La mata pasiones

Por: Silvita

Nota: CCS no me pertenece…ya todos saben que, en caso de ser mía, yo haría estragos con la serie. Pero la historia sí es mía.


Su aroma

(Syaoran)

El sonido del despertador comenzó a despertarlo lentamente, de manera agradable, suave y calida.

Cada simple y sencilla tonada activaba, de manera lenta y agradable, cada uno de sus sentidos.

Aquel despertador nunca le pareció molesto o bullicioso. Nunca tuvo ganas de lanzarlo contra la pared o apagarlo de un golpe como a otros. Aquel despertador era PERFECTO para él. Y él era perfecto para el despertador…

Se levantó con tranquilidad mientras una perfecta y calida brisa entraba de manera placentera desde la ventana de su dormitorio. Juguetona, comenzó a jugar con sus castaños cabellos y un agradable aroma se hizo presente en su olfato.

—Cerezos… —Susurró el apuesto joven que aparentaba unos diecisiete o dieciocho años de edad.

Aquel aroma a flores de cerezo le pareció encantador, y se sorprendió al darse cuenta que era la primera vez que era atento a aquel aroma.

Se desperezó con todo el tiempo del mundo, notando que su reloj le mostraba todo el tiempo que le quedaba para alistarse.

Se levantó de su cama y se dirigió al baño. Se puso frente al lava manos y el reflejo del espejo mostró unas cejas espesas y rudas, un cabello desordenado e, inconcientemente, sensual. Sonrió con egocentrismo mostrando su blanca y perfecta dentadura mientras que, en sus ojos, se mostraba un ego a punto de erosión.

Él era, sencillamente, perfecto.

Sipo, él era sexy, sexy, sexy.

Se metió a la ducha.

Las gotas de agua caían calidamente sobre su cuerpo, pequeñas gotas que parecían estar deseosas por tocar su piel y darle miles de sentimientos agradables.

Era como si cada una de estas resbaladizas cayera gritando "Sí ¡por fin lo tocaré!" para chocar contra su semi bronceada piel y recorrerla como si se tratara de una dulce caricia.

Inconcientemente levantó el brazo para buscar el shampoo. Tuvo aquel frasco entre sus manos y, de memoria, lo abrió.

Vaya su sorpresa al ver que ninguna sustancia espesa pasaba a la palma de su mano.

Sí, se había acabado el shampoo.

Poco le importó, aquella mañana nadie ni nada se la arruinaría. Agarró el jabón y, con este mismo, decidió limpiarse el cabello.

¿Qué problema podía existir? Al él TODO le sentaba de maravilla.

Pasados unos minutos, en los que terminó de asearse su joven y musculoso cuerpo, salió de la ducha con una toalla en la cintura. Fue hasta su habitación y abrió su armario sacando su clásica ropa de vestir.

Se la puso despreocupadamente mientras encendía su equipo de música y aquella banda de rock metal se escuchaba de manera tenue por todo el departamento.

Al finalizar; el espejo mostró al apuesto joven con unos jeans negros que no le ajustaban mucho, pero tampoco se le caían, una camisa ploma oscura le cubría la parte superior mientras que un montón de cadenas se encontraban en su cintura.

Las mangas de su camisa estaban remangadas y dejaban a la vista un montón de manillas y artefactos de metal que colgaban. Muchos de estos poseían formas de cuchillas, calaveras, etc.

Sin pensarlo siquiera tomó un frasco de gel entre sus manos, para esparcirlo por su cabellera castaña de manera sutil. Vaya su sorpresa al encontrarse con un pelo suave, brilloso y sin necesidad de peinado.

Perfecto, todo perfecto.

Salio de su habitación y se dirigió a la cocina de su departamento. Abrió la nevera y de esta extrajo una botella de cerveza junto con unas galletas "oreo".

Pareció embutírselos de una sola, con el pasar de los segundos su perfecto y nutritivo desayuno había sido ingerido.

Observó el reloj de la cocina, que le indicaba que estaba por llegar tarde. Sonrió con arrogancia, poco le importaba. Echando un ultimo vistazo a su elegante departamento tomó su mochila decorada con pircings y cerró la puerta tras de si.

Caminó despreocupadamente por las calles camino a su "establecimiento educativo" después de tan merecidas vacaciones que tuvo.

Sí, sus vacaciones habían sido maravillosas, no tuvo que ir a Hong Kong a visitar a su familia, por el contrario, se la pasó con sus grandes amigos de fiesta en fiesta.

Incluso fue a la playa con ellos.

Suspiró encantado al recordar la playa...

Tengo que verla, tengo que volver a verla. Sea como sea.

Bien, faltaba poco para que llegara a su objetivo.

Observó su muñeca y se encontró con otro reloj, sonrió para sí. Era como si el tiempo se hubiese detenido para hacerlo llegar a tiempo a clases.

Bien, siguió caminando.

El aire era calido, el clima agradable, su mochila liviana y él...sexy, endiabladamente sexy.

Pues bien, repasó lo que haría en el día: Encontrarse con su bola de sabandijas, ver como todas babeaban a la lejanía por su cuerpo, tratar de encontrar alguna alumna nueva y detectar a cierto rubio, bobo, reilon.

Sus pensamientos fueron interrumpidos abruptamente con un histérico grito

—¡Permiso! —Gritó un joven desde su bicicleta, pasando velozmente al lado de él… rozándolo.

Suspiró agradecido de no haber chocado con aquel estúpido.

Al retroceder un poco, por la velocidad, uno de sus zapatos pisó algo.

A él se le heló la mirada y bajó la vista, para encontrarse una cosa rosada pegada en la suela de su bien lustrado, fino, elegante y cool calzado.

Mierda

Levantó furioso la vista para ver quién había osado arruinar su comienzo de día perfecto.

¡Y es que no había nada peor! Su perfecto y combinado look negro había sido perjudicado por algo rosado.

Observó a lo lejos la bicicleta y pudo distinguir cierto cabello rubio.

¡EY! ¿Rubio?

Gruñendo se propuso alcanzarlo como fuera. Uno: para darle una golpiza y, dos: para averiguar sobre…

La campana de entrada ya había sonado estruendosamente, indicándole que, a pesar de toda su buena suerte, llegaría tarde.

¡Maldito rubio!

Corrió como desquiciado. No le importaba tanto llegar tarde, lo que le importaba era alcanzar a aquella sabandija para vengarse.

Y… ¡maldición! Correr con una goma de mascar pegada a la suela de tu zapato era condenadamente molesto.

No sabía a cuántas personas había esquivado en su mini maratón, lo único que podía observar era aquella bicicleta color ploma que, cada vez, se veía más lejana.

Sin darse cuenta ya había cruzado las puertas de su colegio y un par de chicas rodeándolo evitaba la visión que podría tener del famoso muchacho en bicicleta.

—"¿Qué tal tus vacaciones Li? ¿Quieres que te ayude a estudiar este año?"—

—"¡Li! ¿Tienes tiempo el sábado? Decidí comenzar este año siendo buena en matemáticas y tú podrías…"—

Tantas eran las palabras que lo atropellaban que no conseguía entenderlas por completo. Si bien le encantaba ser deseado por más de la mitad del alumnado femenino, estas ya comenzaban a perjudicarlo gravemente.

—chicas… ¿hablamos luego? Tengo cosas que hacer…— les dijo Syaoran con calma y esa sonrisa capaz de revivir cualquier cadáver de una heterosexual o un homosexual.

Bueno, él pensó que con eso todas quedarían con la boca abierta babeando y atragantándose en su propia saliva, pero los tiempos habían cambiado. Parecía que todas se habían propuesto comenzar el año conquistando de manera directa a Syaoran Li.

En vez de dejarlo irse, como hubiera ocurrido en años anteriores, todas se le lanzaron encima en un vago intento de abrazo.

Pues bien, desde hace semanas él comenzaba a comparar todo con el mar, aquel grupo de desesperadas lo asemejaba como una ola que terminaría noqueándolo.

Dio un paso atrás ante el terror y de un momento a otro sentía que no lo dejaban respirar.

Montones de brazos estrechaban su cintura diciendo "sabía que me querías a mí", otro brazos lo rodeaban en el cuello y estiraban su rostro hacia todos lados.

Otras manos se metían donde NO debían, y él creyó sentirse violado en manada.

Mientras el joven intentaba, vagamente, incorporarse y salir dignamente de dicho acoso, se rogaba que la segunda campana de entrada sonara fuertemente para ponerlas en su lugar.

Como su día había comenzado perfecto, lo más seguro era que sus suplicas se realizarían a la perfección.

Así pasó, la campana sonó estruendosamente logrando que muchos estudiantes corrieran dentro del edificio.

Todos…menos aquellas tipas.

¿Acaso a ninguna de estas flautas le interesa llegar tarde a sus clases?

—"¡Aléjate tonta! ¿Qué no ves que él prefiere estar conmigo?"—

—"¡Ja! ¡Ya crees! ¿No ves como él me esta tocando en estos momentos?"—

Escuchaba los gritos histéricos de tantas, la verdad es que ni él mismo ya sabía a quién "tocaba" Mientras una mano se levantaba entre la masa de chicas para pedir auxilio, la otra era agarrada por Dios sabe cuantas manos y llevadas a curvas que ni sabía a qué parte del cuerpo pertenecían.

—"¡Oh Li! ¡Estas tan bueno!"—

—"¿Quién te crees puta? ¡Deja de tocarlo así!"—

Él se encontraba tan confundido, y mareado, que ya no sabía si las manos que lo tocaban eran de él o de ellas. Ya ni siquiera sentía aquellos pellizcos que le hacían en sus…

¡Mierda! ¿¡Que no ven que soy delicado maldita sea? ¡No soy un juguete!

Dios, si salía con ropa de aquella situación estaría muy agradecido.

—"¡Ja! ¡Ya crees flacucha que él te mirará!"—

—"¡Al menos no tengo dos espaldas como tú!"—

Si alguien se hubiera acercado con un gran balde de agua fría y se lo hubiera echado encima, con toda esa sarta de ligeras que trataban de violarlo, hubiera estado muy agradecido.

—"¡Aléjate niña! Li se merece una mujer como yo"—

—"¡Exacto! una mujer ¡no una prostituta como tú!"—

Bien, aquella situación ya no ayudaba a subir su ego ¡Realmente lo estaban lastimando!

¡Mierda! ¡Tengan cuidado dónde pisan bola de estúpidas!

Claro, se refería a ellas en bola, y no en masa, gracias a que fue la primera palabra que se le vino a la mente después de que lo pisaran en sus bol…

¡Pinches desgraciadas!

Es ya obvio que si esta historia fuera una película, o serie de TV, apto para todo publico estaría llena de "PIPs"

Syaoran Li hubiera seguido en su tortuosa mañana si no fuera porque sintió algo húmedo en todo su cuerpo.

Pudo ser que, gracias al pánico que comenzaba a asaltarlo, se hubiera hecho pipi encima. También podía ser que alguien fue piadoso y le había echado la deseada cubeta de agua fría ante tanto morbo a la vista.

Abrió los ojos encontrándose sobre el húmedo pasto. No entendía cómo aquella manada había podido transportarlo hasta el jardín.

La regadera automática cumplía su función y las chicas se fueron corriendo.

Esa fue su conclusión, hubo agua y ellas corrieron.

—"el año lo comienza con bastantes problemas ¿no? Joven Li"—

Bueno, al levantar la vista también supuso que la directora que lo veía con reprobación había ayudado, de cierta forma, a que aquella sarta de taradas se fuera corriendo.

—No sé, usted dígamelo…— Contestó con sencillez causando la furia de la superior. Él no lo notó, la veía simplemente como el maravilloso ser que lo había salvado.

— ¡A la dirección!

Suspiró por octava vez gracias a su patético comienzo de año.

La directora lo había amenazado, su carpeta de mala conducta estaba que reventaba. No había podido entrar a clases para ver un posible nuevo alumnado, no sabía si sus sabandijas estarían en su mismo curso y se encontraba muerto de frío ya que su ropa no secaba.

Genial…

Otro suspiro… decidió abrasarse a sí mismo bajo el sol, esperando ver algún milagro de evaporación.

Una visión patética de él, lo sabía. Pero estando todos en clases nadie lo notaria...

—"Vaya, vaya, esto no se ve todos los días"—

Pues, se supone que cosas malas suceden cuando dices: "esto no puede empeorar" Entonces, si él no había pensado en eso, ¿Por qué le sucedía?

— ¿A qué se debe que la ejemplar Tomoyo Daidouji no esté en clases?— Dijo observando a una de las suyas.

Sí, ante él estaba Tomoyo Daidouji: Su mejor amiga y confidente.

Era de cuerpo delgado y bien formado, piel pálida, cabellera larga y oscura, ojos claros y profundos, labios delgados y rojos, voz melodiosa.

Simplemente hermosa, pero escandalosa.

—Tal vez por las mismas razones que el matemático Syaoran no se encuentre pasando ahora mismo matemáticas— le contestó de manera sencilla y femenina.

Lo vio de arriba abajo y luego aclaró con voz melodiosa y burlona.

—O tal vez no, yo no me encuentro mojada y arrugada en un rincón —continuó a manera de mofa.

El muchacho frunció el ceño en muestra de molestia.

—Le cuentas a alguien y les diré que una vez me acompañaste al sex shop —dijo Syaoran a manera de advertencia.

Tomoyo dejó de reír y lo miró con cara de "atrévete".

Él se levantó del suelo para verse menos inferior; pasándola así en altura.

Pero talvez no en carácter…

Tomoyo era así: Suspicaz, inteligente, atenta, un alto nivel de convencimiento…en fin, nunca la quisiera de psicóloga, ella sí lograría que se suicidara.

La conocía desde hace años, la familia de él tenía negocios con la empresa de la madre de ella, así que tuvieron algunos encuentros siendo niños.

Apenas se había mudado a Tomoeda su familia dejó encargado que ella le enseñara la ciudad.

A primera vista, la muchacha le dio muy mala impresión. Era sonriente, culta, elegante, distinguida y amable.

JA, excelente fachada. Tomoyo era de doble carácter. Si bien podía ser culta también era maligna y osada.

Ninguna fresa como él creyó. Con el pasar de los años la conoció y se volvió como la hermana que nunca quiso tener…

—En resumen— El joven quiso ir al grano antes de ser infestado en preguntas— me llevaron a dirección porque, según la "superiora", trate de "tirarme" a todas las de la escuela…

Ella comenzó a reírse y aclaró con voz venenosa.

—Eso explica por qué te tiemblan las piernas

—Casi me dejan sin clan… ¿y tú? —Preguntó cambiando el tema.

—Bueno, mi madre me molestó toda la semana con que: sería el último año y tenía que dar todo de mí — ella no siguió con la explicación puesto que él no necesitaba más explicaciones. Sabía de la rebeldía de Tomoyo, por eso se vestía como se mostraba ahora. Si alguien le decía "blanco" ella diría "negro".

No, ella no era una chica mala, o de muchas "parrandas". Cuidaba mucho la imagen que pudiera dar de su familia. Pero otra cosa era su carácter, y ella no podía ser la princesita silenciosa que todos esperaban, podía aparentar, pero estaba muy lejos de serlo.

Su vestimenta era la normal, según él: Una falda hasta debajo de las rodillas tableada negra. Unas zapatillas negras, una blusa bastante escotada negra. Y su cabellera amarrada en una cola alta.

Todo en ella era negro. Si bien no tenia pinta de maleante en serie, su apariencia siempre era oscura, como él.

Desde lo de su padre ella decidió dar la contra siempre a su madre

— ¿Me acompañas a vaciar mi casillero? —le preguntó de forma femeninamente cariñosa. Él, algo confundido, levantó la vista.—Ya empezaron las clases, ahora todos los días comenzaré a recibir amenazas por escrito donde me advertirán que: me aleje de "sexy Li"— le explicó la muchacha de manera obvia y clara.

Él sonrió con arrogancia

— ¿No prefieres que las saquemos en el descanso para leerlas con los chicos? Ya sabes, por tradición… —le contestó el castaño aparentando inocencia.

—Bueno, no perdemos nada con recogerlas— le explicó con aquella voz melodiosa —En el descanso las leeremos con ellos para matarnos de risa un buen rato. Además creo que, al menos, tengo una camisa seca en mi casillero —aquello ultimo se lo dio a conocer para terminar de persuadirlo.

Él asintió convencido, no quería verse como el estúpido de la ropa mojada.

Se dirigieron a la parte de los casilleros y de éste ella extrajo una camisa color blanca.

— ¡¿Blanca? —Exclamó el muchacho con el ceño temblándole de horror— ¿A qué nerd atacaste el ultimo día de clases?

Ella comenzó a reír con picardía y le guiñó un ojo.

—Está seca, eso es lo que importa ¿no?

Tenía razón; me desabroché mi camisa ahí, en pleno pasillo, y comencé a ponerme la blanca.

Tomoyo lo miraba atentamente hasta que él le dedicó otra de sus clásicas sonrisas.

— ¿Qué? ¿Estoy muy bueno?

La amatista tan sólo sonrió dulcemente, para sorpresa del castaño.

—No, sólo que te veo extraño…desde el día en la playa. Pensé que el primer día de clases estarías normal, pero sigues igual…— Sentenció de manera sorprendida y algo nostálgica. Él tan sólo tragó saliva con dificultad y la miró fingiendo incomprensión

—Te conozco Syaoran, y en algún momento tendrás que contármelo—Dijo tranquilamente mientras extraía unos cuantos sobres de su casillero y cerraba el mismo mientras los guardaba en su maletín.

Ambos volvieron al jardín a esperar a que llegara el descanso y así ver al resto de los integrantes del grupo.

Tomoyo comentaba, de manera estricta, sobre la nueva moda que había salido en Europa.

—Es horrible, es tan…no sé…multicolor— dijo la muchacha frunciendo el ceño en desaprobación.

Syaoran realmente escuchaba aburrido, aunque con lo último no pudo evitar contener una carcajada. La vio con rostro lleno de gracia.

—Tomoyo, dejémonos de estupideces, bien sabemos que el negro no es tu color preferido— dijo con intenciones de provocarla.

Tomoyo lo miró con astucia, agradecida de que sus charlas, algunas veces, fueran inteligentemente astutas.

—Dije multicolor — contestó de forma autoritaria la muchacha de cabellera larga— y sabes bien que los colores de payasos no me agradan

Él suspiró algo fatigado sabiendo que no podría contra el detallismo de su amiga.

—sí, ya sé: te gustan los colores "pasteles" — contestó el muchacho de forma resignada, sin ganas de discutir sobre algo que desconocía como la mayoría de los hombres.

Ella nuevamente hizo conocer su risa melodiosa y elegante.

Syaoran sabía que no importaba cuánto ella lo evitara, esa sonrisa nunca cambiaria, era de ella.

Una de las pocas risas honestas que conozco…

— ¡Vamos! Soy hombre, para mí cualquier cosa que no sea negro es multicolor, eso incluye los "pasteles" — mencionó con intenciones de hacerla reflexionar y recuperar parte de su autoridad masculina. Además de que la última palabra la dijo en tono delicado y burlón.

Tomoyo tan sólo lo miró intentado no ofenderse.

—Me enferman las modelos flacuchentas…es a las que peor les sientan esos trajes— Dijo cambiando de tema. Sabiendo, de antemano, que discutir sobre moda, colores, diseños…en fin, cualquier cosa elegante con Syaoran Li era, y sería siempre, algo vago.

Él tan sólo puso rostro furioso ante el último comentario; mostrando, de cierta forma, parte de su indignación.

—Por culpa de esas huesudas es que muchas chicas no dan de dónde agarrar hoy en día ¿Es mucho pedir algo de piel? — reprochó malhumorado ante la injusticia que se cometía contra sus necesidades primarias de "hombre".

Ella carcajeó nuevamente…

—Por cierto, hice un nuevo traje ¿posaras verdad? — preguntó con una mirada luminosa mientras él suspiraba con cansancio y pesar.

—No es tu cumpleaños— le indicó algo molesto — menos navidad ¿Quién te hace creer que seré tu modelo sin ninguna festividad cercana y yo ande en mala situación económica como para no poder comprarte nada? —concluyó dejando claro un punto: NO POSARÍA NI MODELARÍA

Tomoyo lo vio con ojos de cachorrito desamparado. Sabía que a Li le costaba aguantar esa mirada

Él, obviamente, giró su vista para no caer en el truco.

—Pídele a cualquiera de los chicos…a mí ya no me metas, me hartaron tus trajes— Aclaró decidido mientras Tomoyo negaba tranquila y tristemente con la cabeza.

Claro, como el confeccionar es algo digno de una "dama" ella no quiere que alguien se entere

—Bueno, pídele a alguien que no seamos nosotros. Págale dinero extra, que sabemos que te sobra, y veras que buen resultado da —Dijo poniéndose incomodo por causar un posible "llanto" femenino.

—Hablará…— explicó sencillamente Tomoyo.

—Si lo hiciera nadie le creería, sería alguien con quien no tengas contacto alguno— Syaoran vio una expresión curiosa en el rostro de Tomoyo, sabiendo que debería continuar con su "solución" — cuando todos vean que alguien ajeno a ti dice huevadas se reirán ¿Qué te parece? lo creerán un mentiroso y yo me encargaré de romperle la cara si dice algo…— Concluyó con determinación.

Ella lo vio con mirada resplandeciente — ¿En serio harías eso por mí?

Syaoran la vio serio, indicándole que él haría LO QUE SEA por dejar de ser el modelo de aquellos extravagantes trajes.

—bien…—Dijo contenta, su amigo la había convencido. Ella sabía que por interés pero, aún así, lo había logrado —Será momento de encontrar a un chico atractivo y ajeno a nosotros…— Continuo ella en pose reflexiva.

La mente de Li se iluminó

— ¿Qué tal Suzuki? — Dijo Syaoran disimulando su entusiasmo.

Tomoyo lo vio como si hubiera dicho una barbaridad, y luego casi se mata de risa pensando que era una broma.

— ¿Qué sabes de él? — La interrumpió, dejando la futura carcajada femenina en el olvido.

—Bueno, no creo que él quiera…— comenzó ella.

— ¿Crees que tiene novia? ¿Por eso no quisiera? — Insistió con curiosidad casi desesperada.

—Bueno, mira que…

— ¿Sabes cómo es su novia? — Parecía que Syaoran la taladraba cada segundo con la mirada, ella tan sólo dejó soltar otra risilla.

— ¿Qué? ¿Saldrás del closet y te fijaras en Suzuki? — Dijo con gracia y mirando a Syaoran de arriba abajo.

Syaoran palideció y dirigió la palma de su mano frente al rostro de Tomoyo fingiendo una bofetada que nunca llegó.

Era la manera en la que él le decía "si no te callas la mierda que dices te golpeo". Aún así, ella volvió a dar esa risilla que a él siempre le pareció honestamente fastidiosa.

Aunque era la única risa femenina que era capaz de tolerar.

—Digamos que hago una inspección de él, necesito tener datos…— Dijo Syaoran para no crear malentendidos.

— ¿Por qué presiento que esto esta relacionado con la playa? — Dijo la muchacha de forma suspicaz.

El joven castaño la miró a modo de advertencia.

—Tomoyo, habla de una buena vez lo que sabes sobre él, quizás así te diga…— Los ojos de esta brillaron nuevamente por la curiosidad.

—Pues bien. Suzuki tiene pánico escénico a las mujeres— explicó ella con tranquilidad y calma, como si resultara obvio y todo el mundo supiera aquel detalle.

Li quedó callado, no lo creía. Sobretodo recordando que Suzuki solía estar rodeado de chicas nada feas. Lo veía sonreír discretamente, aún así, nunca lo vio huyendo de ellas.

—Desperdicio ¿no? No está nada mal… —Le indicó de manera desinteresada.

— ¡Para el tren! — Exclamó él mientras levantaba su brazo y mostraba la palma de su mano — ¿de dónde sacaste que él le teme a las mujeres?

—Bueno, él es el "líder" de los nerds de química y…— indicó Tomoyo de modo informativo

—Sí, ya sé que te la pasas atacando Nerds ¿pero eso qué tiene que ver? —Exigió él sin ninguna paciencia.

Recibió la mirada severa de su compañera indicándole claramente que, si no se callaba, terminaría castrado.

— ¿Me permites seguir? — Syaoran asintió con algo de miedo— Bien se lo podría tachar de nerd, pero me atrevería a decir que él es algo más estable. No se la pasa con libros de química en el descanso como el resto— Indicó yéndose por las ramas como solía hacerlo cuando quería desesperar a su amigo. Pero Syaoran le dedicó una miradita de advertencia — Digamos que "intenté" algo con él. Ahí me di cuenta, debe ser gay…— Tomoyo bajó el rostro una vez dicho esto, su voz sonaba entre desanimada y furiosa. Syaoran casi se mata de risa.

— ¿Qué? ¿Te rechazó? ¿Qué pasó? Cuenta ¡que me muero por oírlo! — exclamó el castaño como si de la vecina chismosa y curiosa se tratara.

— ¡A no! — Advirtió Tomoyo— No te voy a contar nada de lo que puedas burlarte toda la semana ¡incluso todo el mes!

Las palabras: "toda la semana" y "todo el mes". Le parecieron a Syaoran bastante interesantes.

Nadie en su sano juicio rechazaba a su amiga a menos de que fuera gay. Pero Suzuki no era gay ¿o sí?

¡Por favor que sea gay!

Rogó para sus adentros mientras Tomoyo lo miraba con una ceja temblando completamente roja.

Esperen ella esta… ¿roja? ¿Temblando?

Eso era bastante extraño, Tomoyo tenía un excelente auto control y nunca la había visto sonrojada. Incluso no lo creyó biológicamente posible analizando el tono tan pálido de su piel.

Algo esta pasando aquí…

—Bueno, no insistiré, continua —Le dijo de manera tranquila, como si no le importara.

Ella lo observó de reojo, sabiendo que algo tramaba. Aún así decidió seguir, talvez así ella podría averiguar qué le pasaba a él.

—Bueno, sé que es difícil de creer…pero si lo piensas bien, Suzuki nunca se emparejó con nadie de aquí…las chicas que andan con él en realidad lo persiguen.

Si Syaoran no tuviera otros problemas en mente hubiera notado que Tomoyo había prestado extrema atención a la vida cotidiana del tal "Suzuki".

—Lo raro es que no tiene las características de un homosexual, no habla como uno, tampoco se viste como uno, y tampoco lo he visto con muchos chicos que digamos, sólo con los de química— Le indicó Tomoyo de manera analítica.

— ¿Tú crees que tenga novia en otro colegio? — le propuso una idea.

Ella lo observó suspicaz, sin comprender el por qué de tanta curiosidad.

En ese momento sonó la campana, dando comienzo al descanso. Tomoyo siguió observándolo de manera atenta. Syaoran no se molestó, ella solía observar de manera atenta a la gente hasta el punto de incomodarla, claro, menos a él.

—Creo que en el descanso siempre anda con un niño…no sé…— Dijo Tomoyo haciendo un esfuerzo por recordar mejor.

— ¿Un niño? —La observó con rostro perplejo, después de todo ¿un niño ahí?

— ¡Sí! Mira, siempre van a los patios detrás de la cafetería— Dijo mientras se levantaba y lo tomaba de la mano para ayudarlo a levantarse.

Juntos caminaron hasta donde Tomoyo, se supone, siempre lo veía.

Vislumbraron un árbol de cerezo a lo lejos. Syaoran hubiera seguido caminando hasta allí si no fuera que Tomoyo lo jalo hasta detrás de un árbol pequeño bastante alejado.

—Ven —le indicó algo molesta— nos esconderemos hasta que llegue.

Syaoran no se lo podía creer, hace años que no era tan infantil como para esconderse. Así que le dedicó una mirada de…

No jodas

—No jodas

— ¡Hazlo Syaoran Li! — lo regañó como madre que se enfurece con su hijo.

Él obedeció furioso, situándose detrás de ella mientras jalaba la cabeza para poder ver algo.

Esto es patético…

—Esto es patético…— Pensó y susurró después de cinco minutos de espera, su cuello ya le dolía.

Tomoyo tan sólo le dio un codazo en las costillas y él se resignó con quejarse en silencio…

Mierda…

A la mierda…

Re mierda…

Requete mierda…

Requete contra mierda…

Vete a la mierd…!

—¡Mira! ¡Ya llegó Suzuki! — le indicó en un gritito agudo y casi inaudible.

Él levantó la vista frustrado. Estaba a punto de mandar todo a la -ejem- he irse. Pero el destino le indicó que se quedara.

Pudo ver a la lejanía al famoso Suzuki. Caminando despreocupado y solo, con una caja de leche en sus manos mientras saboreaba la misma. Llegó hasta el árbol de cerezos y se apoyó contra el tronco mientras cerraba sus ojos y aspiraba el aroma de las flores.

No lo culpo, el aroma a cerezos no está nada mal.

Luego de aspirar el aroma gratamente, se sentó en el pasto mientras sacaba su I-pod para luego ponerse los audífonos y escuchar música.

—No veo ningún puto niño…claro a excepción de él con su "lechita"

Syaoran sintió otro codazo en sus costillas.

—Te juro que normalmente anda con un niño— Indicó la muchacha para su defensa— No sé, a veces lo vi por los pasillos en el anterior curso. No lo suelo ver muy seguido— analizó todo de manera intuitiva— Talvez tarde un rato más. Esperemos…

Suspiró cansado, dispuesto a esperar un rato más. Esta vez sólo su curiosidad vencía.

—Pero dime ¿Por qué tanto interés en Suzuki? — Preguntó aprovechando el cansancio de su amigo

—Arruinó mi perfecto día —Contestó secamente y sin pensar, para luego mirar al aludido con odio infinito.

Tomoyo se giró un poco para observarlo de reojo. Sin poderse creer que esa mirada tan fría fuera dedicada sólo por que alguien le arruinara la mañana.

—Mmm...…claro— Dijo sin estar muy convencida.

— "Qué raro… ¿nuestras reuniones no son acaso en el jardín delantero?" —

Syaoran giró su rostro ante dicha frase, y observó detrás de él a sus cuatro amigos.

El que había dicho eso fue Yoshiyuki. Un joven bastante alto de cabello castaño oscuro, solía ser algo reservado y atento. Era gentil aunque rebelde, por algo era de su grupo.

Tenía el clásico don de estar callado todo el tiempo y abrir la boca para dar comentarios de gracia en el momento menos esperado. También solía dar ideas y estaba preparado para afrontar cualquier problema. Él era el más responsable y maduro de todos. No por nada era el "Teacher Terada", puesto que siempre ayudaba a estudiar a todos los del grupo.

Detrás de él se encontraba Yamasaki. Su joven y esbelto cuerpo resaltaba entre todos ya que era sumamente delgado. Su cabellera era oscura y sus ojos eran bastante cerrados. Era burlón y alegre. Algo irresponsable y fantasioso aunque, extrañamente, con un alto nivel de moral.

Le encantaba inventar mentiras que nadie creía. Solía recibir constantes golpes después de sus fantásticas historias por Syaoran -que sí las creía.

Al lado de Takashi Yamasaki se encontraba Takashi Mayasaki. Era el hermano gemelo de Yamasaki, y era de un carácter parecido al hermano, con la diferencia de que era el "gemelo malvado" y, al serlo, todas las travesuras y bromas que hacía eran con intenciones malévolas.

El que solía lanzar chicles a las chicas feas o poner zancadillas a los nerds era él, y compartía cierto carácter macabro con Syaoran Li.

Y, acercándose a ellos, estaba Chiharu: novia de Yamasaki, o mejor dicho, jefa de Yamasaki.

Por algo Syaoran decía que la única chica del grupo era Tomoyo. Chiharu de: femenina, dama, amable, cariñosa, etc. No tenía nada.

Caminaba de forma varonil y confiada, nunca la vio ruborizada. Se vestía con jeans negros sueltos y blusas ajustadas. Unas deportivas gigantes oscuras y siempre se hacía dos trenzas.

Sí, lo único femenino que tenía eran las trenzas y, según sabía Syaoran, parecían ser peinadas sólo para Yamasaki, que tenía cierta debilidad por los peinados de "niña buena".

— ¡Ey! No rompan la tradición, por años nos reunimos en el patio del frente — Dijo Chiharu con enojo.

Tomoyo y Syaoran se miraron cómplices, dejando claro con sus miradas que lo mejor era no comentarles nada.

—Sucede que la directora busca a Syaoran, y ella nunca pasa por aquí— explicó Tomoyo de una manera tranquila— .Supongo que, como ya todos están fuera, ella no podrá encontrarlo, así que mejor vayamos a nuestro lugar ¿Qué tal?

Yoshiyuki miró la situación bastante extrañado, y a Chiharu le tembló la ceja en señal de que algo no encajaba.

Syaoran permanecía en silencio, odiaba aquella "virtud" de él.

No puedo mentir…

—Miren, primer día de clases y ya van ocho cartas— Dijo Tomoyo con una sonrisa burlonamente femenina mientras extraía de su maleta unos cuantos sobres.

El plan de Tomoyo por distraer a sus amigos había dado excelente resultado. En ese preciso instante Mayasaki le había arrebatado las cartas matándose de risa mientras su hermano gemelo, Yamasaki, lo seguía con el mismo rostro divertido.

Chiharu pareció contar hasta diez y luego soltó un gran grito.

—¡Takashi Yamasaki! ¡Madura de una maldita vez! —vociferó la novia del mencionado mientras se ponía a correr detrás de su novio que se dirigía al famoso patio delantero.

Yoshiyuki Terada suspiró sonriendo discretamente mientras se alejaba junto con ellos y Syaoran lo seguía.

Por otro lado Tomoyo seguía con su vista fija en un punto más allá. Tóyota Suzuki se había girado al escuchar aquel grito y su mirada había chocado con la de Tomoyo.

Se sonrojó violentamente sin quitar la vista, y Tomoyo le respondió con una mirada severa.

Con toda la elegancia del mundo se giró y siguió el paso de sus amigos que lanzaban puros gritos escandalosos.

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—¡NO! ¡Este es el mejor! Escuchen…— Gritó Mayasaki para llamar la atención mientras todos se carcajeaban por la anterior carta —:"Daidouji, eres una vulgar perra que nunca obtendrá la atención de Li, aléjate de él si no quieres vértelas conmigo frígida insípida…atte.: la futura señora Li"

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Los estudiantes que pasaban por ahí veían al famoso grupo matándose de risa. Todos los días escolares eran así: Ellos sentados en redondo tomando unas sodas leyendo algunos sobres y matándose de risa.

— ¡Esa estuvo mejor que cuando llamaron a Tomoyo muñeca de porcelana tétrica! — exclamó Yamasaki.

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Nuevamente la carcajada grupal fue inevitable, a Tomoyo parecía faltarle el aire de tanto reír. A Syaoran ya le dolía el estomago. Tal parecía que parte de los buenos pectorales masculinos del grupo se debía ante tanto trabajo "muscular".

—oigan, no entiendo, ¿por qué sólo molestan a Tomoyo con Syaoran? — Sacó una duda el curioso de Yamasaki.

— mmm…no, no sólo con Syao, una vez la insultaron por estar cerca de Yoshiyuki…— recordó con gracia Mayasaki

— ¡Cierto! Dijeron algo como "aléjate de Terada, se nota que él ni bola te da pendeja" — Dijo Syaoran mientras imitaba una voz femenina y bastante "afresada".

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Incluso se veía a Yoshiyuki riendo suavemente.

—Pero, de bolas… ¿Por qué no te molestan a ti Chiharu? — Dijo melosamente Yamasaki mientras abrasaba a su novia.

— Porque yo le rompo la cara a la imbécil que se atreva a molestarme…— Contestó decidida.

— Ey, no deberías hacer eso… ¡piensa un poco más en nosotros! Serian el doble de "chistes" ¿no? —Contestó Syaoran aguantándose la risa mientras, Mayasaki se encontraba abriendo otro sobre cuando…

Una explosión se escuchó…

Todos giraron y vieron a Mayasaki con el sobre en manos temblando levemente ante la explosión que había ocurrido al intentar abrirlo.

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—¡cuidado! ¡Ántrax! — exclamó Yamasaki con burla

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—Escuchen esta…— Dijo Yoshiyuki tratando de mantener calma y seriedad —: "mira reina, sé que estas buenona y toda la onda, pero más te vale alejarte de mi papi riki Li, si no te mira ni de arriba para abajo quiere decir que busca a un hombre buenon, hecho y derecho como yo. atte.: el sexy de boxers acorazonados…"

— ¡¿QUÉ? ¡GAY DE MIERDA QUE NO SE ME ACERQUE! — chilló Syaoran espantado

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—Hablo en serio ¿¡quién es el hijo de puta! —exclamó furioso de que aquel asunto se tomara como una broma.

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—Ey, no te pongas así, a lo mejor sus bóxer son lindos ¿no? —dijo Chiharu

— Claro papi riki, deberías "considerarlo" — terminó con broche de oro Tomoyo

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— Púdranse imbéciles…— Susurró el castaño completamente rojo.

— Aquí va otra de advertencia para Tomoyo ¡pero por Mayasaki! — exclamó Chiharu dispuesta a leer la carta que había agarrado.

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Mierda…

A la mierda…

Re mierda…

Requete mierda…

Requete contra mierda…

Vete a la mierd…!

— "joven Li, creo que decidió comenzar el año con el pie izquierdo ¿no?" —

Syaoran levantó la vista cansado y aburrido. El profesor de historia lo miraba de manera reprobatoria.

Talvez soy zurdo viejo decrepito…

—ah…¿perdón? — Dijo Syaoran con duda, a lo que todo el salón se puso a reír y algunas chicas suspiraron mientras lo veían.

— No le conviene utilizar ese tono Joven Li, le recuerdo que sus notas de historia del anterior curso no fueron ninguna maravilla…— El profesor contenía parte de su furia y trataba que sus palabras no sonaran como gritos.

Claro, me esforcé porque no lo fueran…

Syaoran lo observaba apoyando su rostro sobre una de sus manos mientras lo veía, aún, con más aburrimiento.

—Ah…creo que sí…— le contestó.

El profesor comenzaba a perder la paciencia.

— "Creo"… — dijo aquello en tono sarcástico — que necesita ir a "charlar" sobre esto con la directora— dijo el profesor en tono venenoso.

No, con la vieja gorda no…

—Lo lamento, prestaré atención…— Contestó de manera distraída mientras el profesor sonreía algo victorioso, aunque el salón parecía admirar al joven Li en silencio.

— "hasta cuando pide disculpas no pierde el estilo" —

— "WOW" —

Imbéciles…

Syaoran comenzó a ver por la ventana distraído, el aula que le había tocado era una porquería. Ninguno de sus amigos estaba. Todos habían quedado en el salón D o B y él, solo y aburrido, en el C.

Ni siquiera el tal Suzuki estaba en su aula, además, no había visto a ninguna muchacha nueva.

Será un año largo…

Pensó con enojo.

Pasados unos minutos, ante el evidente aburrimiento, observó atentamente a cada uno de sus compañeros.

Algunos chicos lo veían con enojo y envidia.

Obvio…

Otros, de poca personalidad, lo veían sonrientes mientras intentaban, vagamente, hacer notar algún adorno negro o vestimenta negra que pudieran tener.

Ni muerto meto a uno de estos trolos al grupo…

Las chicas lo miraban ilusionadas.

Feas y bobas…

¡NO tenía nada que hacer! Ya se había prendido con las más lindas de aquel salón…

Mierda…

¿Novia? Él nunca tuvo novia. Sólo tuvo prendes y aventuras que no pasaron de tres días. Cualquier chica que lo conociera sabía que era imposible obtener cierta atención de su parte que no saliera de lo carnal, quizás por eso se la daban con la muchacha Daidouji que pasaba mucho tiempo con él.

Pero nos reímos de ellas, y Tomoyo más…

Él no entendía qué tenía contra las mujeres, sus hermanas y su prima nunca se portaron mal con él.

Se portaban demasiado bien para mi gusto…melosas

Entonces ¿Por qué las odiaba? Tomoyo ya se le había dado una idea, pero se negaba a aceptarla.

-"En el fondo la sabes, es por tu madre…"-

Sacudió su cabeza enojado. No le importaba, lo importante era ser feliz ¿verdad?

Ni modo, tendré que repetir algunas chicas…

Claro, no tenía nada de interesante el hacer algún trabajo en pareja si no podía "ir más allá" con la famosa "desconocida".

Sonrió para sí mismo, era un autentico perro.

Al terminar las clases salio bostezando de su aula a punto de un desmayo total.

Condenadas clases…

Por suerte, al ser el primer día, saldrían más temprano. Se vería en el patio delantero con sus sabandijas y se irían a tomar algún trago a manera de "festejar" el futuro sufrimiento escolar.

También a intercambiar ideas sobre las chicas nuevas y profesores débiles aptos para asustar.

Pasó cerca de un grupo de chicos sin prestarle importancia a su charla…

— "ey, ¿ya vieron a la nueva? Está re buena" —

— "algo así oí, es castaña ¿verdad?" —

Ante aquellas frases su sentido del oído pareció agudizarse.

— "creo que la vi ir a la cafetería ¿vamos?" —

Syaoran pareció no analizarlo, corrió tan rápido como pudo hacia la cafetería. Esquivó a otras personas en su camino, mientras algunas palabras volaban en su cabeza.

"nueva"

"re buena"

"castaña"

Tanta era su distracción que, ya cerca de la cafetería, había chocado contra alguien y lo había hecho caer.

Poco le importó, siguió corriendo y entró dentro de la cafetería. Efectivamente, a lo lejos se veía algunos chicos rodeando a una persona.

Claro, nueva, linda…siempre hacen eso.

Sonrió, estaba seguro, era ella, era ella…

Puso una de sus sonrisas más sensuales y se acercó de forma presumida hasta el grupo de chicos.

—No deberías conformarte con estos peleles— Dijo de forma engreída.

Todos voltearon furiosos y dejaron a la vista a una muchacha de cabellera castaña, que lo vio con inocencia.

Él abrió sus ojos dispuesto a conquistar con una simple mirada y la vio.

Efectivamente, era hermosa, cabellera castaña.

Sólo eso…sólo es eso…

Su sonrisa de chico sensual se esfumó, y dio la vuelta decepcionado, alejándose del grupo nuevamente, queriendo salir de la cafetería.

Mierda…

Salio de ésta furioso, mientras caminaba sin rumbo fijo y pateaba a una piedra, levantó la vista para ver dónde estaba y…vio algo…

Debajo del árbol de cerezos se encontraba el tal Suzuki, sentado.

Frente a él se encontraba un… ¿niño?

Sí, era un niño, y Suzuki le sonreía con dulzura.

Quiso dar la vuelta para alejarse y comentarle a Tomoyo que tenía razón, pero el aroma a cerezos lo hizo acercarse más de manera oculta.

Eres un imbécil, no tienes que espiar nada

Pensó auto-insultándose. Se decidió dar vuelta atrás y encontrarse con sus sabandijas.

Antes de marcharse le echó un último vistazo al niño.

No era nada alto, se veía delgado. Su ropa era suelta, unos jeans viejos de poco color, zapatillas deportivas pequeñas. Una gran blusa de mangas largas lo cubría, su cabeza era cubierta por un patético gorro de lana, sus ojos eran cubiertos por un flequillo castaño.

Seguro es su hermanito…

Pensó por fin volteándose.

Flequillo castaño

Paró en seco, volvió a darse la vuelta de golpe y se escondió, nuevamente, detrás de aquel pequeño árbol.

El joven Suzuki le sonreía al pequeño mientras le tomaba el brazo y lo inspeccionaba.

Luego sacaba algo de su bolsillo y se lo pegaba en su pequeño codo infantil.

¿Es una bandita acaso?

Sí, parecía ser una bandita. Por la manera en la que el niño se frotaba los ojos parecía ser que se había caído y lastimado.

-"Auch…"-

Esa palabra de lamento pasó por su mente al recordar a quién había empujado de camino a la cafetería.

Luego Suzuki acarició la cabeza del pequeñín y le dedicó otra sonrisa. Acto seguido se levantaba y estiraba el brazo para ayudarlo a levantarse también.

Notó como el pequeño se agachaba algo apenado y comenzaba a asentir a todo lo que el joven le decía.

Escuchó una suave carcajada departe del tal Suzuki, y vio cómo pasaba su mano sobre la pequeña cabeza y le quitaba el gorro para sacudir algunos pétalos de cerezo de él.

Una cabellera larga y castaña cayó sobre sus hombros apenas le quitaron ese gorro

Su corazón pareció detenerse por leves segundos para, luego, obtener un ritmo descontrolado. Mientras se escondía en el árbol evitándole a sus ojos la vista de aquello, tomó su corazón que no dejaba de palpitar.

Sintió unos pasos cerca, pero no le dio importancia. Su cabeza le daba vueltas y algo muy dentro de él amenazaba con brotar de su pecho como si se hubiera tomado diez aspirinas con dos litros de Coca Cola.

Cuando, por fin, pudo tranquilizarse ante el latido de su corazón, abrió los ojos y vio como el joven Suzuki y aquel "ya no tan posible niño" se alejaban.

Los veía más de cerca, no lo habían notado.

Vio cómo un profesor se acercaba a ambos, y comenzaba a hablarle al ser pequeño. Éste sólo asentía y luego se despidió con la mano del joven alto.

El profesor se alejaba suavemente, dando a entender que aquella delgada y enclenque criatura debía seguirlo.

No perdió tiempo. Apenas vio que Suzuki se alejaba siguió al "niño extraño" que caminaba lejanamente tras el profesor.

Sin poder evitarlo se acercó aún más.

Su corazón volvió a latir con fuerza, su cuerpo obtuvo vida propia e, inevitablemente, tocó el hombro de aquella frágil persona.

El pequeño cuerpo pareció dar un pequeño brinco del susto, y dio la vuelta observándolo con miedo.

Él…él es…

Él es el ELLA

Parte de su rostro era cubierto por aquella cabellera, y la gorra que tenía encima ayudaba a que sus cabellos le cayeran a la cara y evitaran cualquier vista.

Su manera de vestir desarreglada y patética le daba la impresión de un champiñón. Creyó ver un poco de sonrojo en aquellas mejillas cubiertas.

Ella, por su lado, lo vio atentamente. Sin entender nada. Todo su cuerpo temblaba de pánico.

Asustada, dio la vuelta y corrió tras el profesor.

Tiene ojos verdes…

Pudo pensar apenas, mientras un corto circuito amenazaba con presentarse…

Y huele a cerezos…

Su corazón siguió latiendo con desespero y tuvo que apoyar su mano sobre él para tratar de tranquilizarlo mientras observaba al pequeño cuerpo alejarse, huir de él.

Ella…

Genial…le había robado a su amigo tres cervezas y ahora se las tomaría él solo.

Total, Mayasaki tenía la culpa, no tenía por qué hacerlo enfadar en plenas vacaciones.

Observó su alrededor y vio que había llegado al lugar donde quería: la parte abandonada de la playa.

¿Razones por las que estaba más abandonada?

No sabía, talvez porque el agua no se veía tan cristalina o las olas no eran nada fuertes.

Sonrió para sí mismo y se sentó en la arena sin importarle que su bronceado cuerpo se ensuciara.

Total, en traje de baño se veía sexy, se vería aún más si estaba con arena.

Abrió una de las cervezas y comenzó a digerirla con calma, degustando la frescura de esta. La perfección de su temperatura.

El sol se estaba metiendo, mostraba matices rosados con celestes sobre el mar.

Se veía hermoso y pacifico, no siempre tenía tiempo para apreciar esas cosas.

Y ahí vio un ángel…

Se sacudió la cabeza pensando que todo era obra de su imaginación.

Pero no lo era…

Ante él había una jovencita de cabellera castaña volando con el viento.

Su cuerpo corría de manera dolorosamente lenta por las orillas del mar a una distancia aceptable de él y su angelical risa se combinaba con el sonido del mar.

Una blanca y dulce sonrisa se mostraba en su rostro mientras que sus largas piernas y medianos muslos chocaban contra los rayos del sol y le daban una visión sobrenatural.

Un contacto divino con la naturaleza nunca antes visto.

La parte superior de su cuerpo era cubierta por una blusa blanca que se le había pegado a sus curvas a causa del agua.

Mostraba una cintura delgada y un busto nada voluptuoso. Y, no podía despegar su vista de ella.

A pesar de verla de lejos, su rostro se veía angelical, unas mejillas infantiles, una barbilla elegante, una nariz delgada y fina, unos labios carnosos y rosados. La sonrisa más maravillosa que pudo haber visto.

Unos ojos verdes que amenazaron con robarle el alma

Hubiera seguido en ese estado de babeo total si no fuera porque escuchó un grito varonil.

Giró su vista levemente y observó un cuerpo delgado aunque musculoso. Un traje de baño color verde se ajustaba a su cuerpo mientras sonreía y parecía perseguir al ángel que él había visto segundos antes.

El pelo de aquel sujeto ondeaba con el viento, y su sonrisa era imposible de borrar.

Por último vio como aquel individuo terminaba abrazando a la chica por detrás y la cargaba para comenzar a darle vueltas por los aires, mientras ésta parecía morirse de risa.

Estrujó su cerveza con furia contenida, aquel imbécil no podía ser el novio de aquel ángel ¿o sí?

Observó con más atención los rasgos de aquel individuo, sus ojos plomos y profundos, su cabellera rubia como el sol… su sonrisa…

¿Rubio?

Ey, ese color no era tan normal en su medio como para olvidarlo, aquel sujeto se le hacía sumamente conocido.

Vagó en su memoria y llegó a los recuerdos de la secundaria.

Rubio

Rubio

Rubio…

Suzuki, era Suzuki, y se encontraba en su mismo grado sólo que en el salón D.

Imbécil…Susurró furioso para luego intentar observarlo "jugando" de manera "inocente" con lo que le pareció una criatura divina.

Al levantar el rostro, ya no vio a nadie…

¡No había NADIE! ¡Mierda!

me vale…

Susurró…pero era mentira. Él no sabía por qué, pero era mentira, su corazón palpitando con furia y emoción se lo decía.

Tenía que ver a esa muchacha de nuevo, tenía que verla para entender por qué su corazón estaba así.

La vi, e imprudentemente deseo que sea parte de mi vida

Esperando de manera eterna que su esencia sea de verdad y que no sea un sueño

Encontraría al tal Suzuki y le obligaría a dar datos sobre ella, sencillamente: LA ENCONTRARÍA

Continuara…


¿Sorprendidos? Sí…ya sé…"de nuevo Tóyota que poca imaginación tengo" pero a mí me gusta y eso basta xD. Reviews si les gustó porfis OwO. Son mi alimento x3