¡Hola a todos! Aquí Sw embarcándose en una nueva traducción! Encontré este fic hace unos días y la verdad es que prometía, así que me decidí a traducirla. No os preocupéis los que seguís las "Quejas", de momento la autora no ha escrito nada nuevo, así que con éste no estoy quitándole tiempo a traducir el otro! Y paciencia a los que leéis "Henry", hay un pequeño problema: Kaworu se ha quedado sin ordenador por indigestión de viruses. Así que de momento habrá que esperar un poco.

Bueno, a partir de la línea todos los comentarios son del autor: GuTTerArT.

Si yo tuviera algo que decir o apuntar vendría ´precedido por : NT o nota de la traductora¿vale? Besos!


Confinamiento solitario

Desafío: En un intento por lograr que se lleven bien, Dumbledore encierra a Snape y a Harry en una clase durante 72 horas. ¿De qué hablarán y/o pensarán durante esos tres días y tres noches? Mencionar las pesadillas de Harry y/o a los Dursleys.

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Disclaimer: Nada me pertenece salvo el espacio del disco en el que lo he guardado.

NA: en respuesta al desafío de Tilly en Pociones y Snitches. Soy muy de desafíos ¿no? Supongo que es debido a mi carencia reciente de imaginación, además, esto sonaba extremadamente divertido de hacer. Me sorprendió que nadie respondiera, de hecho. Va a ser relativamente corto, unos 5 capítulos más o menos. Desearía un beta, pero debido a la falta de voluntarios tendré que hacerlo yo mismo. Dios nos salve.

La época es la de Ootp (o sea, libro 5)

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Infierno inicial

-Otra vez- bufó Snape fieramente. Apuntó con su varita al joven mago frente a él, quien se levantaba lentamente con piernas temblorosas. Sin esperar a que el alumno se recuperase gruñó- Legilimens.

Harry volvió a caer de rodillas al instante, intentando con todas sus fuerzas frustrar la invasión mental de su profesor de Pociones. Imágenes de los Dursley cruzaron por su mente. Su tío asiéndole por el pelo y arrojándole dentro de su alacena bajo la escalera. Tía Petunia chillándole por haberse dejado una mala hierba en el jardín. Dudley y su banda hostil de antagónicos amigos persiguiéndole por toda Magnolia Crescent, pillándole y pegándole.

Una sensación que tiraba de él abruptamente y después el cese de las imágenes señaló el fin de la exploración de Snape. Harry miró con fijeza al jefe de Slytherin desde la posición que ocupaba en el suelo jadeando pesadamente.

Odiaba eso. Odiaba cada segundo. Era una tortura, una manera lenta y dolorosa de volverle loco. No podía deshacerse de la idea de que Snape conocía sus peores vivencias. Por eso, le odiaba. Harry no había pedido esto, no era culpa de nadie más que de Snape. ¿Quién le había pedido que mirara todo¿Quien le había pedido que prestara una atención especial a esos recuerdos? Nadie.

"El chulo maligno" Harry estaba furioso. Snape le miró impacientemente.

-Levántese- ordenó fríamente-, el Señor Oscuro no le permitirá una prerrogativa. En pie, Potter.

Harry clavó la mirada furiosamente sobre él. Respiraba con fuerza, pero no por los vestigios de la Legilimencia.

-No.

-¿Disculpe?- preguntó Snape peligrosamente. Su tono era viperinamente tranquilo, sus ojos se estrecharon, cerró los puños. Prácticamente estaba machacando la delicada varita que agarraba con su mano derecha.

-He dicho "no"-, dijo Harry ahogadamente, aunque sus ojos ardían con furia. Sus mejillas estaban teñidas de una tonalidad rojiza, al igual que sus ojos. Había tenido suficiente.

-Se levantará, Potter, a menos que quiera que Gryffindor mantenga una puntuación negativa hasta que sus nietos asistan al colegio- gruñó Snape oscuramente.

Harry le miró de soslayo desde su posición sobre las rodillas.

-¿Nietos... señor?- añadió como si se le hubiera ocurrido al final.- Tendré suerte si paso el séptimo curso.

-Siempre el mártir-, dijo Snape mordazmente-. No se lo volveré a decir, Potter. Levántese.

-No-, Harry era todo susurros. Snape se dirigió hacia él amenazadoramente, pero permaneció imperturbable. Cuando se hallaba cerca del inmóvil Harry, quien no le miraba desde que había avanzado, lanzó una mano fría y blanca. Agarró la parte delantera de la túnica de Harry y con la otra, cogió rápidamente su varita.

Click.

Harry miró hacia arriba. Snape se quedó congelado. El ruido había venido de detrás de ellos. Torció su cabeza para mirar por encima de su hombro, lo cual era bastante difícil con el incómodo collar rodeando su piel. Miró hacia la puerta del despacho. Su mejor amiga a ese lado de la habitación. Era su libertad.

Snape dejó de agarrarle, empujó a Harry bruscamente a un lado. Recorrió el camino hacia la puerta y giró el manillar. La puerta ni siquiera cedió con su traqueteo habitual. Snape empujó. No pasó nada. Harry se quedó donde estaba y observaba. Tenía los ojos abiertos de par en par.

-Es inútil, Severus- dijo una voz levemente amortiguada desde el otro lado de la puerta. Era Dumbledore. Snape clavó la mirada en la madera tan fieramente que Harry no se habría sorprendido si la puerta se hubiera cumenzado a arder.- He cerrado la puerta.

-Señor director¿Qué significa todo esto?- gruñó Snape enojado.

-Ahora, Severus, he pensado que lo mejor sería informarte cuando parezca que estés más tranquilo.- Dijo Dumbledore prosaico.

-¡Estoy tranquilo!- bufó Snape hacia la puerta.

-Por supuesto, la viva imagen de la tranquilidad-. Dijo Dumbledore amable. Harry prácticamente podía ver el guiño a través de la madera ardiente. Snape gruñó amenazadoramente. Harry disfrutaba absolutamente con el espectáculo.

... Espera... ¡El también estaba encerrado dentro!

-¿Profesor?- dijo Harry inseguro, refiriéndose al Director. Todavía estaba sentado sobre el suelo.

-Ah, Harry, muchacho. ¿Qué tal la Occlumencia?- Preguntó Dumbledore curioso, como si le consultase sobre el tiempo que haría a la hora del té de la tarde.

-Erm... bien- dijo Harry desconcertado. Temía acercarse con un agitado Snape de pie a pocos pasos de él. Su previa determinación exhausta había disminuido, ahora reemplazada por el sentido común y el instinto de supervivencia. Simplemente quería irse a su dormitorio a dormir, olvidando que algo de eso hubiera ocurrido.

-Lo he pensado mucho- Dijo Dumbledore, aunque no había reprimenda en su tono. De hecho, sonaba positivamente alegre.- y la razón por la cual los dos estáis en esta situación, me temo.

-¿Qué situación?. Exigió Snape.

-He decidido que estaréis encerrados hasta nueva orden.- dijo Dumbledore prosaico.

-¿Encerrados?- Snape y Harry clamaron al unísono.

-Eso mismo.- dijo el Director.- Hasta que llegue un momento en el ambos dejéis a un lado vuestras diferencias.

-¿Qué?- Bramó Snape ferozmente. Se había apretado contra la puerta, como si pensase que podría traspasar la madera sólida y emerger por el otro lado.

-Severus, lo hago sólo porque es absolutamente necesario.- dijo Dumbledore resumiendo.- Tienes que aprender a aceptar que Harry no es su padre. Sólo entonces serás capaz de enseñarle Oclumencia apropiadamente. Es de suma importancia. Si Voldemort selecciona el recuerdo correcto, sabrá de qué lado estás. Te matará.

-Pero...- Harry interrumpió incrédulo.

-Y Harry, debes dejar atrás el odio que profesas hacia el profesor Snape. Aunque no os haya dado muchas razones, os aseguro que esto os beneficiará a los dos. No necesito destacar la importancia de que aprendas Occlumencia¿No, Harry?- Preguntó Dumbledore firmemente, pero con amabilidad.

-No, Señor- murmuró Harry miserable. Atrapado... ¡con Snape! Echó una ojeada a la puerta, la amiga que le había traicionado.

-¡Albus, no puedes hacer esto!- gritó Snape, golpeando con el puño la puerta.

-Me temo que debo, Severus.- Dijo Dumbledore sintiéndolo. Su voz sonaba ligeramente lejana.- He colocado protecciones en la puerta. Ahora es impenetrable, irrompible y haré un encantamiento silenciador alrededor del cuarto tan pronto como me vaya. Estaréis completamente solos, con el otro como compañía.

Snape parecía horrorizado. Harry nunca le había visto tan descompuesto.

-¡No, Albus!- llamó desesperadamente al Director.-¿Qué haremos para comer y para...?

-No hay nada de qué preocuparse, Severus. Todo está bajo control- dijo Dumbledore amablemente.- Buenas tardes a los dos.

Con eso, escucharon murmurar el hechizo silenciador y después nada.

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Habían pasado dos horas, treinta y siete minutos y veintidós segundos desde la partida del Profesor Dumbledore según el reloj de Harry, que había estado mirando concienzudamente. Ya no estaba sentado en el suelo sino en una de las sillas de la habitación. Snape, por otro lado, no se había movido de su sitio y continuaba vigilando la puerta. Se había agachado hasta el suelo con la espalda en la pared, sus rodillas flexionadas y sus brazos descansando sobre ellas. Giraba su varita sobre una mano distraídamente. De hecho, no se había movido en las dos horas, treinta y siete minutos y cincuenta y ocho segundos.

Harry no podía ver su cara, estaba oculta por la cortina negra y grasienta de pelo, pero estaba seguro de que miraba furiosamente hacia la puerta desde el suelo y maldiciendo a Dumbledore para el sexto círculo del Infierno. Suspiró con fuerza y empezó a tamborilear inconscientemente con los dedos sobre el escritorio tras el cual estaba.. Escuchando el constante drip, drip, drip del agua que caía de algún lugar indeterminado, lo cual parece ser algo muy presente en cualquier mazmorra.

Esto no está tan mal, rumiaba Harry, mientras no tenga que hablar con él.

¿Cuanto tiempo podría tenerlos encerrados el Director? Seguramente había una ley en contra de esas cosas. Podría considerarse secuestro, pensó o puede que una situación hostil .Una imagen de Dumbledore durante sus vacaciones de verano, llevando equipo de natación, gafas de bucear y todo, siendo arrastrado a un juicio e insistiendo en que él lo había hecho "por su propio bien" acudió a la cabeza de Harry.

Sonrió malévolamente.

-¿Tiene que hacerlo?

Harry saltó. Se había olvidado completamente de que él no era el único ocupante de la habitación. De verdad¿cómo podía haberlo olvidado? Se trataba de Snape. Miró hacia el Profesor inquisitivamente. Snape todavía no se había movido. La varita rotatoria era la única señal de que todavía continuaba vivo.

-¿Que si tengo que hacer qué?- Preguntó Harry, un poco más mordazmente de lo que había pretendido. Se reprendió mentalmente a sí mismo.

- Continuar con ese ritmo insufrible.- volvió a gruñir Snape, un destello de obsidiana brillante se topó con las esmeraldas de Harry. Paró de tamborilear con los dedos.

-Oh- dijo débilmente, y giró su silla del todo para encarar el escritorio. Se reclinó y cruzó los brazos sobre su pecho.

Se hundieron nuevamente en el silencio.

Drip. Drop. Drip.

Snape paró de girar la varita. Harry le miró por el rabillo del ojo.

Drip. Drop. Drip.

-¡Sectusempra!-gritó Snape. ¡BANG! Harry saltó en su silla espantado. Dos filas de mesas y sillas parecían haber explotado frente a él habiendo antes chocado ruidosamente y cayendo al suelo con estrépito convertidas en patéticos fragmentos. Parecía como si Grawp hubiera puesto sus manos sobre ellas.

Harry trató de calmar su agitada respiración antes de que llamara la atención de Snape, quien suspiró hondamente y luego volvió a hacer girar su varita. Harry fijó la vista en él.

-¿Qué demonios ha sido eso?-Preguntó asombrado.

-Un hechizo- murmuró Snape desde el suelo.- Uno que usted no tiene permitido saber.

-Así que¿qué, ha decidido que la cordura no está de moda esta primavera?- bramó Harry furioso.

-No ponga a prueba mi paciencia, Potter- advirtió. Harry soltó aire y se derrumbó de nuevo sobre su silla, de brazos cruzados e intentando contenerse de poner mala cara.

-¿O qué¿Me cortará en cientos de pedazos pequeñitos?- murmuró Harry tranquilamente para sí mismo.

-No tiente a la suerte.- dijo Snape sin ningún rastro de humor en su voz. Los ojos de Harry se abrieron visiblemente y miró suspicazmente hacia el profesor de Pociones.

Drip. Drop. Drip.


Nota SW: pues hasta aquí llego hoy. En cuanto traduzca el siguiente os lo subo ¿vale¡Besos!

Snape White (Miembro de la Orden Severusiana)

In Sev I trust