COUNTING STARS

Disclaimer: Hetalia no me pertenece, pero sí todo lo que pueda comprar en AmiAmi acerca de naciones personificadas 3. Tampoco nada de HP es mío… nada… sniff.

Advertencias: OOC, porque se encuentran en un mundo alterno y la escritora —o sea, mua— está redactando bien raro.

Aclaraciones necesarias:

—No aguarden un fic decente, esto será —de nuevo, ugh— un conjunto de viñetas (500-800 palabras) porque dejé ir mi constancia al escribir.

—Yep, esto es RusAme, pero como la mayoría no reconoce al amor de su vida (?) a la primera, pues tocará que estos dos experimenten un poco antes de percatarse de su química (y física).

—Y sí, cierta canción de One Republic fue la que inspiró esta retahíla de futuras incoherencias.

Ahora sí: ¡comenzamos!

(Por cierto, de antemano agradezco la lectura, favs, follows y comentarios :D )

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13 de enero de 1998

Galway, Irlanda

Alfred F. Kirkland no es de esa clase de niños que corre en búsqueda de protección materna por cualquier motivo; en realidad, él es más del tipo de infante que en vez de temer a los insectos y horklumps, simplemente los colecciona para desfallecimiento de su organizada progenitora.

Así que, el pequeño rubio no se amedrenta cuando al cambiar la canción en su moderno Walkman auto-reversible detecta pasos detrás suyos, pasos que no intentan pasar desapercibidos porque son pesados como su ejecutor y rutinarios, dado que no es la primera vez que ese weirdo lo asedia después de la escuela.

Y si para Alfred ese crío resulta extraño ya es decir bastante, pues él está acostumbrado a que las visitas de mamá provengan de otras dimensiones. Sin embargo, su perseguidor posee una diabólica aura y una extraña manía por utilizar bufandas sin importar la época del año, aunado a que… es raro, simplemente eso.

El cotidiano ritual comenzó desde noviembre y el rubio ya intentó cambiar de ruta, correr, amenazar al otro e incluso esconderse, debido a que no desea compañía en su regreso a casa. No cuando Rose es tan entusiasta en sus secretas ocupaciones que bastaría un vistazo para denunciar sus extraordinarias habilidades.

De otra forma, él estaría rodeado de sus múltiples amistades del colegio y no siendo acosado por el andrajoso de movimientos erráticos que se detiene al mismo tiempo que el blondo infante, quién con decisión se gira para exclamar:

—¡Eres una tortuga!— los labios de Alfred se fruncen en un simpático mohín, enfadado consigo mismo por ofrecer aquella velada invitación al "enemigo", para que éste camine a su lado. Después de todo, Rose le enseñó que si no has de vencer: siempre puedes fingir que has sido derrotado para después otorgar el victorioso golpe final.

Iván, cuyo nuevo apellido es Brangiski, parpadea sin asimilar las intenciones ajenas, pero al observar al otro marchar a toda velocidad es que decide aumentar el ritmo de su andar por simple instinto de competición. Es así que terminan caminando juntos, como si fuesen amigos regresando del colegio en lugar de fortuitos vecinos.

Sí, Alfred F. Kirkland podrá ser muy inteligente, mas, también es un imaginativo infante al cual no le resultaba suficiente la sencilla explicación de que el de origen soviético jamás estuvo siguiéndolo, únicamente tomando el camino a su nuevo hogar. Una casa más barata de lo normal debido a los rumores acerca del vecindario.

—Y tú eres raro— tras un rato de incomodo silencio, Iván pronuncia lentamente esas palabras con una voz que no corresponde a la imponente figura que ya posee a su corta edad.

—¡Mira quién lo dice! — grita el blondo varón mientras realiza aspavientos para señalar lo que se sitúa en las manos de su acompañante, —¡ve tu mochila!, ¡es una mochila de raro!— comprime su palma en un puño para darle algunos toques a la caja metálica que Iván lleva consigo.

Desacostumbrado a que alguien le dirija la palabra con tanta facilidad sin ser de su exiguo círculo familiar, le toma unos segundos a Brangiski abandonar su estado de perplejidad. Cuando lo hace, el extraño y gritón niño rubio ya ha cambiado de tema, comentando acerca de la deliciosa pizza que va a cenar porque su madre arruinó la cocina al intentar preparar el desayuno.

Vatrushka…—murmura el más alto con cierta timidez, porque su "hermana mayor" le prometió tener listo ese pie de queso para merendar.

—¿Me estás maldiciendo?—Kirkland alza su brazo derecho, en pos de protegerse de lo que supone es un hechizo de mal de ojo; pero, sin una varita y el contexto adecuado, su afán sólo le hace ver lo bastante ridículo como para engendrar una leve sonrisa en los labios de Iván.

—Sí— asiente el ruso a lo que su acompañante se inspecciona para ver si se ha transformado en una de esas raras muñecas multicolores e infinitas; pero no es ese tipo de magia la que se activó aquél día, sino una más antiquísima llamada: destino.

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GLOSARIO

Galway, Irlanda - ciudad de la costa oeste de la isla, multicultural y enérgica, es también una comunidad asolada por tormentas.

Horklumps - los puercoespines de los hongos, disparan sus púas cuando se sienten amenazados.

Weirdo - bicho raro.

Vatrushka - especie de pastel redondo con requesón en el centro. Personalmente, de la gastronomía rusa prefiero los pryanik (pan de miel).

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SIGEL AL HABLA

Sé que debo fics, visitas y la vida, empero —sin ser excusa— hubo tres grandes cambios en mi vida: Edimburgo, depresión y divorcio. Las tres D que acabaron con lo que solía ser, mas, heme aquí… intentando escribir viñetas de dos tontos para ver si retomo las letras antes de que éstas me devoren por procrastinar.

¿Y por qué RusAme? Bueh, eso se lo debemos a Jositaa, quién en este tiempo me ha estado enviando casi a diario alguna imagen de ellos, así que había que aprovechar esos packs (guiño, guiño).

En fin, ¡disfruten del fin de semana!

(Pd. Necesito un beta reader ;A; sniff)