Los personajes utilizados no me pertenecen sino a SNK-playmore.
Capítulo 1: En Tokio.
Era una fría mañana en la ciudad de Tokio, el cielo estaba nublado y amenazaba con llover, el sol parecía no querer aparecer, pero, aun así se podían visualizar los majestuosos rascacielos de la capital japonesa. Eran cerca de las 6:30 am y las personas ya empezaban a abarrotar las principales calles de la gran metrópolis, y se veía a la gente ir de aquí para allá, posiblemente dirigiéndose hacia un día más de trabajo, o en el caso de los más jóvenes, camino a sus respectivos centros de estudios; sin embargo otros venían de una noche agitada, ese era el caso un joven pelirrojo que caminaba con las manos en los bolsillos, la cabeza baja y la mirada perdida.
Su semblante era pensativo, todo aquel que lo veía le parecía un tipo extraño, no solo por su cara de pocos amigos, o por su singular manera de vestir, sino que todo en él tenía un aire inusual, algunas personas al verlo pasar murmuraban entre ellas, pero el joven no prestaba atención a eso, estaba demasiado perdido en sus pensamientos. Este sujeto no era otro más que Iori Yagami.
Iori era el famoso líder de una popular banda muy conocida en todo Japón, pero también consagrada a nivel internacional, con grandes éxitos que estaban en lo alto de las más prestigiosas listas musicales a escala mundial; pero él también era realmente célebre por sus participaciones en el afamado torneo de lucha 'The King of Fighters'. En el torneo siempre entraban los mejores peleadores del mundo, con el objetivo de lucir su mejor abanico de técnicas y ganar el título de campeón, pero esta no era razón suficiente para Iori, el entraba con el objetivo de derrotar a el heredero de la familia que por tantos siglos había sido rival de los Yagami, justamente Kyo, quien era el joven heredero del clan Kusanagi, no había logrado vencerlo aun en el torneo, por eso mismo lo buscaba frecuentemente para cumplir su fin, tal y como la noche anterior.
-Maldito Kusanagi-musitaba Iori por lo bajo, mientras apretaba los dientes y una expresión de furia venía a su cara, al recordar la noche anterior.
Flashback
Era de noche y en un callejón entre dos edificios probablemente industriales, habían dos sujetos que venían caminando desde ambos lados hacia el centro del estrecho paso, se detuvieron a unos pocos pasos quedando frente a frente, mirándose fijamente con ojos desafiantes.
-Yagami- dijo el de cabellos castaños con cierta molestia de encontrarse con su rival ahí y en ese momento.
-Kusanagi-respondió el pelirrojo con un atisbo de rivalidad.
-Supongo que dirás que es casualidad que nos encontremos aquí ¿verdad?- dijo con tono cansado, ya que sabía perfectamente que Iori lo seguía como si fuera su sombra intentando derrotarlo.
-Estoy aquí para matarte de una vez por todas así que prepárate- dicho esto se puso en posición de batalla.
-Como siempre eres muy directo ¿cierto?- no se movió al decir esto.
-Ya basta de preguntas tontas, PELEA DE UNA VEZ!-Grito furioso, ya se estaba cansando de la actitud de Kyo.
-Dime acaso no te cansas de seguirme. . .-continuaba con una expresión seria- bueno está bien tu ganas, te acabare en segundos, así que prepárate- esta vez su expresión se convirtió en su clásica expresión engreída, y embozó una sonrisa de superioridad, que provoco aún más enojo en su rival.
-Entonces ¡iniciemos!- en ese instante ambos se aproximaron corriendo hacia el otro mientras encendían una llama en sus manos; instantáneamente se pudo ver el choque de purpura por un lado y carmesí en el otro, esto causo una ola expansiva que provoco que ambos retrocedieran un par de pasos, y quedo una cortina de humo que no permitía la visibilidad al lado opuesto, pero repentinamente Yagami se vio sorprendido por el Kusanagi que salió repentinamente de entre el humo y le propino un fuerte golpe en la mandíbula, pero se repuso rápidamente y le devolvió el favor con un enérgico rodillazo en el estómago, quien también se repuso en un instante e invoca sus llamas y lanza al pelirrojo un golpe al pecho, el cual resintió considerablemente, Kyo sonríe arrogantemente ante la cara de dolor de Iori, sin embargo eso no se quedó así, ya que antes de que el castaño reaccionara, Yagami avanza rápidamente y lanza un enorme rasguño al hombro derecho de su enemigo, seguidamente lo agarra del cuello y provoca una explosión de fuego purpura.
Kyo sale volando unos cuantos metros, pero se reincorpora en cuestión de segundos y por su expresión se puede adivinar que lo último fue realmente doloroso, además la sangre brotaba a grandes cantidades de su hombro, lo sostuvo un momento y se percató del estado del mismo, provocándole un poco de ira.
-¡Me las pagaras Yagami!- dijo mientras encendía una nueva llama en su mano y la lanzaba a su oponente, quien por unos pocos centímetros lograba evadirla, y luego sonreía de lado.
-¡Muere Kyo!- acto seguido ambos se arrojaron como balas de nueva cuenta a la pelea, exhibiendo ambos sus mejores movimientos, ambos tratando de demostrar quién es en realidad el mejor, por eso ninguno retrocedía en la batalla y continuaban dándose combos de golpes, rasguños, piñas y demás. El fuego en ambos colores volaba por todas partes y si no fuera por lo tarde que era y el lugar donde estaban peleando, seguro alguien habría llamado a la policía y habría mucha gente a una distancia inprudente viendo el espectáculo.
Después de un buen rato de intensa lucha, ambos retrocedieron y se quedaron parados, jadeando fuertemente; el sudor les caía de la frente a chorros, se notaba claramente el cansancio, pero ambos aún tenían una cara de determinación, no se iban a rendir.
-Prepárate porque este es el gran poder de los Kusanagi- dijo mientras levantaba su mano y empezaba a preparar su Orochinagi, Iori podía sentir que iba a ser un ataque devastador
-Estas llamas serán tu pasaje al otro mundo- dijo Iori al extender su mano e invocar una llama purpura y preparar un poderosísimo Yami barai, pero no cualquiera sino uno donde puso todo su poder, y eso lo noto Kyo, por eso siguió fortaleciendo su ataque a niveles gigantescos de poder, esperaron el momento justo y entonces:
-¡muere!- dijeron casi al unísono- ¡AAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHH!
Ambos lanzaron sus ataques provocando una catastrófica explosión, a tal punto de destruir las paredes y demás objetos circundantes.
Fin del flashback
El resultado de la pelea había sido el que más habitualmente ocurría entre ambos: un empate, es curioso, por más que lo intentaban no podían definir nunca al ganador absoluto, aun después de tanto tiempo. Esto molestaba al pelirrojo ya que él quería acabar de una buena vez con todo esto, estaba harto de no poder derrotar a Kyo.
Flashback
Después de la pelea Iori se fue recorriendo la ciudad para finalmente entrar en un bar de mala muerte, estaba desarreglado, con sus ropas hechas pedazos y muy sucio, pero al fin y al cabo no le interesaba en lo más mínimo lo que pensaran de él. Se sentó en la barra y pidió al cantinero alguna bebida fuerte se emborracho durante un buen rato según el con el objetivo de quitarse el enojo, para posteriormente dejar unos billetes y marcharse, mientras caminaba por la calle, todo el cansancio y la embriaguez lo dominaron, cayendo dormido junto a un callejón, probablemente por solo un par de horas, pero no le importaba las había pasado mucho peores.
Fin del flashback
Seguía distraído pensando en todo esto cuando noto que había llegado a al edificio donde se encontraba su apartamento, en el que llevaba viviendo unos cuantos meses, era un alto rascacielos de varios pisos; entro aun manteniéndose serio sin mostrar claramente una expresión en su rostro. Llego hasta la recepción donde espero un momento a ser atendido.
-Aquí tiene su llave señor Yagami- dijo el recepcionista, tratando de parecer sereno, ante esa mirada penetrante, pero el pelirrojo pudo ver el miedo en sus ojos, esto provoco una sonrisa burlona de su parte una vez hubo volteado, ya que no era para menos con la fama de lunático que tenía. Sin decir nada avanzo uno par de pasos pero fue detenido por el mismo empleado –señor Yagami- volteo a ver el susodicho –olvida su correspondencia- dijo con voz temblorosa; Iori regreso y tomo los sobres que le daba el recepcionista, sin darle demasiada importancia, y se dirigió a los ascensores.
En cuanto entro en su espacioso y lujoso apartamento, lo primero que hizo fue ir a su cuarto y tirarse en la cama, definitivamente necesitaba descansar un poco después de una noche tan terrible y larga.
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Mientras tanto en otra parte, en el otro extremo de la ciudad, el cielo lucia totalmente diferente, despejado, sin nubes y con el sol resplandeciendo con un brillo dorado, se apreciaba una casa de estilo tradicional japonés, bastante grande, con interiores hermosamente decorados, con cuadros alegóricos, posiblemente de hechos históricos o batallas, quizás relacionadas con los habitantes de la morada, también bella ornamentación, y demás lujos, amplias habitaciones en gran número, toda la casa era rodeada por un verde y apacible jardín.
Todo estaba en silencio, un pacífico silencio, solo se escuchaba un ocasional canto de pájaros a la lejanía, se respiraba tranquilidad por todas partes, pero este ambiente tan agradable se vería interrumpido pronto.
-¡KYYOOOOOO, LEVANTATEEEE!- el aludido, que estaba durmiendo pacíficamente, al instante cayo de la cama por la sorpresa, golpeándose la cabeza contra el piso – que no ves la hora que es, ya es muy tarde levántate.
-Pero papá apenas van a ser las ocho- dijo un Kyo adormitado aun sobándose la cabeza por el golpe recién recibido.
-Exacto llevas ya un par de horas de retraso con respecto a la hora que deberías levantarte- el menor solo hizo una cara de disgusto –vístete y ven a desayunar con tu madre y conmigo, mas tarde hay ciertos asuntos de los que tenemos que hablar- dijo esto último con un tono que no parecía agradable, mientras salía de la habitación.
-Bien como sea- sin otra opción tuvo que alistarse e ir a comer, pero le causaba cierta intriga y al mismo tiempo temor lo que su padre quisiera hablar con él. Podría ser que se hubiera metido en problemas, de nuevo, pero bueno eso tendría que esperar para más tarde.
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Departamento de Iori, un par de horas después.
El pelirrojo se levantaba, le era difícil dormir más de dos o tres horas seguidas, porque las pesadillas no le daban tregua ni aun durante el día, así que decidió salir al balcón de su departamento a fumar unos cuantos cigarrillos, y tratar de relajarse.
Tenía una excelente vista de la ciudad, ya que su apartamento se encontraba en uno de los últimos pisos del edificio. Después de un rato se acabaron los cigarrillos, así que regreso adentro para traer otro paquete, los busco en la mesita de la sala y entonces se percató que ahí había dejado su correspondencia, agarro la cajetilla de cigarrillos y las cartas, y mientras caminaba al balcón, ojeaba las cartas la mayoría de ellas inútiles, eran cuentas y cosas así, pero una carta llamo su atención, él la había visto antes y la conocía perfectamente.
Era un sobre blanco, con un sello rojo con la letra R marcada en el centro, era la invitación para el nuevo torneo de KOF, al parecer se realizaría dentro de un mes aproximadamente, según lo decía en la tarjeta.
-Interesante, será una nueva oportunidad para completar mi venganza- dijo poniendo una sonrisa sádica en su rostro, no es que le entusiasmara el torneo en sí, sino el hecho de que tal vez podría enfrentar a Kyo y derrotarlo de una vez por todas. Siguió fumando unos cuantos minutos más, hasta que se acabó la nueva cajetilla.
-Creo que iré a buscar donde entrenar- se disponía a vestirse cuando un dolor en todo el cuerpo le recordó el estado en que quedo después de la pelea con Kyo, en general no le importaban las heridas, pero tendría que como siempre curarse lo más grave por sí solo, y más tarde saldría a buscar donde entrenar un poco, y definitivamente de paso compraría unos cuantos paquetes de cigarrillos para los siguientes días, necesitaba una reserva abundante para tenerlos disponibles cuando los quisiera.
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Mansión Kusanagi
Las horas de la mañana pasaron con tranquilidad, en el desayuno nadie hablo ni Kyo ni sus padres pronunciaron palabra, el ambiente era sin embargo algo pesado para todos, que solo seguían comiendo mientras sus sirvientes les llevaban a la mesa todo lo que requiriesen. Kyo sintiendo la situación incómoda termino su desayuno primero, educadamente pidió permiso de retirarse, y seguido de eso fue a dar un pequeño paseo a los jardines de la casa, dio un par de vueltas hasta los límites de la propiedad y se tomó su tiempo para regresar, después de todo ese día no tenía nada que hacer, según pensaba transcurriría aburrido hasta la noche, hora durante la cual tal vez podría salir a divertirse un poco a algún bar o algo, tal vez invitaría a Shingo y lo dejaría pagar todo, para luego salir huyendo del lugar, otra vez
Regreso al interior de la casa pasado un rato, donde encontró que sus padres lo esperaban para hablar.
-Bien ya que estas aquí creo que podemos hablar ¿cierto?, siéntate -dijo Saisyu el padre de Kyo, quien solo asintió.
-Sí, claro ¿de qué se trata? -dijo el menor poniéndose un poco nervioso por lo que fueran a decirle.
-Hijo ¿por qué llegas hasta las madrugadas todas las noches? – esta vez fue Shizuka la madre de Kyo, hablando un poco molesta.
-¡Aaahhh!, de eso se trataba, pensé que era algo mas serio -dijo sintiéndose aliviado y con una sonrisa en su rostro.
-Kyo esto es serio, deberías ser más disciplinado, pensé que te había enseñado a ser responsable –recrimino el padre en tono severo –creo que ya deberías regresar a estudiar, llevas mucho tiempo diciendo que lo harás, pero nunca cumples, o si no creo que debes buscar un trabajo.
-Oye, oye, espera lo hare, pero hasta el otro año que viene, que lo hiciera ahora no tendría sentido ya van muy avanzados en las clases– dijo Kyo tratando de excusarse, y evitar así, al máximo el esfuerzo que le provocarían esas actividades.
-Está bien pero prométenos que serás responsable y llegaras más temprano- le dijo casi suplicantemente su madre.
-Si eso los hace feliz, lo intentare – dijo sin dar demasiada importancia al asunto. Sus padres no se veían muy convencidos.
-Bueno mejor me voy, tengo asuntos que arreglar – dicho esto salió de la habitación donde se encontraban dejando solos a padre e hijo. Durante unos momentos se produjo un incómodo silencio, pero el padre tomo la iniciativa.
- Te peleaste con ese Yagami otra vez ¿verdad? –pregunto sin voltearlo a ver. Esto tomo a Kyo desprevenido.
-¿Cómo sabes eso? ¿Acaso me vigilas? – dijo molesto. El mayor soltó una risita.
-En realidad se te nota bastante por como tienes la cara hijo, además no has dejado de tomarte ese brazo así que imagino que debe estar lastimado –hablo con un tono muy suspicaz. Kyo enrojeció un poco por la vergüenza de adelantarse a los hechos –Y por cierto te llego esto –Le extendió un sobre pero no cualquiera sino una invitación a KOF.
-ah, eso, es una invitación al torneo –no se esperaba eso.
-Sí, y supongo que llevaras tú mismo equipo de siempre.
- Eso creo –menciono sin darle demasiada importancia.
-Entonces creo deberías ponerte en forma, ¿quieres entrenar un rato en el patio?
-Dime ¿crees que mantendrás mi ritmo?, ya están un poco viejo para esto –le dijo en manera de burla.
-jaja, entonces vayamos y comprobemos –se reía en complicidad con su hijo.
Dicho esto ambos fueron a entrenar juntos al patio.
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Departamento de Iori.
El heredero del magatama había ido a resolver sus asuntos, había encontrado un claro en un bosque para entrenar durante buena parte de la tarde, había comprado lo que necesitaba y ahora regresaba a casa. Eran cerca de las 6:00 pm cuando llego. Entonces entro y vio nuevamente en la mesa de su sala la invitación y algo se le vino a la cabeza.
-Son tres integrantes. . . – recordó que no tenía equipo, se lo pensó un momento acerca de ello, no sabía por el momento de nadie a quien pudiera hacerle la propuesta para el torneo -. . .mmmm. . . –lo pensaba mientras sostenía su barbilla con su mano –Lo hare yo solo, nunca he necesitado de nadie y ahora menos que nunca.
Se sienta en su sillón y decidió a encender la televisión, era el canal de noticias; mas sin embargo no prestaba demasiada atención al aparato, estaba sumergido en sus pensamientos.
-El gobierno de los Estados Unidos está preocupado por el avance que están teniendo algunos grupos terroristas al interior de la nación, ese avance quedo evidenciado por el atentado perpetrado esta mañana en contra de un senador, quien resulto afortunadamente ileso, no se tienen más detalles, pero estaremos informando en las siguientes horas.-informaba un periodista a través de la televisión.
En ese momento algo toma al pelirrojo desprevenido: toc, toc, toc. Tocaron la puerta, nunca nadie lo hace porque nadie conoce este lugar; se levanta y se aproxima lentamente hacia su entrada.
-¿Quién es? – dijo hablando con cautela. Podría ser algún enemigo, alguien que lo buscaba por cuentas pendientes o alguna fan loca, tenía que estar preparado para cualquiera.
-Soy yo, Chizuru, abre por favor –acto seguido el pelirrojo abrió de golpe la puerta del apartamento.
-¿Tu? ¿Qué haces aquí y como me encontraste Kagura? –dijo él un tanto exaltado.
-Vaya es un gusto verte a ti también Iori Yagami –contesto irónicamente –puedo pasar -pidió de manera educada, Iori asintió con cierta duda y ambos pasaron al interior.
-Bonito lugar. . .
-¿Qué vienes a hacer aquí?, no me has respondido – la interrumpió, al parecer no era tan paciente que digamos.
-Solo vine a asegurarme que hayas recibido tu invitación al torneo.
-Esa no es razón para venir hasta aquí, o no me digas vas tu misma a interrumpir la paz en todos los lugares donde envías invitaciones –dijo el pelirrojo incrédulo y siempre malhumorado.
-No, pero. . .-Dudó por un segundo – siempre es importante que estés en el torneo, recuerda que la amenaza de Orochi está siempre latente.
-Estas diciendo que sabes algo, que yo no sé. –decía mientras sacaba un cigarrillo, encendía una pequeña llama en su dedo índice, lo prendía y le daba la primera calada.
-No, aun no, pero estar atentos nunca esta demás, cuando menos lo esperemos podría surgir algo, solo es por ser precavidos. Por cierto los primeros enfrentamientos este año serán en Las Vegas.
-¿Dónde dices? –no tenía idea de lo que ella le hablaba.
-Tú sabes, Las Vegas, en Estados Unidos ahí iniciara todo y después usaremos otros escenarios repartidos alrededor del mundo como siempre.
-Sí, claro –respondió sin mucho interés. Hubo silencio incómodo durante algunos segundos.
-Entonces, ¿iras? –Iori se quedó pensativo un par de segundos.
-¿Ya visitaste a Kusanagi?
-Es lo que hare después de salir de aquí, seguro irá.
-Entonces no tienes por qué preguntarlo.
-Bien me alegra saber que estarás presente, entonces tengo que irme. Por cierto ¿ya tienes equipo para el torneo?
-Me basto solo- contesto un tanto arrogante.
-Bien, entonces nos veremos.
-. . . -el solo continúo sentado fumando su cigarrillo. Ella llego hasta el umbral puerta de salida.
-Por cierto deberías dejar de consumir eso, te va a matar un día de estos. –eso lo hizo sonreír socarronamente.
-Eso me tiene sin cuidado, porque pronto Kusanagi caerá ante mí –dijo una vez estando solo, al mismo tiempo que apretaba su puño con fuerza.
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Y así fueron pasando las siguientes semanas, Iori salía a entrenar todos los días, intentando mejorar su estilo de pelea, lo hacía hasta el cansancio, porque sabía que tenía que exigir lo máximo posible de sí mismo de cara a lo que se venía en el torneo, o más bien de cara a su enfrentamiento contra Kyo, porque el resto eran basura, tal vez había algunos que se paraban bien en combate como K' o Terry Bogard, pero para el gran Iori Yagami no representan ningún problema, o bueno, eso es lo que el mismo pensaba, después de todo iría a por el castaño prontamente.
La fecha del torneo poco a poco se acercaba y tanto Yagami, Kusanagi y demás peleadores preparaban su viaje hacia el otro lado del mundo, donde se iniciaría el nuevo KOF, mientras tanto Kyo se preparaba, aunque, digamos que no tan arduamente, pero se esforzaba, porque igual sabía que enfrentarse al pelirrojo no era un juego de niños ni mucho menos, sabía perfectamente de los peligros del estilo ancestral Yagami, pero claro también estaba listo por cualquier inconveniente en el torneo como si a algún loco villano se le ocurría aparecer, o pasaba algo raro.
Su equipo no sería otro sino más que el de siempre: con el presumido rubio Benimaru Nikaido y el serio grandulón Goro Daimon. Y pronto estarían listos para ir.
Y así pasaron los días, hasta que solo faltaban unos tres días para el inicio de este nuevo torneo, por lo cual Iori llego al aeropuerto de Tokio ya listo para viajar con solo una pequeña maleta, estaba haciendo fila para el registro cuando una extraña sensación lo invadió, era como si alguien lo observara y lo vigilara, miro hacia su alrededor intentando encontrar quien podía ser, pero no encontró respuesta satisfactoria.
-Señor, es su turno- el vigilante encargado de inspección lo saco de sus divagaciones. Posterior a eso paso a inspección sin ningún inconveniente. Pero camino al avión siguió pensando en la sensación que había tenido antes.
-Debo estar imaginando cosas otra vez- pensó él.
Después se subió a un jet privado, era un increíble bimotor, modelo Gulfstream G650, color blanco. El interior era lujoso a un nivel superlativo, con un par de televisores gigantescos, una gran cama, una bonita y amplia mesa con cómodos sillones rodeándola, entre otras cosas, todo el alrededor cubierto de terciopelo color beige, y en el piso una alfombra con motivos florales, que combinaba perfectamente con el resto.
No era suyo propiamente sino que solo lo alquilaba por un tiempo, pero con frecuencia podía darse esos lujos, porque aunque la familia Yagami no tenía exactamente muy buena fama en el dominio público, aun así históricamente siempre han sido de las más importantes y ricas de todo Japón, y seguía conservando todavía una buena fortuna.
-Bienvenido señor Yagami es un gusto tenerle de nuevo- lo saludo atentamente la aeromoza que estaría encargada de atenderlo durante el vuelo, una joven japonesa de cabello tan obscuro como la obsidiana y un tanto corto apenas por debajo de los hombros. Una sonrisa de nerviosismo y un ligero rubor en sus mejías era el efecto que causaba el chico que tenía delante de ella.
-¿Ya partimos? –contesto tajante el pelirrojo.
-Sí, enseguida iré a avisar al capitán, pero siéntese por favor, ya regreso.- dicho esto fue en dirección a la cabina del piloto. Segundos después apareció un hombre que quizás rosaba los cincuenta años de edad, con un traje con un par de insignias en el pecho y una gorra en la cabeza, era el piloto, el cual saludo formal pero sonriente al pelirrojo y le explico la situación.
-En diez minutos tendremos el permiso para despegar señor, pero mientras dígame, ¿quiere hacer escala en Hawái o quiere un vuelo directo hacia. . .
-Directo, sin escalas- fue su seca y desinteresada respuesta.
-Bien entonces acomódese llegaremos en unas diez horas directo a Las Vegas- dijo para luego marcharse de nuevo a la cabina de mando.
-¿algo de beber?- pregunto la aeromoza, que seguía haciéndole ojitos al chico, aunque este la ignoraba monumentalmente.
-Un whisky en las rocas.
-En seguida.
Momentos después el avión despego, todo iba sobre ruedas, camino a Las vegas.
