ligeramente, aunque lastimara un poco. No importa...

"Más... fuerte."

No sabía lo que decía, a quien le importaba de todos modos. Con tal de sentirlo no importaba nada. Ausencia de sentidos, por momentos era así como se sentía. Extraño, extrañas sensaciones.

Muy extrañas.

Su voz empezó a hacerse más aguda, casi sonaba como Karupin. Esos no eran gemidos, eran maullidos, mientras Tezuka respiraba pesadamente. Iba a gritar... gritar tan fuerte que las ventanas se iban a volar. La cabeza le iba a estallar de lo caliente que la sentía. Era casi lo mismo que cuando estaba solo en su habitación, pensando en tantas cosas, pensando en Tezuka-buchou, como ayer. Lo que había sentido cuando ya no pudo más y cayó al suelo. Pero más fuerte, pero más rápido, pero más calor.

De pronto abandonar los sentidos, como si nada más existiera y aunque cubrieran su cuerpo con agujas en ese momento, no sentiría nada.

"aaaaahahahaaaaaaaaa"

Soltaron sus labios y un momento después sus piernas cayeron rendidas sobre los hombros de Tezuka-buchou. El pecho se le inflaba rapidito y abría la boca como un pescadito fuera del agua. Dolía pero era delicioso. Las mejillas de Tezuka-buchou coloradas y sudorosas eran deliciosas. Sonrió apesar de que estaba doliendo, recién empezaba a sentir el dolor subir por su espalda.

Iba a necesitar ayuda para ponerse de pie. No quería pararse e irse tan pronto. Tenía ganas de más. De pronto no entendía el rostro de Fuji-sempai, esa cara de desagrado que tenía cuando estaba con Tezuka-buchou. Esto era delicioso, como no podía gustarle esto.

"Mada mada dane..."

Susurró con ganas de quedarse a dormir en el suelo. Sus piernas regresaron al suelo mientras que el capitán salía de en medio de él. Se estiró un poco colocándose de costadito, lanzándole una mirada provocativa desde donde yacía esparcido casi sobre la ropa. No tenía ganas de irse todavía, ni de vestirse, ni nada. Quizá daría unas vueltas desnudo, mientras Tezuka-buchou se iba vistiendo sin mirarlo más.

Cerró los ojos un momento, para descansar un poquito después de tanto ejercicio. Cuando los abrió Tezuka ya había terminado de vestirse. De pronto salió por la puerta sin decirle una palabra o volver a dirigirle la mirada.

Continuará...

Déjame un review, gracias por favor.