Esta es una mini historia de dos capítulos, subo la segunda parte en unos días.


ERRORES DE ÁNGEL

Esta historia comienza en un cuarto blanco, con un hombre bastante nervioso y una mujer castaña muy pero muyyy enojada.

-Déjame ver si entendí-. Ella hacía un esfuerzo sobrenatural por mantenerse serena. -¿¡ESTOY MUERTA!?-. Sin éxito.

-Y bien muerta-. Le dijo el ángel, antes de recibir un zapatazo.

-¿¡Y te haces llamar ángel guardián!?-. El zapato reapareció en su pie.

-En mi defensa, es mi primer día-. Sonrió intentando impactarle con su belleza angelical, pero desistió al recordar que la castaña era lesbiana.

-¿¡Y ME MORÍ EN TU PRIMER DÍA!?-.

-Todos cometemos errores…

-¡HIJO DE…

-¡Hey! ¡Hey! Sin insultos o no podrás pasar por ahí-. Señaló la gigantesca puerta dorada al fondo del cuarto.

-¡IGUAL NO PUEDO PASAR, HIJO DE PUTA!-. Volvió a arrojarle el zapato, y de nuevo regresó a su pie, así que se lo aventó unas diez veces más.

-¡DEJEN DE REGRESARSELO!-. Gritó el ángel, exaltado, el cuarto relampagueó. -Perdón diosito, me alteré-.

-¡Me morí y me atasqué aquí por tu culpa!-.

-Oye oye, no es mi culpa-. Le miraron feo. -Ok lo primero sí-. Le miraron aún más feo. -Lo segundo corre por cuenta de "Él"-.

-¿De Dios?-. Alzó una ceja desafiante, dispuesta a hacérsela de pleito al grande.

-Claro que no, del de soporte técnico-. Sí, otro zapatazo. -¡Golpéalo a él! Le puso contraseña a la puerta-.

-¡PUES CONSIGUELA!-. De no ser porque había una aureola con su nombre, le habría mandado derechito al otro lado ¡Porque esa mujer parecía hija de Satanás!

-Bueno, verás…

-¿¡Veré qué, qué, alitas de pollo!?-. Él puso cara de ofendido, aunque en efecto sus alas aún eran tan pequeñas que parecían de pollo.

-¡Si no te mataba mi cagada, te iba matar tu actitud!-.

-¡Tu cagada celestial causó mi mal humor!-.

-¡AHHH! ¡Sólo escúchame y baja ese zapato!-. Se pasó la mano por el cabello. -Yo te caigo mal y tú me das miedo, así que terminemos con esto-. Procedió a explicarle todo.

-¿Estás bromeando?-.

-¿Tengo cara de querer bromear contigo?-.

-Tienes cara de pendejo-. Después de ese último insulto se sintió más relajada. -Entonces, si quiero pasar esa puerta, debo conseguir la "contraseña", que es ayudar a alguien en la tierra-.

-Sí-.

-Y puedo elegir a quien yo quiera-.

-Así es-.

-Y lo escojo en esta pantalla-. Más que una pantalla era como una nube pero bueno.

-Ya estuvieras en eso-.

-No te atrevas a apurarme, ¡Que por tu culpa me cayó un rayo!-.

-Ashh que rencorosa-.

La castaña recorrió muchos lugares y miró a cientos de personas que obviamente tenían problemas existenciales, pero pasó por alto a todos, hasta que dio con una que le interesó. -Esta-. En la nube se veía a una chica de ojos verdes y cabello cobalto.

-¿Esa, segura?-. Preguntó él, viendo como la oji-verde se peleaba con un encendedor, intentando prender un cigarrillo.

-Sí-. Observó que la chica tiraba el cigarro y lo maldecía.

-¿Segura, segura?-. Pero luego lo recogió e intentó prenderlo de nuevo.

-Ohhh que sí-. Le había parecido que la chica estaba más buena que el pan con leche.

-Es que…

-¡Que quiero esa!-.

-Que conste-. Y como él ya quería terminar su turno, envió a la castaña a la tierra.


Apareció con un enorme destello de luz, justo detrás de la otra mujer, quien al percatarse del suceso…

-¿¡Y ahora que carajos quieres Nao!?-.

-¿Quién demonios es Nao?-.

-Ohhh… mierda-. Inmediatamente la oji-verde se dio la vuelta. -¿Puedes verme?-. Alzó su mano izquierda. -¿Cuántos dedos tengo aquí?-.

-Claro que puedo verte-. ¡Y que vista! Le gustaba lo que veía. Tenía un aspecto rudo que le hacía ser digna de orgasmos mentales.

-¡Mierda!-. Volvió a tirar su cigarrillo al piso. -¿¡Es otra de tus bromas Nao!?-. Pero lo recogió de nuevo mientras le reclamaba a la nada.

-No creo que eso sea muy higiénico-.

La chica soltó una carcajada. -La higiene es lo de menos en mi situación, preciosa-. Volvió a intentar prenderlo. -¿Nao ya tiró la toalla?¿Eres mi nuevo ángel guardián?-. Era obvio que parecía más interesada en su encendedor que en la castaña.

-¿De qué hablas?-. Puso cara de confusión.

La oji-verde abrió mucho los ojos. -Mierda, mierda, mierda-. Tomó bruscamente a la otra y le dio la vuelta. -¿¡Dónde están tus jodidas alas de pollo!?-.

-¡No soy un ángel, idiota!-. Se giró y le dio una bofetada.

-¡Oye!-. Se sobó la mejilla. -Al menos deja que haga algo antes de abofetearme-. Le tocó una teta.

-¿¡QUÉ TE PASA!?-. Y le tiraron al piso, está vez con un puñetazo.

Se puso de pie. -Joder, pegas duro. Pero preciosa, estar buena no te da derecho a golpearme-.

¡TE GOLPEÉ POR MANOSEARME, PENDEJA!-.

-Pero te manoseé porque estas buena-. Sonrió sin arrepentimiento.

Iba a patearle pero… -Espera, ¿crees que estoy buena?-.

-Bastante, pero ese no es el punto-. Cambió a una cara un poco más seria, o bueno todo lo sería que podía, que no era mucho. -Soy Kuga Natsuki. Ahora, ¿quién eres y que haces aquí?-.

-Soy Shizuru Fujino y pues…

Le contó ese detalle de que acababa de morir debido a un rayo, la situación con su inútil disque ángel guardián, la puerta bloqueada por culpa del de soporte técnico y el que tenía que ayudar a alguien en la tierra, para poder pasar a donde sea que tuviera que pasar.

La mayoría del tiempo Natsuki estuvo viéndole el escote a la castaña, pero prestó la atención suficiente a su historia. -¿En serio te dijo que estabas bien muerta?-.

-Sí, ese Reito es un completo fracaso celestial-. Shizuru aun quería matar al ángel.

-Pues mira Shizuru, me encantaría ayudarte a que me ayudes, pero hay un problemita con eso-. Seguía intentando prender su cigarro.

-¿Cuál?-. Alzó una ceja con efecto dominante, aunque a Natsuki le valió verga.

-Que si tú estás muertas, yo estoy lo que le sigue-.

-¿¡QUÉ!?-.

-Morí hace dos años, preciosa-. Por fin logró prender su cigarro.

-¡MALDITO ÁNGEL DE CUARTA!-. De un manotazo le tiró el cigarro, Kuga casi quiso llorar.

-¡Oye! ¿¡Sabes lo que me costó prender eso!?-. Iba a tomarle otros dos años volver a lograrlo.

Pero Shizuru ignoró su desgracia. -¡ESTOY JODIDA!-. Reclamó con las manos hacia el cielo.

-Estamos jodidas, si es que eso te hace sentir mejor-. Vio como Shizuru hacía una rabieta. -Ojalá yo no me haya visto así de loca-. La castaña estaba pateando un bote de basura.

-¿¡Y ahora que rayos vamos a hacer, Natsuki!?-.

-¿No te parece un poco irónica esa expresión?-.

-¿¡Y ahora que carajos vamos a hacer, idiota!?-.

-Le preguntas a la persona equivocada, llevó aquí dos años-. Se encogió de hombros.

-¿Acaso tu ángel guardián es otro inútil de primera?-. Definitivamente iba a quejarse en el cielo de su pésimo servicio.

-Mis 32 ángeles guardianes han renunciado-. Dijo como si nada.

-¿¡QUÉ!?-.

-Al parecer soy un caso difícil-. Sonrió con cinismo. -Así que me enviaron a Nao, un caso peor que el mío-. Hizo una mueca que se vio como puchero. -Fuma delante de mí pero no me deja fumar, es bien hija de puta-. Ya quería que esa también renunciara, pero tenía serias dudas de que eso fuera a pasar.

-Estamos lo que le sigue a jodidas-.

-Ohhh sí, y bastante-.

-¡No estás ayudando!-.

-Oye, tranquila, que fuiste tú quien me escogió-. Intentó volver a tocarle la teta.

Pero le dieron un manotazo. -Y ya me estoy arrepintiendo-. Shizuru puso cara de confusión. -Un momento-. Ató cabos. -¿La puerta lleva dos años trabada?-.

-¿Qué? No-. El de soporte técnico no era tan mamon cuando ella murió. -Estoy aquí por un asuntito pendiente-. Le restó importancia con un gesto. -Supongo que ahora tú debes ayudarme a resolverlo-.

-Por favor dime que es algo fácil-. Cruzó los dedos.

-Si fuera fácil no llevaría aquí dos años-. Le recordó.

-¡Como chingas con tus dos años!-.

Natsuki fingió una expresión de ofendida. -Haré como que no dijiste eso-. Después sonrió.

-¿¡Por qué carajos sonríes!?-.

-Bueno-. Dijo sin quitar su sonrisa. -Llevó 2 AÑOS platicando sólo con ángeles inútiles-. Amplió su sonrisa. -Es genial hablar con una chica sexy, aunque sea super histérica-.

-¡No soy una histérica!-.

-¿Segura? Porque gritas bastante-. Le miraron feo. -Oye, no negaste lo de sexy-. Le aventaron un zapato. -Histérica-.

-¡QUE NO SOY HISTÉRICA!-. Natsuki soltó una carcajada.

-Si tú dices. Acompáñame-. Comenzó a caminar sin parar de reír. -Se nota que tienes prisa, así que vamos presentándote mi asuntito pendiente-.

-Tengo la sensación de que esto no va a gustarme-. Siguió a la oji-verde.


-¿En serio vamos a tomar el autobús? Es que no me da confianza ¿No podemos volar o algo así?-. Le chocaba tomar el transporte público, porque todos apestaban a sudor, te robaban antes de darte cuenta, salías medio violado y el chofer se sentía en rápidos y furiosos.

-Somos fantasmas, no superhéroes-. Se subieron al vehículo, aunque Natsuki tuvo que empujar a Shizuru. -Por cierto, cuidadito con las personas-.

-¿Qué, aún pueden darnos arrimones?-. Se burló, porque bueno, ni siquiera las veían.

-No que yo sepa-. Frunció el ceño. -Pero si pueden traspasarte, y es más molesto de lo que parece-. Ya le había pasado decenas de veces.

-No creo que…-. Un gordito la traspasó y eso le provocó una mezcla de nauseas con escalofríos, su cara lo dijo todo. La oji-verde sonrió. -No digas nada-.

-Te lo dije-. Recibió un golpe en el hombro. -Eso no quita que si te lo dije-. Le dieron un zapatazo -En serio que no deberían regresarte esa cosa-. Otro zapatazo. -¿Así de ridícula me veo con mi cigarro?-.

-¿¡Cómo que ridícula!?-. Natsuki no sabía si reír o lamentarse por su nueva compañera.

Bajaron del autobús cuando tuvieron oportunidad, o sea, cuando una viejita le pidió parada al chofer, después tuvieron que caminar un par de cuadras hasta que llegaron a un edificio de departamentos, uno que no se veía nada barato pero tampoco daba buena espina.

Entraron como perros por su casa, subieron al último piso y caminaron por el pasillo que estaba tan solo que parecía de película de terror. -¿Vives aquí?-. Preguntó Shizuru.

-Vivía-. Dijo con una sonrisa.

-Tienes un sentido del humor bastante negro-.

-Es mi don, mi maldición-. Se pararon frente al departamento 666.

-Ese número no me da confianza-. Quiso echarse atrás, Natsuki le dio un empujón para que entraran.

-Preciosa, no te vas a morir-.

-¡Tus chistes no me hacen gracia!-. Comenzaba a desquiciarle que Natsuki pudiera reírse de todo.

-¿También se murió tu sentido del humor?-.

-¡Ya!-.

-Estas medio histérica, como si hubieras visto un fantasma-.

-¿¡No puedes tomarte esto con seriedad!?-. Gritó con ganas de arrojarle por la ventana.

-Ni que fuera un funeral-.

-¡NATSUKI!-.

-Ok ok, me callo-. En efecto no dijo más chistes sin chiste, pero mantuvo su sonrisa burlona. Eso le dio un respiro a la castaña.

-Entonces, ¿Cuál es tu asunto pendiente?-. Estaban en la sala del departamento. Natsuki tomó asiento en el sofá más cercano.

-Si mis cálculos no me fallan, está a poco de entrar por esa puerta-. Vio su muñeca, aunque ni reloj usaba.

-Un momento, ¿este no era tu departamento?-. Creía que por eso estaban ahí.

-Nunca dije eso-. Se encogió de hombros. -Yo vivía en el de enfrente-.

En ese momento, la puerta se abrió y alguien entró al lugar. Era un chico moreno, con una cicatriz en el rostro. -Ese de ahí es mi asunto pendiente-. Él juraba que era un partidazo, super atractivo y carismático, pero apenas y le prestaban atención y sólo por pena. -Era mi supuesto mejor amigo-. Tranquilamente, se quitó la chaqueta, la dejo en el sofá, justo sobre Natsuki, y fue a la cocina.

La oji-verde se quitó esa cosa de encima, porque le cagaba que las cosas de Takeda le traspasaran.

-¿Por qué supuesto?-. Preguntó Shizuru.

-Porque el hijo de puta me mató-. Dijo como si hablara del clima.

-¿¡QUÉ!?-.

-Ohhh sí-. No le quitaba la vista de encima al chico. -Era muyyy celoso, y el imbécil pensó que me cogía a su novia, imagínate el resto-.

La castaña estaba impactada. -¿Mínimo es cierto?-. Porque sí no, que deprimente.

-No…-.

-No suenas muy convencida-.

-Bueno, sí me acosté con ella-. Le miraron feo, eso no se le hacía a los mejores amigos, pero bueno, se supone que tampoco te mataban. -¡Antes de que fueran novios!-.

-Uyyy sí, y mira que bien te salió la jugada-. Se dio un facepalm -¿Por lo menos estaba cogible la tipa?-. Porque viendo al chico tenía serias dudas.

-Uy no, gemía re feo-. Sacudió la cabeza, quitándose el recuerdo. -El punto es, que mis 32 ángeles dijeron lo mismo: Para cruzar la pinche puerta disque celestial, tienes que hacer que el hijo de puta confiese su crimen sí o sí.

-¿En serio te lo dijeron así?-.

-Bueno no, pero entendiste la idea-.

Shizuru negó con la cabeza. -Eres un caso perdido-. Después vio que el chico era el verdadero caso perdido, porque casi hizo explotar el microondas haciendo una sopa instantánea. -¿Y que haremos para que confiese?-. Takeda tuvo que correr por el extintor porque le prendió fuego a su mierda esa. -Porque supongo que si él se muere sin confesar, todos nos vamos a la mierda-.

-Estoy abierta a ideas-. Esquivó el extintor que Takeda aventó en medio de su caos.

-No se te ocurre nada, ¿cierto?-.

-Nada de nada-.

Takeda al final tiró todo a la basura y tomó el teléfono para pedir comida rápida.

-Es un imbécil, ¿verdad?-. Suspiró.

-El imbécil que me mató-. Se dio un facepalm.

-¿Qué tan idiota tienes que ser para que te mate un imbécil como este?-. Natsuki puso cara de ofendida.

-¿Tu ángel la cagó el primer día, no? Pues el mío se fue de vacaciones y me mandó a la verga, el nuevo se tardó 1 semana en llegar, en ese periodo me mató el pendejo que ves aquí-. Esos ángeles guardianes eran la estafa del milenio.

-A todo esto, ¿Cómo te mató?-. A esas alturas solo podían platicar mientras que se les ocurría algo.

Natsuki se puso roja. -No te vayas a reír-.

-Claro que no…

-Quiero aclarar que estábamos borrachos hasta la consciencia-. Shizuru le hizo una seña de que siguiera. -Muy borrachos-. Ya se estaba arrepintiendo de responder esa pregunta. -Mejor ya no te digo nada-. Pero se lo pensó dos veces y no quería otra ronda de zapatazos. -Ya bueno. Me ahogó en el inodoro-.

Natsuki pasó los siguientes cinco minutos aguantando las carcajadas de Shizuru.

-¿Segura que ese rayo no fue tu karma por mamona?-. Dijo cuando la otra terminó de reírse.

-Oye tranquila, que yo no tengo la culpa de tu muerte tan ridícula-.

-Bueno, al menos ya te reíste-. Creía que así se veía más bonita que en su faceta de histérica, claro, no iba a decírselo. -Estabas tan tiesa que parecías muerta-.

-¡Natsuki!-.

-¡Tú comenzaste!-. De hecho no, pero el punto era hacérsela de pleito.

Mientras se gritaban, hubo una explosión de luz en la sala. -Ayyy no-. Kuga paso de un humor decente a un estado de estrés. -¡Lárgate Nao!-. Le habrían salido canas, si se pudiera.

-¿Esas son maneras de saludar a tu ángel guardián?-. La recién llegada era una pelirroja que sonreía cínicamente.

-De guardián no tienes nada, y de ángel menos, no jodas-. Quería arrojarle por la ventana, total, con esas pinches alas no iba a poder volar.

-¿Tengo mi aureola, no?-. Señaló a su cabeza.

-De seguro te la robaste-. Siempre tenían la misma discusión.

Nao ignoró eso y volteó a ver a Shizuru. -¿Y la güera quién es?-.

-No me da confianza-. Le dijo Shizuru a Natsuki.

-A ti nada te da confianza-. Vio de reojo a su disque ángel. -Pero a mí tampoco, Nao es una sinvergüenza-.

-Se le nota-. Dijo Shizuru.

-¡Oigan! ¡Estoy aquí!-.

-Yo que tú, la ignoro-. Dijo Natsuki. -Sus ideas son tan malas que pueden rematar muertos-.

-No es para tanto-. Se defendió Nao. -Si soy re linda persona-. Se sentó junto a la oji-verde y prendió un cigarro.

-¿Ves? Culera hasta la médula-. Negó con la cabeza. -Fuma pero la maldita no me deja fumar-.

-Lo hago por tu bien, no quiero que te mate un cáncer de pulmón-. Dijo con una sonrisa burlona.

-Y decías que mis chistes eran pésimos-. Se quejó Natsuki con Shizuru. Después miro al techo. -¿Dios, que hice para merecer esto?-.

-No ibas a misa y cuando ibas te quedabas dormida-. Dijo Nao.

-Ahhh sí es cierto-.

-Estamos super jodidas-. Shizuru terminó de perderla fe en la humanidad.

-No tienes idea de cuanto, güera-.