Sucrette narrando
Caminé bajo la lluvia. No tenía rumbo alguno. No tenía lugar a dónde regresar o vivir. No tenía un hogar.
La lluvia confundía mis lagrimas llenas de dolor y tristeza, y mis ojos estaban completamente abiertos.
Como si hubiera presenciado un homicidio.
Precisamente, eso había sucedido.
O mejor dicho, un suicidio.
O mejor dicho, los dos.
Me quedé parada, en el comienzo de cruce peatonal. Lo único que podía hacer era susurrar para mí misma, "Mamá... Papá... por qué.."
Castiel narrado
Estaba caminando bajo la lluvia, regresando de Sweet Armoris. La anciana me había dado todo un seminario sobre mis calificaciones; que habían empeorado desde que la tabla de planchar había dejado de venir a la escuela. Hace unos días, no; mejor dicho, semanas, ella había dejado de venir, lo que significaba que nadie me ofrecía ayuda en los estudios. Debrah se ofreció, pero, encima de que sus notas son peores que las mías, ella ya me había decepcionado suficiente. La única que me ayudaba era Su; pues Nathaniel me odia, Lysandro siempre está ocupado, Alexy siempre está en algún lugar desconocido y Armin... Bueno, en su tiempo libre, solo piensa en videojuegos MMO o MMORPG. Sucrette es la única con la que puedo contar, siempre...
De repente, veo algo que me impacta:
Veo a Su, con la mirada vacía y lejana, con cara inexpresiva. Estaba susurrando algo que no llegué a entender, y me acerco a ella para hablarle.
Y fue entonces cuando me di cuenta de que algo andaba mal.
Generalmente, Sucrette ya me habría mirado con una cara de "¿En serio?" sarcástica, y ya me hubiera insultado.
Pero no; no pasó.
No pasó absolutamente nada.
Solo se quedó parada allí, como si nunca le hubiera hablado.
Entonces decidí acercarme más.
Y logré ver que estaba llorando en silencio, mientras susurraba algo que aún no entendía.
Oye, Su... ¿Qué pasa?No respondió.
En vez de eso, cayó al suelo. Con suerte logré atraparla.
Y me quedé impactado:
Ella estaba totalmente huesuda y delgada, como si no hubiera comido en años.
Me di cuenta de que estaba a punto de desmayarse, pues su respiración agitada empezó a calmarse.
Y antes de que se desmayara, logré oír lo que decía. Y no era nada bueno.
Con una voz frágil y cortada, dijo, suavemente, antes de desmayarse:
Mamá... Papá... por qué...Y entonces perdió la conciencia.
